sábado, 16 de julio de 2011
Italia y el euro: Al filo
Al devorar a este país, la crisis del euro ha entrado en una nueva y peligrosa fase, con la moneda única en sí misma en riesgo.
Hace más de un año que el drama de la deuda en la Zona Euro ha dado tumbos desde una escena escalofriante a otra.
Al principio Grecia tomó el protagonismo; luego Irlanda, siguió Portugal y Grecia otra vez.
Cada vez los responsables de Europa reaccionaron de manera similar:
- con negaciones y vacilaciones, y
- a la hora nona siguió con un plan mal concebido para comprar tiempo.
Esta semana los defectos de este pantanoso asunto quedaron al desnudo.
Los mercados financieros se volcaron hacia Italia, la tercera mayor economía de la Zona Euro, con una velocidad sorprendente.
Los rendimientos de los bonos italianos a 10 años saltaron casi un punto porcentual en dos días de transacciones: el 12 de julio alcanzaron 6%, su mayor nivel desde la creación del euro.
El mercado accionario de Milán cayó a su menor nivel en dos años.
Aunque los rendimientos de los bonos con posterioridad cayeron,
- la crisis de la deuda claramente ha entrado en una nueva fase.
Ya no sólo estará confinada a las pequeñas economías periféricas de Grecia, Irlanda y Portugal, sino que
- ha golpeado a España, supuestamente el próximo en la línea, y
- ha alcanzado a uno de los gigantes de la Zona Euro.
Todos sus miembros, pero especialmente Alemania,
- enfrentan una difícil decisión.
Consideremos lo que está en juego.
Italia tiene
- el mayor mercado de deuda soberana de Europa y
- el tercero a nivel mundial.
Tiene la impresionante cantidad de
- 1.900 billones (millones de millones) de euros (US$ 2.600 billones) de deuda soberana,
- equivalente al 120% del PIB,
- 3 veces más que el total de Grecia, Irlanda y Portugal, y
- mucho más que los 250 billones de euros o lo que queda del fondo de rescate europeo (o EFSF,
por sus siglas en inglés).
Un default
- tendría consecuencias calamitosas para el euro y
- para la economía mundial.
Si bien la consecuencia inmediata probablemente será
- un sostenido stress en el mercado italiano de bonos,
eso seguramente forzará a los inversionistas a
- huir de los activos europeos,
- haciendo que la recuperación allí sea aún más difícil.
Mientras tanto, en segundo plano hay
- una absurda pantomima de Barack Obama y los congresistas republicanos
- discutiendo sobre cómo aumentar el techo de la deuda estadounidense para
- evitar un default de Estados Unidos.
Quizás
- han logrado distraer brevemente a los inversionistas estadounidenses;
- una vez que se den cuenta de cuánto está comprometido en Italia, esta situación no ayudará.
Desde Roma a Bruselas, Frankfurt y Berlín
La causa más inmediata del susto de esta semana está en los políticos italianos y una trifulca en la cual el primer ministro Silvio Berlusconi, lanzó insultos al ministro de Finanzas, Giulo Tremonti, sobre un nuevo paquete de austeridad.
Agregue las preocupaciones que existen sobre la débil tasa de crecimiento de la economía italiana, y los inversionistas
- están comprensiblemente preocupados sobre
- la habilidad del gobierno italiano para
- cargar sobre sus hombros esta enorme deuda.
En teoría, estas preocupaciones deberían ser sencillas de enfrentar para un gobierno maduro.
Después de todo, Italia, a pesar de todos sus problemas, no es una gran Grecia.
El peso de su deuda
- ha sido elevado pero estable durante años.
- Su déficit primario (antes del pago de intereses) está en superávit.
- Tiene un récord en recorte de gastos y alzas de impuestos cuando se ha necesitado.
En 1997, cuando estaba tratando de entrar al euro, su superávit primario fue del 6% del PIB.
Para los estándares europeos
- sus bancos están decentemente capitalizados.
- El alto ahorro privado significa que mucho del endeudamiento soberano es interno.
En la práctica, sin embargo,
- rara vez hay una línea clara entre iliquidez e insolvencia:
- si el precio que Italia debe pagar es endeudarse a tasas más altas en el largo plazo,
- su deuda eventualmente entrará en una espiral fuera de control.
Y las perspectivas de Italia están siendo abrumadas por las incertidumbres y contradicciones en Bruselas, Frankfurt y Berlín, donde respectivamente los eurocráticos, el Banco Central Europeo y la canciller alemana, Angela Merkel, han tratado en vano de perseguir dos metas contradictorias:
- evitar cualquier default formal de la deuda griega, y al mismo tiempo
- evitar una abierta transferencia desde países europeos más ricos hacia la periferia insolvente.
¿Qué es lo que se necesita hacer?
The Economist por largo tiempo ha argumentado que
- un simple arreglo debe ser reemplazado por una estrategia comprensiva basada en
tres componentes:
- reducción de la deuda para países claramente insolventes,
- una recapitalización de los bancos europeos que padecerán producto de una reestructuración y
- la construcción de una muralla entre los insolventes y el resto.
Esto es un enorme salto político, especialmente para Merkel.
Alemania
- se opone firmemente a cualquier solución que implique transferencias a los ineptos sureños;
así también varios otros países del norte europeo, porque
- al garantizar a otros podrían aumentar su propio costo de endeudamiento.
No es una opción placentera. Pero
- la alternativa podría ser el fin del euro.
- Esa es la horrible lección de esta semana.
The Economist - El Mercurio - Sgo. de Chile - 15-Jul-2011
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