domingo, 11 de octubre de 2009

Naufraga paternalismo utópico de Fidel y del Che

Aparecen en Cuba los primeros síntomas, como el fin de los almuerzos gratuitos
La casi bancarrota está haciendo que la isla descarte la idea de Castro de forjar el "hombre nuevo".
El futuro involucra trabajo duro para tener salarios más altos, pero aun así miserables.


Este mes, el personal de cuatro ministerios en La Habana tuvo que hacer nuevos arreglos para el almuerzo. Se cerraron los casinos gratuitos de los ministerios y se dio a los empleados un aumento de sueldo de 15 pesos (US$ 0,6) al día en compensación.
Puesto que eso eleva sus sueldos en más de un 50% a cambio de perder un almuerzo a menudo de mala calidad, Granma, el periódico del gobernante Partido Comunista, tal vez lo entendió bien cuando puso en sus titulares "Dar, más que quitar".
Por pequeño que sea el cambio, es enormemente simbólico. Es el primer paso en un alejamiento más amplio, aunque subrepticio, del esfuerzo hecho por Fidel Castro durante medio siglo por forjar un "hombre nuevo" en Cuba mediante la limitación de las remuneraciones a favor de las medidas sociales que abarcan todo, mientras que el Estado impone su opción de consumo como también de producción.

Profundización
Granma señaló que después que el plan se "perfeccionara", alrededor de 3,5 millones de cubanos podrían esperar también el cierre de 24.700 casinos en sus lugares de trabajo, y conseguirían un aumento de sueldo similar.
El gobierno también está organizando miles de reuniones públicas para analizar un plan más amplio de 10 puntos que propone el fin de la ración mensual de productos básicos gratuitos y una serie de beneficios, tal como las tortas de novios gratuitas. En cambio, el foco se centra en la creación de incentivos para trabajar más duro, como subir los salarios y, así, la productividad.
Todo esto refleja las ideas de Raúl Castro, quien después de casi medio siglo como ministro de Defensa reemplazó a su hermano mayor en la presidencia el año pasado y ha sido mucho más directo al momento de analizar los fracasos económicos.
Cuba está próxima a la bancarrota. Las empresas internacionales han estado esperando durante meses un permiso para transferir al extranjero cientos de millones de dólares en ganancias que han obtenido en joint ventures y que están en los bancos locales.
El gobierno ha disminuido drásticamente las importaciones en más de un 30% este año, y también se han reducido los presupuestos para las compañías estatales y ministerios.
Cuba no produce lo suficiente y su población está envejeciendo. El robo y el ausentismo son comunes en los lugares de trabajo en toda la isla.
Raúl ha puesto a militares de confianza a cargo de la política económica. Su objetivo es ahorrar divisas y aumentar la producción. Ellos estiman que los cubanos no valoran el costo real de los servicios gratuitos. Los casinos en los lugares de trabajo utilizaron cerca de US$ 350 millones en alimentos importados en 2008, de acuerdo a Granma.
En las calles, la reacción fue diversa. Un empleado del ministerio de Hacienda que había traído su almuerzo de su casa consistente en pechuga de pollo y puré de malanga (un tubérculo) apoyó el cambio. Otro se quejó que 15 pesos le alcanzaría para comprar sólo un pan y una tajada de jamón, y no era un sustituto de una comida caliente.
Aunque Fidel Castro se ha retirado de la toma de decisión cotidiana desde que tuvo una cirugía abdominal en 2006, los grandes cambios todavía requieren de su consentimiento. Él sigue detestando los mercados. Después del colapso de la URSS y sus subsidios a Cuba, Fidel permitió la inversión extranjera y el autoempleo limitados. Cuando la economía se recuperó brevemente, el líder actuó con dureza: sólo 200 mil cubanos tienen licencias que les permiten manejar microempresas, como restaurantes o peluquerías. Antes eran 350 mil.

Al "tarro de la basura"
Lo que nadie dice públicamente
es que Raúl "está tirando al tarro de la basura de la historia" la idea que abrazó el "Che" Guevara, al comienzo de la revolución.
- Que la economía comunista de Cuba se debería basar en "incentivos morales", más que materiales, y que este proceso crearía a un "hombre nuevo".
A través de diversos zigzags, Fidel nunca renunció del todo a esa idea.
Parte de esto ahora desaparecerá. Raúl, un hombre práctico, no tiene tiempo para ideas utópicas. Él da todas las señales de saber que
- si el comunismo cubano va a sobrevivir a sus fundadores,
- tendrá que suministrar al pueblo más bienes materiales
.
Información - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 11-Oct-2009

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