viernes, 27 de marzo de 2009

Obama: La "3ra. Vía" y su resistencia al "populismo"

LA economía puede ser un estado de ánimo, una ciencia falible o simplemente magia, pero será ella la que determine el futuro del presidente Obama.
La fiesta se ha acabado en Washington, como decía el artículo de The Economist sobre la economía española. Ya no hay más hecho histórico que la situación del sistema financiero y los masivos planes de inyección de capital para recuperarlo. No era ese el guión que le habían escrito sus asesores, los intelectuales de Nueva Inglaterra o los artistas de Hollywood. Pero la realidad manda y se impone necesariamente.
Podremos seguir especulando si es el presidente o su mujer Mitchelle quien mejor simboliza el sueño americano -ella es en definitiva nieta de esclavos y él simplemente hijo de un africano becado para hacer el doctorado-, pero la pregunta en toda la prensa americana es
- si Obama se ha vendido al gran capital, como diría José Blanco si las medidas hubieran sido anunciadas por Bush;
- si simplemente no comprende la magnitud del problema, como le reprende cariñosamente el célebre Krugman, que afortunadamente parece haber sucedido a Stiglitz como el economista de referencia de la progresía española, o
- si todavía carece de un plan creíble, como le acusa la derecha republicana.

Pero lo cierto es que, visto desde un pequeño país del sur de Europa donde los grandes debates sobre la globalización se centran en la persecución del castellano como idioma del imperio pasado, la democracia americana da envidia.
Porque su presidente
- no se ha instalado en la nube de su misión histórica,
- no se ha empecinado en imponer su proyecto a la realidad,
- sino que ha reaccionado con inteligencia y rapidez.
- No ha negado los hechos,
- ni ha querido disminuir su importancia lanzando ocurrencias al debate político,
- sino que los ha enfrentado con contundencia.

Desde su visión política y su óptica ideológica, obviamente, pero con capacidad de escuchar y disposición a entender.
Envidia porque
- todo el debate se produce ante la opinión pública y sobre todo ante el Congreso, que es la sede efectiva y no sólo nominal de la soberanía popular.
- Senadores y congresistas escuchan, interrogan, aprenden y proponen respecto al plan económico.
- La administración no esconde documentos,
- no busca el truco efectista que pille en un renuncio a la oposición,
- no entra en descalificaciones morales ni personales,
- sino que se limita a explicar sus propuestas a intentar convencer con argumentos.

Envidia, al fin, porque
- la prensa informa, opina, analiza y critica las distintas propuestas,
- subrayando según su criterio y orientación los aspectos más relevantes,
- pero no hace propaganda, no toca a rebato, ni enseña sus poderes al gobierno.

Tengo mi propia opinión sobre el paquete Obama. Creo que está buscando una Tercera Vía a lo Blair,
- entre intervenir temporalmente la banca americana, nacionalizarla unos años, como le pide la izquierda demócrata, o
- dejarla caer para que purgue sus excesos según el modelo de "destrucción creadora" de Schumpeter.
Obama es un pragmático y su secretario del Tesoro, un funcionario reformista. Ambos creen que pueden definir "un nuevo contrato social" por el que
- el sector privado se compromete a
- inyectar dinero fresco,
- administrar con eficacia y prudencia los bancos y
- actuar con sensibilidad social.

A cambio, el Gobierno
- limita el volumen máximo de pérdidas,
- crea un mercado para los activos tóxicos e
- impone condiciones éticas
- límites salariales y de beneficios y de negocio,
- algo más de crédito
a los sectores elegidos
.
Puede funcionar o haber llegado demasiado tarde.
En cualquier caso, el presidente Obama está legitimado para intentarlo y la democracia americana está demostrando una vez más su solidez.
Ha resistido "la tentación populista", y eso que esta vez el candidato había sido nominado al Oscar
.
FERNANDO FERNÁNDEZ - "ABC" - Madrid - 27-Mar-2009

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