jueves, 24 de junio de 2010

La agonía de la izquierda

Antes, a la situación de un gobierno castigado por la izquierda y censurado por la derecha, le llamaban centrismo.
Ahora le llaman soledad.


- Centrismo es, era, la ocupación de la centralidad política, donde se supone que está el equilibrio y la conexión con la mayoría social.
- Soledad no es estar solo. Es que te dejen solo.

Y la soledad política es
- que haya quien disfrute viéndote solo;
- que haya partidos que se sienten contaminados por hacerse una foto a tu lado;
- que temen verse perjudicados en las urnas si alguien los presenta como salvadores

de tu gobierno.
Así está la fuerza política del señor Zapatero. Sus portavoces dirán, como siempre: no, cronista, no estamos solos; nos acompañan once millones de votantes. Sus entusiastas alabarán: y le respaldan Obama y los gobernantes europeos.
Cierto. Pero aquí es la soledad. Votación a votación, o se pierde o se gana por la abstención de los demás. Las victorias se labran a base de pactos ocasionales y transacciones de coste desconocido. La geometría variable. El sobresalto permanente. La vida en un hilo. La incertidumbre en cada paso. Y así, hasta el juicio final de los presupuestos. Los socialistas tienen una fortuna:
- la ley de hierro de la disciplina.
-"Disciplina pura y dura", decía Felipe.

Y les funcionó hasta que un sindicalista de biografía, Antonio Gutiérrez, miró los papeles de la gran reforma y se dijo:
- yo no puedo votar esto. Se plantó y se apuntó al ejército de la abstención.
Y ahí asomó la tragedia de la izquierda: toda una vida de lucha
- por la seguridad en el empleo,
- por el mantenimiento de las conquistas,
- para que ahora se las lleve el viento de una crisis que lo arrasa todo,
- los viejos principios y las verdades que creían eternas.
Con un complejo:
- se sienten obligados a hacer "un trabajo sucio" para eso que llamaban capitalismo.
Con una angustia:
- le "están limpiando el campo" a su adversario, el Partido Popular, que será, cuando llegue,
quien se beneficie de unas cuentas más saneadas y no tendrá que decretar el despido barato. ¿Desde cuántos escaños se habrá envidiado a Antonio Gutiérrez? No lo dudéis: desde más de uno; desde más de diez; quizá desde más de cien.
- Y vendrán más duras, eso es lo tremendo.
- Todavía habrá que meter mano en los subsidios.
- Todavía está pendiente la edad de jubilación.
- Todavía está intacto el Estado de bienestar, que es, en el fondo, el que se va a recortar.
Y es natural que muchos socialistas, como el resto de la izquierda, miren los papeles y se digan: yo no voto esto.
- Lo votarán por disciplina.
- O por necesidad de sobrevivir,
- porque fuera del escaño no hay vida para ellos.
Sólo les queda un consuelo:
- otros, como los conservadores del Reino Unido, suben más el IVA.
- Otros, como Alemania o Francia, hacen recortes más duros.
- Y son de derechas.
- Es que cuanto ocurre hoy no es ideología.
- Es el imperio de los mercados,
- que en tiempos de menos eufemismos se llamaba "vil metal".

Fernando Ónega - "La Vanguardia" - Barcelona - 24-Jun-2010

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