viernes, 4 de diciembre de 2009

"Burbuja" en el mercado pirata de Somalia

- ¿Quiere usted entrar en un mercado emergente con alta rentabilidad y alto riesgo?
- ¿Un mercado puramente liberalizado, sin regulaciones de ningún tipo, salvo las que otorga un "kalashnikov"?
- Invierta entonces en el "Mercado Pirata de Haradheere".


En Haradheere, que está a 400 kilómetros al norte de Mogadiscio, la capital de Somalia, hay un mercado pirata en el que cotizan 72 empresas. Y está en pleno 'boom'. Más bien, en plena "burbuja".
Esto sí que son start-ups y no las del NASDAQ. El mercado abrió en julio, con 15 empresas piratas. Hoy tiene 72, que operan en un mercado de 4 millones de kilómetros cuadrados (ocho veces España), donde se dedican a secuestrar barcos.
Como en toda 'burbuja', los ratios de rentabilidad de las empresas son limitadas: sólo 15 compañías piratas han secuestrado algún barco.
Pero la especulación financiera parece desbocada ya que
Mohamed Ahmed, de la agencia Reuters, que es quien ha destapado la noticia, describe un vibrante centro económico.
Acaso eso se deba a la multitud de activos financieros con los que se puede operar en Haradheere. Allí no hay derivados, esas "armas de destrucción masiva" de las que habla Warren Buffet, que, a pesar de ello, invierte masivamente en ellas. Aquí hay armas más 'como Dios manda': Kalashnikovs, lanzagranadas y cosas así. Que, además, son activos financieros.
Usted, señor inversor, puede invertir, por ejemplo, dando un kalashnikov o un lanzagranadas a un buque pirata. Luego, cuando éste secuestra a algún barco y cobra el rescate, usted se lleva una parte.
Aparentemente, los contratos se cumplen en Somalia a rajatabla, algo que ya han detectado estudios del Banco Mundial y algunos expertos, como
Peter Leeson, que ha escrito un libro sobre la economía de la piratería y al que acabo de mandar un email para ver qué opina de esta peculiar Bolsa.
Ésa es la historia del "inversor pirata", como describe Ahmed a Sahra Ibrahim, una mujer de 22 años, que suministró un lanzagranadas a los piratas que secuestraron el atunero español 'Alakrana'. Ibrahim obtuvo el lanzagranadas de su esposo en concepto de pensión por el divorcio, eso sí que es tener confianza en la ex, y a continuación lo invirtió dándoselo a los piratas.
Desde que invierte en este mercado Ibrahim ha hecho 75.000 dólares, una cifra absolutamente fantástica en Somalia. Dado que sólo lleva 38 días en la Bolsa de los piratas, eso supone casi 2.000 dólares diarios. 75.000 dólares son 50.000 euros. O 2.203 millones de chelines somalíes, una moneda que no se usa ni en su propio país.
Con semejantes ingresos, cobran fuerza las tesis de quienes dicen que hay que afrontar la piratería como
un problema económico y no de seguridad, si se quiere evitar el riesgo de una repetición del caos de la 'Guerra contra las Drogas', que ya lleva dos décadas y sigue sin ganarse.
Haradheere parece sufrir de una 'burbuja' típica, de un caso de exuberancia irracional, el término que creó Robert Schiller para referirse al 'boom' de las tecnológicas y que Alan Greenspan le copió.
- Hay tantos inversores que tenerlos a todos contentos es difícil.
- A eso se suma, me imagino la entrada de más y más piratas en el mercado.
- Así que las 'empresas' de Haradheere dan más dividendos de la cuenta.
- La consecuencia es que los rescates de los barcos se están disparando, según Ahmed.
En lo que va de año, los rescates de los barcos han subido un 100%, de 2 a 4 millones de dólares, según fuentes del mercado citadas por Reuters.
Entretanto, Haradheere vive de la piratería lo que, a su vez, supone un freno a los grupos fundamentalistas islámicos que controlan gran parte de Somalia,
- decida usted qué quiere: ¿piratas o Al Qaeda?.
Y el éxito de la actividad es tal que, según informa The New York Times, incluso
las pacíficas tribus agrícolas bantúes están empezando a entrar en esta industria. Es algo notable, porque en el Este de África los somalíes tienen una fama espantosa, de ladrones y asesinos, pero los bantúes suelen ser vistos como más pacíficos.
Está claro que una bolsa al alza rompe cualquier tradición.

PABLO PARDO - "El Mundo" - Madrid - 4-Dic-2009

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