lunes, 28 de julio de 2008

La Economía

Para mostrar las peculiaridades de la economía, un manual de introducción a la hacienda pública y la economía política acude al famoso cuadro de Rembrandt "Lección de Anatomía", donde las personas que rodean al enfermo aparecen con las cabezas de grandes economistas.
Se quiere mostrar que medicina y economía tienen algo en común. Ambas estudian sistemas con leyes, mecanismos y equilibrios; las dos padecen desajustes originados por factores internos y externos y ambas disciplinas defienden la intervención directa, si fuera preciso, para restablecer el orden.
Pero las diferencias son notables.
- Los médicos tienen ideas parecidas sobre la estructura y el funcionamiento del cuerpo humano porque aprendieron anatomía y fisiología en manuales similares. Las discrepancias aparecen en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, si bien el acuerdo se facilita al aportar las pruebas correspondientes.
Pero esto no sucede en la economía.
- Aquí existen paradigmas y corrientes diversas que describen la estructura y funcionamiento del sistema económico (capitalista) de forma distinta.
- Cada paradigma tiene su manual, sus objetivos, sus métodos y sus instrumentos analíticos.
Tanto el diagnóstico de la enfermedad (crisis económica) como las medidas destinadas a su corrección son diferentes o incluso radicalmente distintas.
El hecho de que exista un paradigma dominante (en el ámbito académico o político) no equivale a una mejor explicación ni desplaza a los paradigmas alternativos.

¿Qué dicen los economistas retratados en el lienzo de Rembrandt?
Walras dice que él demostró cómo los mecanismos del mercado consiguen y mantienen el equilibrio económico general y que las crisis tienen su origen en shocks externos.
Arrow, Debreu y otros premios Nobel, aplauden la intervención.
Pero Keynes afirma que el capitalismo es un sistema inestable debido al comportamiento errático de la inversión privada. El Estado puede y debe estabilizar la economía, así como asegurar el equilibrio de pleno empleo.
Friedman insiste en que los mecanismos del mercado tienen capacidad para restablecer el equilibrio, si no fuera por la existencia de cuerpos extraños que lo impiden, como los sindicatos, la fiscalidad excesiva, la redistribución de rentas o las políticas estabilizadoras keynesianas.
Finalmente, Marx sentencia que el capitalismo está condenado a la desaparición por sus contradicciones internas. Las crisis son solo preludios de ese destino fatal. La intervención del Estado poco o nada puede hacer, aunque no se debiera rehabilitar a un moribundo injusto y opresor.
Las divergencias actuales de la ciencia económica exigen también un nivel de rigor y sensatez.
Por cierto, el enfermo de Rembrandt es en realidad un muerto.

Xoaquín Álvarez Corbacho - "La Voz de Galicia" - Santiago - 27-Jul-2008

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