La nueva política cambiaria de China puede reducir las tensiones comerciales con Estados Unidos, pero puede agravar otras.
Los productos baratos chinos pueden amargar las relaciones con Estados Unidos, incluso cuando éstas van bien.
A inicios de ese mes, por ejemplo, el gobierno estadounidense detuvo un cargamento de miel de China porque violaba los estándares de seguridad alimentaria. El embargo fue publicado por Charles Schumer, un senador demócrata de Nueva York.
Pero la miel no es el tema más pegajoso que divide a estos dos países. Schumer y otros miembros del Congreso mantienen una campaña contra la moneda china, el yuan, que consideran se cotiza artificialmente bajo. Por eso han demandado al Presidente Barack Obama a endurecer la postura del país.
Pero el pasado 19 de junio China anunció una potencial solución. El Banco Popular de China, el banco central del país, dijo que incrementaría la flexibilidad del yuan, que ha estado fijo en 6,83 al dólar desde julio de 2008.
En el incipiente mercado cambiario chino, el banco central establece una paridad para el yuan-dólar cada mañana. En los últimos dos años ha permitido que la moneda apenas se mueva desde esta tasa. Ahora parece preparado para permitir una apreciación de hasta 0,5% cualquier día, pero no permitiría un alza similar de manera consecutiva.
El lunes, después del anuncio, el banco central chino permitió que la moneda se apreciara sobre el 0,4%, generando cierta excitación. La mañana siguiente el banco central fijó su paridad para reflejar el cierre del día anterior. Pero a medida que avanzaba la jornada el martes, decidió que "la oferta y demanda del mercado" necesitaba un empujón. La compra masiva de dólares por parte de los grandes bancos estatales empujó al yuan a la baja respecto al dólar.
La última vez que el banco central dejó flotar un poco la moneda, ésta subió un 21% contra el dólar en tres años. Pero de suceder ahora, no registraría el mismo ritmo. China no quiere que el yuan avance demasiado respecto a otras monedas, que podrían caer respecto al dólar. Como dijo el banco central, China tiene ahora una "larga y diversificada" lista de socios comerciales. Respecto de una amplia canasta de monedas, el yuan ya ha subido este año; contra el euro se ha fortalecido un 17%.
En un día cualquiera, el yuan podría tanto caer como subir respecto del dólar. El banco central está dispuesto a disuadir cualquier aparición de "dinero especulativo" que podría escapar de los viejos controles de capital, buscando favorecerse de una moneda más fuerte.
Mark Williams, de Capital Economics, piensa que esta medida ya es exitosa. Los forwards indican que el mercado espera que el yuan se aprecie sólo 2,2% en los próximos doce meses, dejando un escaso margen a las operaciones de ingresar y sacar dinero de China.
Incluso sin la intervención del Banco Central, la presión alcista sobre el yuan puede ser más soportable esta vez, de acuerdo con Zhao Qingming, ex economista del BCRP, y David Li, consejero del Banco Central. En una entrevista con HSBC, apuntaron que el superávit comercial de China se ha estrechado significativamente.
Pero aunque el superávit comercial de China no es tan llamativo como era antes de la crisis, la tolerancia de Estados Unidos para este tipo de desequilibrios también ha mermado. "La manipulación de la moneda china sería inaceptable incluso en tiempos de bonanza. En tiempos con 10% de desempleo, simplemente no lo toleraremos", dijo Schumer en marzo.
En la carta de Obama a los líderes del G20 criticó la "fuerte dependencia de las exportaciones de países que ya tienen grandes superávits externos".
China no es el único país en falta. El superávit de la cuenta corriente de Alemania (US$ 135 mil millones en 2009) es menos de la mitad que el de China (US$ 297 mil millones) en términos de dólares; también es relativamente inferior respecto del tamaño de su economía. Pero el superávit de China está cayendo más rápido. De acuerdo con proyecciones de Economist Intelligence Unit, el superávit de Alemania se estrechará en sólo US$ 20 mil millones este año; China lo hará en unos US$ 68 mil millones. Eso representa este año una inyección de demanda extra para el resto de los bienes y servicios del mundo.
Tal como China en los dos últimos años, Alemania también ha plegado su tipo de cambio al euro. Nadie está acusando al Banco Central Europeo de manipular la moneda, pero la caída del euro implica que los miembros de la zona dependerán más de la demanda externa, para restaurar sus fortunas.
The Economist - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 28-Jun-2010
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