domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Qué viene después de "Europa"?

Algún día, cuando sea escrita la historia del ascenso y caída de la Europa Occidental de posguerra, vendrá en tres volúmenes:
- "Hechos concretos",
- "Ficciones convenientes" y el volumen que todavía se está escribiendo,
- "Fraude".

El hecho más concreto sobre el cual se fundó la Europa de posguerra fue
- la necesidad militar,
perfectamente resumida en la famosa frase de Lord Ismay, cuando sostuvo que
- la misión de la OTAN era
"mantener
- fuera a los rusos,
- dentro a los estadounidenses, y
- controlados a los alemanes".
El siguiente hecho
concreto fue la moneda fuerte, el regalo de Ludwig Erhard, autor de las reformas económicas que
- crearon el marco alemán,
- abolieron los controles de precio y
- controlaron la inflación durante generaciones.
El tercer hecho concreto
fue la creación de Jean Monnet,
- un mercado común que dio a Europa una visión compartida de identidad económica, no política.
El resultado fue
- el llamado "milagro alemán",
- los Treinta gloriosos en Francia y
- el milagro económico en Italia.
Podría haber durado hasta nuestros días, pero no ocurrió.
En 1965, el gasto gubernamental como porcentaje del PIB
- promediaba 28% en Europa Occidental.
Hoy
- asciende apenas por debajo de 50%.
También en 1965, la tasa de fertilidad en Alemania era
- de 2,5 hijos por madre,
mientras que en la actualidad es
- un catastrófico 1,35.
Durante los años de posguerra, el crecimiento anual del PIB en Europa era
- en promedio de 5,5%.
Después de 1973,
- rara vez superó 2,3%.
Mientras que en 1973 los europeos trabajaban
- 102 horas por cada 100 trabajadas por un estadounidense
,
en 2004 dedicaban al trabajo
- solo 82 por cada 100 de los trabajadores en EE.UU.
Fue durante esa desaceleración general que Europa entró en la conveniente etapa de ficción.
Para empezar, existía la ficción conveniente de que
- si uno sumaba el PIB de la creciente lista de estados miembros de la Unión Europea,
- uno tenía una economía cuyo tamaño era superior a la de EE.UU.
- ¿Eso no convertía a "Europa" en una superpotencia económica?
Existía también la ficción conveniente de que
- Europa no necesitaba una sólida capacidad militar cuando
- podía ejercer influencia global a través de la diplomacia y el poder blando.
Otra ficción conveniente era que
- los europeos compartían valores idénticos y por lo tanto
- podían estar sujetos a normas comunes para controlar el delito e imponer castigos.
Existía la ficción conveniente de que
- los continentales no estaban rezagándose en términos de productividad,
- sino que simplemente hacían una elección iluminada en favor del ocio por sobre el trabajo.
Y por último, existía también la extraordinaria ficción de que
- Europa tenía su propio "modelo", distinto y superior al estadounidense, que
- la inmunizaba frente a corrientes internacionales más amplias:
- globalización, islamismo, demografía.
A los europeos les encantan sus vacaciones y pensaban que
- también tenían derecho a unas largas vacaciones de la historia.
Todo eso hizo maravillas, por un tiempo, para
- ocultar los fracasos europeos e inflar el orgullo de Europa.
Pero siempre hay un peligro
- al sustituir grandiosidad por logros,
- confundir pronunciamientos por hechos, o,
- más en general, creer en los disparates propios.
Es aquí donde
- Europa se deslizó de la ficción conveniente al fraude rotundo.
Uno fue
- el fraude de la entrada de Grecia al euro,
un asunto de doble filo ya que
- Atenas mintió sobre las cifras de su presupuesto y
- Bruselas decidió aceptar la mentira.
Otro fue

- el fraude de los criterios de Maastricht,
- las reglas fiscales que se suponía iban a regir el euro sólo para que muy pronto fueran
burladas por Francia y Alemania, y
- luego desechadas por completo en la crisis actual.
También estuvo

- el fraude de la Constitución Europea,
- rechazada de manera abrumadora en los lugares donde se permitió votar sobre ella,
- sólo para ser revisada e impuesta por decreto parlamentario.

Lo que sucede en Europa en la actualidad
- no es tanto una crisis sino una revelación,
- más del tipo Madoff que del tipo Lehman.
- Lo que conmociona es que sea una conmoción.
- Grecia nunca iba a ser rescatada y, tarde o temprano, caerá en default.
- Los bancos que poseen deuda griega, tarde o temprano, serán recapitalizados.
- La recapitalización será costeada por los contribuyentes alemanes y,
- tarde o temprano, los llevará al límite de su paciencia.
- Los chinos no participarán del rescate. Saben que no deben tirar el dinero.
- Y luego Italia seguirá a Grecia.
- La crisis de Europa llegará a las costas de EE.UU., y
- las penurias económicas estadounidenses a Europa,
- una especie de tsunami de ida y vuelta.
EE.UU. sobrevivirá a esto porque EE.UU. es un estado. Pero como alguna vez señaló Bismarck,
- "el que hable de Europa se equivoca,
- Europa es una expresión geográfica".
- La "unión fiscal" que se discute nunca tendrá lugar:
- los votantes alemanes no la apoyarán,
- ni tampoco lo hará cualquier otro país que quiera mantener independencia fiscal, es decir,
- el atributo central de la soberanía democrática.
Lo que está por delante es
- la explosión del proyecto europeo.
Considerando lo que han hecho de este proyecto los líderes europeos durante los últimos treinta y pico de años, no es algo totalmente malo. Pero tendrá un costo enorme.
Los disturbios en Atenas pronto se convertirán en disturbios en Milán, Madrid y Marsella.
- Los partidos alternativos tendrán mayor influencia.
- Regresarán los controles en las fronteras.
- Las monedas resucitarán y luego serán devaluadas.
- Los países elegirán la descomposición por sobre la reforma.
- Será, probablemente, un largo desfile de horrores.
- ¿Dónde está la Europa de Ismay, Erhard y Monnet?
- Está en la memoria, si acaso a alguien le importa recuperarla.
- Démosle otros 50 años y tal vez alguien lo haga.
Bret Stephens - The Wall Street Journal - NYC - 21-Sep-2011


Salir del euro, liquidar la Unión
A los dirigentes de la UE les falta el coraje para defender con firmeza los valores superiores de la gobernabilidad, la estabilidad y la convivencia en el continente.

La hipótesis de que Grecia sea expulsada de la zona euro se extiende desde hace unas semanas con una soltura rayana en la frivolidad.
UBS, Saxo Bank o Goldman Sachs han calculado incluso los costes económicos de tal posibilidad:
- el PIB griego se desplomaría entre un 40% y un 50% en medio de bancarrotas de sus bancos,
- su preocupante deuda se duplicaría de inmediato,
- habría que invertir entre dos y tres billones de euros en recapitalizaciones de entidades
de crédito y seguros por toda Europa,
- cada ciudadano griego perdería al menos 10.000 euros en el primer año...
Además, la resurrección del dracma
- no facilitaría el pago de la deuda de Atenas y
- provocaría el contagio a todo el club de la moneda única europea por
- su demostrada incapacidad de auxiliar a uno de sus socios más pequeños (no llega al 3% del
PIB de la eurozona).
Y, sin embargo, estas tremendas consecuencias económicas son solo eso, consecuencias económicas.
Por eso, son economistas, como el profesor Nouriel Roubini, los que mantienen que
- el daño puede ser "limitado y contenido".
En términos economicistas puede ser, pero
- el riesgo real para los ciudadanos europeos tiene un alcance infinitamente mayor y
apenas se menciona en estos días.
Digámoslo enseguida:
- la salida del euro de un país provocaría el fin de la unión monetaria y, muy probablemente,
- la inevitable liquidación de la propia UE.
Preocupados en exclusiva por
- los mercados, la deuda soberana o la ortodoxa disciplina presupuestaria,
- a nuestros dirigentes europeos les está faltando el coraje de reaccionar con determinación
- para defender los valores superiores de
- la gobernabilidad, la estabilidad y la convivencia en el continente.
No es extraño, por tanto, que ya no escuchemos jamás el término "familia" para hablar de la Unión, y sí oigamos que
- los españoles son "vagos",
- los griegos "mentirosos y despilfarradores",
- los alemanes "egoístas"...
Intentemos vislumbrar qué ocurriría si Grecia fuera expulsada del euro como recomienda, entre otros, el primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, que gobierna gracias al apoyo del ultraderechista Geert Wilders.
- ¿Acaso no se plantearía de inmediato la expulsión de Portugal?
- ¿Y por qué no Irlanda?
- ¿Quién sería el siguiente?
- ¿España o Italia?
Seguramente porque el reguero de salidas forzosas sería imparable, el alemán Hans-Olaf Henkel, exjefe de la patronal industrial, ha propuesto lo opuesto:
- la huida hacia adelante del próspero bloque del Norte,
- la salida conjunta del euro de Alemania, Finlandia, Austria y Holanda.
O sea, que
- la destrucción de la moneda europea estaría garantizada,
con independencia de que el primer zarandeo fuera
- un movimiento defensivo de los "socios ricos" o un ataque contra "los pobres".
- ¿Qué haría Francia en cualquiera de los dos casos?
Es impensable creer que París rompiera sus lazos con el Sur. Conviene recordar que
- la construcción europea, tras dos guerras mundiales,
- está basada en el entendimiento de Francia y Alemania.
Y una vez dinamitada la unión monetaria,
- ¿qué posibilidades de subsistencia tendría la UE?
- ¿Pocas o ninguna?
- El euro no se creó como un proyecto económico-financiero.
Por el contrario,
- es el mayor avance político de la Unión.
Y como tal fue concebido. Con imperfecciones, sin duda. Y las estamos pagando.
Pero parece más lógico exigir a los mandatarios europeos que
- se centren en superar esas imperfecciones -
y ya han perdido tres años- que
- no asistir al drama de una muerte por inanición de un pilar básico del armazón europeo.
Pese al abismo al que nos asomamos los europeos
, ni siquiera se ponen en marcha las alarmas.
Podría sospecharse que una generación de desmemoriados

- nos preocupamos en exclusiva de nuestros bolsillos
- en lugar de seguir construyendo un futuro en paz y estabilidad.
El exvicecanciller alemán Joschka Fischer es una sensata excepción.
"La crisis", afirmaba el mes pasado en estas páginas,
- "comienza a socavar los mismísimos cimientos en los que se basó el orden europeo de
posguerra:
- la alianza franco-alemana, por un lado, y la transatlántica, por el otro, que
- hicieron posible un periodo de paz y prosperidad sin precedentes en la historia del continente".
Volvamos al caso griego.
Si Atenas es expulsada del euro,
- ¿Qué posibilidades tendría de seguir en la UE?
- ¿Pocas o ninguna?
Y si abandona la UE,
- ¿Qué repercusiones tendría en sus relaciones con Turquía?
- ¿Cómo afectaría eso al resto de Europa?
- ¿Y a las relaciones Europa-Estados Unidos?
No sería
- el único foco de tensión que pondría en riesgo
- la estabilidad y la seguridad del continente.
Hasta Citigroup, en un vaticinio que muchos preferirán desechar por considerarlo alarmista, augura
- "gobiernos autoritarios o militares, incluso guerras civiles".
Con llamadas alarmistas o no, lo cierto es que son escasas las advertencias de que
- una crisis económica amenaza la moneda única y la UE.
Por el contrario, nuestros dirigentes políticos no hacen nada por ahuyentar un axioma que se instala con más y más fuerza entre los ciudadanos europeos:
- euro es igual a sacrificios, ajustes y recortes del Estado de bienestar.
Y, sin embargo, el camino está más claro que nunca y nos lo están diciendo incluso desde fuera de Europa:
- actúen juntos,
- únanse más,
- lancen soluciones colectivas...
- Se pueden llamar eurobonos, o
- ministerio europeo de finanzas, o
- avances en la unión política o Gobierno económico europeo...
Ah, perdón, es que
- tropezamos con los intereses nacionales.
Sí, lo hemos escuchado tantas veces...
Bueno, pues
- Elijan, señores gobernantes: retrocedamos o avancemos.
Carlos Yárnoz - El País - Madrid - 25-Sep-2011

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