martes, 21 de enero de 2014

Lecciones de la última década


Revisar los altibajos que la economía chilena ha observado en la última década aporta importantes pistas sobre los desafíos que vienen.
Este análisis requiere enfocarse en los determinantes internos y externos del ciclo, factores que tienen muy poco que ver con los períodos presidenciales.
La debilidad por comparar determinados indicadores a través de dichos períodos oculta tanto la dinámica como las lecciones que dejan estos diez años.

Desde el segundo trimestre de 2004 hasta el primer trimestre de 2008, nuestra economía creció a un ritmo promedio de 6,1% anual, transformándose en los mejores cuatro años consecutivos de la última década.
Este buen desempeño fue apoyado por
- una alta expansión del producto y del comercio mundial, con 
- China acelerándose hasta crecer 14% en 2007;
- un mejoramiento sostenido en los términos de intercambio
- La libra de cobre pasó de US$ 1 a más de US$ 3,5; y
- mercados financieros que vivían una expansión sin precedentes.
En esos años, las autoridades
- reaccionaron con cautela ante la prosperidad económica,
- aumentando el ahorro público y
- generando un superávit en la cuenta corriente.
Sin embargo, la bonanza
- provocó que las expectativas de la población crecieran exponencialmente,
- incubando las bases del movimiento social y político que posteriormente 
  se instaló en el país.
Luego vinieron
- dos años marcados por la crisis financiera internacional y
- el terremoto de 2010.
Si bien ambos eventos pueden considerarse catastróficos,
- las holguras disponibles en las finanzas públicas permitieron
  enfrentarlos sin sobresaltos.
Pasamos así de
- un superávit a un déficit estructural, aunque
- la tendencia ha sido el gradual retorno al equilibrio presupuestario.
Pronto
- el escenario internacional se volvió nuevamente favorable, por
  - el crecimiento de China y otros países emergentes,
  - el nuevo boom de los precios de las materias primas y
  - la política de tasas bajas en el mundo desarrollado.
- Así, alcanzamos un crecimiento promedio de 6,0%
  - desde mediados de 2010 hasta comienzos de 2013.
En esta oportunidad, el gobierno
- no logró contener las expectativas de la gente,
- lo que aceleró el ascenso y la influencia de los movimientos sociales,
- fenómeno carente de mecanismos formales y reconocidos de negociación 
  con el mundo político.
A mediados de 2013,
- la tendencia apunta a la normalización de las condiciones externas:
  - China crece a tasas moderadas,
  - los precios de las materias primas retroceden y
  - los flujos de capitales se reducen.
Todo ello ha llevado a un crecimiento en torno a un 4%,
- mediocre para el anhelo de alcanzar el desarrollo.
Estos años dejan lecciones que
- convienen repasar para identificar los desafíos del período que viene.

Primero
- Las buenas políticas macroeconómicas a través de toda la década
  - son un activo transversal,
  - mantenido por los tres gobiernos del período.
- El balance estructural y la flotación cambiaria han servido como
  - poderosos amortiguadores del ciclo.
- La próxima reforma tributaria debe ayudar a
  - un pronto retorno al equilibrio estructural de las cuentas públicas,
  - mientras la depreciación cambiaria en el nuevo escenario servirá para
  - alentar numerosas actividades transables.

Segundo
- El crecimiento de la década ha estado más influido 
- por factores de demanda que de oferta y
- se ha logrado a pesar del rezago en 
  - inversiones
   - reformas clave.
Sin embargo, estas circunstancias
- son difíciles de sostener en el tiempo y más temprano que tarde
- el país deberá enfrentar las consecuencias.
- El cuello de botella más serio es el de la energía;
- Chile ya tiene precios superiores a los de los países desarrollados y
- más que duplica el de los países vecinos, lo que solo se tiende a agravar.
Otro factor clave
- para proyectar el crecimiento es la infraestructura.
- El costo del trasporte y la logística en Chile alcanzan a
  - un 18% del precio de venta de los productos, mientras que
  - en países como Singapur y Estados Unidos llega a 9% o 10%.
- El actual escenario de conflictividad en estos sectores augura que
  - esta brecha será difícil de reducir.
También es relevante la incertidumbre institucional en los sectores regulados, que se agrava por el rezago en la modernización del Estado, frente a movimientos sociales fortalecidos y a mecanismos de solución de conflictos muy débiles.
La combinación de estos elementos
- se puede convertir en otro cuello de botella para la inversión.
- Chile todavía está a tiempo de evitar que estos temas se conviertan en
- barreras insalvables en su tránsito al desarrollo, pero se trata de
- materias que es indispensable atender.

Tercero
En la última década
- se ha tendido a perder la indispensable armonía 
- entre la economía y la política.
- Si bien es inevitable enfrentar los desafíos que plantea esta,
- es imposible hacerlo en una ambiente que excluya el crecimiento.
Esta lección ya fue observada a mediados del siglo pasado, cuando Aníbal Pinto Santa Cruz advirtió que en Chile se estaba agudizando
- una brecha entre el lento avance de la economía y
- el rápido progreso en el plano político, que concuerda con
- el planteamiento de Gunnar Myrdal, Nobel de Economía en 1974, en el sentido de que
- el desarrollo es un movimiento ascendente de todo el sistema social,
- incluyendo los factores económicos y no económicos.
La gobernabilidad de la Concertación fue muy estricta en esta materia, porque era uno de los aprendizajes adquiridos luego de largos años de reflexión.
La interlocución con los actores sociales permitía
- negociar la gradualidad y el alcance de sus expectativas.
En cambio ahora, que
- dicho trabajo de diálogo se perdió, el Gobierno solo administra conflictos.
- Restablecer una gobernabilidad que integre política y economía,
- definiendo los horizontes en que es posible alcanzar los compromisos y
- asumiendo los sacrificios que será necesario hacer para lograr 
  los objetivos
- es el desafío más complejo del período que viene.

En síntesis
- La economía está en una trayectoria de crecimiento en torno 
  al 4% anual, pero
- el desafío es superar prontamente esta cifra.
Para lograrlo, resulta determinante
- mantener una política macroeconómica sólida,
- enfrentar los cuellos de botella que se han generado y
- restablecer la armonía entre la política y la economía.
Jorge Marshall - Economista -  Ph.D. Harvard  - El Mercurio - Sgo. de Chile - 21-Ene-2014

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