sábado, 2 de mayo de 2009

Más concentración, ¿menos competencia?

Tras la confesión de colusión realizada por Fasa -cargo que ha sido rechazado por sus competidores-, se ha profundizado en muchos sectores la idea de que los mercados más concentrados, en los que participa un reducido número de operadores, dan origen a prácticas antagónicas con un mercado competitivo.
Esta conclusión parece a primera vista razonable, pero es falaz y hay abundante evidencia empírica en contrario: los mercados más concentrados pueden ser beneficiosos para los consumidores, porque
- las economías de escala que derivan de operar con mayores volúmenes
- dan lugar a menores costos unitarios,
- que se traducen en menores precios de venta
.
La esencia de un mercado competitivo

- no depende del número de operadores en una determinada industria,
- sino también de otros factores.
En última instancia, depende de la existencia o no de barreras a la entrada de nuevos interesados en participar en ese negocio. El solo hecho de que un mercado sea "desafiable" por terceros impone un límite natural a los precios máximos que puedan cobrar en una industria quienes están participando en ella en un momento determinado.
Entretanto, parece estar quedando en claro que la supuesta colusión entre las cadenas de farmacias no habría tenido por objeto subir los precios por sobre el resultado de la operación normal de un mercado en competencia, sino poner término a la "guerra de precios" que estaba teniendo lugar.

Ésta no era sostenible, ya que los productos involucrados se estaban vendiendo a un precio inferior al costo de adquisición a los laboratorios, de modo que en algún momento iban a tener que subir nuevamente.
Éste es el punto de fondo que deberán investigar los tribunales, ya que, de comprobarse que ése fue el caso, en el ciclo completo los consumidores no habrían sido perjudicados.

Por el contrario, el que se haya podido dar una "guerra de precios" durante cierto período les permitió acceder a medicamentos a precios inferiores a los que habrían regido de haber prevalecido una mayor estabilidad en las prácticas comerciales de dichas cadenas.
Pero, entretanto, los consumidores fueron los principales beneficiados. A mayor abundamiento, ha llamado la atención que luego del anuncio de Fasa de "compensar" a los clientes por los efectos del alza de precios envuelta en esta disputa las otras cadenas han reaccionado con una política comercial también bastante agresiva, reeditándose así un nuevo escenario de "guerra de precios".


¿Por qué han debido ellas seguir a Fasa y adoptar una estrategia similar?
Porque así lo impone la estructura muy competitiva que prevalece en este mercado.
Sin perjuicio de que en algún momento esta situación se va a revertir, ¿podría sostenerse que esta nueva "guerra" ha sido perjudicial para los consumidores? Por cierto que no.
A la luz de este caso, lo importante es revisar las condiciones en que se desenvuelve esta industria, de manera de fortalecer un escenario propicio para un ambiente de mayor competencia.

La regulación debe profundizar la competencia
Este episodio ha permitido conocer con mayor detalle algunas prácticas que prevalecen en esta industria y que sí entraban la competencia entre los productos ofrecidos por los distintos laboratorios para tratar una misma dolencia o enfermedad, porque obstaculizan la capacidad de decisión de los consumidores.
El hecho de que
- el comprador esté en "posición desmedrada" ante el dependiente de la farmacia, con una evidente asimetría de información, y
- de no estar en "condición de elegir" entre distintas opciones para un mismo tratamiento -si las hay-, es indiscutiblemente perjudicial para la competencia.
Ante este problema, se está proponiendo una regulación que obligaría a las farmacias a exhibir en góndolas aquellos productos que se venden sin receta médica y que constituyen un genérico, de modo que el consumidor pueda elegir, comparando precios.
Esta solución, que parece razonable, puede terminar siendo contraproducente desde el punto de vista de la concentración de la industria, ya que el costo que les significará a las farmacias de menor tamaño adaptarse a este nuevo formato será proporcionalmente más elevado para ellas que para las grandes cadenas.
Lo más eficiente no es introducir regulaciones que fuercen a los actuales operadores a adaptarse a un determinado formato, sobre la base de un dictamen del organismo regulador, sino la creación de condiciones que efectivamente aumenten la competencia.
Eso supone
- autorizar a otros comercializadores para que puedan ofrecer estos productos a los consumidores.
- Autorizar a los supermercados y a las tiendas para que en sus góndolas puedan vender productos farmacéuticos que no requieren receta médica
- sería más eficaz para promover mayor competencia
.
Bajar las barreras a la entrada desconcentraría la industria, introduciendo un mayor número de intermediarios.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 2-May-2009

No hay comentarios: