sábado, 19 de octubre de 2013

La nueva globalización


La globalización no es lo que solía ser.
En su apogeo, las inversiones comerciales e internacionales (“flujos de capital”) estaban en auge.
 
Consideremos lo siguiente. Entre 1980 y 2007,
- el valor de las exportaciones globales aumentó casi 7 veces,
informa la Organización Mundial del Comercio.
En cuanto a los flujos de capital, la suma anual se elevó
- de 500.000 millones de dólares
- a 11,8 billones de dólares en el mismo período,
estima McKinsey Global Institute.
- Surgieron clases medias nuevas.
- Cientos de millones de personas escaparon de una miseria tremenda.
- Todo ello pareció constituir un triunfo del mundo real sobre la teoría económica.
El comercio permitió que
- los países se especializaran en lo que hacían mejor.
- El capital liberalizado permitió que las inversiones buscaran los réditos más altos.
Los tiempos han cambiado.
- La globalización no ha quedado anulada, pero
- ha ingresado en una fase más cautelosa y regulada.
Estamos creando un “mundo de portones”, sostiene Greg Ip, editor de economía norteamericana del Economist, en un análisis magistral.
- “Se han ido levantando murallas” para el libre flujo del comercio y del dinero, escribe.
- Pero las murallas tienen “portones” que los países pueden abrir y cerrar como les plazca.
“Los gobiernos cada vez más escogen
- con quién comerciar,
- qué tipo de capital acoger y
- cuánta libertad permitir [a las empresas] para hacer negocios en el exterior.”
El sector privado también se ha frenado;
- las empresas multinacionales se han vuelto más selectivas en sus compromisos globales.
 
EN LAS FINANZAS
Esto es más obvio en las finanzas. Según McKinsey,
- los flujos de capital internacionales en 2012 representaron sólo
- el 60% de su pico, en 2007.
- La mayor parte de la retirada ocurrió en Europa, donde
- los bancos habían incrementado drásticamente los préstamos a través de las fronteras.
- Lamentablemente, eso contribuyó a la crisis económica europea.
El crédito fácil permitió que los países deudoresGrecia, España, Portugal, Irlanda
- alimentaran auges en la vivienda y déficits gubernamentales.
Los bancos, ahora escarmentados,
- se están deshaciendo de créditos arriesgados y
- están reconstruyendo su capital, que actúa
- como amortiguador contra las pérdidas.
Se reconoce ahora que
- los flujos de capital globales son un arma de dos filos.
   - “Pueden alimentar el auge de préstamos, especialmente en
   - países con sistemas financieros subdesarrollados, conduciendo a
   - crisis devastadoras cuando el dinero se va,” escribe Ip.
Los países tratan de
- suprimir las explosiones de “dinero caliente” en el corto plazo, que busca
- tasas de interés o rendimiento de acciones más elevados.
Un buen ejemplo: Brasil. En 2009, para enfrentar un flujo de dinero extranjero, Brasil impuso un impuesto del 2% a las compras extranjeras de sus acciones y bonos.
Esa tasa fue elevada después a un 6% y más tarde se suspendió, cuando los fondos extranjeros comenzaron a irse de Brasil.
La intención fue
- suavizar los flujos irregulares en ambas direcciones.
- La liberalización del comercio también se debilitó, aunque más gradualmente.
- Las negociaciones internacionales,
- con aranceles más bajos y concesiones comerciales para casi todos,
- han fallado.
La última ronda, que se inició en Doha, Qatar, en 2001, sigue estancada.
Mientras tanto,
- los países han recurrido a acuerdos regionales,
- como el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, y
- el comercio queda distorsionado por una variedad de normas,
  - desde tasas de cambio manipuladas (China)
  - hasta créditos subsidiados para exportadores (muchas naciones).
La globalización refleja tres fuerzas básicas:
- costes de transporte más bajos (contenerización, flete aéreo);
- comunicaciones más baratas (servicios telefónicos, Internet); y
- políticas gubernamentales favorables.
- Los dos primeros son permanentes; el tercero, no lo es.
Lo que Ip llama
- globalización “de portones” también puede describirse como “a la carta”.
- Los países quieren escoger -adoptar lo que sirve y rechazar el resto-.
Es comprensible, pero
- ¿Es viable?
- ¿Puede coexistir la globalización con un creciente nacionalismo?
- ¿Puede superar la rivalidad entre Estados Unidos y China?
Con el lento crecimiento económico -causado en parte por una globalización titubeante- se intensifican las sospechas múltiples.
En ambos bandos, hay gran terreno para la desconfianza. Muchas empresas norteamericanas
- se ven como víctimas de una competencia deshonesta en China en los mercados de exportación.
“China ha utilizado durante largo tiempo operaciones conjuntas compulsivas,
- transferencia de tecnología,
- acceso a tierras baratas y
- préstamos de bancos que son propiedad del estado para
- impulsar sus empresas en sectores estratégicos,” escribe Ip.
- Y China no es la única que da trato preferencial a sus empresas.
 
RECELOS
Por otro lado, China y muchas naciones consideran a
- Estados Unidos como un desestabilizador de la economía global.
- Primero surgió la crisis financiera de 2008-9.
- Ahora existe la amenaza del incumplimiento de pagos.
Se supone que
- Estados Unidos debe fortalecer la confianza; en cambio, hace lo opuesto.
La globalización
- siempre ha tenido sus disidentes, especialmente
- entre los trabajadores que perdieron sus puestos de trabajo o
- cuyos jornales decayeron a causa de la competencia internacional.
Pero sus quejan
- quedaron amortiguadas por el sólido crecimiento económico general.
Ahora
- Podría ocurrir lo opuesto:
- El crecimiento lento podría amplificar las quejas contra la globalización.
- El peligro es que los gobiernos de todo el mundo,
- tratando de protegerse contra los vicios de la globalización,

- dañen sus virtudes.
Robert Samuelson - El Día - La Plata - 19-Oct-2013

No hay comentarios: