viernes, 12 de febrero de 2010

Cero patatero a todos

Hoy sabemos que el talante no era la cara pública de un estadista, sino la máscara de un mediocre.

Es fácil ponerse de acuerdo en lo sustancial: Zapatero no sabe por dónde navega, huérfano de una hoja de ruta que lo libere del desconcierto que lo invade. Y que nos libere a todos del naufragio que sufrimos.
Sin duda es lo que tiene el populismo, que
- funciona en los momentos de euforia, pero
- se quiebra, cual cristal de Bohemia, al primer atisbo de crisis.
Hoy ya sabemos que
- el talante no era la cara pública de un estadista,
- sino la máscara de un mediocre.
- Y cuanto más intenta recuperar el liderazgo, más aparece su camuflada inconsistencia.
Sin ninguna duda, Zapatero no pasará a la historia por ser uno de los grandes presidentes de España. Lo cual no significa que algunos de sus logros, especialmente en materia de derechos civiles, no hayan sido relevantes.
Pero la historia exige algo más que decisiones tácticas, porque
- su pasta no está hecha de la contingencia política,
- sino de los grandes aciertos en momentos de crisis.
Ese es el único examen
- que un estadista aprueba y
- un simple político reprueba:
- la navegación acertada, en los tiempos de las grandes tormentas
.
Y, por lo que resulta evidente, Zapatero sólo navega bien con viento a favor, lo cual, más que una habilidad, es una circunstancia.
De ahí que la situación actual sea tan alarmante, porque nos hemos quedado sin timón, pero además hemos descubierto que no teníamos capitán. Sin embargo,
- ¿El resto está a la altura?
- ¿El entramado diverso y ruidoso de partidos que conforman el arco parlamentario,
- con el Partido Popular a la cabeza de la oposición,
- demuestra una categoría política acorde con la gravedad de la situación?
Sé que es injusta la generalización, porque alguno está haciendo esfuerzos por arrimar el hombro, pero en general, lejos de entender que la urgencia de la crisis exige una gran altura de miras,
- los partidos chapotean en ella con la alegría de los niños el día libre de clase, y
- más que atender a la crisis, la usan como ariete para laminar al Gobierno.
Es tal la irresponsabilidad
, que en todos estos meses de gravedad económica hemos asistido
- tanto al naufragio del Ejecutivo socialista,
- como a la esterilidad de propuestas de la dirección pepera,
- más preocupada en atizar a Zapatero que en reconstruir el país.

Bien. Se han divertido un tiempo. Pero ya sería hora de entender que
- la diversión se ha acabado y que la gravedad de la situación obliga
- al esfuerzo del consenso y no a la juerga del disenso permanente.

- ¿Realmente creen nuestros políticos que la gente podrá entender que, lejos de buscar una salida a la crisis, y
- dedicar a ello todos los esfuerzos, se hayan entretenido en tirarse los trastos a la cabeza?
Esta debería ser, hoy por hoy, la única prioridad política, y si no es así, llegará un momento en que la gente enviará a los políticos al infierno.
- Porque esta crisis no sólo mide la categoría de un ejecutivo.
- Mide la categoría de toda la clase política.
Pilar Rahola - "La Vanguardia" - Barcelona - 12-Feb-2010

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