domingo, 21 de octubre de 2012

Un matrimonio Nobel


Si usted tiene que comprar un terreno para construir su casa, seguramente tendrá preferencia por una determinada ubicación, por lo que probablemente estudie los clasificados del diario en la búsqueda de su mejor opción y se dirija luego a una inmobiliaria.

Naturalmente habrá algunos barrios que son preferidos por la mayoría de la gente y
- el sistema de precios con el que funciona el mercado
- se encargará de que ello se refleje en
- las cotizaciones de los diferentes lotes,
- logrando que cada comprador termine con
- una propiedad particular.
Si en cambio lo que usted está buscando es
- una pareja para cohabitar en el nidito que acaba
  de construir,
- no existirá la posibilidad de que la compre en un
  mercado matrimonial, a menos que
- viva en algún país asiático, con una cultura más
  permisiva al respecto.
Pero claro, en un contexto donde
- no existen precios para comprar parejas,
- tiene que haber algún otro mecanismo para
- determinar quién se empareja con quien.
El ejemplo puede parecer trivial, pero existen montones de circunstancias en las que la sociedad necesita
- asignar recursos escasos y
- no puede contar con los mecanismos habituales de
  mercado para lograrlo.
Piense en
- la asignación de bancos escasos para un conjunto de
  estudiantes que desean cursar distintas materias en
  la Universidad, o en
- la selección de candidatos para ocupar empleos
  públicos, por ejemplo.

Otras reglas
Por fortuna,
- la incapacidad de los precios para resolver el asunto
- puede ser subsanada con
  - otro tipo de creaciones institucionales,
  - de reglas de juego que
- regulan las transacciones en
- mercados no convencionales, y
- esto es exactamente
- lo que la Academia Sueca premió esta semana
  cuando decidió entregar
- el Premio Nobel de Economía a
- Lloyd Shapley y Alvin Roth.
Shapley escribió en 1962 un paper famoso junto a David Gale, en el que
- desarrollaron un algoritmo que
- permite lograr equilibrios estables - en mercados en los que
- no hay precios,
- como en el ejemplo del matrimonio.
La extensión de este mecanismo a áreas de sumo interés social como
- el trasplante de órganos o
- la asignación de plazas hospitalarias para residencias,
fue mérito de Alvin Roth, quien probablemente sea
- el economista que más vidas ha salvado hasta el
  momento.

Como hombres y mujeres
Para entender cómo funciona el mecanismo, supongamos que
- hay un grupo de hombres y mujeres que buscan conseguir
  pareja.
- Los hombres comienzan proponiéndole una relación a
- la mujer que consideran
  - más deseable,
  - atractiva, o
  - conveniente del grupo;
- a la que prefieren sobre el resto.
- Las mujeres, a su turno, rechazan todas las propuestas,
- menos la que consideran más interesante pero, y
- aquí reside la clave del algoritmo,
- no aceptan sin más dilaciones al candidato, sino que
- difieren la decisión final, para
- darles oportunidad a otros hombres de que
- las elijan como segunda alternativa.
El conjunto de todos los hombres que han sido rechazados,
en la segunda ronda,
- vuelven a hacer nuevamente otra propuesta, pero
  esta vez
- a sabiendas de que la mujer escogida por ellos los
  ha rechazado,
- eligen a la segunda mujer de sus listas de
  preferencias, que es básicamente
- lo que ha venido haciendo la enorme mayoría de los
  lectores hombres de esta columna
- cuando comprendieron que Eugenia Tobal, Nicole
  Neumann, o Paula Chaves
- no les llevarían el apunte, e invitaron a salir a  
  la compañera de oficina.
Las mujeres entonces pueden ahora
- rechazar todas las proposiciones que consideren
  no satisfactorias, y
- quedarse nuevamente con
  la mejor propuesta recibida,
- que puede haber sido
- la que se les hizo en la primera instancia, o
- en caso que la de la segunda ronda resulte más
  atractiva
- pueden elegir cambiar al candidato que habían elegido
  antes y
- es aquí donde se comprende la clave de
- haber diferido la decisión final y
- haber mantenido al “novio”
- en stand by.
- El mecanismo se repite varias veces hasta que
- ya no quede ningún hombre con
- intenciones de hacer una nueva propuesta,
- circunstancia en la cual
- cada mujer se casa con
- el candidato que 
- ha logrado mantenerse como
- su preferido hasta el momento.
- Las parejas que así se logran
- son estables,
en el sentido de que 
- no habrá ningún hombre que
- prefiera otra mujer distinta que
- la que le terminó quedando y
- que al mismo tiempo sea
- preferido por ella.

Modelo matemático
El lector perspicaz notará que
- la dinámica de funcionamiento de las relaciones en
  la actualidad
- no difiere mucho de esta metodología que surge de
- un complejo modelo matemático fuertemente influido por - la teoría de los juegos.
En rigor,
- es el amor el que complica un poco las cosas,
- puesto que le da ventajas al que
- eligió primero a su compañera,
- quien ahora deberá pagar un “costo” adicional
- si decide cambiarlo por
- una nueva propuesta más conveniente.
Pero además Shapley y Roth demostraron que
- el sistema favorece más
- al grupo de personas que propone,
- en detrimento del grupo que
- acepta o rechaza las propuestas.
Una lección que sin duda confirma que
- el modelo de "cortejo" de nuestras sociedades
  occidentales es
- profundamente machista.
Podemos concluir entonces que está probado científicamente que
- las mujeres alcanzarían
- una pareja mucho más deseable si
- pudieran tomar la iniciativa de proponer y
- dejar que los hombres decidamos
  - si aceptamos o
  - rechazamos la invitación y
- que las convenciones morales que
- limitan la cantidad de novios que
- una chica puede tener,
- tienen como resultado
- matrimonios mucho menos estables.
Martín Tetaz - El Día - La Plata - 21-Oct-2012

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