Felipe González: "Se incuba la próxima crisis"
El ex presidente cree que el futuro de Europa está amenazado.
Brasil, el nuevo líder global.
El ex presidente del Gobierno Felipe González advirtió ayer, durante su intervención en las jornadas "Brasil, alianza para la nueva economía", de los peligros que acechan a una Europa anquilosada,
- que no ha sabido responder con las necesarias reformas a la globalización y
- sobre la que la demografía pesa como una losa.
- "Si no se corrigen los factores que han provocado la crisis en el sistema financiero,
- y no se han corregido,
- podemos estar incubando la siguiente crisis" aseguró.
Un asunto serio, porque en el futuro, explicó "no habrá epidemia financiera que no se convierta en pandemia".
Esa crisis, que en opinión de González no ha pasado -"estamos en la postrecesión, pero no estoy seguro que estemos en la poscrisis"- dijo, requiere la adopción urgente de medidas. Entre ellas, explicó, una nueva regulación del sistema financiero que debe ser impulsada por los países del G-20.
"La crisis" que a diferencia de otras anteriores "ha nacido en los países centrales y ha contaminado al resto", continuó, "es un parteaguas de la historia y lo que se ve con claridad es que el mundo se está configurando de manera diferente".
En ese contexto el ex presidente destacó cómo países antaño sacudidos por las turbulencias financieras -mencionó la situación de México en 1994, la de Brasil en 1999 y la de 2001 en Argentina- han resistido bien en esta ocasión.
"América Latina, que podía haber ofrecido tres o cuatro másteres en crisis financieras, es la que mejor la ha soportado esta vez" concluyó.
Todo lo contrario que Europa, donde
- la pérdida de productividad,
- la ausencia de reformas, y
- la falta de adaptación a la globalización
- "amenaza el futuro de manera seria".
González esgrimió números para apuntalar el argumento:
"En 2050 habrá en Europa
- 70 millones de activos menos y
- 90 millones más de ciudadanos con derecho a pensión".
Será una situación difícil de mantener. La cruz de una cara que bien puede estar representada por Brasil, donde la demografía juega a favor del desarrollo y donde, según destacó el ex presidente, "se ha avanzado en el primer factor de desarrollo que es la previsibilidad".
Un país previsible
"Brasil se ha convertido en un país previsible, con reglas que respeta y hace respetar internacionalmente" y está en condiciones de hacer frente a un futuro del que han desaparecido - "para siempre", enfatizó González- prácticas como
- la fijación de los precios de las materias primas por parte de los países industrializados.
González, que preside el "grupo de sabios" de la UE para reflexionar sobre el futuro del proyecto, ofreció un consejo al presidente brasileño Lula da Silva:
- apostar por la formación de capital humano en un contexto demográfico favorable.
Brasil, concluyó González "está ganando en eficiencia y eficacia en su administración y una buena cooperación entre lo público y lo privado" y, como el resto de la región, "debería pensar más allá de las materias primas".
SANTIAGO CARCAR - "El País" Madrid - 20-May-2010
Impuestos contra ricos y borrachos
Hace cosa de cuatro años, el presidente Zapatero sentenció que “bajar impuestos es de izquierdas”, pero ya se sabe que el actual jefe de Gobierno español es como aquel entrañable personaje de Manquiña que lo mismo que te decía una cosa, te decía la otra. Ahora anuncia a su desconcertada parroquia que lo realmente progresista es subir los tributos, si bien limitará ese correctivo económico a los que más dinero tienen. Ya pueden ponerse a temblar los ricos.Falta por definir, naturalmente, cuáles son con exactitud las “rentas más altas” a las que Zapatero planea meterles el rejón en lo más profundo de la faltriquera.
Los más escépticos malpiensan que el Gobierno va a cifrar en 2.000 ó 3.000 euros al mes el ecuador a partir del que pueden ser consideradas altas las ganancias de un asalariado. Si así fuere, el número oficial de ricos crecería espectacularmente en España, por más que la experiencia demuestre que nadie se ha hecho millonario gracias a un sueldo. Excluida, aunque sea mucho excluir, la hipótesis de una subida del impuesto sobre las rentas del trabajo, ya sólo quedaría abierta la posibilidad de que Zapatero la tome con los verdaderos capitalistas y/o con los borrachos y fumadores.
A estos últimos bastaría con aumentarles los llamados impuestos especiales que gravan el consumo de alcohol y cigarrillos para mejorar imparcialmente la recaudación de Hacienda y la salud de los adictos a tan perjudiciales sustancias.
Dada la actitud mojigata de muchos de los y las miembros del Gobierno en lo tocante al vicio, todo indica que esos gravámenes cuentan con la mayoría de papeletas para figurar entre los que coticen al alza en la anunciada subida de impuestos. Ya no está tan claro, en cambio, que las autoridades rumien la idea de aumentarles la cuota a quienes tienen menos afición a la botella o al cigarrillo que a coleccionar billetes de 500.
La adicción al dinero es mucho más respetable que cualquier otra, como lo prueba el hecho de que el propio Estado haya ideado en España unas sociedades de inversión que bajo las siglas SICAV dan acomodo y mimos fiscales a las grandes fortunas del país. Esa ingeniosa fórmula que permite a los multimillonarios tributar tan sólo un 1 por ciento en concepto de impuesto de sociedades fue urdida en tiempos del socialdemócrata Felipe González, por extraño que pueda parecer.
En realidad, no lo es. Consciente de que el dinero no tiene color de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario, lo que González pretendía era ofrecerle un confortable hogar en España a los grandes capitales que, de otro modo, tal vez sintiesen la tentación de huir a Suiza.Puede que el actual Gobierno neoperonista acaricie la idea de subirles la tributación a esas sociedades del gran capital para compensar en cierto modo la poco favorecedora imagen dada con el último saqueo a los pensionistas y trabajadores públicos.
La medida sería de lo más popular, sin duda; pero bien pudiera desatar como efecto colateral una estampida de los capitales autóctonos hacia las cámaras acorazadas de otros países.
De ahí que la ministra de Economía, Elena Salgado, lleve varios meses intentando tranquilizar a los propietarios de esos caudales –tan necesarios para el país– bajo el argumento de que no sería “razonable” modificar su privilegiado estatus fiscal. Mucho es de temer, por tanto, que Zapatero esté aludiendo
- a los trabajadores con buena nómina y
- a los viciosos que dilapidan el sueldo en cubatas y cigarrillos
- cuando habla de subirles los impuestos a las rentas “más altas”.
Muy mal deberían de andar las cosas si también decidiera quitarles una parte de sus ganancias a los millonarios, que por definición son “los que más tienen”.
En tal caso, la interminable lista de damnificados abarcaría a
- funcionarios, pensionistas, borrachos, capitalistas, fumadores y pueblo en general.
Aquí no se iba a librar ni Dios: y tampoco es eso.
Anxel Vence - "Faro de Vigo" - Vigo - 20-May-2010
Que Dios nos coja confesados
Por extraño que parezca, aún queda mucha gente -políticos, sindicalistas, periodistas, empresarios, expertos y ciudadanos
- que no cree en la necesidad del ajuste;
o que, incapaz de asumir la idea de que se acabó el carbón,
- aún piensa que se puede hacer un ajuste de juguete, compensando por un lado lo que se nos quita por otro.
Por eso hay
- sindicatos dispuestos a impedir que se les rebaje el sueldo a los funcionarios; y
- demagogos que insisten en que las pensiones tienen que seguir subiendo y la edad de jubilación bajando; y
- presidentes autonómicos que amenazan con destruir el mundo
- ¡Muera Sansón con todos los filisteos!- si se retrasa «su» AVE; o
- gente cualquiera que, al grito de «otro ajuste es posible»,
están dispuestos a inmolarse, como los numantinos,
- si no le terminan su museo de arte moderno antes de las municipales,
- si no le hacen la autopista que pasa por su pueblo, o
- si no le ensanchan el paseo marítimo que se comieron las construcciones ilegales del último decenio.
Y así, me temo,
- no solo vamos a ser incapaces de rebajar el déficit en el 1,5% adicional comprometido para el período 2010/2011,
- sino que podemos quedarnos muy lejos del objetivo del 3% de déficit señalado para el 2013.
La gente aún cree
- que se puede ahorrar mucho donde se gasta poco; o
- que se pueden pagar salarios altos con producción baja; o
- que una economía endeudada puede mantener altos estándares en los servicios educativos y sanitarios; o
- que las pensiones las garantiza su justicia intrínseca; o
- que una subida de impuestos sobre las rentas más altas puede prolongar la ficción de un modelo sostenible; o
- que la deuda soberana no interactúa con la deuda de las familias y las empresas para provocar el colapso del sistema.
Y por eso sigue pensando que una adecuada defensa del interés propio puede derivar el espectro del ajuste hacia las parcelas del prójimo.
Aunque lo peor no es esta tendencia al «sálvese quien pueda» que inspira
- la tibieza de los ciudadanos y
- la irresponsabilidad de líderes, partidos y sindicatos,
- sino la sensación de titubeo permanente en la que se mueve el Gobierno.
- Porque es esa indecisión de los gobernantes la que alimenta las estrategias de resistencia al ajuste.
Por eso hay que pedir, cuando aún estamos a tiempo, que se marquen con absoluta precisión
- las pautas, cuantías y equilibrios del ajuste; y
- que se establezcan las alianzas responsables,
seguramente habrá que acudir otra vez a PNV y CiU- que nos rescaten de esta zozobra que a nadie beneficia.
Y alguien tendrá que recordar, además, que todo esto sucede porque
- somos más pobres de lo que creíamos, y
- que ese empobrecimiento hace inútiles y dramáticas
- las pillerías y oportunismos de los que juegan a corto plazo.
Xosé Luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Sgo. de Compostela - 20-May-2010
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