sábado, 26 de enero de 2013


Corría el año 1904 y aquella tertulia, que había abierto el gallego Ramón María del Valle-Inclán en el Nuevo Café de Levante, hervía por las noches con la flor y nata de los intelectuales de la Generación del 98 y los artistas más significados, entre ellos Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria, Chicharro, Beltrán Masses o Rafael Penagos.


Y aquella tarde noche del 13 de mayo de 1904 el que sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja. Porque cuando se estaba hablando de los españoles y de las distintas clases de españoles, el novelista vasco sorprendió a todos y dijo:
“La verdad es que en España hay siete clases de españoles... sí, como los siete pecados capitales.
A saber:

1. Los que no saben;
2. Los que no quieren saber;
3. Los que odian el saber;
4. Los que sufren por no saber;
5. Los que aparentan que saben;
6. Los que triunfan sin saber, y
7. Los que viven gracias a que los demás no saben.
Estos últimos se llaman a sí mismos
- “políticos” y a veces hasta
- “intelectuales”.
Richard Corbet - Buenos Aires - 25-Enero-2013

Pío Baroja - Bing
Escritor español de la Generación del 98 y médico que nació en San Sebastián el 28 de diciembre de 1872. Sus padres pertenecían a importantes y conocidas familias de su ciudad natal, que estaban relacionadas con el periodismo y el comercio de imprenta.
Pío tenía tres hermanos, Darío, el primero, que murió en 1894 y Ricardo, pintor y escritor. Después de Pío, nació Carmen, muy unida al escritor y escritora ocasional.
El padre de la familia era periodista de ideas liberales e ingeniero de minas. Esta familia tuvo constantes cambios de residencia lo que provocó que los Baroja viajaran a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Cuando tenía siete años viajó junto a la familia a Madrid, donde su padre consiguió la plaza en el Instituto Geográfico y Estadístico. Se aficionó muy pronto a la literatura, leyendo obras del siglo XVIII.
Debido a su desinterés no fue un gran estudiante, aunque no por falta de talento. Ninguna profesión le llegó a entusiasmar pero la literatura era su gran pasión.
Parece ser que era de carácter arisco y muy crítico con todo. Siempre estaba discutiendo con otro médico mayor que él, con el alcalde, con el párroco y con los católicos del pueblo, que le acusaban de trabajar los domingos en su jardín y de no ir a misa, ya que era ateo.
En 1891 terminó la carrera de medicina en Valencia y logró el doctorado en 1894 con una tesis sobre el Dolor, estudio psicofísico. Se fue a Cestona, en el País Vasco, con plaza de médico, aunque tampoco le gustaba esta profesión debido al bajo salario y a que tenía que trabajar muchas veces en malas condiciones ya que tenía que desplazarse a otras localidades en mula y con bajas temperaturas.
Decidió intentar triunfar en la literatura y por ello regresó a Madrid. En la capital su hermano Ricardo dirigía una panadería que, debido al hartazgo de éste Pío comenzó a regentar. Comenzó a escribir en periódicos y revistas, simpatizando con las ideologías anarquistas y de izquierdas, sin ser militante de ningún partido. Al igual que Miguel de Unamuno no era partidario del nacionalismo vasco, por lo que escribió la sátira Momentum catastrophicum.
Su primer libro fue publicado en 1900, Vidas sombrías, que es una recopilación de cuentos. Al final dejó la panadería y este libro le acercó al mundo literario, ya que escritores como Unamuno, Azorín y Galdós, lo leyeron y les gustó. Fue muy amigo de Azorín, quien le animó a presentarse como concejal por Madrid y diputado por Fraga, pero fracasó en el intento. Al final aceptó las ideas liberales, aborreció el comunismo y continuó siendo un anticlerical.
En 1903 trabajó como corresponsal de prensa en El globo que se imprimía en Madrid. Viajó por toda Europa (Inglaterra, Francia, Italia, Suiza, Alemania,etc.) y fue acumulando muchos libros de brujería del siglo XIX. También viajó mucho por España acompañado de sus hermanos, de Azorín, de José Ortega y Gasset y de Ramiro de Maeztu.
En 1921 fue operado de próstata y tras algo más de un mes, logró recuperarse, pero quedó impotente. Quizás esto provocó que su carácter se volviera más serio.
En 1935 fue admitido por la Real Academia de la Lengua, el único honor oficial que tuvo.
Al comienzo de la Guerra Civil española (1936), mientras veraneaba en su casa de Vera de Bidasoa (Pamplona) fue detenido por los carlistas durante un día. Le liberó el militar Carlos Martínez Campos y emigró en automóvil hacia París. Allí se estableció en el Colegio de España en la Ciudad Universitaria.
Regresó a España durante la contienda española. Se trasladó a Salamanca en enero de 1938 y fue miembro del Instituto de España, donde escribió artículos periodísticos en contra de la República y sus políticos. Tuvo problemas con la censura que le impidieron publicar su novela Miserias de la Guerra y la segunda parte, Los Caprichos de la Suerte.
Posteriormente, vivió entre Madrid y Vera de Bidasoa (Comunidad Foral de Navarra). En la capital residía en un hotelito que fue destruido por una bomba de la zona nacional. Se perdieron importantes documentos que tenía.
Le gustaba mucho andar, sobre todo por el Parque del Buen Retiro, donde tiene una estatua en su recuerdo.
A mediados del siglo XX, en 1949 muere su hermana Carmen y en 1953 su hermano Ricardo. Padecía arteriosclerosis, que quizás le provocó la muerte en 1956. Le enterraron en el cementerio civil como ateo, hecho que fue un gran escándalo en aquella época, entre presiones a su sobrino Julio Caro Baroja para que renunciase a la voluntad de su tío. Los premios nobel Ernest Hemingway y Camilo José Cela, grandes admiradores de Pío Baroja, llevaron el ataúd en sus hombros.

Obras más importantes
Camino de perfección (1901), Zacalaín el aventurero (1909), Los últimos románticos (1906), Tragedias grotescas (1907), El árbol de la ciencia (1911), El laberinto de las sirenas (1923), Los amores tardíos (1942), El cabo de las tormentas (1932), Las noches del Buen Retiro (1934), El cura de Monleón (1936), El hotel del cisne (1946).





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