martes, 10 de agosto de 2010

Distribución del ingreso y barreras a la igualdad

Durante las últimas semanas se ha registrado un intenso debate respecto de los resultados que entregó la Encuesta Casen.
En general, éste se ha focalizado en
- establecer las responsabilidades del aumento del índice de pobreza entre los años 2006

y 2009, junto con
- la mayor desigualdad de la distribución del ingreso en dicho período.
Más allá del fragor asociado al debate político, un análisis riguroso de los resultados hace necesario establecer los elementos esenciales para construir un diagnóstico.
En lo que se refiere a la distribución del ingreso, es importante comenzar el análisis a partir de la premisa de que
- sus cambios son lentos, puesto que los resultados que arroje una medición de la estructura de ingresos en un momento del tiempo dependerán, en gran medida, de las condiciones que prevalecieron en esta economía en el pasado.
En efecto, gran parte de los ingresos considerados en la estimación corresponderán a
- trabajadores que se han mantenido por décadas en el mercado laboral y
- que muy probablemente concluyeron su proceso de capacitación.
Como ha señalado el economista de la Universidad Católica Claudio Sapelli, esta realidad debiera llevar a un análisis más detenido de los cambios marginales que muestra la distribución del ingreso a lo largo del tiempo, a medida que se añaden observaciones.
Esto es, resulta necesario establecer
- si las diferencias de ingreso y capacitación entre los jóvenes que se incorporan

al mercado laboral
- muestran variaciones relevantes respecto de las prevalecientes entre los trabajadores

más antiguos,
- dando cuenta de un progresivo acortamiento en éstas o -alternativamente- de
- una tendencia a que esta desigualdad se mantenga o, incluso, aumente.
Desde esta perspectiva,
- parece poco razonable esperar cambios sustanciales en la distribución del ingreso

en períodos tan breves de tiempo,
como son los que transcurren entre cada Encuesta Casen.
De hecho, incluso
- una agresiva política de transferencias a los grupos más pobres,
- dirigida a elevar el "ingreso monetario" de éstos no resolverá la situación de fondo, en tanto
- el ingreso de largo plazo de este grupo será fuertemente sensible a los vaivenes de

la economía y a las finanzas públicas.
Un segundo elemento importante de considerar se refiere al hecho que
- el aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso es un fenómeno que
- se ha detectado en diferentes economías en las últimas décadas.
- En general, este fenómeno se ha adjudicado a las significativas diferencias de calidad en

la educación.
En efecto, en organizaciones económicas que valoran fuertemente el conocimiento, como fuente del crecimiento de la productividad y las ganancias, es razonable esperar que se observen importantes brechas en las remuneraciones de diferentes trabajadores, en función de la calidad de los estudios y del posterior proceso de perfeccionamiento y actualización de éstos.
Resulta desalentador constatar cómo
- los mismos defensores de la igualdad de oportunidades
- no impulsan con energía acciones conducentes a eliminar las barreras
- que impiden el establecimiento de criterios de eficiencia y calidad en la educación pública.
En efecto, no se trata de abordar el problema exclusivamente
- a través de un mayor gasto fiscal en educación,
- el que con frecuencia sólo lleva a obtener los mismos resultados pero más caros,
- sino que promover una estructura de incentivos
- que conduzca a una asignación más eficiente de los recursos en este sector.
Al revisar la realidad chilena se encuentra que
- la tasa de retorno de la educación universitaria es habitualmente muy elevada,
- por lo que un indicador de una tendencia al acortamiento de las desigualdades en

la distribución del ingreso
- sería un aumento progresivo en el acceso de jóvenes de los quintiles más pobres
- a carreras de alto retorno en buenas universidades.
Si bien la evidencia muestra algún progreso en esta dirección, estos son modestos, dando cuenta de un proceso bastante lento, como resultado de las debilidades que muestra el sistema de educación escolar al que acceden los jóvenes pertenecientes a los grupos más pobres de la sociedad.
Ciertamente,
- esta es un área crítica en orden a remover las barreras a la igualdad de oportunidades.
En lo que se refiere a
- la trayectoria observada por el índice de pobreza,
- existe cierta coincidencia en cuanto a que éste se redujo fuertemente
- en el período de alto crecimiento de la economía chilena, entre 1986 y 1998.
Por otro lado, es razonable suponer que el aumento que muestra la última Encuesta Casen está influida por el ciclo recesivo asociado a las turbulencias de la economía mundial.
De lo anterior se refuerza
- la importancia del crecimiento como principal herramienta para reducir la pobreza.
- Esto implica trabajar activamente para crear condiciones amistosas a la inversión y

la creación.
En un contexto en el que la economía chilena no ha escapado a un ambiente muy crítico de los mercados, las finanzas y la empresa privada que muestran algunas economías industrializadas, resulta preocupante constatar cómo el debate público sigue mostrando
- una importante confianza colectiva en la "mano visible" de los gobiernos,
- en desmedro de la competencia y los mercados,
lo que en definitiva conspira contra el objetivo de
- el crecimiento elevado,
- la reducción de la pobreza y
- una mayor igualdad en la distribución del ingreso.

Francisco Rosende - Decano Facultad de Economía de la U. Católica - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 10-Ago-2010

No hay comentarios: