lunes, 3 de marzo de 2008

La carrera mundial por los biocombustibles

Gracias a los incentivos a la producción, ya se elaboran 50 millones de metros cúbicos de bioetanol y cerca de 4 millones de biodiésel. La meta es entrar en una segunda etapa en la que no se usen alimentos como materia prima.

Con el barril de petróleo sobre los 100 dólares, hoy ya nadie discute si producir biocombustibles es económicamente viable o no. Claro, como el 80% de la energía del planeta es abastecida por fuentes no renovables, en especial petróleo, el objetivo ahora es encontrar cuál es el biocombustible más eficiente y el que mejor responde a las necesidades y objetivos de cada país, para reemplazar, al menos en una parte, la ahora cara energía que requiere el mundo para funcionar.
La necesidad de reemplazos para el petróleo desató una verdadera carrera.
¿El objetivo? Dar con combustibles que se elaboren a partir de materias primas orgánicas y renovables y que estén disponibles.
Ante esto el agro se perfiló como fuente de productos que pueden transformarse en este tipo de combustibles. Así, maíz, trigo, remolacha y oleaginosas como el raps, entre otros, adquirieron un nuevo estatus al dejar de ser sólo alimentos y convertirse en materia prima para el bioetanol y el biodiésel , dos productos que comenzaron a formar parte del vocabulario de los consumidores y de los motores de todo el planeta.
Sin embargo, hasta hace poco el costo de producirlos era muy alto. No sólo en la relación costo eficiencia, sino también en el balance energético; es decir, la cantidad de energía necesaria para elaborarlos era muy similar a la que ellos generaban.
Ante la creciente presión, los especialistas y los gobiernos pusieron sus recursos y capacidades en desarrollar tecnologías más eficientes. Ello ha llevado incluso al desarrollo de semillas transgénicas, con mejores condiciones para ser convertidas en alcohol o aceite. Con eso, a medida que el petróleo insiste en subir, los biocombustibles se vuelven cada vez más accesibles.
Mientras Chile se quedaba cada vez más retrasado en el tema - hasta ahora forma parte de los pocos países que ni siquiera cuentan con una legislación especial y menos han decidido qué alternativa tomarán- otras naciones lanzaron políticas de incentivos para desarrollar la producción y el consumo y crear así un mercado que hiciera la producción atractiva para los inversionistas privados.

Mezcla por ley
Las leyes de las distintas naciones establecieron básicamente la obligación de mezclar bioenergía, en distintos porcentajes, con los combustibles estándares, generalmente con políticas terminantes en establecer niveles cada vez más altos en determinados períodos.
En el caso de Estados Unidos, la Ley de 2005 sobre política energética propone la producción de 30.000 millones de litros de etanol y biodiésel para 2012, lo que representaría un 5,75% de las necesidades totales de combustible para el transporte del país.
En Brasil, cuya política empezó hace ya 30 años, lo que le permitió liberarse de la dependencia del petróleo y transformarse en exportador, ahora se estableció la obligación de mezclar también el diésel con aceite biológico. La legislación establece que a 2013 será obligatoria la mezcla de entre 20 y 25% de bioetanol y 5% del biodiésel.
En la Unión Europea un mandato establece que a 2010 los biocombustibles deberán representar el 5% de todos los carburantes utilizados en el transporte. Ello sin considerar las legislaciones propias de cada país donde, además de establecer distintos parámetros, crean incentivos como la exención de impuestos.
También Argentina dio el paso. Desde 2006, la Ley 26.093 establece el régimen de regulación y promoción para la producción y el uso sustentable de los biocombustibles por 15 años. Se establece la obligación de mezcla de 5% de etanol y de diésel para el año 2010.
Y los resultados de esta carrera mundial ya están a la vista.Entre los años 2000 y 2006, la producción de etanol pasó de 22 millones a casi 50 millones de metros cúbicos, mientras que el biodiésel aumentó de poco menos de un millón a cerca de cuatro millones, en el mismo período.

Dos productos estrella
Hasta ahora, los países se han concentrado en bioetanol y biodiésel, que van directo a los vehículos. La razón es que los medios de transporte terrestre y aéreo son los que más consumen combustible. De hecho, los volúmenes actuales de bioetanol y biodiésel, en conjunto, representan entre el 10 y el 15% del consumo de combustibles en el transporte terrestre, si se toma en cuenta el uso en EE.UU. y la Unión Europea, según el informe 'Estado mundial de la energía de 2006', de la Agencia Internacional de Energía.
En tanto, el estudio "Exuberancia irracional", realizado por la consultora internacional Accenture, que analiza el estado actual del mercado y cómo puede mejorar, señala que aún hay un gran espacio para crecer.
"El bioteanol debiera aumentar cinco veces su producción actual para satisfacer el 20% de la demanda de los vehículos", indica Marcelo Herskovits, director del área de Recursos Naturales y Servicios Públicos de la entidad. Al menos hay 10 marcas de vehículos que han desarrollado modelos específicos para que estos combustibles se utilicen en mayor o menor volumen, incluidos aquellos que pueden funcionar sólo con etanol, por ejemplo. La semana pasada, un avión de la línea Virgin Air realizó el primer vuelo con biodiésel.

Tercera generación
Sin embargo, lo que se está elaborando en el mundo hoy son biocombustibles de primera generación; es decir, son fabricados a partir de materia prima cuyo primer uso es la alimentación animal y humana. Hasta ahora lideran el tema porque son fáciles de obtener, pero también presentan problemas. Se les acusa de que
- podrían generar un desbalance en la producción de alimentos, los cuales ya tienen el precio por las nubes;
- el balance energético no es siempre tan positivo, y
- su impacto en el medio ambiente puede ser incluso más negativo que el de las fuentes fósiles, ya que terminaría en la desaparición de bosques y vegetación.

Sin embargo, los gobiernos buscan alternativas que minimicen precisamente esos impactos. En los países desarrollados se busca pasar a la segunda generación, elaborar biocombustibles a partir de toda la planta, para lo cual se utilizan procesos químicos muy avanzados con los cuales se podrían obtener biocombustibles a costos - económicos y energéticos- menores que los actuales. Incluso podrían producir biocarburos sintéticos.
El problema es que esta tecnología está aún en pleno desarrollo. Si bien se está invirtiendo fuerte, hasta ahora sólo una empresa en el mundo, Iogen, en Canadá, en conjunto con inversionistas privados entre los que habría grandes compañías petroleras, ha logrado desarrollar la tecnología para elaborar BTL (biomasa to liquid) a partir del trigo.
Según el estudio de Accenture, en cinco años más los productos de segunda generación ya deberían estar lo suficientemente desarrollados, aunque aún no tanto como para que baje la presión en las inversiones para producir biocombustibles de la primera generación.

Aceite diésel
El biodiésel es aceite elaborado a partir de aceites vegetales, de grasas animales que se ocupa solo o mezclado con diésel en los motores.
La producción mundial se concentra básicamente en la Unión Europea, donde destaca Alemania con cerca del 45% de la producción mundial.
Los aceites vegetales más utilizados son los de palma, soya, raps y maravilla. Según el estudio de Accenture, el más eficiente sería el de palma; sin embargo, éste es cuestionado desde el punto de vista medioambiental por el impacto que éste implica para las plantas.
Sin embargo, la mayor producción hasta ahora proviene del raps, aunque todo indica que la soya estaría ganado rápidamente terreno a nivel mundial.
Dado que el biodiésel puede ser fabricado, además, a partir de aceites usados y grasas animales, tiene un gran potencial de desarrollo. Incluso ya lo están elaborando con aceite utilizado en las cadenas de comida rápida, como MacDonald's en Austria.
Se espera un importante desarrollo a través del uso de plantas como la jatropha, que permitiría incorporar vegetales no alimenticios.

Dura competencia
Los pronósticos anuncian que con los actuales niveles de consumo y la creciente demanda energética de China e India, el petróleo con suerte alcanzará para 40 años más. Si a eso se agrega que las necesidades energéticas del planeta crecerán 50% de aquí a 2030, está claro que el mundo requiere de fuentes alternativas, económicas y energéticamente eficientes.
Según datos de Oil & Gas Journal, el mundo tenía una reserva probada de 1.317 billones de barriles de petróleo a fines de 2005, y se estima que dentro del consumo de combustibles líquidos, el petróleo aumentará de 83 millones de barriles diarios en 2004 a 113 millones en 2030.
Dos tercios del incremento se deberán al ítem transporte.

Bencina verde
El etanol es alcohol que se elabora principalmente a partir de caña de azúcar y maíz, aunque también de otros productos como la remolacha. Puede ser usado como combustible en motores de gasolina en mezclas a distintos porcentajes e incluso solo, ya que hoy existen vehículos especiales.
En Brasil, el 80% de los automóviles nuevos ocupan esa tecnología. La mezcla puede ser de hasta 10% de etanol sin necesidad de introducir cambios en el motor. A mayores volúmenes se requieren adecuaciones.
Hoy existen vehículos híbridos que utilizan indistintamente gasolina o alcohol. El etanol es producido básicamente por Brasil y EE.UU., que aportan cerca del 71% de la producción mundial.
Argentina pronto podría adquirir un nuevo estatus en el concierto internacional.
Hasta ahora, la caña de azúcar ha demostrado ser más eficiente, tanto por costos como en el balance energético. Incluso, según el estudio de Accenture, sería más competitiva, incluso que el etanol lignocelulósico o de segunda generación.
La producción con maíz es más cuestionada. Se dice que afecta la producción de alimentos y que el balance energético es muy ajustado. Sin embargo, el etanol de maíz se fabrica sólo con el almidón, lo que deja la posibilidad de elaborar varios subproductos, como, la torta de desechos usada para alimentar a los animales.
PATRICIA VILDÓSOLA ERRÁZURIZ - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 3-Mar-2008

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