Uruguay fiel a su historia
La puchaaa.... no puedo ni escribir.
Tengo un nudo en la garganta, las manos me tiemblan de tanta emoción y tanta bronca contenida.
Pero hay que escribir, hay que contarle al Mundo
- que Uruguay sigue siendo grande entre los grandes,
- que sigue escribiendo páginas y páginas de su rica historia,
- que asombra,
- que impacta,
- que enmudece,
- que deja sin aliento a sus hinchas y
- sin explicación a sus adversarios.
- ¿Cómo es posible que deje afuera al dueño de casa?
- ¿Cómo puede ser que con diez hombres desde los 38 minutos del primer tiempo no
pierda contra Argentina?
- ¿Cómo puede ser que no pierda con esa constelación de estrellas que todas juntas
equivalen casi a la deuda externa uruguaya?
Y sí....
- es Uruguay y no hay explicación racional.
No importa que enfrente juegue Messi, que esté Higuaín, que la amase el Kun Agüero, que entre Tevez, que juegue Pastore, que Gago, que yo que sé cuántos fenómenos más.
Enfrente, ese GRUPO
- acostumbrado a las hazañas,
- a ganarle a la adversidad,
- preparado para todo,
- para bancar ese jugador de menos,
- para soportar toda la presión de la tribuna,
- para bancar los vasos y botellazos arrojados desde la tribuna,
- para llevar sobre sus hombros el peso de ser uruguayo y defender a "la Celeste".
Ahí, en la cancha,
- en donde no valen los millones,
- en donde no importan los nombres,
- en donde sale a flote el espíritu indomable, la entrega sin fin y la lucha,
- allí es donde aparece Uruguay.
Sacando pecho, reponiéndose de todo, de ese primer tiempo que empezó ganando con gol tempranero del Ruso, y que después le cedió la cancha y el dominio al rival.
Aparece Uruguay cuando Argentina le empata 1 a 1 con pase magistral de Messi a Higuaín, y crece cuando el Ruso ve la roja, cuando el local se hace fuerte y empuja y mete y acosa, y casi sigue de largo.
Pero ese Uruguay, tan parecido al de Sudáfrica,
- apretó los dientes,
- salió a jugar el complemento con diez y
- aguantó a pie firme.
Por la entrega de Egidio, por el enorme trabajo de Lugano en el fondo, por esa tarea titánica y solitaria de Suárez arriba, por la solidaridad de todos...
Argentina ya no fue el mismo. Messi, mejor marcado, perdió presencia e incidencia. Batista buscó variantes, Pastore y Tevez a la cancha, pero ya era tarde, porque Uruguay se había abroquelado en su área y contragolpeaba.
Y allí, en el momento clave, en ese final al todo o nada apareció Fernando Muslera, enorme, gigante, y evitó el gol del triunfo y estiró la agonía de la gente y obligó a los penales.
Otra vez los penales. Como en el Mundial. Como en Sudáfrica y la memoria colectiva que regresa.
Muslera le ataja a Tevez y nadie falla. Forlán, Suárez, Scotti, Gargano y Cáceres... y
- la emoción, y
- la explosión de ese puñado de uruguayos contra todos y
- contra todos el grito fuerte de "¡Uruguayyy nomáaaaaa!"
- y fue Uruguay y fue el de siempre,
- el heroico, el que es grande entre los grandes,
- el que enterró la ilusión de Argentina en
el Cementerio de los Elefantes.
José Mastandrea - El País - Montevideo - 17-Jul-2011
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