domingo, 11 de diciembre de 2011

Termina la temporada de la retórica

- Se terminaron las palabras de bajo costo, o al menos,
- se ingresa ahora en una etapa de realidades mucho menos amistosas con la retórica.

Cristina Fernández comienza a caminar el noveno año consecutivo de kirchnerismo en el poder.
Es tributaria de su prevalencia casi omnímoda. Prevalece en el espacio de una mágica discrecionalidad.
- Los pueblos a veces adoptan decisiones incomprensibles desde lo intelectual.
- Los grandes vendavales generan "resacas" largas y duraderas.
En democracia
, están los ejemplos de Roosevelt y Eisenhower en los Estados Unidos durante y después de la Segunda Guerra, del británico Churchill durante la blitzkrieg alemana y del francés De Gaulle a fines de los años '50.
El totalitarismo produjo los casos de Stalin, Mussolini y Hitler.
- ¿Cuáles serán los caminos que recorrerá la Argentina?
- ¿Cómo se seguirá entretejiendo el rocoso sendero por el que este país camina desde

hace una década?

Paradojas
La Presidenta se aboca ahora a un intríngulis paradójico:
- tiene un inmenso poder, pero en algún recóndito ángulo de sus percepciones tal

vez descubra que
- tanto poder debilita,
- semejante territorio conquistado puede tornarse arduo de defender.
- ¿Caben los paralelos históricos? Tal vez.
Napoleón en el siglo XIX y Hitler en el siglo XX descubrieron
que
- la ocupación de Rusia les era al comienzo asombrosamente blanda y accesible, pero,
- una vez dentro de ella, engullidas las viejas tierras eslavas por tropas imperiales, lo
imposible sería retenerlas.
- Napoleón y Hitler perecieron de gula.
La Argentina de Cristina Kirchner poco y nada tiene que ver con esos paralelismos históricos y transpolaciones geográficas.
- Deteriorada o de baja valencia institucional,
- la Argentina no deja de ser una más de las tantas "democracias transicionales" del mundo,
- inapetente de glorias coloniales y acogotada a menudo por sus propias precariedades.
Sin embargo, empero y pese a todos estos reparos,
- la colonización política consumada por el kirchnerismo es de ribetes asombrosos,
- sobre todo de cara a la insolvencia y pequeñez de las fuerzas que hoy le plantan cara.

Sincericidio
Interesa analizar hoy, en la hora cero del tercer mandato político del kirchnerismo, rasgos del sincericidio memorable que consumó el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, en una hoy valiosa entrevista ofrecida (¿en un momento de debilidad?) a La Nación el 6 de septiembre de 2006.
En conversación con Laura Di Marco, el entonces secretario de la Función Pública de Néstor Kirchner, que despachaba desde Diagonal Norte y San Martín, frente a la Catedral metropolitana, dejó muestras fuertes de su ADN ideológico.
Interrogado sobre por qué a un intelectual, como él, tan crítico de la foto de los '90,
- no le incomodaba compartir un mismo proyecto con ex menemistas emblemáticos,
Abal Medina dijo sencillamente
- "no", aunque -aclaro- "tampoco me encanta".
Y entonces, le preguntó la periodista,
- ¿cuál es su límite?
Respuesta aleccionante
de un esmerado lector de Niccoló Machiavelli:
-"la clave es comprender en cada proceso lo esencial y lo anecdótico.
- Cuando uno critica la anécdota, está equivocado.
Por ejemplo, una crítica tonta al marxismo es cuestionar a (Karl) Marx porque lo mantenía un burgués como (Friedrich) Engels.
En los procesos históricos siempre se mezclan lo viejo y lo nuevo, pero lo esencial es lo que prima.
Y en este proceso es tan claro que
- la centralidad la tiene la expresión del cambio y de la centroizquierda que,
- el hecho de que acompañen actores de lo viejo, en lugares muy secundarios, no es malo

de por sí.
- No tenemos miles de dirigentes que ganen elecciones en todos los municipios del país".
O sea,
- con los que ganan, todo bien,
- a los que pierden, ni un vaso de agua.
Tampoco se privaría Abal Medina de proclamaciones eufóricas, del tipo de

- "éste es, por lejos, el gobierno más respetuoso de la calidad institucional de la historia argentina",
o gruesas exhibiciones de dogmatismo autoritario, como cuando, al comentar el hecho de que intelectuales tan respetados como el recientemente fallecido politólogo Guillermo O'Donnell expresaron fastidio y preocupación por el sesgo anti-institucional de los gobiernos de los Kirchner, replica
- "bueno, pero Guillermo hace mucho que vive fuera de la Argentina.".
Pero Abal Medina no mentía, ni eludía definiciones. No hay derecho a confundirse con él:
- "el Gobierno no discute, ni debate: EJECUTA".
- Es un modelo de construcción y operatividad política que puede asombrar por su frontalidad.
- Es, también, una arquitectura del poder munida de un poderoso pragmatismo.
Esto es lo que debe de haber fascinado a Néstor Kirchner cuando puso bajo su ala a Abal Medina, tal vez tan entusiasmado con él como Juan Perón, cuando en 1972 coronó al padre de este Juan Manuel como su plenipotenciario a cargo de la recuperación del poder.
Cuando el viejo líder desembarcó en la Argentina ese año, tenía a sus lados a dos hombres: José Rucci y Abal Medina, de solo 27 años. Juan Manuel no había sido peronista ni venía de ámbitos de este origen. Nacionalista de ultra derecha, era el niño mimado y el discípulo del elegante falangista criollo Marcelo Sánchez Sorondo, cuya revista Azul y Blanco dirigía.
Juan Manuel hijo tampoco proviene del peronismo, sino de la izquierda, pero ése no es un problema. De los jefes de Gabinete del kirchnerismo, tampoco venían de allí Alberto Fernández ni Sergio Massa, aunque un día tomaron la decisión de zambullirse.
- Se trata de un alineamiento de inflexible practicidad.
Cuando hace cinco años le preguntaban a Abal Medina hijo cómo explicaba que personas que se embanderaron en 2003 con los derechos humanos, como Kirchner y su esposa,
- apoyaron en años '80 al candidato presidencial peronista Italo Luder, que
- avalaba la autoamnistía de la dictadura militar,
respondió, imperturbable,
- "bueno, pero Luder era el candidato de su partido. Estaba bien que lo apoyara".
En cambio, profundizó de inmediato,
- "Raúl Alfonsín podía decir lo que quería en los años setenta; pero si Kirchner hablaba,
lo mataban.
- ¿Quién hubiera querido matar a Alfonsín, si el radicalismo tenía embajadores en la dictadura? - Distinta era la situación de los que militaban en los setenta para cambiar al país".

Augurios
Mucho de lo que se dice o subyace
apenas soterrado en el diseño estratégico del nuevo jefe de Gabinete,
- explica o permite augurar lo que se abre para el Gobierno en el futuro inmediato.
- Arropada en una especie de unanimidad completa, o lo que ella vive como
- una conducción sin restricciones,
- la Presidenta se rodea de ejecutores voluntariosos.
A diferencia de 2007
y todo su escenario retórico de "cambio institucional",
- ahora lo que prevalece es la sinceridad más dolorosa.
- Se trata de un PODER que no se delega, ni se comparte.
- Es una praxis desprovista de pudores adolescentes,
- un poder que provoca placer al ser ejercido.
Los sablazos
evidentes que le propinó en público a su vicepresidente Amado Boudou muestran en toda su crudeza
- la capacidad de daño de la Presidenta y
- su maciza decisión de volar en solitario y desde las alturas,
- como si el Poder Ejecutivo fuese un monoplaza supersónico.
- "La regla de oro del kirchnerismo sigue siendo que

- EL PODER NO SE COMPARTE",
concluye Marcos Novaro, una de las voces políticas más lucidas y corajudas de la actualidad.
Esa soledad ejecutiva permite
- preservar la incerteza más osada y

- asegurar la confidencialidad total.
Para muchos estudiosos o testigos de los violentos años setenta,
- el modo de proceder del Gobierno replica
- el tabicamiento y la compartimentación que entonces eran
- símbolo de decisión y ejecutividad revolucionarias.
El actual no es
, ni nunca ha dicho que lo sería, un gobierno revolucionario de izquierda, pero
- preserva y perfecciona métodos, criterios y mecanismos que exhalan un fortísimo aroma
reminiscente de aquellas épocas, cuando el poder nacía de la punta del fusil.
No se precisan fusiles hoy, pero sin embargo
- una operatoria de esta naturaleza exhibe similares rasgos autoritarios y
-sobre todo- proyecta de cara al futuro
- la perspectiva de un sensible recorte de las libertades democráticas.
La respuesta a este dilema
y a estas preocupaciones está en manos de la Presidenta, ya que, como enseña Novaro,
- "el poder construido por ella se está volviendo
- el principal obstáculo para
- que segundo mandato sea exitoso".
Pepe Eliaschev - El Día - La Plata - 11-12-2011

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