La debacle electoral sufrida por el Partido Socialista español, y particularmente por su hasta ahora máximo líder, José Luis Rodríguez Zapatero, ha generado revuelo en Uruguay.
Algo razonable si se tienen en cuenta los vínculos que unen al país con España, y particularmente a algunos sectores del Frente Amplio con aquella fuerza política ibérica.
Lo que resulta alarmante, y que no ha sido suficientemente comentado en nuestro país, son
- los puntos en común entre el modelo económico impulsado por el socialismo español y
- el que viene llevando adelante el Frente en Uruguay,
- que deberían hacer que más de un jerarca local pusiera "las barbas en remojo".
Es bueno recordar que cuando Rodríguez Zapatero accedió a la Moncloa en el 2004,
- España era un modelo y un ejemplo económico para muchos.
Un país que en poco más de 20 años
- había pasado de ser una "cenicienta" europea,
- a una de las economías más pujantes del viejo continente.
A ello había contribuido
- la política socialdemócrata pro mercado de los gobiernos de Felipe González, continuados
con pocos cambios por José María Aznar, y
- el aporte invaluable de los fondos de la Unión Europea.
Tan ejemplar era la economía española que muchos creen que sin el apoyo que dio Aznar a la guerra en Irak (en un país furiosamente antiestadounidense) y el atentado terrorista que días antes de los comicios dejó casi 200 muertos,
- la victoria socialista difícilmente se hubiera materializado.
El gobierno de Zapatero se caracterizó por
- las políticas sociales proteccionistas,
- los acuerdos con los sindicatos, y
- el aumento explosivo del gasto público.
Esto en un país con un mercado laboral extremadamente rígido, al punto que
- entre 1998 y 2010 se crearon 3,1 millones de puestos de trabajo,
- de los cuales sólo 1,4 millones fueron en el sector privado.(45,2%)
Sí, como lo lee,
- España es un país donde hay casi tantos empleados públicos como privados.
Y quienes sufren el desempleo,
- reciben suculentas sumas como parte de un estado de bienestar de los más
proteccionistas del mundo.
Al punto que una de las medidas iniciales de Zapatero fue asignar una partida de 2.500 euros a cada familia que tuviera un nuevo hijo.
Por supuesto que muchos alertaron por
- esta situación de dispendio de los fondos públicos, financiada con impuestos
elevadísimos sobre los sectores productivos que los hacía perder competitividad, y
- de connivencia cómplice con una burocracia sindical que impidió toda reforma laboral.
Pero
- en medio de una "burbuja" del consumo y la construcción,
- esas voces eran rápidamente acalladas como "pájaros de mal agüero".
Neoliberales que sangraban por la herida ante un modelo socialista exitoso, que mostraba cómo las políticas benefactoras, solidarias, incluyentes, y todo adjetivo políticamente correcto que se le ocurra, podían implementarse en forma airosa.
Pero la realidad siempre termina por golpear, hasta la más hermosa de las fantasías.
Hoy
- España es uno de los países más azotados por la crisis,
- con un desempleo del 20%,
- industrias que cierran,
- deuda pública astronómica, y
- déficits rampantes.
- El castillo de naipes se derrumbó, y
- Zapatero pasó de ser el gran líder progresista del siglo XXI
- a un paria que ni siquiera en su partido respetan.
Pues bien, el lector habrá comprobado que
- muchos de los síntomas de esa "fiebre española" se viven hoy en Uruguay.
Un país que
- experimenta una burbuja de consumo innegable,
- donde la plantilla de funcionarios públicos crece día a día,
- donde el gobierno gasta como si la bonanza fuera para siempre,
- donde la competitividad cae sistemáticamente, y
- donde pese a estar pasando por un momento de auge, los déficits públicos crecen en
forma alarmante.
Mientras tanto, desde el gobierno se insiste con que "todo va bien", y hasta se empuña la casi ridícula teoría de que
- por el ascenso de China ya no hay ciclos económicos, y
- que estamos condenados a una prosperidad casi eterna.
Se sabe que
- la soberbia es un pecado serio, pero
- agravarla mediante la ignorancia de casos tan cercanos e impactantes como el español,
- ya es algo que bordea la inconsciencia.
- Y eso siempre se termina pagando.
Editorial - El País - Montevideo - 2-Jun-2011
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