miércoles, 11 de junio de 2008

No hace falta el FMI, las condiciones las impone el "CGC"

Tras varios años en los que la economía creció a tasas chinas, el escenario actual preanuncia un enfriamiento de las principales variables macro y micro. El país encontró su propio Fondo. Cuáles son los factores que llevaron a esta situación. Qué se espera que ocurra en los próximos meses.

La historia económica argentina y de gran parte de los países subdesarrollados de los últimos 50 años estuvo signada a la hora de definir el contexto de política económica, por la presencia del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para muchos, desde su creación en la post guerra, el FMI fue nada más y nada menos que el origen de todos los males que aquejaron a los argentinos durante décadas.Se escuchó hasta el cansancio que las políticas del FMI sólo llevaban a
- el ajuste,
- el enfriamiento de la demanda,
- la mayor desocupación,
- la desesperanza. En muchos casos, la tozudez de los hombres y mujeres del staff del organismo internacional fue de gran ayuda para el discurso de sus detractores. El motivo: la receta siempre era la misma.
- Achicar el gasto,
- reducir el consumo,
- frenar la inflación.
Todo parecía calcado, para cualquier economía y bajo cualquier circunstancia. Pero desde hace ya bastante tiempo, la economía argentina canceló su deuda con el organismo y con ello logró liberarse de las “garras de león”.Eran años
- de bonanza,
- de crecimiento a tasas chinas,
- de creación de empleo,
- de crédito accesible y a tasas menores que la inflación.
Con
- cuentas fiscales que mostraban mes a mes récord de recaudación
- que permitían avanzar en el tan postergado déficit social. Pero como decía una vieja serie televisiva, “de repente, algo sucedió”, y esta vez no fue precisamente por culpa del Fondo:

el Gobierno instauró las retenciones móviles para la soja.

Y es probable que, de no resolverse la situación, esa fecha sea recordada en el futuro como el principio del fin del ciclo económico más exitoso de la historia argentina. Ese día nació el "Conflicto Gobierno-Campo - el CGC". Los paradigmas del modeloSiempre se sostuvo que el actual modelo económico se basa en algunas cuestiones básicas, tales como:
- Dólar alto que le de competitividad a la industria
- Impulso permanente a la demanda interna
- Esquema de subsidios y tarifas diferenciadas en beneficio de los sectores urbanos
- Tasas de interés bajas para alentar el crédito
- Superávit fiscal, fundamental para la obra pública
- Superávit comercial, fundamental para el ingreso de divisas
Este era, con algunas otras variables, el modelo. Pero a partir de mediados de abril la cuestión cambió. Y el modelo comenzó a resentirse.Los hechosEl agravamiento del ya perenne CGC generó, y continúa generando, una enorme incertidumbre en la población, que fiel a su memoria, opta por el refugio tradicional argentino, la compra de dólares. En su último informe, M&S Consultores expresa: "la Argentina está en un momento bisagra. Si el conflicto con el campo continúa un par de meses más y el mercado cambiario no se normaliza, el nivel de consumo va camino a un parate fuerte hacia el tercer trimestre del año. Se observa a hoy una importante diferencia entre el interior y la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. En pocas semanas, las reservas del Banco Central cayeron de u$s 51.000 millones a poco mas de u$s 48.800 millones. Gran parte de las compras provino de retiros masivos de fondos del sistema financiero, que se redujeron en unos $6.500 millones, que estaban depositados no sólo en plazos fijos – ahorro -, sino también en depósitos transaccionales – cuentas corrientes y cajas de ahorro.


Asociado a este significativo retiro, en los primeros días se produjo
- la suba acelerada del precio del dólar y
- de las tasas de interés por los depósitos a plazo. Cabe señalar que los bancos vieron como en muy poco tiempo la ecuación de liquidez comenzaba a ser más ajustada y obraron en consecuencia. Empezaron a - subir las tasas de los créditos y
- más adelante, en la medida que la salida de depósitos no mermaba, a restringir su otorgamiento. Hoy las tasas activas, por operaciones de crédito a empresas están en niveles del orden del 28%, con plazos mínimos, que desalientan cualquier iniciativa, mientras que los personales tienen un costo financiero total cercano al 40 por ciento.
Conclusión: el consumo basado en el crédito, por ejemplo a través de personales, tarjetas de crédito, prendarios o hipotecarios, se va frenando a pasos agigantados.
Algo similar ocurre con la inversión de las empresas.
Primera conclusión: las tasas bajas parecen ser cuestión del pasado y el modelo hiperconsumista se muestra como agotado.
Volviendo al dólar, la suba inicial de su cotización se revirtió por la acción del Banco Central. Pero no sólo buscó nivelar el precio sino que, por el contrario, lo llevó a niveles mínimos que causan asombro entre los operadores cambiarios y alarma entre los empresarios. Hoy el dólar real, ajustado por la inflación “real” está cada vez más cerca del $1,40 de equilibrio de principios del 2002 y cada vez más lejos del 3 x 1.


Pero esto no es meramente circunstancial, ya que con su intervención en el mercado de futuros, el BCRA está fijando valores para fines de junio del orden de $3,05 y para fin de año en $3,15, aunque este valor no deja de caer rueda tras rueda. Como consecuencia de todo ello, y de la incertidumbre, que es el eje que motoriza toda esta situación, el hombre común y las empresas hacen su lectura de la realidad y
- siguen comprando dólares y
- retaceando cada vez más consumo e inversión.
Conclusión dos: con este accionar, el modelo basado en el tipo de cambio alto, tantas veces declamado por las autoridades económicas, se está desactivando de forma acelerada.Esta vez la economía encontró su propio “FMI”, que sin discursos ni recetas le está marcando el camino.
- Suba de las tasas de interés,
- menor consumo,
- menor nivel de actividad,
- probablemente menor inflación.
Una receta ortodoxa en manos de millones de ministros de economía, sin discursos ni medidas concretas. Como sigue la historiaEl trabajo de M&S expresa que "la crisis del campo (de persistir) puede ser para el nivel de actividad de 2008 lo que el default de Rusia fue en 1998. En aquel momento, se paró de golpe el ingreso de capitales y el nivel de actividad se frenó bruscamente".
"El PBI promedio del año dio + 4% pero con un primer semestre de + 6,5% y un segundo semestre de 1,4. Hoy, el mayor riesgo que se corre es que el barquinazo que dio el mercado cambiario desde que los productores no venden normalmente la cosecha, seque de liquidez la economía.
En este modelo, cuando faltan divisas automáticamente empieza a haber menos pesos en la calle y en los bancos", agrega. Si el CGC se instala en forma “permanente”, por el lado del dólar todo parece indicar que su cotización se mantendrá muy por debajo de los $3,22 que alcanzó en los momentos de máxima tensión. En términos reales, es muy probable que siga perdiendo terreno. Como consecuencia de ello, se encarecerá el costo de las exportaciones.
En forma paralela,
- avanzarán las cada vez mayores importaciones,
- desplazando a la producción local de góndolas y mostradores, y
- ello se reflejará en el malestar de la industria, por el menor nivel de actividad.

Para Rodrigo Álvarez, economista de Ecolatina, seguir con esta política de dólar bajo es un error. “El Banco Central tiene poder de fuego para poner el dólar en el nivel que considere conveniente y la lección para los que salieron a comprar dólar a $3,25 está clara. Este dólar sólo afecta a los sectores productivos y como señal ya está”.
“Por otro lado, el mantenimiento del dólar en estos niveles es una cuestión política. Pero con el dólar bajo, es difícil mantener la competitividad”, agrega Alvarez. El hombre de Ecolatina agrega que “el problema principal que tenemos que destacar es la inflación, que licua las ganancias. Este escenario no es como la economía de 2002 y sin un plan de estabilización de precios, no tiene sentido”.Por el lado del crédito, todo parece indicar que
- seguiría escaseando,
- sería más restrictivo,
- con tasas de interés reales positivas,
- pero sobre la inflación real.
Ello llevaría a una reducción de la demanda y se desactivaría otro de los ejes del modelo, el aliento al hiperconsumo. Por lo tanto, la reducción de la demanda podría tener efectos “positivos” sobre la inflación, y es aquí donde se entrelazan el CGC y el FMI. Pero esta vez no haría falta la presencia de misiones del organismo ni discursos del ministro de turno por la cadena de radio y televisión. La propia realidad está produciendo el ajuste, aunque se le eche la culpa a otros.

Overview comenta que "el impacto sobre el consumo se notó ya algo en abril. El Indicador de Consumo Masivo M&S registró una suba de apenas 2,1% contra abril de 2007. Venía creciendo muy firme hasta febrero (en torno al 11% anual) y dio 8,4% anual en marzo. El freno está concentrado en las cantidades consumidas de alimentos, indumentaria y otros artículos de consumo: cayó 1% contra abril del año pasado".
Según el informe, "sólo siguió bien lo que representa "consumo defensivo" que se anticipa. En mayo, los números pintan aún peor.
- Si el conflicto sigue,
- y la liquidez se sigue planchando,
- el nivel de consumo va camino a un parate fuerte hacia el tercer trimestre del año. Si se supera el conflicto el panorama cambiaría, pero no necesariamente para bien, pues la maraña es tal, que las tensiones no se superarían por el solo hecho de desaparecer el CGC.
Para M&S, "si el gobierno termina arreglando con el campo se alarga el horizonte aunque igual van quedar secuelas.
- Primero, está la tasa de inflación. Está más alta y más arraigada que en febrero, antes del conflicto. Con la inflación más alta, los depositantes piden un interés mayor y los tomadores de crédito se ponen más cautelosos".
- Segundo, está la dolarización de portafolios, que quedará estacionada seguramente en un escalón inercial más alto.
- Tercero, habrá que ver cómo queda la oferta de divisas: cómo da la producción agrícola y agroindustrial de 2009 y cómo las importaciones que están volando".
Claudio Mauro de M&S Consultores, expresa que “la economía actual esta ligada al conflicto con el campo. Una vez que este se resuelva, el modelo volverá a ser el de antes, con un dólar alto que a fines de 2008 llegaría a 3,20 pesos”.
Mauro agrega que “la economía se va a enfriar, de todos modos en este aspecto se pueden esperar diferentes políticas que llevarían a un desaceleramiento moderado u otro enfriamiento brusco”. O sea, que si se extingue el CGC,
- habrán quedado todos los costos que provocó, que no fueron pocos y
- se perdió muchísimo tiempo en resolver los problemas más acuciantes como
- la inflación y
- la cada vez más notoria caída del nivel de actividad.

Rubén Ramallo - Infobaeprofesional.com - Buenos Aires - 10-Jun-2008

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