viernes, 6 de junio de 2008

Hay dos Argentinas y una sola realidad

Los príncipes, en medio de tanta felicidad, me parecen, sin embargo, merecer el nombre de infelicísimos, porque están privados de oír la verdad.
Se me dirá que los oídos de los príncipes aborrecen la verdad, y que ésta es la causa de que huyan de los sabios, porque temen quizá, tropezar con alguien que se atreva a decirles algo verdadero antes que divertido" - "Elogio de la Locura" - Erasmo de Rotterdam -1515


Durante la inauguración de la segunda turbina de la central Gral. Belgrano, la presidenta, Cristina F. de Kirchner dijo que “acá hay dos argentinas:
- una que trabaja y
- otra que habla y se escucha a si misma”
y, a decir verdad, tiene mucha razón.
En materia energética, si nos atenemos a la versión de la Argentina “que habla y se escucha a sí misma”, no hay ninguna crisis, ni mucho menos desabastecimiento. Las dificultades, definidas como meros problemas “logísticos”, no revelan la falta de inversiones en estos años sino que se originan en la magnitud de una demanda disparada por las tasas “chinas” de crecimiento económico, acompañadas por el mayor consumo basado la eliminación de la pobreza merced a la eficiencia y a la distribución equitativa del ingreso dentro del país. Según esa misma Argentina, no habría cortes de energía durante 2008
Sin embargo, la otra Argentina -la que “trabaja”- tiene una percepción diametralmente opuesta de la realidad.
Desde hace tiempo que soporta un desabastecimiento creciente de combustibles líquidos (naftas y gasoil). Ya quebraron miles de estaciones de servicio. Según los representantes de los expendedores, los faltantes alcanzan a 20 provincias; por ejemplo, la ciudad de la Plata –capital de la Provincia de Buenos Aires- se encuentra sin combustibles al momento de escribir esta editorial; y, en consecuencia, están paralizados los móviles policiales, ambulancias y bomberos.

Está claro que, de no ser por los 80 días que lleva el paro del sector agropecuario, el sistema de comercialización y distribución de combustibles líquidos hubiera colapsado completamente, ya que faltan más de 2.000.000 de metros cúbicos.
La Argentina “oficial” asegura que, dentro de tres meses, llegarán 600.000 metros cúbicos de gasoil comprados en Venezuela a muy alto precio y financiado con tasas muy costosas. Estas operaciones han convertido al país caribeño en el principal prestamista de Argentina dando origen a una deuda, que ascendió a 5500 millones de dólares durante la gestión de Néstor Kirchner y se incrementó en 500 en los primeros meses de su esposa.
En la Argentina “que trabaja” el GNC, que representa una alternativa económica, también registra severos cortes y es difícil cargar este combustible apenas transcurridos tres días de bajas temperaturas y habiendo cortado completamente las exportaciones a Chile y el suministro a casi 800 empresas.
A pesar de la dramática caída de las reservas y de la producción de petróleo, la política que se sigue estimula el aumento del consumo de hidrocarburos que no se reponen. Con las retenciones, se ha quitado a las provincias petroleras una porción importantísima de sus ingresos, porque como es sabido este tipo de impuesto sólo engrosa las arcas del gobierno central que, sin ser el propietario de los recursos, se apropia de la mayor parte de la renta.
Como vocero de la Argentina “que habla y sólo se escucha a si misma” el Ministro de Planificación, Arq. Julio De Vido aseguró que el sistema eléctrico estaba “más fuerte que nunca”. Sin embargo, CAMMESA, la empresa mixta que administra el sistema eléctrico nacional, no publicó el mes pasado, por primera vez en su historia, su informe de riesgos para el período abril-septiembre.
En esa misma Argentina se produjo un espontáneo “aplauso para San Pedro” cuando se anunció que “llovía en el Comahue”. Y el santo se lo merecía, porque el mes pasado nos regaló un promedio de tres grados por encima de la temperatura media histórica, que permitió retrasar los inevitables cortes de gas y electricidad.
En cambio en la Argentina “que trabaja” siguen “fuera de combate” más de 6.000 MW, mientras los “muchachos” de Moreno están presionando con su estilo característico a las industrias para que reduzcan su consumo al máximo. Esta Argentina, además del la benevolencia del clima, depende del costoso auxilio del Brasil.
Pese a la ayuda del cielo y de los brasileros, bastaron pocos días de bajas temperaturas para que el sistema quedara al borde del desastre casi sin ningún margen de reserva. Si el consumo hubiera subido 100 MW más de los 18.613 registrados en el récord, el sistema hubiera debido recurrir a la aplicación de cortes generalizados. Y nos encaminamos a superar esa cifra.
La “Argentina que sólo habla” se maneja con su versión de la inflación “oficial” que resulta apenas un tercio de la real, que destruye los ingresos y el nivel de vida de la “Argentina que trabaja”.
La Argentina “que sólo habla”, mientras mantiene prioridades esotéricas como
- el tren bala,
- la adquisición un nuevo y suntuoso avión,
- los viajes principescos y
- el fasto innecesario y dispendioso,
- reparte subsidios y contratos entre un pequeño grupo de amigos y adictos.
Entre tanto, la “otra” Argentina, convive diariamente con degradación de una infraestructura colapsada de servicios públicos precarios e insuficientes.
Entre ambas realidades, existen también grandes diferencias económicas.
Por ejemplo, pagamos a un productor argentino de gas 1,40 dólares por MMBTU, a nuestro gran aliado “boliviano” 7,8 dólares por MMBTU y al gas que se regasificará en Bahía Blanca contratado por ENARSA 19,50 dólares por MMBTU.
El fuel oil que se adquiere al otro aliado (Venezuela) para reemplazar al gas que no hemos desarrollado, lo pagamos 400% más caro aún, y para colmo no guarda los parámetros de calidad necesarios.
Un panorama similar acontece con la electricidad. Un generador argentino cobra 25 dólares por MW/h suministrado –y lo recibe con un año de atraso-; la energía comprada a Brasil se paga a razón de 330 dólares por MW/h y en las últimas licitaciones de ENARSA se pagará a los empresarios “aliados” una cifra cercana a los 350 dólares por MW/h.
Podríamos pasar horas desarrollando este contrapunto de disparidades entre esas dos visiones de la realidad. Pero lo cierto es que no hay dos sino una única Argentina, muy real y concreta. La otra es tan sólo un espejismo, una fantasía o una locura.

Carlos J. Aga - "Portal Energético Internacional" - Martínez - 6-Jun-2008

No hay comentarios: