viernes, 5 de febrero de 2010

El rosario de Zapatero

La pregunta final es:
- ¿A quién rezó? Si no cree,
- ¿Estaba haciendo mimo?
- ¿Le hizo trampas a Dios?

- Se imaginan el barullo político que habría montado el PSOE si Aznar, en sus épocas de botas tejanas, hubiera ido a pasar el rosario en un acto convocado por una entidad cristiana conservadora?
- ¿Se imaginan lo que habría salido por la boca de José Blanco, otrora el martillo de herejes de la maldad pepera?
- ¿Y qué lindezas habría dicho Leire Pajín, cuyo papel de chica grillo lleva con gran afán?
Es difícil encontrar un equivalente español de The Fellowship, la poderosa y ultra organización cristiana que acogió el National Prayer Breakfast, donde Obama y sus invitados elevaron sus rezos al cielo, pero podríamos imaginar a los Legionarios de Cristo, y no ir muy desencaminados.
La cuestión, sin embargo, no es quién invita a rezar, ni los católicos, como Duran Lleida, que aceptan una invitación coherente con sus creencias.
La cuestión es que Zapatero,
- el líder de la confrontación permanente con la Iglesia católica,
- el político que ha basado parte de su propaganda en hacer de comecuras y
- sacar los colores a las ideas reaccionarias de dicha Iglesia,
se vaya, raudo y veloz, a rezar al ladito de Obama, a ver si se le pega algo del carisma perdido.
Es decir, está tan desesperado con el naufragio de su imagen política, que abandona por un tiempo su militante laicismo, para dejarse amparar por la mano divina, quizás convencido de que
- es compatible machacar a la Iglesia en España y
- rezar con sus voces más ortodoxas en EE.UU.
Sin embargo, la contradicción resulta muy hiriente.
- Primero, porque hablamos del hombre que ha reabierto el debate sobre el aborto y ha legalizado los matrimonios gais, y rezó en una convocatoria de la organización más antiabortista de EE.UU. y que abiertamente ha luchado contra dichos matrimonios.
No sé, pero no puedo evitar tener una brutal sensación de notable hipocresía. Aquello de la doble moral, pero en su versión atea.

- Segundo, porque la práctica, muy norteamericana, de mezclar la creencia religiosa con la acción política no casa con un líder que ha basado su ideología en todo lo contrario, en dejar claro que no debe casar lo espiritual con lo terrenal.
- Y finalmente, porque la misma acción que, perpetrada por Obama y Zapatero, es digerida sin problemas por la progresía oficial, habría sido brutalmente denostada en las épocas de Bush y Aznar, y considerada un ejemplo evidente de maldad ultraconservadora.
Lo cual remite a Aristóteles, que aseguraba que "no se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto".
No se puede ser en la vida civil...,
porque parece que en la política cabe todo, incluso que un aguerrido anticlerical se ponga a rezar en un foro cristiano ultraconservador.
La pregunta final es:
- ¿A quién rezó? Si no cree,
- ¿Estaba haciendo mimo?
- O, peor, ¿le estaba haciendo trampas a Dios?
- Y si cree, ¿ha engañado al personal?
Sea como sea, todo parece bastante delirante.

Pilar Rahola - "La Vanguardia" - Barcelona - 5-Feb-2010

El principio del fin

El presidente recitó con palidez lírica, con blancura de cisne agónico, sus canciones de siempre.

La oración americana de Zapatero tuvo algo de "canto del cisne". Según el tópico, en el momento de morir, el cisne modula una bella melodía.
Ayer, desayunando en la cima del mundo junto a Obama, Zapatero, mientras en España todos los elementos parecían haberse confabulado en su contra, recitó con una palidez lírica, con blancura de cisne agónico, algunos de sus más característicos ítems.
- "No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país", afirmó llevando la Biblia a terreno socialdemócrata.
- "No dejemos de velar por la integración de quien ha venido a trabajar y a convivir en nuestros países", sostuvo apoyándose en su bondadoso, aunque equívoco, rictus universalista.
Y en lugar de amilanarse ante el auditorio religioso que lo acogía, se reafirmó en su desprecio por la moral pública, que la izquierda española ha regalado a la derecha, enarbolando su bandera presidencial, que no es otra que su apuesta por la moral individual:
- "Hoy mi plegaria quiere reivindicar el derecho de cada persona en cualquier lugar del mundo a su autonomía moral (...),
- "Hoy mi plegaria quiere reivindicar la libertad de todos para
- vivir su propia vida,
- vivir con la persona amada y
- crear y cuidar su entorno familiar mereciendo respeto por ello".
Un escriba de la Moncloa le compuso una oración medida, pero abstracta; y el presidente la leyó con su tradicional estilo desnatado.
En el desayuno de Washington se escuchó una oración carente de sal y pimienta verbales. Tal estilo ideologista contrasta con la formidable prosa de Obama, en la que con gran sentido de la comunicación se mezcla
- lo concreto y lo abstracto,
- lo general y lo personal.
Obama sabe que el principio básico de la comunicación política es la "captatio benevolentiae", un arte que ya Demóstenes conocía, pero que Zapatero y sus asesores ignoran.
Zapatero pronunció en Washington un discurso para los españoles. Con una literatura ideológica fosilizada por la cruda realidad, pretendía Zapatero protegerse del diluvio que le cae encima.
Un diluvio que está dejando fuera de juego a su Gobierno:
- impotencia ante el paro colosal,
- bandazos sobre la jubilación y
- las sagradas pensiones,
- sensación de desconcierto,
- doble lenguaje (en Davos y en casa)...
Un diluvio que hunde
- las perspectivas de la economía española, pero
- también las de Zapatero y su partido.
Se publica una encuesta en forma de guillotina, se desenfundan las navajas en el PSOE, los sindicatos amenazan, síntomas de muerte prematura aparecen en la carrera de San Jerónimo...

- ¿Este colosal diluvio intentó capear Zapatero con el paraguas de la oración de Washington?
El cisne desayunó finalmente entre los grandes, pero, de regreso a casa, tendrá un corte de digestión.
Como diría Talleyrand,
"estamos en el principio del fin".

Antoni Puigverd - "La Vanguardia" - Barcelona - 5-Feb-2010

La "Captatio benevolentiae" - Wikipedia
Del latín captatio ('captación, acción de buscar algo') y benevolentia ('benevolencia') en el
caso genitivo, es un recurso literario y retórico a través del cual el autor intenta atraerse la atención y buena disposición del público, en el caso de un discurso, o lector, si apareciese en una obra escrita.
Los autores hacen alusión la mayoría de las veces a que los oyentes o lectores sean comprensivos con sus errores aduciendo alguna excusa o razón, si bien en muchos de los casos es, presumiblemente, falsa modestia.




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