Nadie pone en duda que el boom ha creado una enorme riqueza para la élite ejecutiva y ha contribuido a mejorar las vidas de cientos de millones de personas. Pero los beneficios de este crecimiento no se han extendido a la gran mayoría. Además, una serie de escándalos de corrupción ha expuesto la falta de un gobierno eficaz en India.
En una aparición en televisión, Azim Premji, el presidente del gigante de servicios informáticos Wipro Ltd., describió la situación como una "calamidad nacional". En enero, Premji y otros 13 líderes de empresas, jueces jubilados de la Corte Suprema y ex gobernadores del banco central, expusieron sus quejas en una carta llegando a los sectores pobres y marginados de forma adecuada debido a los impedimentos al desarrollo económico", escribieron.
No se suponía que esta fuera la imagen de India 20 años después de abandonar un modelo económico centralizado, abrazar el capitalismo e iniciar el despegue económico. Las reformas históricas de 1991 partieron de la promesa de transformar el país de una economía agraria a una industrial, lo que se tradujo en una mejor calidad de vida para todos sus habitantes.
Otros países asiáticos, incluyendo China y Corea del Sur, recorrieron este camino con éxito. India disfrutó de unos años de crecimiento asombroso, pese a tener problemas que sus vecinos no compartían, como un complejo sistema de castas que imponían inquebrantables diferencias sociales.
Estos problemas han estancado su transformación. La educación pública está en ruinas. Ninguna empresa estatal de peso se ha privatizado en años. La prometida modernización del sistema financiero ha avanzado a duras penas y la reforma agraria necesaria para estimular la industrialización ha sido imposible desde el punto de vista político. La desnutrición sigue siendo generalizada.
Los funcionarios del gobierno reconocen que el proceso de reforma necesita ser revitalizado. "Debemos redescubrir rápidamente el viejo sentido de la audacia y tomar decisiones osadas, que estoy seguro que tomaremos", dijo el ministro del Interior, Palaniappan Chidambaram, quien jugó un importante rol en las reformas de 1991.
El gobierno, dice, ha tomado varias medidas hace poco para ayudar a los pobres, estableciendo un programa de almuerzos en las escuelas y proponiendo una ley para hacer que el acceso a los alimentos sea un derecho fundamental. Ravi Venkatesan, quien hasta el martes dirigía la filial de Microsoft Corp. en India, advierte que hay mucho en juego.
"Podríamos terminar con una sociedad inestable, a medida que las aspiraciones van en aumento y aquellos que quedan rezagados ya no se conforman con vivir sus vidas. Ya se pueden ver muestras de ira", asegura. El destino de India es vital para las economías desarrolladas, para las que el país de 1.200 millones habitantes es un mercado de exportación cada vez más importante, una fuerza estabilizadora en una región peligrosa y un contrapeso al auge de China.
El proceso de liberalización económica de India arrancó a partir de una crisis financiera en 1991, cuando estuvo a punto de declararse en cesación de pagos. Manmohan Singh, el actual primer ministro era entonces el ministro de Hacienda, y las iniciativas que implementó evitaron el colapso financiero.
En muchos aspectos importantes, los cambios transformaron el país en una historia de éxito. La esperanza de vida aumentó a 64 años en 2008,, frente a los 58 de 1991. La alfabetización se ha propagado. Centenares de millones de personas empezaron a recibir mayores ingresos. El Producto Interno Bruto per cápita subió a US$3,270 en 2009, en comparación con US$925 en 1991, según el Banco Mundial. Industrias otrora estatales, como las aerolíneas y las telecomunicaciones, ahora están en manos privadas. El sector de la tercerización es un modelo global por su calidad y bajos costos.
Sin embargo, otros indicadores del bienestar nacional pintan un cuadro más sombrío. "¿Qué es lo que han hecho la globalización y la industrialización por India?", se pregunta Venkatesan, el ex ejecutivo de Microsoft. "En torno a 400 millones de personas han visto los beneficios, pero unos 800 millones no".
El consumo de calorías por el 50% que constituye la base de la pirámide de la población india está en declive desde 1987, según la encuesta para 2009-2010 del Ministerio de Finanzas, si bien aquellos en la cúspide social luchan contra mayores tasas de obesidad. En parte esto se debe a la desnutrición: 46% de los niños de menos de 3 años son demasiado pequeños para su edad, según UNICEF.
La infraestructura en las ciudades y regiones agrícolas no ha progresado mucho y se encuentra en un estado deplorable. En los últimos años, China ha sumado cada año, en promedio, más de 10 veces la electricidad a su red que India. El actual gobierno ha estado distraído por las revelaciones acerca de la corrupción. Las reformas debían reducir la corrupción poniendo fin a la "Licencia Raj," un sistema de permisos del gobierno que determinaban la actividad económica, y que era muy corrupto.
Además, el gobierno redujo la carga impositiva a particulares y empresas para fomentar un mayor cumplimiento. Pero la cantidad de negocios que evaden impuestos directos, de hecho, se disparó, dice Arun Kumar, presidente del Centro de Estudios Económicos y de Planificación de la Universidad Jawaharlal Nehru en Nueva Delhi, y un experto en el "mercado negro".
Un estudio a mediados de la década de los 50 estimó que el mercado negro representaba de 4% a 5% del PIB de India. En lugar de disminuir, la economía ilegal se ha convertido en sistémica. Kumar estima que alcanzó 40% del PIB en 1996 y 50% en 2006.
"La razón de que haya crecido es que la ilegalidad en la sociedad se ha vuelto más y más tolerable", dice.
Gerald Jeffris - Tom Murphy - The Wall Street Journal - NYC - 30-Mar-2011
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