jueves, 30 de octubre de 2008

Esperando a Obama

PARA los analistas y los observadores del panorama electoral americano siempre permanecerá como aviso y cautela la foto de Truman con una amplia sonrisa celebrando su elección a la presidencia en 1948 -como vicepresidente había sustituido a Rooselvelt cuando éste murió, en 1945- y desplegando entre sus manos la portada del «Chicago Tribune» de aquel día, 3 de noviembre, anunciando en grandes titulares de primera página que el ganador había sido el candidato republicano Dewey.
Un deficiente conocimiento de las entonces incipientes encuestas, y la inclinación ideológica del diario, fueron los causantes del desaguisado, evocado como recordatorio de la prudencia con que deben afrontarse las predicciones en la carrera electoral hacia la presidencia de los Estados Unidos.
Pero en 2008, a menos de una semana de la celebración de los comicios, parece sensato pronosticar que la sorpresa del 48 no volverá a repetirse y que el candidato que todas las encuestas han venido dando por ganador en el curso de los últimos dos meses, el senador por Illinois Barack Obama, será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Claro que caben las reservas y las puntualizaciones:
- el color de la piel de Obama es para un tercio de los votantes potenciales un motivo de vacilación, que sólo de manera muy indirecta aparece reflejado en las encuestas;
- la movilización electoral de la que presumen los demócratas es notablemente menor de lo anunciado e incierta la relación entre el registro de votantes y los que efectivamente hacen uso del derecho;
- el bizantinismo del colegio electoral permite abrigar dudas sobre la certeza de los pronósticos;
- y al final, grandeza de la democracia, el resultado está en las manos de los que acuden a la cabina del voto, cierran la cortinilla, y en la soledad de su conciencia deciden apostar por el que estiman es el mejor candidato para regir los destinos del país durante los próximos cuatro años.
Con todo, constituiría una gigantesca e inesperada sorpresa, como la muy agradable que recibió Truman en 1948, el que John McCain fuera el ganador de la contienda. Estamos en tiempo de Obama.

¿Cómo imaginar lo que su presidencia nos depare?
Por fuerza deberá comenzar por ser
- una presidencia doméstica, surgida en momentos de profunda crisis económica y más que ninguna otra, desde que Rooselvelt fuera elegido por primera vez en 1932,
- dedicada a la solución de los problemas acuciantes a los que la ciudadanía debe hacer frente. Desde luego los ya detectados con anterioridad a que la crisis estallara
-las insuficientes coberturas sanitarias,
- la falta de la calidad de la enseñanza pública,
- las envejecidas infraestructuras
- y los que se sitúan en el origen de la misma y en sus consecuencias
- el estallido de la burbuja inmobiliaria,
- la crisis hipotecaria,
- la debilidad de los mercados financieros,
- la restricción del crédito,
- la pérdida de puestos de trabajo.
En esta ocasión, como en ninguna otra desde 1929 y con una preocupación desconocida en los últimos cuarenta años, los americanos van a votar con la mano en el bolsillo y el corazón en un puño. Los márgenes para la aplicación de las soluciones son tan estrechos como urgentes y Obama se inclina por un repertorio convencionalmente keynesiano:
- más gobierno,
- más inversión pública,
- más intervención.
Las Arcadias felices no sirven hoy como programa y Obama deberá esforzarse desde Washington para demostrar que ha comprendido la gravedad del momento. Hasta Alan Greenspan ha terminado por reconocer su error al confiar sin límites en la capacidad autorreguladora del mercado.
Obama es el hijo directo de la crisis, como McCain su principal víctima. Los que seguramente otorgarán mayoritariamente su confianza al senador afroamericano esperan de él que la resuelva y en las fórmulas los dos contendientes no han estado muy alejados: ningún reproche a la masiva intervención en los mercados -una cuasi nacionalización- promovida conjuntamente por la Casa Blanca republicana y la Reserva Federal.
El mundo espera con lógica ansiedad el resultado de las elecciones presidenciales americanas, en un reflejo del clásico «¿qué hay de lo mío?» y cada cual otorga al probable vencedor, pongamos Obama, las virtudes que desearía ver encarnadas en la Casa Blanca.
Muchos son los habitantes del planeta, en la izquierda o en la derecha, deseosos de investir al senador por Illinois con la clámide que hace tiempo arrebataron a Bush y dotarle de las características de un bondadoso caballero andante, dedicado pacíficamente a deshacer entuertos por el ancho globo y, sobre todo, a ser un reflejo de lo que cada uno quiere -en Berlín, en París, en Madrid o en Tegucigalpa-.
Craso error de perspectiva. Los que en el Tiergarten berlinés le aclamaron masivamente hace todavía pocas semanas, los que en las encuestas europeas le dan una aplastante mayoría, la izquierda que ahora le proclama salvador de las esencias universales,
- ¿recuerdan acaso un solo momento de beatitud relacional con algún presidente americano desde el final de la II Guerra Mundial?
- ¿Ya nos hemos olvidado de los tiempos en que la alegre muchachada de los sesenta y de los setenta se tumbaba en el pavimento de las capitales europeas diciendo preferir ser rojos a estar muertos?
El presidente Barack Obama deberá enfrentarse con una densa agenda internacional
a la que aportará indudablemente su sello personal -hoy en gran parte más imaginado que conocido- en el marco de las concepciones que han sido las propias de los Estados Unidos en las últimas décadas:
- el mantenimiento de la supremacía política y militar,
- la difusión de los valores democráticos,
- la generalización de un sistema de alianzas con los próximos y contención de los ajenos
.
Se puede presumir, porque así lo dice él, que la presidencia de Obama recurrirá a la diplomacia más de lo que hubiera hecho la de McCain, pero eso no excluiría el eventual recurso a la fuerza si el caso lo exigiera y en los supuestos que podemos fácilmente imaginar:

- Irán,
- nuevos ataques terroristas,
- graves riesgos para los intereses vitales de los Estados Unidos en cualquier parte del mundo.
La institucionalidad americana dota de un gran sentido de continuidad a su política exterior, más allá de los acentos personales, de los aciertos o de los errores de bulto.

Obama terminará conduciendo una presencia internacional no muy diferente a la que habría practicado McCain en el caso de ganar las elecciones: éste, irónicamente, decía que había que bombardear Irán; aquél, sin ninguna ironía, se propuso hacerlo con Pakistán. Los paralelismos podrían multiplicarse.
Con todo, lo que importa en la perspectiva de los países que se tienen por amigos y aliados de los Estados Unidos es mantener los grados adecuados de proximidad y entendimiento, en el marco general de comprensión de los intereses nacionales de unos y otros, de manera que la persona del inquilino de la Casa Blanca no sea el único factor para la debida intensidad de las relaciones.
Se equivocan

- los que presagian con una sonrisa la llegada de Obama al poder, como si de una victoria propia se tratara, y
- aquellos que fruncen el ceño ante la derrota de McCain, como si de ellos fuera.
Lo que a todos debería importarnos es que Barack Obama, porque seguramente de él se tratará, sea capaz de encabezar con acierto el liderazgo del país democrático más poderoso de la Tierra en el laberinto de tribulaciones que ahora nos confunden.
El resto
- los que no se levantan ante la bandera americana,
- los que cuentan los días que le quedan a Bush,
- los que presumen de, y luego lamentan, no haber pisado nunca la Casa Blanca,
es silencio.

JAVIER RUPÉREZ - EMBAJADOR DE ESPAÑA - "ABC" - Madrid - 30-Oct-2008

La deriva de América

Hay otra América, una América que no votará el próximo cuatro de noviembre. Distinta, que no distante. Una América a la que nos unen lazos y vínculos extraordinarios. Una América herencia de su pasado, errante en lo político y débil en lo económico, que quiere mirar hacia el futuro con un presente huérfano de esperanzas y múltiples engaños.
Una América que se debate entre el populismo y la socialdemocracia de los setenta y comienzo de los ochenta, en su inmensa mayoría. Solo en unos pocos países, ni siquiera un puñado, gobiernan opciones conservadoras. La deriva populista está presente. Pero
- ¿por qué América bascula hacia ese populismo?,
- ¿cuál es la cultura política de América Latina? Y
- ¿por qué a lo largo de sus dos siglos de independencia, caudillajes y personajes autoritarios, sean de izquierda, sean de derechas, significativamente militares, se han prodigado y perpetuado?
América Latina busca su propia identidad, su personal camino, su independencia real. Que la dejen o no, es otra cuestión, máxime por parte de las distintas y sucesivas Administraciones norteamericanas que siempre han vetado toda posibilidad de integración que no esté en consonancia con sus intereses.
El populismo es una nueva forma de autoritarismo disfrazado de hueca retórica. Ahonda la fractura social, polariza los antagonismos, los azuza con maestría y fomenta redes clientelares, sobre todo entre las clases más bajas a las que se subvenciona y hasta la vida misma se hace depender del partido más que del Gobierno.
Una y otra vez el esquema se repite entre los países de América Latina. La consigna es clara, las formas también.
- Primero, fidelizar a los propios, adoctrinarlos que no educarlos, luego confrontarlos con las viejas élites económicas y conservadoras, mitigando de paso la clase media, difuminándola, diluyéndola.
- Acto seguido, reformas constitucionales, uno tras otro de los países sobre todo bolivarianos, esa suerte de chavismo expansivo a merced del petróleo y la financiación de los partidos gubernamentales de todos estos países, se lanzan a esas reformas que ahoguen una inexistente separación de poderes, multiplicándolos incluso, creando los poderes del ciudadano y del electorado en textos constitucionales que rebasan incluso los cuatrocientos artículos y perpetúan vitaliciamente la reelección del presidente.
- A continuación prohibición o anatematización de algunos partidos, normalmente opositores, censura y control de los medios de comunicación. Iglesias que callan y miran hacia otro lado. Iglesias que también condenan en un ambivalente y complejo juego de equilibrios.

- Arbitrariedad,
- abuso de poder,
- quiebra de todo derecho y toda moral.
Este es el ADN del populismo, la falsa redención de América Latina. Una América víctima
- del mercantilismo europeo y occidental,
- de un jacobinismo confundido de liberalismo y
- un trasnochado pensamiento gramsciano que han hecho de ella a lo largo de todo el siglo XX el escenario macabro de la ausencia real de libertades entre revoluciones de izquierda y autoritarismos de derecha.

¿Es propensa América al caudillismo?,
- ¿por qué la gente corriente lo tolera, como también se hizo en la España de Franco o en la Alemania hitleriana?
Pues todos, unos y otros, eran gente corriente que
- o estaban con esos regímenes
- o callaban y miraban hacia otro lado escudados
- en el miedo,
- en el silencio y
- la cobardía moral.
Hablamos de democracia, pero
- ¿qué democracia es esa que
- vulnera los derechos,
- confunde partido con Gobierno,
- anula e instrumentaliza el Estado?
El populismo no es democracia; es una forma subrepticia de autoritarismo, de ausencia real de libertades y derechos, que no nos confundan.

Abel B. Veiga - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 30-Oct-2008

El mayor espectáculo del mundo

Aunque no comparto la idolatría americanista de los yuppies y culturetas europeos, y a pesar de que llevo varios años propugnando la vuelta a una cosmovisión europea que pueda contribuir a una mayor cohesión y autonomía de la UE y a una dulcificación necesaria de las relaciones internacionales y del capitalismo globalizado, no tengo ninguna duda de que entramos en una semana decisiva para determinar y entender la historia de los próximos años, y que la contienda política que se vive en Estados Unidos es, en medio de la crisis y los conflictos militares que estremecen nuestras almas, el mayor espectáculo del mundo.
Para que esta afirmación pueda sostenerse hay que romper con la idea de que estamos ante una simple pugna electoral -por muy reñida e igualada que sea- entre los demócratas y los republicanos, y aceptar que asistimos al desenlace de un debate que empezó con la caída del Muro de Berlín, y que cobró dramatismo y virulencia extraordinaria a partir del atentado contra las Torres Gemelas.
En términos generales puede decirse que los demócratas se muestran conscientes de que la política del gendarme único y de la alianza entre la economía y el Ejército es insostenible, y, sin perder el orgullo nacional que a todos les caracteriza, parecen dispuestos a ensayar políticas más cooperativas con Europa, y a rebajar el nivel de agresividad que está poniendo en peligro la paz mundial.
Los republicanos, en cambio, entendieron los dos acontecimientos citados como una oportunidad para reforzar el liderazgo absoluto de Estados Unidos,
- para constituirse en el gendarme único del orden mundial, y
- para prolongar indefinidamente un modelo de crecimiento en el que todas las fortalezas de la economía americana se ven acentuadas mediante la alianza con el imperialismo territorial y económico.
Las dos líneas fueron ensayadas respectivamente por Clinton y Bush, cuyas presidencias constituyen el telón de fondo sobre el que se resuelve la contienda entre McCain y Obama.

Si fuese McCain el ganador del próximo martes, nadie debe tener duda de que el enroque de Estados Unidos sobre sus políticas militaristas e insolidarias es inevitable.
Pero si gana Obama, como yo espero, estaremos ante el fracaso de un modelo que se derrumba al mismo tiempo en lo político, lo militar y lo económico, y que abre una nueva etapa, muy esperanzadora, para el concierto de las naciones.

Y eso es lo que explica -al confrontar dos modelos de país- que Obama le pueda ganar la batalla al racismo.
Mi intención es contarles este espectáculo desde Estados Unidos, adonde estoy volando en estos momentos, con la esperanza de poder ser para ustedes un mensajero de buenas noticias.

Xosé Luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 30-Oct-2008

"La belleza del capitalismo es que lo fundamos y refundamos diariamente ..."

Entrevista a Xavier Sala i Martín, economista catalán, catedrático en la Universidad de Columbia, quien considera que la crisis española es más difícil de resolver, ya que se originó en la burbuja inmobiliaria.

Xavier Sala i Martín
(Cabrera de Mar, Barcelona, 1963) es uno de los economistas más prestigiosos del mundo. Catedrático de la Universidad de Columbia, en Nueva York, liberal en lo económico, nacionalista en lo político, del Barça en lo deportivo -pertenece a la directiva y fue presidente circunstancial del club en el 2004-, y tan estrafalario en el vestir que sus chaquetas han hecho historia.

-Usted dice que hay dos crisis: la del mundo y la de España.
-Exacto. El mundo tiene una crisis financiera que empezó con las hipotecas subprime . El sector financiero vendió esos créditos a bancos, que no sabían exactamente lo que compraban. Al final, la gente no paga sus hipotecas y los bancos que las compraron tienen un agujero financiero. Lo que empezó como crisis hipotecaria pasa a ser crisis financiera, que se está trasladando a la economía real. Ahora ha llegado el turno al sector del automóvil: la gente no puede comprar coches y miles de trabajadores de ese sector se van al paro.
-Y en España...
-Allí no hay subprimes , lo que hay es una burbuja inmobiliaria. El 19% de los puestos de trabajo creados en España en los últimos quince años fueron en la construcción. Ahora las empresas se han quedado con miles de pisos en las manos pero tienen que devolver sus créditos. Como no pueden, van a la quiebra y esas quiebras producen agujeros a los bancos.
El español es un sistema financiero muy seguro, pero ha dado muchos créditos al sector inmobiliario. En Estados Unidos estamos hablando de una crisis financiera que tiene repercusiones en la economía real, y en España estamos hablando de una crisis en la economía real que puede tener repercusiones en la economía financiera.
-¿De qué depende que las tenga o no?
-Primero, de la magnitud de la catástrofe en el sector inmobiliario
, que todavía está por ver. De momento, el Gobierno está aguantando a muchas de estas empresas dándoles obras públicas. Pero eso no puede durar mucho más.
Y segundo, va a depender de cuánto dinero hayan invertido en este sector los bancos y las cajas. Quienes más metidos estén sufrirán más. Irán a la quiebra o serán absorbidos. España no ha hecho sus deberes y lo va a pagar.
-¿Qué va a ocurrir?
- El paro se va a disparar hasta el 20%,
- el PIB no va a crecer o va a decrecer durante varios trimestres.
Y a diferencia de lo que va a ocurrir en Estados Unidos, que cuando se acabe el problema financiero la economía va a salir disparada hacia arriba, en España no, porque no es productiva.
-¿Va a ser una crisis larga?
-Lo que está ocurriendo en España ahora se parece bastante a lo que pasó en Japón en 1990. La burbuja inmobiliaria petó y salpicó a los bancos. El gobierno salvó a algunos, pero otros se hundieron.

Esa crisis empezó hace 18 años y aún sigue.
-¿Qué opina sobre que los Gobiernos estén rescatando a las empresas financieras?
-Desde el punto de vista ético es feo. Es feo que cuando las cosas iban bien esta gente se quedaba el dinero y ahora que van mal tenemos que pagar todos. Y desde el punto de vista económico, a corto plazo va a aliviar el dolor. Pero pueden estar creando las semillas de la próxima crisis, porque le hemos dicho a todo el mundo que puede arriesgar lo que quiera en el sistema financiero porque al final le va a salvar el culo el Gobierno.
-¿Cómo va a evolucionar la crisis en EE.UU., el origen del problema?
-Aquí hay una alta productividad y las inversiones en el sistema no financiero son muy rentables, más que nunca en la historia. Así que yo creo que cuando los mercados se tranquilicen, como sí hay ideas, pues la economía saldrá disparada.

-En cuanto a la refundación del sistema capitalista de la que habla Sarkozy...
-Alguien debe decirle a este señor que el capitalismo ni lo fundan ni lo refundan los políticos.

La belleza del capitalismo es que lo fundamos y refundamos cada día los miles de millones de ciudadanos del mundo.
Es un sistema libre en el que cada día te levantas y haces lo que quieres, compras o vendes, trabajas o no trabajas, y tomas decisiones libres
. Es como si Sarkozy nos dijera que va a refundar la ley de la gravedad.
-¿Cree que España debe estar en la cumbre económica convocada por Bush?
-Creo que es irrelevante que esté España.
-¿No es importante que Zapatero esté en esa reunión?
-No pinta nada
. Yo creo que sería mejor para él que dejara de hacer el ridículo intentado salir en la foto. Es más, España debería liderar otro grupo que dijera: «Oiga, que nosotros tenemos otro problema».

Victoria Toro - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 30-Oct-2008

miércoles, 29 de octubre de 2008

El capitalismo no se acaba, no fracasa, sólo se transforma ...

El capitalismo sobrevive y se va apañando.
ALGUNOS apresurados quieren colocar la tapa de cierre al capitalismo y decretan su fin, consumido ¡por sus propias contradicciones, excesos e incapacidades!

No es la primera vez que alguien propone esa conclusión, ni será la última. Pero no es probable que acierten. La actual crisis financiera es seria y severa, tal y como advierten a cada rato los dirigentes políticos del momento, dispuestos a refundar el dichoso capitalismo y encantados de disponer de un culpable de los males del presente.
Pero el capitalismo, con sus distintas variantes, no tiene alternativa. Quienes rechazan el modelo no esgrimen otro con resultados parecidos, más allá de ensoñaciones o promesas sin verificar. Y ahora, a pesar de que el sistema financiero que sustenta el capitalismo está en cuestión, traumatizado y en vilo, las economías capitalistas siguen proporcionando más que razonables resultados:
- el paro en los países de la OCDE se sitúa en torno al 7%,
- el empleo alcanza las cotas absolutas más altas de la historia;
- los precios al consumo no crecen más del 4 por ciento al año y el PIB crece menos que antes, pero más que la media anual de los dos siglos anteriores.
- Los flujos comerciales son elevados,
- los avances tecnológicos palpables y
- los índices de pobreza siguen a la baja, aunque sea a menor ritmo del deseable.
Datos económicos fundamentales que no reflejan el fin de una era, más bien ajustes y rectificaciones.
A principios de los años cuarenta, uno de los más lúcidos economistas del siglo pasado, Joseph A. Schumpeter, publicó «Capitalismo, socialismo y democracia» y en sus primeras páginas anotó:
«¿Puede sobrevivir el capitalismo? No, no creo que pueda. Pero esta opinión mía, lo mismo que la de todo otro economista que se haya pronunciado sobre la cuestión, carece por sí sola de todo interés... las realizaciones presentes y futuras del sistema capitalista son de tal naturaleza que rechazan la idea de su derrumbamiento bajo el peso de la quiebra económica; aunque el mismo éxito del capitalismo mina las instituciones sociales que le protegen y crea inevitablemente las condiciones en las que no le será posible vivir y que señalan claramente al socialismo como su heredero legítimo... No obstante el orden capitalista puede recuperar la fuerza y estabilizarse a medida que transcurre el tiempo, por lo que es quimérico esperar su derrumbamiento».
La prognosis de Schumpeter parece titubeante, propia de quien aprecia variables imprevisibles, pero la historia ha acreditado la capacidad de adaptación y renovación de ese capitalismo que el economista austríaco analizó en profundidad. Sobre el capitalismo han caído estos días facturas que cortan la respiración, varias crisis con características conocidas que nunca concurrieron simultáneamente:
- crisis de liquidez,
- ruptura de los umbrales de riesgo, esa codicia desaforada que forma parte de la naturaleza humana, y
- amenaza de colapso sistémico del sistema de crédito y de pagos.
Para esos problemas hay experiencia y recetario conocidos y puestos a prueba en otras ocasiones. Se sabe lo que no se debe hacer y lo que ha funcionado, aunque asusta
- la velocidad y la intensidad del problema,
- la incertidumbre sobre su profundidad y
- la inseguridad acerca de la eficacia del tratamiento.
- Y además la ansiedad en los medios por contar lo que viene con el maltusianismo habitual en estos casos, y
- el pavor en los dirigentes políticos ante riesgos imprevistos, que les lleva a pintar el cuadro más dramático, para inmediatamente aparentar control.
El secretario del Tesoro, Hank Paulsen, luego desbordado por los acontecimientos, reclamó: «hay que hacer limpieza y hacerla rápido y a fondo».
Esa limpieza era tan urgente como imprescindible, a más retraso más coste, aplazarla conduce a acumular más basura y contagiar lo sano con lo podrido. Los malos activos, los «tóxicos», conforme a la nueva terminología, contaminan y devalúan todo lo demás.
Para esa limpieza se han diseñado paquetes de rescate con dinero público y procedimientos diseñados por los gobiernos, con guión del experimentado primer ministro británico.
Además de limpiar hay que
- estabilizar los mercados financieros,
- reconstruir la trama de confianza,
- para luego empezar el desescombro y la recuperación,
con otro sistema de supervisión reforzado y con nuevos manuales de procedimientos y de respeto al riesgo.
La apreciación emocional e intensa con la que los medios siguen la crisis coloca el foco de las noticias en las bolsas, en la peripecia de Wall Street y sus hermanos menores, en la evolución de los precios de las acciones. El escenario es correcto pero el foco de atención no tanto. Lo que se dirime ahora no es el precio de las acciones sino el funcionamiento de los mercados de crédito. El foco debe estar en los flujos crediticios, mucho más que en el precio de las acciones. Importan más las transacciones que los precios, el intercambio efectivo que el valor del mismo.
La fiebre se mide en los mercados de valores, en el derrumbe o sostenimiento de las acciones, pero la infección viene de los mercados de crédito y del desprecio al riesgo.
- El cierre de la financiación interbancaria,
- la desconfianza entre los intermediarios de crédito,
- constituyen el centro del problema, y
- transfieren a los agentes económicos señales decisivas sobre la gravedad y la magnitud de la crisis.

- Si los mercados de crédito no funcionan,
- la inversión y el consumo se encogen y
- el conjunto de las economías se paraliza;
- las familias y las empresas no compran y
- se instalan en la desconfianza.
Los planes de rescate mediante la compra de activos sin valor de mercado actual, los avales públicos, la compra de activos buenos poco líquidos, e incluso la recapitalización de las entidades financiera desde el Tesoro, tratan de estabilizar el sistema financiero y contener la pérdida de confianza.
El debate sobre el carácter público del rescate es diletante,
- ¿no salen los recursos públicos de impuestos sobre la actividad privada, de los beneficios de las empresas y las rentas de las personas?
- ¿No están interesados los Estados, que son los primeros acreedores y deudores, en la estabilidad de los mercados financieros, en el cumplimiento de los contratos y el buen funcionamiento del crédito?
- ¿De dónde saldrán los impuestos sino de una economía eficaz?
Esta crisis financiera no es para perder el tiempo dirimiendo el futuro del capitalismo, es momento para parar y conducir la riada de desconfianzas, y para analizar causas y consecuencias para que cuando vuelva a ocurrir (que lo hará) el diagnóstico sea más certero y el tratamiento más rápido y eficaz.
El capitalismo no se acaba, no fracasa, sólo se transforma, se adapta, entre otras razones porque carece de alternativa que resista comparación. No es un sistema perfecto, incluso puede que sea perverso, pero comparado con las alternativas sale bien librado.
Ahora toca limpiar a fondo, analizar las causas, pasar factura a quien corresponda y poner los medios para prevenir.
No morirá el sistema capitalista, la convicción de que los precios y el mercado son señales e instrumentos eficaces para crear y distribuir prosperidad.
Ni se va a refundar, simplemente evolucionará como viene ocurriendo desde hace unos 250 años.
El profeta Nouriel Roubini, que defiende que el sistema camina a la debacle, que propone cerrar los mercados unos días para que descansen y se calmen, anuncia una recesión larga y profunda.

Pudiera ocurrir, las previsiones de Malthus a principios del XIX tenían fundamento, pero no ocurrió, la destrucción creativa abrió ventanas donde se cerraban puertas.
Seguramente ya estamos en recesión, no será la primera. De peores hemos salido, con el odiado capitalismo reformado y reforzado.

FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA - "ABC" - Madrid - 29-Oct-2008

El socialismo del siglo XXI

A la espera de la refundación del capitalismo prometida por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, cabe hacer un primer balance político de la hecatombe, no ya de ganadores y perdedores, porque todos pierden, pero unos más y de forma distinta que otros.
El primer perdedor, catastrófico, es el presidente George W. Bush, que recoge ahora la siembra económica, no sólo propia, sino que se arrastra desde Reagan en los ochenta, presidente que siempre fue su icono particular. Y eso que las advertencias estaban ahí; un ciclón que devastó Nueva Orleans, desprotegida de un Estado que no había considerado necesario el mantenimiento de sus diques; o en Reino Unido, un sistema ferroviario privatizado que probablemente es el peor de Europa, como legado de la señora Thatcher, tory e inspiradora del neolaborista Tony Blair.
El eterno debate entre la presunta eficacia, pero egoísta, de la iniciativa privada y la garantía de una cierta justicia, pero sin calidad asegurada, del servicio público se ha saldado hoy rotundamente a favor de la segunda.

Y esa refundación, innecesaria porque siempre ha tenido santo patrón -J. M. Keynes-, en lo único en lo que puede consistir es en "el regreso del Estado", no como paréntesis, sino como uno de los principales derechos humanos.
Perdedor también debería ser el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene la mala suerte de gobernar cuando se produce una gravísima quiebra de la prosperidad nacional. Carlos Solchaga dijo hace un tiempo que los españoles "habían sufrido un ataque de riqueza", y el despertar de lo que algunos podrán temer que sólo haya sido un sueño es tan duro que alguien tiene que pagarlo.

Pero el líder del PSOE, incansable en la maniobra, si logra meterse en ese abarrotado G y pico de Washington, habrá ya iniciado el contraataque.
Perdedores muy matizados tendrían que ser los responsables chinos y rusos, Hu Jintao y ese Jano al que podríamos llamar Put-vedev, porque ambos poseen reservas billonarias para capear la crisis; y también en ese paquete, pero con menos defensa, estaría el Irán de Ahmadineyad, aquejado de inflación galopante y ruinosos subsidios al consumo.
El caso de Hugo Chávez en Venezuela es contradictorio porque, al igual que Lula en Brasil, se beneficia del agujero pavoroso que se le ha abierto en América Latina a la credibilidad del neoliberalismo norteamericano, pero como señala The Economist, por cada 10 dólares que baja el crudo, Caracas deja de ingresar 5.000 millones al año, y por debajo de los 75 dólares el barril -ronda los 60- no alcanza para sostener el ritmo de importaciones, ni mucho menos financiar la protesta panamericana.
Las elecciones municipales y a gobernadores del próximo día 23 nos dirán cuánto ha afectado a la popularidad de Chávez la necesidad de apretarse el cinturón.

Perdedores aparentemente claros son Álvaro Uribe en Colombia y Alan García en Perú. El primero porque como no gane el republicano McCain perderá en lo político lo que ya está perdiendo en lo económico: la inversión extranjera; y el segundo porque presentado su país como la anti-Venezuela, el paraíso de los capitales en busca de mercado, parece difícil que pueda sostener el 8% o 9% de crecimiento de los últimos años.
Contrariamente a la sabiduría convencional que situaba a las economías emergentes medio resguardadas de una crisis sólo para mayores, América Latina sufrirá lo suyo, como ya simboliza Argentina, la economía tantas veces emergida y sumergida de nuevo, que tiene que nacionalizar el ahorro privado como si fueran los gananciales del matrimonio Fernández-Kirchner.
Para Sarko, como buen francés gran acuñador de palabras, la crisis no hará sino devolverle a su verdadera nacionalidad. El presunto liberal a la americana de su primer año de mandato ha dado paso a la social democracia corporativo-galicana de toda la vida.

Y sobre el premier británico Gordon Brown, aunque le haya venido Dios a ver con una hecatombe que le ha permitido sacar pecho y pedir que abran paso a los profesionales, dentro de un año nadie se acordará de ésta su finest hour.
El estado natural de las cosas seguramente es el sistema capitalista: la búsqueda del beneficio personal sin miramientos, mientras que el socialismo es una impostura del instinto, que en ocasiones se fabrica, avergonzado, el ser humano.
Pero ese grado mínimo de socialismo que por sí solo encarna la existencia de un Estado democrático interventor es todo lo que separa a la sociedad de la selva.

Ése es el socialismo del siglo XXI.

M. Á. BASTENIER - "El País" - Madrid - 29-Oct-2008

La Gran Guerra venidera: Posesión del "bien estratégico" AGUA

El consumo de agua por habitante sitúa a España en el quinto lugar del mundo.
Un informe de WWW/Adena advierte de que, de continuar la demanda actual de recursos naturales, el hombre necesitará en 2030 el equivalente a dos planetas para mantener su estilo de vida.

España ocupa la quinta posición a escala mundial en cuanto a la denominada "huella hídrica", una variable que analiza el volumen de agua dulce usada globalmente para producir los bienes y servicios consumidos por cada ciudadano. España, además, forma parte del grupo de Estados del Mediterráneo (Portugal, Italia, Grecia y Chipre) que tiene cada vez un mayor "estrés hídrico" provocado por el hecho de que el agua empieza a convertirse en un bien escaso al ser más importante la demanda que la cantidad disponible, situación que empeorará como consecuencia del cambio climático.
Así se desprende del Informe Planeta Vivo 2008 de WWF/Adena, elaborado en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres y la Red de la Huella Global, y presentado simultáneamente en varias ciudades europeas.
El documento advierte de que el planeta se enfrenta a una "recesión medioambiental", ya que la huella ecológica -indicador que estima la cantidad de recursos naturales necesarios para sostener el nivel de consumo de una sociedad y asimilar sus desechos- excede la capacidad de regeneración de la Tierra en un 30%.

El informe concluye que más de las tres cuartas partes de la población mundial vive en países "deudores ecológicos", en los que su consumo nacional ha excedido su propia biocapacidad. De esta forma, una gran mayoría de las naciones está manteniendo estilos de vida y un crecimiento económico utilizando el capital ecológico de otras partes del mundo.
Los países con mayor "huella ecológica" son Estados Unidos y China, ya que cada uno de ellos utiliza cerca del 21% de la biocapacidad del planeta. España ocupa la posición número duodécima a escala mundial y tiene un déficit ecológico del 338%, lo que significa que necesitaríamos en el futuro casi 3,5 países más para mantener nuestras actuales demandas.
Además de la huella ecológica, el informe incluye por primera vez datos sobre la huella hídrica, un indicador que muestra, por ejemplo, la importancia del agua utilizada como materia prima en la fabricación de una camiseta de algodón (2.900 litros) y que permite medir el impacto en las reservas mundiales de agua.

Cada persona gasta una media de 1,24 millones de litros de agua cada año (aproximadamente la mitad de una piscina olímpica).
Por otro lado, el Índice Planeta Vivo, medida obtenida del estudio de la evolución de 5.000 poblaciones de 1.886 especies, ha descendido un 30% desde 1970, debido, principalmente, a la deforestación y la transformación de los usos del suelo en los trópicos, aunque también al cambio climático.
El documento, una radiografía de la salud de nuestro planeta, subraya que el gasto "imprudente" de los recursos naturales "está agotando el capital natural del mundo hasta un punto en el que estamos amenazando nuestra prosperidad futura".
Según el informe, "si nuestras demandas sobre el planeta continúan a este ritmo, a mediados de la década de 2030 necesitaremos el equivalente a dos planetas para mantener nuestros estilos de vida".
A pesar de este panorama sombrío, el informe considera que "no es demasiado tarde para impedir una recesión ecológica irreversible", y apuesta para ello por
- la eficiencia energética,
- las energías renovables y
- la disminución de emisiones de CO2 a la atmósfera

EFE - "El País" - Madrid - 29-Oct-2008

Wall Street junto a Main Street: ¿Por qué hay que salvar al sistema finaciero?

Las crisis del crecimiento son de varias clases. Las del sector real, por ejemplo la invención de la electricidad fundió a los fabricantes de velas.
Tales acontecimientos empobrecen a unos, pero el conjunto gana; y tanto más cuánto más rápida la reconversión. Por eso, no es bueno socorrer a los fabricantes de velas o de las actividades desplazadas por nuevos descubrimientos.
Las crisis financieras son diferentes. La pérdida de confianza en las entidades financieras causa una pérdida de riqueza general. Al dañarse el sector financiero,
- los negocios se reducen,
- la gente gasta menos y
- la mayoría sufre.
Existe una incomprensión popular del tema financiero. Oponen Main Street - el honrado hombre común y trabajador - con Wall Street - el astuto operador que lucra con papeles y exprime a los deudores.
Esta confusión es generalizada. Nos hablan del "modelo productivo" y las ventajas de desendeudarse. La actividad financiera solía reservarse a minorías étnicas, religiosas o extranjeros. Los préstamos no crean riqueza, según filósofos y religiones.
Las cosas que la gente necesita están en los productos del campo y las fábricas, máquinas, obras, bienes concretos, no en papeles.
No obstante, las sociedades progresaron a medida que el trueque fue reemplazado por los instrumentos de crédito. Y que las transacciones financieras
- se hicieron más confiables y
- enfocadas en los deseos y capacidades de la gente.
En el mundo moderno cada transacción tiene una pata financiera, por lo menos. O bien se intercambia un bien real por un activo financiero, o se negocian dos títulos de crédito.


¿Por qué?
Los esfuerzos humanos son tanto más productivos cuánto mejor coordinados. El sistema financiero es un sistema de contratos para coordinar los deseos individuales con las posibilidades productivas.
Las sociedades primitivas, los países emergentes, no tienen estructuras financieras desarrolladas. En contraste, las naciones ricas lo son en la medida de sus entidades crediticias. Producen más riqueza porque sus actividades están más enfocadas en aprovechar las ventajas productivas para satisfacer las demandas de la población.
El sistema financiero integra la estructura institucional que valoriza los derechos individuales de decisión y aumenta la riqueza. Las naciones más ricas tienen las estructuras financieras más desarrolladas.
Otra característica del sistema financiero es su alta interconectividad. Créditos y débitos recíprocos son la contracara de muchas transacciones. Si una entidad quiebra, las demás sufren quebrantos. En ese evento, los ahorristas no saben qué suceda y retiran sus fondos, sin mucha información, provocando nuevas pérdidas. Se retrae el crédito y la demanda, impactando los precios relativos y rentabilidades.
En EEUU, la retracción crediticia contrae la demanda de viviendas, reduciendo sus valores, lo cual deteriora las garantías y lesiona los patrimonios de bancos e individuos. Impulsando, a su turno, una nueva ronda de pérdidas recíprocas.
Las casas, los activos, valen en tanto exista una estructura de contratos que le de sustento.
Ese es el rol del sistema financiero.
- Si las entidades financieras quiebran,
- toda la estructura económica se resiente.
- Las actividades pierden coordinación,
- el valor de los trabajos se deteriora,
- la gente se empobrece.
El hombre de Main Street necesita de Wall Street para sostener su bienestar.
En estas circunstancias,
- el primer paso es restablecer el normal funcionamiento de la estructura financiera,
- inyectando toda la confianza necesaria lo antes posible y
- de la forma más contundente posible.
- De otro modo, Main Street sufrirá pérdidas que se podrían haber evitado.
- Las sanciones a las malas prácticas y operadores vendrán luego.

Dr. Enrique Blasco Garma - Economista - CIIMA - ESEADE - Buenos Aires - 29-Oct-2008

martes, 28 de octubre de 2008

Desde el inicio de la crisis subprime, se fugaron u$s20.000 M

La cifra surge del Balance Cambiario que elabora habitualmente el Banco Central. En el último trimestre la salida de capitales llegó a u$s5.389 millones
- Primero fue el campo,
- ahora la crisis global.
La cuestión es que sólo entre marzo y septiembre de este año, la fuga de capitales sumó unos u$s14.200 millones.
Esta cifra es siete veces mayor a la registrada en igual período del año anterior y es más que explicativa sobre la gravedad de la situación tanto local como internacional. Pero debe tenerse en cuenta que todavía no recoge los efectos de la espiralización de la crisis a nivel global y de la abrupta decisión del gobierno de estatizar las AFJP.
Pero si se prolonga el lapso bajo análisis, y se toma como fecha de inicio el tercer trimestre del año 2007, cuando se inició a propagar la crisis de las subprime, la cifra ya supera los

u$s 20.000 millones.
El último Balance Cambiario difundido por el BCRA, expresa que "al igual que en el trimestre anterior, el saldo negativo de la cuenta capital y financiera del tercer trimestre del año volvió a obedecer al déficit del sector privado no financiero, que totalizó US$ 5.389 millones en el período". Dicho en otras palabras, fuga de capitales.
La entidad monetaria trata de suavizar la salida cuando dice "este resultado reflejó que el cambio de portafolio en favor de activos externos tuvo lugar en menor cuantía que en el trimestre precedente". Claro está que en dicho momento estaba en su punto más álgido la crisis con el campo, que llevó a muchos particulares a refugiarse en entidades financieras del exterior.
Por otra parte, el balance cambiario informa que los organismos internacionales aportaron nuevos créditos por u$s5.313 millones y recibieron u$s4.039 millones por pagos de vencimientos de capital.
En cuanto a las reservas, el trimestre cerró con un stock de u$s47.121 millones, cifra que triplica los valores de fines de 2001 y representa un crecimiento del 10% respecto de igual mes del año anterior. Pero muestran una baja de u$s respecto del valo máximo. Esta es una foto a fines de septiembre. Posiblemente desde ese momento, la película muestre otra realidad.

Información - Infobaeprofesional.com - Buenos Aires - 28-Oct-2008

El diapasón

ESTO va a acabar mal. Cuando los ricos tienen problemas, los pobres están hasta el cuello, pero no hay modo de desviar de la Bolsa la atención de la opinión pública.

Hay gente muy agobiada a la que empieza a alegrarle el despeñadero de los valores; ciudadanos sin trabajo, sin dinero y sin crédito que verían con agrado resentido que cualquier día saltase un banquero por una ventana.
No entienden lo de la burbuja financiera, aunque sospechan que mientras los dueños de las acciones aún pueden sostener las pérdidas, ellos ya se han quedado sin nada que perder.
Sarkozy, que vio arder las banlieues cuando era ministro y aún se ataban los perros con longanizas, ha advertido que si las cosas siguen así pueden estallar revueltas populares, pero la clase dirigente no quita los ojos de las fluctuaciones del mercado del dinero, sin prestar atención al síntoma de que en los mercados de abastos la carne, el pescado y la fruta se quedan sin vender.

El poder económico y político no quiere o no alcanza a ver el peligro latente de su desapego.
Ayer, cuando Trichet, el pope del monetarismo europeo, anunciaba en Madrid la próxima rebaja de los tipos con su jerga trufada de impecables tecnicismos, los transeúntes miraban con recelo la cola de audis oscuros aparcados en la Castellana bajo el dorado resol del otoño.

Un montón de coches oficiales a la puerta de un hotel de cinco estrellas empieza a parecer una ostentación sospechosa.
En la sala, cuajada de altos ejecutivos y profesionales financieros, se produjo un murmullo de alivio al oír la escueta promesa de un maná de cuartillos porcentuales derramado por los dioses del dinero.

Entre toda aquella gente bien trajeada nadie parecía inquieto por hallarse a fin de mes, pero todos tenían un ojo puesto en las blackberrys para ver cómo había cerrado el Ibex.
Le pregunté a un directivo de banca qué va a pasar con la economía real, y me vino a decir que como no se arregle primero la financiera vamos a ir todos al hoyo de la más negra ruina. Omití decirle que muchos ya han llegado por delante.
En las sucursales de pueblo, que son como las nuevas avanzadillas de Fort Apache, los agentes bancarios se han convertido en objeto de desconfianza social.

La mayoría son recién licenciados que apenas cobran mil o mil quinientos euros, pero tienen que decirles a los clientes en la cara que, después de retratarse en decenas de papeles, «arriba» les han negado el crédito. Algunos de los rechazados podrían ser sus padres, y detrás de cada uno de ellos hay un drama: una empresa en quiebra, una operación por pagar, una hipoteca vencida.
Emparedada entre la presión de las entidades y la de la clientela, esta joven carne de cañón ha empezado a sentir en la calle la mirada del rencor.
Se puede estar incubando un conflicto social si los políticos no logran que fluyan las atascadas cañerías del sistema.

Por ahora el descontento popular circula en prudentes cauces de silencio, pero en las crisis profundas se suelen poner en marcha solos los aceleradores del vértigo.
El momento es tan delicado que con un poco de atención se puede sentir zumbar el diapasón misterioso de la Historia.

IGNACIO CAMACHO - "ABC" - Madrid - 28-Oct-2008

El fin de la ortodoxia

Trichet se permite anunciar una rebaja de tipos por la caída de la inflación y el crudo.

Muy malas deben de ser las expectativas del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, sobre la evolución futura de la crisis económica y financiera para que ayer anunciara en Madrid que el próximo 6 de noviembre probablemente bajarán los tipos de interés en la zona euro.
Trichet confirmaba de esta forma que el consejo de la máxima autoridad monetaria europea está abandonando las rígidas posiciones de ortodoxia monetaria, ancladas en el objetivo único de controlar la inflación, para dar cabida también al problema de la falta de liquidez en los mercados o a la recesión económica, tan temida por las instituciones económicas mundiales.
Trichet dispone de una sólida coartada para anunciar, saltándose el protocolo casi sagrado de discreción de los bancos centrales, un abaratamiento del precio del dinero.
La más efectiva es, por supuesto, que las expectativas de inflación en la eurozona están en claro retroceso, debido sobre todo al parón de la actividad económica. Sin inflación, el BCE puede atender las presiones de los países que reclaman una política monetaria más relajada para aliviar la sequía de liquidez y reactivar las maltrechas economías. No es un secreto que Francia encabeza las peticiones de dinero más barato y que, de nuevo, el presidente Sarkozy se enfrenta a las reclamaciones de rigor que sostiene Alemania.
El descenso previsto de la inflación se fundamenta sobre todo en el hundimiento del precio del petróleo, el factor de coste que ha generado importantes presiones inflacionistas en la eurozona cuando se disparó por encima de los 147 dólares en julio de este año y que ahora está restando inflación al situarse por debajo de los 60 dólares.
El hundimiento del precio del petróleo, incluso a pesar de la decisión de la OPEP de reducir su producción en 1,5 millones barriles diarios, obedece a dos causas fundamentales.
- Quizá la más alarmante, por lo que tiene de preludio de esa recesión que descuentan casi todos los mercados, desde el financiero al energético, sea el descenso en picado de la demanda de petróleo en los países con mayores niveles de consumo.
- Una segunda razón poderosa de la caída de precios hay que buscarla en la tendencia de los mercados a deshacer las posiciones en petróleo, para conseguir liquidez inmediata y cubrir las pérdidas o la depreciación de activos.
Es evidente que la urgencia económica principal debe ser restablecer una cierta normalidad en el flujo del crédito y evitar, en lo posible, que la política monetaria aumente el riesgo de recesión. En ese sentido, el anuncio de Trichet puede calificarse de afortunado e insólito, por cuanto supone lo más parecido al arrepentimiento de que es capaz de mostrar un banquero central. Y, aunque responde a elevadas dosis de cortesía, también hay que contabilizar en su haber su apoyo a que España esté presente en la cumbre sobre la crisis financiera.

Editorial - "El País" - Madrid - 28-Oct-2008

El posfeminismo de Sarah Palin

Cuando John McCain eligió a Sarah Palin para el cargo de vicepresidenta, dentro de su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, muchos consideraron que se trataba de un grave error por la inexperiencia y escasa formación de la candidata.
Posteriormente, la noticia del embarazo de su hija adolescente parecía augurar ya el desastre completo. Sin embargo, la realidad fue otra muy distinta y Sarah Palin pasó a ser el principal activo electoral para el candidato McCain.
Sarah Palin pertenece a una nueva generación de mujeres en política. Su biografía compatibiliza
- el haber concursado para miss,
- ser madre de cinco hijos,
- practicar la caza,
- pilotar un hidroavión y
- ser la gobernadora de Alaska.
Sarah Palin parece llevar a la práctica el ideal de que por ser mujer nada tiene por qué estar vedado. Al mismo tiempo, defiende un ideario radicalmente conservador.

Por eso es motivo de debate si se puede considerar feminista o no a Sarah Palin que, entre otras cosas, hace de la lucha contra el aborto su seña de identidad ideológica fundamental.
Sarah Palin no es machista, ni feminista. Es posfeminista.

El feminismo clásico defiende la igualdad entre los sexos, que incluye la puesta en valor de que una mujer puede ser tan competente como un hombre en cualquier desempeño político, científico o profesional.
Desde el movimiento feminista se ha destacado cómo este reconocimiento se le rehúsa a muchas mujeres, que tienen que demostrar el doble para obtener la mitad.
En esas coordenadas ideológicas encontramos más fácilmente a Hillary Clinton que a Sarah Palin.

Sarah Palin no tiene que demostrar que sabe tanto o más que el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joseph Biden; le basta con ridiculizar su saber y experiencia.
El argumento mayor de Sarah Palin es su carácter
: adora su propia personalidad. Por eso, desde la afirmación de sí misma, desvaloriza los semblantes de la potencia masculina, hasta el punto que casi hace aparecer a McCain como su segundo.
El psicoanalista francés Jacques-Alain Miller, en un reciente artículo publicado en el semanario Le Point con el título de «Operación castración», destacaba que la diferencia entre las mujeres de estas dos épocas (Palin es 15 años menor que Hillary) es que «las primeras imitan al hombre y las segundas representan a la feminidad desacomplejada».
Las posiciones feministas clásicas, en la búsqueda de la igualdad, respetaban y adoptaban valores tradicionalmente ligados al universo masculino.
Esta nueva generación de mujeres más bien ridiculiza los semblantes masculinos
. Sarah Palin puede espetarle a su oponente que todo eso de lo que presume (formación y experiencia internacional) no merece ningún respeto y que es más importante el espíritu y la determinación que ella demuestra.
Sarah Palin nunca se equivoca, no pide perdón, no se culpabiliza. Nada parece minarla. Por eso su descaro enmudece a sus rivales políticos y favorece fenómenos de identificación masiva en muchas mujeres.
¿Por qué Sarah Palin tendría que conformarse con la igualdad de los sexos?

Manuel Fernández Blanco - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 28-Oct-2008

lunes, 27 de octubre de 2008

Lecciones de la crisis para los reguladores

"Cuando un banco sea insolvente, un rol sectorial del Estado es aplicar un sustituto de la quiebra común, que preserve la liquidez de los pasivos, pero sacrifique a los accionistas."

La crisis internacional parte en febrero de 2007, cuando se revierte la tendencia al aumento de precios de viviendas en EE.UU., que duró quince años. Pero el 15 de septiembre de 2008 la crisis escaló violentamente. En esa fecha el Departamento del Tesoro de EE.UU. permitió que se aplicara la quiebra común a Lehman Brothers, con pasivos por 613 mil millones de dólares, emisor de otro tanto en garantías fuera de balance y objeto de unos 270 mil millones en garantías para insolvencia, emitidas por terceros.
La súbita iliquidez y la sospecha de que la quiebra común podría aplicarse en otros bancos gatillaron el pánico financiero en Europa y EE.UU.El Tesoro se lo buscó.
Es sabido que el Estado debe producir dos insumos públicos para que un sistema financiero funcione:
- En las crisis debe sustituir la quiebra común de los entes que emiten pasivos líquidos, y, a cambio, debe exigir un capital mínimo a dichos entes en tiempos normales. La iliquidez de las deudas de un banco forzaría a cientos de sus acreedores a incumplir sus propias obligaciones, generando una cadena de quiebras en el sector real.
- Por otro lado, la quiebra común presenta una gran demora -hasta diez años- que hace ilíquidos los pasivos. Por eso, cuando un banco sea insolvente, un rol sectorial del Estado es aplicar un sustituto de la quiebra común, que preserve la liquidez de los pasivos, pero sacrifique a los accionistas.
El escalamiento de la crisis se debe a una monumental falla de ejecución de parte de un Estado.


¿Por qué había crisis antes de septiembre?
El crecimiento del crédito para la vivienda en EE.UU. durante quince años fue alimentado por una segunda falla del Estado. La exención de la quiebra implica garantizar los pasivos.

Esta garantía es un subsidio, que puede inducir a las entidades garantizadas, a lo largo del tiempo, a tomar riesgos a costa del garantizador.
Para evitarlo, el Estado debería exigir un capital mínimo a los accionistas. Esto falló en EE.UU.
La autorregulación en materia de solvencia fracasó: la banca de inversión fue autorizada para autorregularse y Bear Stearns no lo hizo. Los fondos money market no tenían la liquidez asegurada.
Los supervisores fueron debilitados por los políticos. La izquierda legisló para extender las hipotecas con 0% de pie a los sectores más pobres.

El senador Gramm legisló para eximir de requisitos de capital mínimo a los emisores de garantías, con el fin de "promover la competitividad internacional" de Wall Street.
También se sacrifican objetivos superiores con la excusa del capital mínimo. Ampliar el número de bancos estatales evita las insolvencias, pero el riesgo pasa al contribuyente, como en Fannie Mae y en China, y aumenta la interferencia política en el otorgamiento de créditos.
En Chile abundaron las hipotecas con 0% de pie y ahora la mayor exigencia de pie causa estragos.

Proteger barreras a la competencia de terceros con los bancos y permitir comisiones e intereses leoninos en créditos de consumo y a la pyme eleva el capital bancario intangible, pero es ineficiente e inequitativo.
El crecimiento en los precios de la vivienda en EE.UU. también parece haber sido alimentado por una demanda mundial creciente por activos financieros seguros.
La crisis asiática (1997-98) convenció a los países emergentes de acumular enormes fondos soberanos. Ricardo Caballero ha sugerido que esta demanda, unida a la ventaja competitiva de EE.UU. en securitizaciones (inventada hace 30 años), ayuda a explicar el sostenido aumento en los precios de viviendas.
El Estado no puede prevenir esto.

SALVADOR VALDÉS - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 27-Oct-2008

La tormenta perfecta en la economía argentina

- ¿Cuál es el problema más grave que hoy tiene la economía argentina?
- ¿El debilitamiento de las cuentas públicas?
- ¿La distorsión de precios relativos?
- ¿La falta de recursos para hacer frente a los vencimientos de la deuda pública?
- ¿La inflación?
La respuesta es no.


Estos, por cierto, son problemas graves que hay que solucionar, pero el problema más grave es la desconfianza y el temor que ha generado el matrimonio presidencial con sus medidas propias de las monarquías absolutistas. Como economista estoy plenamente convencido que no hay economista que pueda salir airoso de la tormenta perfecta en que nos han metido si detrás de las medidas económicas no hay un gobierno que genere confianza de que las reglas de juego van a ser previsibles y que la propiedad privada va a ser respetada. Los economistas no podemos resolver los problemas de desconfianza que se generan desde la política. No hay política económica que pueda funcionar sin respeto a las instituciones.

¿Cuál es el mensaje que hoy recibe la gente desde el gobierno?
Que éste está dispuesto a apropiarse de los ingresos de la población y de sus ahorros sin ningún tipo de límites y, además, suele dar información y formular anuncios que, por decirlo suavemente, no se ajustan a la verdad.
Por ejemplo,
¿cuál es política de desendeudamiento que tanto se jacta el kirchnerismo si hoy tenemos
- un stock de deuda pública mayor al que teníamos en el 2001 cuando se declaró el default,
- después de haberle pagado al FMI,
- hacer una gigantesca quita de la deuda en el 2005,
- dibujando el IPC para que no se dispare la deuda ajustable por el CER y
- sin incluir a los holdouts?
Ni que hablar de
- los famosos créditos hipotecarios para inquilinos anunciados en su momento,
- los U$S 25.000 millones de inversiones chinas y
- los créditos baratos para el consumo y la inversión que también fueron anunciados unos pocos días antes de las elecciones del 2007.
Por el lado de las medidas sabemos
- que ha prohibido exportaciones de carne, lácteos y trigo.
- Que intentó aplicar un impuesto confiscatorio y en forma inconstitucional sobre las exportaciones agrícolas
- y que, ahora, intenta confiscarle los ahorros a 4 millones de argentinos que estaban acumulando para cuando llegue el momento de su retiro.
Por lo tanto, lo primero que debemos tener en cuenta para imaginar el futuro inmediato de la economía argentina es que el gobierno es una máquina de generar desconfianza y que cuando las cosas no le salen como quieren, actúan cegados por la venganza y son capaces de adoptar cualquier medida. La más inimaginable está en el listado del gobierno.
Este es el contexto "institucional" en el que se mueve el gobierno.


¿Y en el económico?
En el económico la actividad está entrando en caída libre (con disculpas a los datos que informa el INDEC).
- Solo a fuerza de presiones han evitado, transitoriamente, despidos importantes.
- Los precios de los commodities ya no le sonríen como le sonrieron en los últimos 5 años afectando los ingresos fiscales, y
- encima el tipo de cambio "competitivo" se lo comió la inflación que generó el BCRA para mantener, por 5 años, el tipo de cambio en 3 pesos.
- Al mismo tiempo, Brasil devaluó su moneda mientras el dólar se recupera frente al euro.
Esto en castellano básico esto quiere decir que será menos atractivo exportar.
- Si en el mercado interno
- se cae el consumo por disminución del salario real y la desocupación
- y el atesoramiento de la gente frente a la incertidumbre,
- no hay competitividad para exportar y
- con sus medidas espantan a los inversores,

La pregunta es: ¿cuál va a ser el motor que moverá la economía?
Lo que les queda es apropiarse de los ahorros de la gente para aumentar el gasto público y tratar de amortiguar los efectos de la recesión que se viene.
El discurso de que el gobierno pretende defender a los trabajadores y jubilados con la confiscación de los ahorros es un telón que intenta esconder el verdadero objetivo de la expropiación.
Hace falta plata para intentar que la crítica situación económica no se traduzca en una crisis social, sobre todo en el electoral 2009 y por eso se oponen a que se limite el uso de los fondos que se quieren confiscar.
Sabiendo que el gobierno es poco adicto a hablar con la verdad y que ha dado acabadas muestras de despreciar la propiedad privada, no debería sorprender el temor de tanta gente que en los últimos días preguntaba por la posibilidad de un corralito mientras compraba dólares para meterlos en una caja de seguridad. La suba de las tasas de interés para los plazos fijos refleja el miedo de la gente. Y la pregunta que muchos se hacen es:
¿qué tasa de interés me compensa del riesgo de tener activos líquidos al alcance de la mano de un gobierno desesperado por tener más recursos?
Encima, la Argentina nuevamente es cara en dólares. Los precios internos subieron en pesos más que el tipo de cambio. La gente lo advierte. Además, sectores empresariales han salido a pedir enfáticamente que se suba el tipo de cambio. Como el argentino piensa sus ahorros en dólares y no en pesos, la cuenta que hacen es, ¿me compensa la tasa de interés el previsible aumento del tipo de cambio? Y si me compensa, ¿me cubre de la voracidad estatal?


Se argumenta que el BCRA tiene suficientes reservas para hacer frente a una corrida y controlar la situación. ¿Es cierto?
Cuando las autoridades del BCRA se jactan de disponer de reservas récord, parecen olvidarse que hubo un monje llamado Luca Paccioli que inventó la partida doble hace unos 600 años, que nos dice que hay un activo y un pasivo. El BCRA nos cuenta lo que tiene en el activo, pero no lo que tiene en el pasivo. Por ejemplo, los famosos U$S 46.000 millones de reservas tienen como contrapartida el equivalente a unos U$S 20.000 millones en Lebacs, Nobacs y pases pasivos, por lo tanto, a las reservas hay que descontarle esa deuda y se verá que la posición del Central no es tan sólida como se argumenta, porque, en el mejor de los casos, tendría U$S 26.000 millones para respaldar $ 100.000 de base monetaria (que también es un pasivo del BCRA). Salvo, claro está, que piense defaultear esa deuda. Y, agreguemos, que tampoco estamos seguros que queden U$S 26.000 millones de reservas limpias porque desconocemos cuánto vendió a futuro el Central y si hay otros pasivos tomados con entidades financieras del exterior.
Para no dar más vueltas sobre el tema que le preocupa a la población.


¿Por qué la gente le tiene miedo a otro corralito?
La respuesta es que fue justamente el matrimonio gobernante el que, con sus avances sobre la propiedad privada, han generado pánico en la gente. La población le tiene miedo a lo que pueden llegar a hacer el gobierno. En la Argentina no hay ninguna conspiración, lo que hay es falta de instituciones y comportamientos autocráticos. Es eso lo que genera el pánico. Y por más que juren y firmen con su propia sangre que no tocaran los ahorros, ya nadie les cree. Es como el cuento del chico que mentía todo el tiempo gritando lobo, lobo. El día que apareció nadie le creyó.
Es cierto que hoy, a diferencia del 2001, la mayoría de los depósitos están en pesos y hay pocos dólares en los bancos. En el 2001 el BCRA no podía emitir dólares para prestarle a los bancos frente a la corrida. Ahora puede emitir pesos en forma de redescuentos si la gente sigue siendo atemorizada por las medidas que toma el gobierno, pero eso sería a costa de una llamarada inflacionaria y cambiaria.
- Caída en el nivel de actividad.
- Inflación.
- Comportamientos agresivos contra la inversión.
- Distorsión de precios relativos.
- Cerradas las posibilidades de acceder al mercado voluntario de deuda.
- Nivel de gasto público récord.
- Un contexto internacional que nos trae viento de frente y
- encima los Kirchner quieren apropiarse de los ahorros de la gente generando pánico,
cuando en el mundo están viendo como restituyen el crédito que es hijo del ahorro. Ese con el que se mete el gobierno.
Lamentablemente nos han metido en la tormenta perfecta.

Roberto Cachanosky - "La Nación" - Buenos Aires - 27-Oct-2008

Jeffrey Sachs: "El plan de rescate no evitará la recesión"

La revista "Time" lo incluyó en 2004 y 2005 en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo.
El director del Earth Institute y profesor de la Universidad de Columbia, asegura que Estados Unidos sufrirá una desaceleración, que "desafortunadamente" afectará a Latinoamérica.


El especialista en analizar países en vías de desarrollo, quien ayudó a reducir la hiperinflación en Bolivia y sacó adelante la economía de Polonia, habla sobre la crisis mundial.
Jeffrey D. Sachs es director del Earth Institute y profesor de Políticas y Administración de la Salud en la Universidad de Columbia, Estados Unidos. También se desempeña como asesor del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.
Es uno de los expertos más reconocidos del mundo en el tema financiero, especialmente en lo relacionado con desarrollo económico, alivio de la pobreza, globalización y sostenibilidad.
En 2004 y 2005, la revista "Time" lo incluyó en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo. Actualmente asesora a la Fundación Alas, de la cantante Shakira.
-¿Cuál es su posición frente al plan de rescate financiero y qué le hubiera cambiado?
"Pienso que el plan empezó de forma un poco equivocada, pero la idea de recapitalizar los bancos y fomentar los préstamos entre bancos le imprimió mayor precisión al proceso"."Para mí, se cometieron dos grandes errores:
- uno fue el manejo del cierre que la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le dieron a Lehman Brothers, pues eso generó pánico financiero a nivel global.
- El otro error tuvo que ver con que los primeros movimientos del plan de rescate tenían como objetivo comprar los activos tóxicos, más no recapitalizar los bancos, una forma bastante ineficiente de aproximarse a la crisis".

"Pero ahora que el enfoque está en el capital de los bancos es una mejor estrategia, aunque se debe tener en cuenta que eso no detendrá una recesión. Estados Unidos sufrirá una desaceleración, que desafortunadamente afectará a Latinoamérica".
"Se reducirán los precios de los 'commodities', se reducirán las exportaciones. Va a ser un periodo difícil. En este momento, se puede decir que el plan de rescate, no importa qué tan bueno sea, no evitará tales dificultades este año".
-¿Qué piensa respecto a que las economías emergentes, como China, Brasil o Rusia, podrían salvar la economía mundial?
"Rusia está teniendo problemas debido a la baja en el precio del petróleo. Espero que China siga creciendo de forma robusta, así en este momento no se vean tan en buena forma".
"Lo que sucede es que incluso antes de reventar esta crisis en Europa y Estados Unidos, China estaba limitando su política macroeconómica para frenar los efectos de la inflación interna y para aliviar el impacto de los altos precios de los alimentos y los combustibles".
"Así, la economía China se estaba 'recalentando' el año pasado y el cambio de sus políticas macroeconómicas sucedió en un momento en el cual ese apretón de cinturón coincidió con una baja en las exportaciones chinas a Estados Unidos, y esto es lo que ha evitado que la economía china fluya mejor".
"Yo haría un llamado para que China relajara su política macroeconómica. Si China hace eso, teniendo en cuenta que está sentada sobre 2 trillones de dólares en reservas en moneda extranjera, podría proteger su crecimiento económico. Pero China debe cambiar la dirección. Creo que todo el mundo, y especialmente China, se beneficiarían de ello".
-¿Cómo ve los esfuerzos económicos de Europa y Estados Unidos en este momento?
"Como dije anteriormente, el plan de rescate de EE.UU. no empezó bien, pero ha mejorado, dado que el señor Paulson (secretario del Tesoro de ese país) lo revisó.
No obstante, si hubieran hecho una mejor labor con Lehman Brothers y AIG, probablemente no hubiéramos tenido este pánico financiero, pero una vez que el pánico se apoderó del mercado, eran necesarias medidas como la que estamos viendo".
"Al parecer, están teniendo éxito en acabar con el pánico pero no lograrán detener una recesión. Son dos cosas diferentes. Claro, hay que saber que detener el pánico es muy importante, pero eso no quita que el 2009 vaya a ser un año muy duro.
"Deberían existir nuevos estímulos para la economía en Estados Unidos, el Gobierno debería gastar para estimular la economía, debería invertir en infraestructura -básicamente, en proyectos de construcción, como carreteras, plantas de energía, etc.-, y hacer mayores transferencias para los pobres y los desempleados, teniendo en cuenta que el índice de desempleo actual en el país es de 6,1%, pero que podría elevarse por encima del 8 por ciento.
"El desempleo pondría a la economía en apuros, por ello hay que fortalecer la política social para ayudar a los desempleados. No me entusiasma mucho que haya otra ronda de reducciones en los impuestos porque en este momento el gobierno de Estados Unidos tiene que recaudar más impuestos, no menos, debido a la gran cantidad de activos tóxicos que hay que pagar, los cuales se podrían convertir en activos que hacen parte de la estructura de invendibles del Estado (entre otras, las deudas que la gente adquirió con los bancos y que no ha podido pagar).

Ayudando a niños
Jeffrey Sachs ayuda a Shakira, Alejandro Sanz y otros líderes de la fundación Alas Colombia en cuanto al funcionamiento y la estructura de la entidad, que promueve programas para ayudar a los niños; Sachs colabora con su capacidad de gestión para sacar adelante las iniciativas de dicha entidad
.-¿Cuál es su papel en la cumbre en El Salvador y su relación con Alas Colombia?
"Shakira me contactó hace meses y me dio alegría brindarle este apoyo. Como ustedes probablemente saben, tuvimos una reunión en la Universidad de Columbia con algunos de los presidentes de los países de la región hace un mes y les pedí que lleváramos a cabo este reto de una manera organizada".
"Nos gustaría que estos programas se expandieran y se enfocaran en esos años de la niñez en cuanto a seguridad y salud durante el parto, desarrollo nutricional, medicina preventiva y tratamientos curativos adecuados, y esfuerzos en la escuela pre-escolar para el desarrollo cognoscitivo de los niños".
"En estos aspectos hemos visto que los esfuerzos salen por muy bajo costo y son de alta efectividad, y los beneficios son para toda una vida".
Mauricio Romero - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 27-Oct-2008

En plena tempestad

Cómo el mundo emergente se las arregla con la tempestad que afectará la economía y la política mundial por largo tiempo.

Durante gran parte del año pasado, las economías de rápido crecimiento en el mundo emergente observaron el huracán financiero occidental desde lejos. Ya no más. A medida que
- el capital externo se ha escapado,
- la confianza se ha evaporado,
- las bolsas del mundo emergente se han hundido y
- las monedas se han desplomado
.

Al igual que sus contrapartes del mundo rico, los gobiernos están luchando por limitar el daño. Esto es más fácil para aquellos con grandes reservas de divisas.
Rusia está gastando US$ 220 mil millones para apuntalar su industria de servicios financieros.
Corea del Sur ha garantizado US$ 100 mil millones de la deuda de sus bancos.
Los países menos dotados están pidiendo ayuda.
Hungría obtuvo un salvavidas de US$ 6.600 millones del Banco Central Europeo y está negociando un préstamo del FMI, como también lo está Ucrania.
Casi una docena de países están conversando con el Fondo sobre ayuda financiera.Aquellos con problemas de largos años se están viendo impulsados a tomar medidas desesperadas.
Argentina está nacionalizando sus fondos de pensiones privados, aparentemente para evitar un incumplimiento de la deuda.


Echar aire frío al crédito
Las economías emergentes están en distintos estados de preparación y cómo les vaya determinará si la economía mundial enfrentará una recesión suave o algo más desagradable.Pero su destino económico también tendrá consecuencias políticas.
En muchos lugares -Europa Oriental es un ejemplo-, la agitación financiera está afectando a los gobiernos débiles. Por ejemplo, algunos expertos creen que China necesita un crecimiento del 7 % anual para contener la intranquilidad social.
A diferencia de diversas crisis de mercados emergentes anteriores, la confusión actual se esparció desde el mundo rico, en gran medida gracias a los mercados de capital cada vez más integrados. Si las economías emergentes se derrumban -ya sea en una crisis monetaria o una aguda recesión-, habrá incluso más cuestionamientos a la conveniencia de las finanzas globalizadas.
Afortunadamente, el cuadro no es terrible a nivel universal. Muchas economías están enfrentando el peligro actual en mejor forma que nunca antes, equipadas con
- grandes reservas,
- monedas flexibles y
- presupuestos firmes.
Una buena política aún puede evitar una catástrofe
.

Una razón para tener esperanzas es que las nefastas consecuencias económicas directas del desastre del mundo industrializado son manejables.
La demanda decreciente en Estados Unidos y Europa perjudica las exportaciones.
Los precios de los productos básicos bajaron: el petróleo cayó casi un 60% desde su nivel máximo y muchos productos agrícolas y metales han tenido peor suerte.

Eso tiene un efecto mixto.
- Aunque perjudica a los exportadores de productos básicos desde Rusia hasta Sudamérica,
- ayuda a los importadores de ésos en Asia y
- reduce los temores inflacionarios en todas partes
.

Así, el impacto más peligroso es financiero. La riqueza se está comprimiendo a medida que declinan los precios de los activos. Esto disminuirá la confianza interna, aun cuando los consumidores estén mucho menos endeudados que en el mundo rico.
En otras partes, la escasez repentina de préstamos de los bancos extranjeros y la huida de los fondos de cobertura y otros inversionistas de los mercados de valores de renta fija han aplicado a fondo los frenos al crecimiento del crédito.
Igual como el auge crediticio una vez apuntaló el gasto interno, el crédito más apretado significará un crecimiento más lento.Nuevamente el impacto diferirá según el país. Gracias al enorme superávit de cuenta corriente en China y en los exportadores de petróleo del Golfo, las economías emergentes como grupo todavía envían capital al mundo rico.
Pero más de 80 tienen déficits de más del 5% del PIB. Una inquietud en especial es Europa Oriental, donde muchos países tienen déficits de dos dígitos. Además, incluso algunas naciones con superávit, como Rusia, tienen bancos que se han acostumbrado al préstamo extranjero fácil debido a la integración de las finanzas globales.
Los salvavidas bancarios del mundo rico tal vez limiten el apretón, pero el flujo de capital hacia el mundo emergente aflojará el paso.

Un ala y una oración
Esta crisis crediticia será siniestra, pero una mayoría de mercados emergentes puede evitar una catástrofe. Los más grandes están en una forma relativamente buena. Los más vulnerables pueden (y deberían) recibir ayuda.
- Entre los gigantes, China está en una liga propia, con un caudal de reservas que ascienden a US$ 2 billones, superávit de cuenta corriente, poca conexión con bancos extranjeros y un superávit presupuestario que ofrece mucho espacio para fomentar el gasto.
Puesto que los líderes del país han dejado en claro que harán lo que se necesite para permitir el crecimiento, es probable que la economía de China se desacelere -quizás al 8%- pero que no colapse.

Aunque eso no es suficiente para salvar la economía mundial, tal crecimiento en China pondría un piso bajo los precios de los productos básicos y ayudaría a otros países del mundo emergente.
Las otras economías grandes se verán afectadas en forma más dura, pero deberían ser capaces de resistir la tormenta.
- India tiene un gran déficit presupuestario y
- varias empresas brasileñas tienen un gran riesgo en moneda extranjera.

Pero la economía brasileña está diversificada y ambos países cuentan con abundantes reservas para suavizar el cambio a un crecimiento más lento. Al menos en el corto plazo, las naciones más vulnerables son las más pequeñas.
Será doloroso cuando la restricción del crédito obligue a hacer ajustes. Pero la asistencia internacional inteligente, veloz constituiría una gran diferencia.
Un camino seguramente es el FMI, el que tiene gran experiencia y alrededor de US$ 250 mil millones para prestar. Desafortunadamente, pedir un préstamo al Fondo implica un estigma. Eso tiene que cambiar.

El FMI debería desarrollar instrumentos financieros más rápidos, más flexibles y minimizar las condiciones que adjunta a los préstamos.
Durante el mes pasado, la creación de políticas hábiles alejó la desgracia en el mundo rico. Ahora es el momento para que se haga algo similar en el mundo emergente.
Opinión - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 27-Oct-2008

domingo, 26 de octubre de 2008

Capitalismo:Con dos siglos en crisis se engullo varias doctrinas incluído el socialismo...

Lampedusa en Washington.
EL capitalismo lleva dos siglos en crisis, y en ese tiempo se ha engullido a unas cuantas doctrinas y sistemas alternativos, incluido el socialismo, cuyos certeros análisis de partida nunca estuvieron a la altura de su praxis política ni económica.

La capacidad de adaptación capitalista ha demostrado ser muy superior a la de sus competidores; ha escapado
- de guerras calientes y frías,
- de revoluciones muy combativas y
- de períodos de zozobra surgidos de sus mismas entrañas, que sin duda han sido los más peligrosos porque comprometían su propia lógica.
- Ha sobrevivido a crisis industriales y monetarias, demográficas y geoestratégicas.
Las contradicciones que denunció Marx no lo han podido tumbar porque siempre ha encontrado el modo de superarlas mediante un ejercicio de evolución constante que incluye lo que Schumpeter llamó la «destrucción creativa»: la propiedad de reinventarse a través de sus conflictos, problemas y hasta catástrofes.

Al final quizá se trate de algo tan simple como la consustancialidad de la propiedad, el mercado y el progreso con ciertos impulsos de la condición humana.
Quizá por eso la izquierda contemporánea sólo aspira ya, ante la evidencia de una crisis de proporciones descomunales, a la refundación del sistema; el posmarxismo socialdemócrata ha renunciado a la antítesis dogmática para conformarse con una síntesis de adaptación, una cirugía reparadora que puede acabar siendo más plástica que reconstructiva.
La retórica progresista aprovecha el desplome financiero para tomarse una venganza dialéctica y retrospectiva por el fracaso del «socialismo real», apostillando las taras e imperfecciones manifiestas con munición verbal de fogueo y reclamaciones abstractas de superioridad ética frente al liberalismo, pero a la hora de la verdad los líderes del izquierdismo moderno pierden el culo por apuntarse al presunto comité de salvación, liderado por los próceres de la derecha clásica; en vez de predicar la abolición definitiva que se deduciría del descalabro, quieren ser los primeros en alumbrar las reglas que apuntalen el tambaleante marco de juego.

La revolución puede esperar; ahora se trata de retocar el orden convulsionado para sostener el poder de administrarlo.
Como la política actual es mucho más gestual que operativa, más cosmética que competente, no cabe esperar de la cumbre de Washington demasiados saltos cualitativos; para empezar, va a haber allí demasiada gente para que surjan acuerdos estructurales sólidos, y la mayoría de los asistentes aspira más al bloqueo que a la iniciativa.
En Bretton Woods fue posible el impulso porque eran pocas potencias las que tiraban del carro y además estaban ultimando una guerra, pero el mundo es ahora más complejo, más líquido y menos manejable; por ende, los mecanismos de la economía global no obedecen ya sólo a los mandos del poder político.
Lo más probable es que se atengan a un lampedusiano arreglo de mínimos: que algo cambie para que todo siga igual.

Pero para algunos, aunque hasta ayer celebraban la caída del imperio del mal y el merecido castigo de la codicia, lo importante es ahora salir sacando pecho en el retrato de familia.
IGNACIO CAMACHO - "ABC" - Madrid - 26-Oct-2008

"Es necesario un cambio cultural en el mundo de los negocios"

Entrevista a JOHN BRUTON Embajador de la Unión Europea en Estados Unidos y ex primer ministro de Irlanda.

Economista, político y ahora diplomático, John Bruton es uno de los arquitectos del milagro económico irlandés de los años noventa y un defensor apasionado de la integración europea.
Durante su mandato como Taoiseach (primer ministro), entre 1994 y 1997, la economía de Irlanda creció un promedio anual del 8,7%, llegando a alcanzar un ritmo del 11,1% en 1997. Lejos quedan aquellos días de gloria. La explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis internacional han dejado agotado al tigre celta, que ha entrado en recesión.
Miembro del partido centrista Fine Gael, Bruton, de 61 años, participó en la redacción del proyecto de Constitución Europea y estuvo involucrado en el proceso de paz de Irlanda del Norte, que culminó en 1998 con la firma del Acuerdo del Viernes Santo. Desde 2004 es embajador de la UE en Washington. Con motivo de una visita a España, invitado por la Fundación Rafael del Pino, Bruton conversó con EL PAÍS sobre la crisis internacional y el futuro de Irlanda.

- ¿Cómo vamos a salir del agujero?
La fricción que se produce al tratar de reequilibrar la situación va a hacer bastante daño en muchos países, no sólo en Estados Unidos. La normalización puede llevar unos cuantos años. Siempre existe el peligro de que las soluciones que se intenten aplicar acaben tratando los síntomas en lugar de las causas de fondo. Por ejemplo, las medidas que se adoptan para estimular el consumo, cuando el problema de fondo es el excesivo consumo.

- ¿Va a salvar al mundo el plan de Gordon Brown?
Creo que el plan de Gordon Brown abarca todas las dimensiones del problema:
- la confianza en el sistema,
- la confianza de los depositantes,
- la falta de capital de los bancos,
- la mejora de la regulación de los comportamientos futuros...
... Es un plan amplísimo, pero sólo en lo que se refiere a los problemas del sector financiero. Los problemas del sector financiero tienen su origen en problemas de la economía real, y los problemas de la economía real tardarán más tiempo en resolverse.
- ¿Y qué se puede hacer para resolverlos?
Debemos promover las inversiones productivas y desincentivar las improductivas. Por ejemplo: no es especialmente productivo construir más casas y más grandes, que en el futuro necesitarán más energía para enfriarse o calentarse. Sería mejor invertir ese dinero en reducir la dependencia energética o en mejorar la capacidad productiva mediante la investigación y el desarrollo. Es muy importante que haya una reorientación de la economía y de las inversiones no sólo de las familias, sino también de las empresas.
- ¿Cómo ha podido deteriorarse tanto la situación?
Las tecnologías de la información han hecho mucho más rápido el acceso a la información, y ello ha llevado a una toma de decisiones mucho más rápida por parte de las empresas. En ocasiones, la velocidad con la que se han tomado esas decisiones ha superado la capacidad de la gente para pensar bien lo que estaban haciendo.
Los bancos han buscado aumentar su base de clientes y mejorar sus resultados trimestrales a toda costa, sabiendo que estaban bajo presión de los clientes, de sus accionistas y de su Consejo de Administración. En fin, que las empresas han puesto el énfasis en los resultados a corto plazo en lugar de sus intereses a largo plazo y de los de la economía en general.
Deberían cambiarse las estructuras de incentivos, no sólo en el sector financiero, sino en todos lados, para
- recompensar a la gente por tomar decisiones que mejoren la sostenibilidad a largo plazo,
- no recompensar sólo los resultados financieros a corto plazo.
Y ello va a necesitar de un cambio cultural en el mundo de los negocios, junto a los cambios regulatorios.
- ¿Qué le parece la idea de una cumbre para reconstruir las finanzas mundiales?
Hace falta reequilibrar la representación en el Fondo Monetario Internacional y mejorar sus recursos. A menos que los países estén dispuestos a poner más dinero en el FMI, no conseguiremos gran cosa. Si queremos recabar más dinero para que desempeñe su función de estabilizador, los países que aporten más dinero deberán tener más representación, lo que significa que algunos de los países que tradicionalmente han tenido posiciones poderosas y no tienen tanto dinero para contribuir tendrán que ceder.
- ¿Qué podemos aprender de la experiencia irlandesa?
Comenzaré con los aciertos. Uno de ellos fue la inversión en educación y poner el énfasis en todos los estudiantes, no sólo en la élite. Son inversiones que comenzaron en los años sesenta, pero que dieron sus mejores frutos en los noventa.
En segundo lugar, debo destacar la importancia de una justicia y de un funcionariado independiente de los partidos políticos. Son cosas que heredamos al independizarnos del Reino Unido que, 70 años después, mantenemos.
Hemos creado las condiciones idóneas para atraer la inversión extranjera con un régimen fiscal sencillo y bajo para las empresas. Hay otras cosas: facilidades para montar empresas, tener un mercado laboral sin excesivas rigideces... La pertenencia a la Unión Europea ha sido una ventaja crítica para Irlanda en muchos terrenos.
- ¿Y los errores?
El principal es que la economía, desde 2003 o 2004, haya dependido tanto de la inversión inmobiliaria. Permitir que los ingresos del Estado dependieran fundamentalmente de los impuestos por la compra de vivienda fue un error obvio y evitable.
Irlanda hubiera actuado de manera más inteligente si hubiera seguido el ejemplo de España a la hora de tener superávit fiscal. La deuda pública irlandesa en relación con su PIB sigue siendo baja, entre un 20% y un 25%, pero la deuda privada es superior al ciento por ciento. Ha habido gente que ha firmado una hipoteca por todo el valor de la casa. Eso nunca debió permitirse
.
J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU - "El País" - Madrid - 26-Oct-2008

"La banca se alejó de los fundamentos éticos"

Entrevista a HORST KÖHLER Presidente de la República de Alemania y ex gerente del FMI.

El presidente alemán Horst Köhler, que tiene 65 años y es ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), culpa de la crisis financiera a la "ceguera colectiva" y a la mentalidad del enriquecimiento rápido.
Köhler, doctor en Economía y con un currículo profesional repleto de cargos y funciones de la máxima responsabilidad en el sistema financiero internacional, como la citada gerencia del FMI o la presidencia del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, desgrana en esta entrevista, puntos de vista y reflexiones sobre lo que está pasando, sobre las causas de la crisis bancaria, sobre la necesidad de reformar el sector financiero y de definir normas para la economía global. En cualquier caso, afirma, "el capitalismo no está al borde del desastre".

- ¿Tiene bonos?
No, nunca los he comprado.
- ¿Es usted accionista? ¿Tiene alguna cuenta de ahorro?
No. Tengo depósitos a plazo fijo.
- ¿Ha empezado últimamente a meter dinero bajo el colchón?
¿Por qué voy a hacerlo?
- Para salvarlo de la crisis.
Mi dinero está a salvo donde está. Se ha admitido la naturaleza dramática de la crisis actual y las autoridades están trabajando para encontrar soluciones.
- ¿Cree a la canciller alemana cuando dice que "los depósitos bancarios están asegurados"?
Sí. Confío en el Gobierno. Hay una determinación clara de garantizar que no haya un hundimiento total de los mercados.
- Mucha gente hace comparaciones históricas, sobre todo con la crisis de finales de los años veinte. ¿Ve usted paralelismos?
La situación es diferente. Hoy somos conscientes del peligroso efecto dominó que se da en el sistema financiero. Confío en que la crisis pueda controlarse.
- En 2005 usted ya advertió, en una entrevista, acerca de los monstruos de los mercados financieros. ¿Por qué nadie le escuchó?
Cuando el estado de ánimo general es optimista, la economía crece y los beneficios aumentan, la gente prefiere que no se la moleste. Nadie quiere plantearse la posibilidad de que estemos a punto de estrellarnos. Debería haber insistido más enérgicamente.
- ¿En qué consiste la condición monstruosa que usted identificó? ¿Cómo actúa el monstruo?
La falta de transparencia de los mercados ha sido el origen de una situación en la que los riesgos del sector financiero se han extendido por todo el planeta y han alcanzado a clientes de todo el mundo. Lo que convierte al sistema en monstruoso es el hecho de que, al final, ya nadie sabe quién ha comprado de hecho estos riesgos. Y de pronto, sucede algo impredecible, incluso en lugares en los que nadie habría esperado que ocurriera.
- ¿Cómo se ha llegado a esto?
Los banqueros hicieron que los riesgos, por ejemplo los provenientes del mercado inmobiliario de EE UU, fuesen divisibles y se pudiese comerciar con ellos. Muchos de los compradores de estos valores y, por desgracia, también las autoridades reguladoras, ya no sabían dónde estaban colocados los riesgos. Pero, por mucho que se dividan los riesgos, siguen sumando el mismo resultado total, no desaparecen sin más.
- ¿Es posible que el sector financiero no quisiese seguir como proveedor de servicios para la economía real y quisiese convertirse en autosuficiente?
En este sector, sobre todo en el anglosajón, existía la creencia de que era posible convertir todo en oro y hacerlo de forma indefinida. La banca de inversión y las innovaciones financieras se fueron separando cada vez más de la economía real. El único objetivo que quedaba era el de lograr el máximo beneficio. Se fueron alejando de los fundamentos éticos de la empresa y volvieron la espalda a los valores más importantes de nuestra sociedad.
- ¿Quién tiene la culpa? ¿Un puñado de individuos codiciosos o el espíritu de la época?
Hay una evolución social que se basa en el siguiente principio: todo el mundo quiere hacerse rico y, en principio, además con el mínimo esfuerzo personal.
La gente pensaba que hacer negocios con el dinero era la forma más rápida de lograrlo; así no hay que partirse la espalda trabajando. Por desgracia, esta mentalidad se ha generalizado. Si buscamos adquirir una nueva conciencia del valor del dinero, también tendríamos que desarrollar una nueva conciencia del valor del trabajo.
- Entonces, ¿es la codicia que hay en todos el origen de la crisis, o lo son los caprichos de un pequeño círculo de personas a las que llamamos sector financiero?
A una parte del sector financiero le gustaba arriesgar, y hacía apuestas grandes y pequeñas. La crisis no revela nada nuevo sobre la naturaleza humana. Ni nada nuevo sobre el capitalismo.
- ¿Esto ha hecho que el capitalismo esté al borde del desastre?
El capitalismo entendido como el derecho a poseer los medios de producción no está al borde del desastre en absoluto, y la economía de mercado acabará imponiéndose. No hay que olvidarse del robusto sector de la pequeña y mediana empresa de Alemania. Especialmente ahora, se han comprobado las ventajas de tener un sector industrial potente vertebrando nuestra economía. Esto no es más que un duro escarmiento que nos recuerda que la libertad y la economía de mercado necesitan reglas y controles impuestos por la comunidad. En el sector financiero, el Estado se ha quedando rezagado, quizás debido a cierta ceguera colectiva.
- ¿Qué debe ocurrir para no ser tan ciegos en el futuro?
Necesitamos
- una regulación eficaz de los mercados financieros,
- un retorno a los valores éticos por parte de los agentes principales y
- un sistema de alerta que ofrezca advertencias inteligibles, no sólo para los expertos sino para todos (incluidas las instituciones políticas responsables nacionales e internacionales).
- Usted lo dirigió durante cuatro años. ¿Por qué no ha funcionado el FMI como un sistema de alerta anticipada?
Yo intervine en el proceso de fijar un sistema de alerta anticipada. El equipo del FMI ya había llevado a cabo análisis excelentes y oportunos. Sin embargo, los representantes de los gobiernos individuales en la junta de supervisión tendían a quitar importancia a esos análisis y advertencias; después de todo, sus gobiernos podían terminar por ser objetos de crítica en un análisis. Sencillamente, no existía una percepción clara de que a la larga se sirve mejor a los intereses nacionales si somos conscientes de que dependemos unos de otros.
- ¿No somos capaces de acordar normas mundiales que puedan sernos de ayuda a todos?
La crisis brinda una oportunidad. Fue la gente la que dio lugar a la crisis, y la gente puede resolverla y aprender de ella. Hasta ahora, los planes de los gobiernos individuales (a corto plazo y con motivaciones políticas) han prevalecido con mucha frecuencia sobre las realidades a largo plazo de la situación. Hoy nos estamos dando cuenta, cada vez más, de que hacer presión en favor de los así llamados intereses nacionales en un contexto mundial interconectado no puede dar resultados que valgan la pena si, al final, se destruye toda esa estructura que compartimos. Espero que la crisis contribuya a engendrar un nuevo planteamiento de la competitividad, basado en intereses comunes.
- En 1944 se celebró una conferencia internacional en Bretton Woods con el objetivo de adoptar medidas para prevenir otra crisis económica mundial. ¿Ha llegado otra vez la hora de nuevas iniciativas similares, a gran escala?
Sí. Estoy haciendo llamamientos para que haya un nuevo Bretton Woods. Necesitamos normas internacionales de conducta eficaces para la economía mundial, como las que introdujimos tras 10 años de proteccionismo y catástrofes en los años treinta, para dar esperanzas al mundo y ayudarle a trabajar unido.
- ¿Cómo puede hacerse?
Me gustaría que los gobiernos seleccionasen unas cuantas mentes privilegiadas, hombres y mujeres, como las que por entonces integraban el grupo liderado por el economista John Maynard Keynes, que se uniesen para encontrar el modo de crear normas para un mundo globalizado. En mi opinión, esto también implicaría que reconociésemos que luchar contra la pobreza y combatir el cambio climático son asuntos estratégicos comunes para los países industrializados y los países en transición y en vías de desarrollo.
Hasta ahora, en los países industrializados sólo nos hemos asegurado, con frecuencia, de que nosotros mismos estamos en una posición acomodada, de que hay prosperidad y trabajo en el plano nacional. Nos daba igual que otros en el tercer mundo tuviesen que pagar por esto un precio más alto del que pagamos nosotros. Hoy ha quedado claro que, si queremos una sociedad acomodada, hay que tener en cuenta a todos.
- No parece que la solución a la crisis vaya a venir del sector financiero. ¿O ve signos de un replanteamiento de su enfoque?
Estaría bien que hubiera más autocrítica, que la gente dijese: 'Sí, hemos cometido bastantes errores y tenemos la intención de asumir nuestra responsabilidad'. Algunas cosas resultarían más creíbles y fáciles si el sector financiero presentase propuestas vinculantes, que demostrasen que está asumiendo sus responsabilidades y sus obligaciones.
- En vez de eso, aquellos que despreciaron la intervención del Gobierno en el pasado están ahora pidiéndole socorro.
Hasta cierto punto, están atrapados en su retórica. Pero también está claro que los países necesitan emprender acciones audaces y conjuntas para superar la crisis. Emprender acciones decisivas podría incluso hacer que fuese menos costoso para el Estado a largo plazo. Tenemos que hallar el modo de prevenir una posible recesión en los países industrializados. Y no podemos permitirnos recurrir al proteccionismo.
- ¿Empañará este escándalo a la imagen de la élite alemana?
Es probable que esto provoque un ambiente general de sospecha de que todos los de "ahí arriba" no se preocupan por los de "aquí abajo" ni por la situación general. A pesar de todo, no cabe duda de que nuestra élite financiera no está compuesta únicamente por gente sin escrúpulos que trata de hacer dinero. La gran mayoría merece mi confianza.
- ¿Hay demasiado perdedor ocupando puestos importantes?
Es de suponer que la situación actual ha alimentado esa sospecha. Pero lo importante es darse cuenta de que el mercado necesita normas morales. Ha habido grandes dosis de despreocupación, autosatisfacción y cinismo.
- ¿Cree que, en el futuro, la opinión pública estará dispuesta a dejar de lado sus propias demandas, ahora que el dinero del contribuyente tendrá que usarse para salvar banca mal gestionada?
Es algo que no va a facilitar nada la tarea, y me preocupa la voluntad de reformarse de estos financieros que ahora parecen apesadumbrados se las han arreglado, pese a todo, para proteger su propio futuro financiero. Pero la gente que tendrá que enfrentarse incluso a la pérdida de su empleo como consecuencia de una depresión se ha visto mucho más afectada.
Esto subraya la necesidad de asumir conscientemente las responsabilidades. No podemos decir sin más: que cada cual se las apañe. Es preciso que sigamos viéndonos como una comunidad. Y necesitamos reformas.
- Si la economía deja de crecer, ¿no será necesario en breve aplicar otra serie de recortes en los gastos y un segundo grupo de reformas de la Seguridad Social como las de la Agenda 2010?
He propuesto la idea de una Agenda 2020, que es algo que esta sociedad necesita desarrollar. Debemos hacer este esfuerzo, son independencia del ciclo económico. Aún hay mucho que hacer para superar las consecuencias demográficas de una sociedad envejecida. Alemania necesita seguir teniendo una actitud positiva frente a las reformas, con o sin crisis.

M. FELDENKIRCHEN - G. MASCOLO - "El País" - Madrid - 26-Oct-2008