miércoles, 20 de junio de 2012

Dos burbujas, el euro y el ladrillo, y un destino



Vengo de participar en una interesante discusión organizada por el Aspen Institute España que preside Javier Solana y dirige José M. de Areilza.

La discusión ha tenido como excusa la presentación del libro de Andrés Ortega y Angel Pascual-Ramsey “¿Qué nos ha pasado: El fallo de un país”, un interesante libro escrito por dos “fontaneros” (como se llama en el argot a los que trabajan en las oficinas del Presidente del Gobierno). Ya reseñé el libro en una entrada anterior así que no volveré sobre el argumento sustancial del libro que es
- el análisis de cómo se desencadenó y a la vez encadenó
- la crisis en la que vivimos inmersos.
Me quedo, como punto de arranque para esta entrada, con una reflexión de los autores cuando planteaban que
- la crisis actual no es una tormenta, ni siquiera un tsunami,
- sino algo más parecido al cambio climático, es decir,
- un fenómeno que cambia
- todos los parámetros de nuestra convivencia,
- todas las estructuras de oportunidades e incentivos,
- todos los cálculos de costes y beneficios,
- todos nuestros horizonte temporales y existenciales.
Eso es válido respecto a España, que
- se tendrá que reinventar casi por completo
- desde el punto de vista económico para
- superar el shock derivado del estallido de la burbuja
  inmobiliaria y de
- el agotamiento de un modelo productivo basado en
- la construcción,
- bajas cualificaciones y
- escasa capacidad de innovación.
Como ha demostrado la reunión organizada por Aspen, en España
- hace falta un debate de fondo sobre
- el modelo productivo,
- el modelo político,
- los problemas que tenemos para generar innovación y
  conocimiento,
- los desincentivos que pesan sobre los emprendendores,
  los educadores los productores de conocimiento etc.
Sin ese debate sobre
- lo que hay después de la burbuja inmobiliaria,
- los gobiernos, este u otros, darán bandazos sin mucho
  sentido quedando al pairo y,
- por tanto, a merced de lo que otros deciden por ellos.
Al tiempo,
- esta necesidad de reinvención
- es también válida en lo que concierne a Europa, que
- tendrá que rehacerse de arriba abajo,
pues esta crisis ha expuesto
- todas las inconsistencias de un diseño
- incompleto, en el mejor de los casos, o
- defectuoso y, también,
- fallido, en el peor de ellos.
Como ha señalado recientemente George Soros,
- la construcción europea también puede verse como
  una burbuja:
- sólo unas expectativas crecientes y, en parte, erróneas,
  pueden explicar que
- los mercados se creyeran que
- la unión monetaria era realmente una unión monetaria.
Como señala el diplomático español Enrique Mora, jefe de la unidad de análisis y prospectiva del MAEC, en su respuesta a Soros, publicada en Opendemocracy, que
- los mercados asignaran una prima de riesgo idéntica,
  igual a cero,
- a la deuda griega y a la deuda alemana no deja de validar
  esta idea de
- el efecto burbuja creado por el euro.
Europa se ha construido paso a paso, pero
- ya no hay mucho incrementalismo disponible para hacer
  pequeños pasos:
- la unión bancaria y la unión fiscal significan
- la mutualización de las deudas privadas y públicas,
  respectivamente,
- lo que significa, inevitablemente,
- la unión política.
- Dos burbujas, el euro y el ladrillo, que
- se han retroalimentado mutuamente,
- han estallado.
El silencio posterior es revelador:
- quizá vamos a la glaciación más que al calentamiento.
José Ignacio Torreblanca - El País - Madrid - 20-Jun-2012

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