martes, 9 de diciembre de 2008

¡No hay problemas de agua en el mundo, sí de inversión!

Dice Ángel Simón, cabeza del Grupo Agbar, segundo operador privado de aguas del mundo, y el primero en Chile, frente al alarmismo por supuesta escasez del recurso.
Explica que se han retirado de Latinoamérica porque no encuentran seguridad jurídica.


Hay toda una ola alarmista con el agua, anunciando que será el motivo de la próxima guerra, que el calentamiento global hará inevitable el colapso mundial. En Aguas de Barcelona (Agbar), el segundo operador privado de aguas del mundo, el diagnóstico no es pesimista. Al contrario."Salvo Asia, que tiene problemas con el agua, en el mundo hay una posición equilibrada entre recursos y consumo", señala Leonard Carcolé, director de Agbar Medio Ambiente. Advierte que el problema es que se requiere infraestructura para sacar el elemento, porque lo fácil, que es tomarlo desde los ríos o los lagos, ya está hecho. "Pero si sumas las napas, hay suficiente agua, el problema en África, por ejemplo, es que el recurso es subterráneo".El ingeniero, sentado en su moderna oficina que ocupa la mitad del piso 26 de la famosa Torre Agbar de Barcelona , prosigue optimista, que además, frente a la escasez, hoy las posibilidades tecnológicas para tener más agua están a la mano.
En junio próximo, estará en funciones en Cataluña una planta de desalinización de agua de mar que proveerá el 25% del elemento que consumen 23 municipios de la región metropolitana de Barcelona. Esto debiera impedir que la ciudad vuelva a ser alimentada por agua llevada en barco desde Francia, como ocurrió frente a la sequía de 2007.En Singapur se logra con éxito otra experiencia: se reprocesan las aguas servidas a través de un sistema de osmosis inversa, que por medio de membranas sólo se deja pasar moléculas de agua. No traspasan ni siquiera los virus o las bacterias. El remanente es tan puro, que incluso se embotella."Esa es una opción abierta para obtener agua potable, aunque culturalmente todavía no se acepta. En España está prohibido por ley convertir las aguas servidas en potables", prosigue Carcolé.Pero Agbar usa el recurso regenerado para refrigeración de equipos industriales y para riego, como también ocurre en Chile, donde Aguas Andinas devuelve al río las aguas tratadas en su planta de La Farfana."En Barcelona estamos en un proyecto donde infiltramos con aguas servidas un acuífero (el bajo Llobregat), lo cual permitirá explotarlo en el tiempo sin agotarlo nunca", dice Carcolé.


El tope: la inversión
Pero no hay panaceas sin costos y el problema es que la infraestructura para satisfacer las necesidades crecientes de la sociedad significa inversión y no todos los gobiernos están dispuestos a subir las tarifas para pagar los nuevos servicios que van exigiendo."La mejor manera de tener tarifas bajas es no invertir. De otra forma, imposible. Cuando un gobierno licita la concesión de un servicio integral del agua (potabilizarla y tratarla), el prestador privado hace inversiones que se suponen garantizadas por las tarifas.
Si la administración deja de aprobarlas, no puede continuar con sus compromisos de inversión", apunta Carcolé.De hecho, el Grupo Agbar se retiró de Brasil, Bolivia y Argentina porque éstos no respetaron los acuerdo tarifarios. También se fue de Uruguay, que estatizó todo, pero le pagó las inversiones al holding.
En junio próximo el 25% del agua que se consume en Barcelona será agua de mar desalinizada por Agbar, cuyo edificio institucional, como un pepino, se ha convertido en un ícono arquitectónico.
El desafío del equilibrio energéticoEn todo los procesos con el agua se consumen energías: para captarlas, potabilizarlas, desalarlas que es más caro que regenerarlas, etc. El director de Medio Ambiente de Agbar, Leonard Carcolé, señala que el gran desafío del grupo es buscar el equilibrio energético del ciclo integral del agua.Para ello buscan la mayor eficiencia, reduciendo el consumo energético en cada etapa. En la depuración separan los lodos (la parte sólida de las aguas servidas que no es basura) y éstos los usan como compostaje en la regeneración de suelos.En Chile el Sexma no ha autorizado este uso agrícola y los fangos terminan en los basurales comunes. Pero sí permite que el gas que se extrae a estos lodos en La Farfana sean el recurso con que Metrogas provee hoy a 35 mil hogares (el 10% de sus clientes gas ciudad de Santiago), lo cual le deja a Aguas Andinas un millón de dólares en utilidades anuales.Alemania ha completado la valorización energética del fango, dándole también un uso de combustible. Y Agbar está en un proyecto en Alicante donde a partir de 2010 estará en funciones un horno que usará estos lodos como combustible en una planta para la producción de cemento.


"Chile tiene las tarifas más bajas de Latinoamérica""
Nuestra apuesta de futuro está en el sector no regulado, que constituye un cuarto de nuestro negocio del agua", señala Ángel Simón, el primer ejecutivo de Agbar, que en Chile controla la empresa sanitaria más grande, Aguas Andinas.Para eso crearon este año Agbar Medio Ambiente, área que gestiona construir desaladoras, depuradoras y generar proyectos para recuperar lechos fluviales, entre otros negocios.
En Chile, la compañía tiene una inversión de US$ 1.200 millones y ha sostenido la posición, considerando que las reglas del juego se mantienen, a diferencia de los otros países de América Latina a los que han abandonado por falta de seguridad jurídica."Siempre hay ruido de que se van a modificar las reglas. De hecho, en el Congreso hay decenas de proyectos vinculados al agua que nos afectan, pero al final hay estabilidad", cree el alto ejecutivo.

Reclamos políticos
Hoy, nacionalizar las aguas es tema en París y también en Chile, liderado por los senadores Carlos Ominami y Guido Girardi. El reclamo es que un recurso natural no puede ser privado."Nosotros gestionamos el agua con independencia de quién sea su dueña", explica Ángel Simón. Agrega que ellos operan de la misma forma las aguas como dueños (en Chile y en Inglaterra) que como concesionarios. Y añade: "La gestión privada no puede actuar a su antojo con el agua si tiene los derechos. Debe haber reguladores que controlen el servicio. El gran problema que vemos nosotros cuando asumimos un contrato de privatización es que la gestión pública no es eficiente, lo cual a la larga se traduce en mayores costos y mayor consumo de agua, aparte de que no se hacen las inversiones requeridas".Frente a las denuncias de las altísimas utilidades que obtiene este sector regulado, Simón argumenta: "En Chile, la empresa obtuvo en 2007 sólo un 7% de utilidades en euros. Con la aplicación (postergada) de las nuevas normas contables IFRS, se podrá constatar la verdadera rentabilidad de Aguas Andinas sobre sus activos, la cual no superará el 8%, muy próximo al 7% mínimo que garantiza la ley".Respecto a la posible protesta que levantará el nuevo incremento tarifario en 2010, que ya se está negociando, el ingeniero replica: "Chile tiene las tarifas más bajas de Latinoamérica y las últimas alzas corresponden a nuevos servicios (el tratamiento que se suma a aguas y alcantarillado). Ahora serán regeneradas las aguas del último sector que falta (Santiago Oriente), lo cual originará nuevos costos. Los últimos reajustes corresponden al 10% de inflación del presente año".Frente a las acusaciones de "reguladores captados por el sector regulado", como acusan senadores como Carlos Ominami, Simón considera que "es una garantía para las partes que en Chile haya una comisión de expertos independientes que resuelva las tarifas. Eso elimina todas las dudas".
23 millones de clientes tiene en el mundo el grupo Agbar.
56% de la chilena Inversiones Aguas Metropolitana (IAM) es del grupo Agbar.
IAM es la dueña del 50,01% de Aguas Andinas.

PILAR MOLINA - JUAN JAIME DÍAZ - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 9-Nov-2008

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