¿Hay algo que pueda reanimar a Europa?
SÍ. La UE tendrá éxito si sus líderes aprovechan el momento tal como lo hicieron hace 20 años
- Cuando los europeos temen por sus empleos y sus ahorros,
- cuando sus gobiernos y empresas no pueden pedir préstamos fácilmente,
- cuando los bancos fracasan y la moneda única tiembla,
entonces
- la Unión Europea (UE) está enfrentando
- no sólo una crisis económica,
- sino también una crisis política.
- Y, hasta ahora, los líderes europeos no han podido hacer frente a la amenaza.
Durante los últimos 18 meses se han refugiado principalmente en la negación y las bravatas, lo que han acentuado con disputas, además de echarles la culpa a los mercados financieros.
A pesar de una racha reciente de austeridad y el lanzamiento a última hora de un gran fondo de rescate para sus economías más frágiles, Europa parece una fuerza disminuida en el mundo.
En Asia y Estados Unidos se ha puesto de moda considerar estos fracasos con desprecio. El momento de Europa ya pasó, se dice.
Su población, que mira cada vez más hacia su interior, que está cada vez más anciana, ya no tiene la resolución de superar la adversidad.
Y, sin embargo,
- una Europa achacosa no beneficia a nadie.
- Ahora la UE es la economía más grande del mundo.
- Si estuviera sana, lo peor de la crisis económica global habría terminado.
Políticamente, todo el mundo tiene un interés en el destino de la Gran Idea de Europa, que las naciones estados rivales puedan tener mejores resultados aunando cierta soberanía en lugar de ir a la guerra.
Y, socialmente, todas las democracias con el tiempo tienen que tratar de resolver el Gran Problema de Europa, que
- los gobiernos y la protección social tienden a crecer
- hasta que asfixian a las economías que pagan por ellos.
Por lo tanto,
- antes que mofarse de la impotencia de Europa,
- el mundo debería estar preguntando si Europa puede redescubrir su energía;
y si es así, cómo.
The Economist ofrece una respuesta optimista.
No hay nada predestinado con respecto al fracaso de Europa.
En realidad,
- si los líderes de la UE muestran un poco de valor,
- esta crisis ofrece la mejor oportunidad para una reactivación desde los 80.
En esa década, cuando Europa Central y del Este todavía eran parte del bloque soviético, el continente sufría de
- un crecimiento lento y
- un alto desempleo
- causado por dos impactos petroleros.
La "eurosclerosis", como se le decía, condujo, bajo la presidencia de la Comisión Europea de Jacques Delors -un político francés brillante e irascible- al
- mercado único en 1992 y
- a un rejuvenecimiento de las instituciones europeas.
Esas reformas sentaron las bases para uno de los períodos más dinámicos en la historia de la UE.
Hay una lección aquí para los líderes de hoy. Desgraciadamente, al parecer no comprenden el verdadero sentido.
Más política
Inspirados por Delors, algunos en Europa que ahora están tratando de resolver el destino del euro sostienen que
- las crisis siempre llevan a un salto en la integración de la UE.
Protegidos por Francia, ellos aseguran que el caos que se ha propagado desde Grecia al sur de Europa muestra que
- la zona del euro necesita un núcleo de potencias líderes
- que encabecen el continente en una forma más política y menos tecnócrata.
Para limitar la competencia "injusta", quieren cosas como
- estándares laborales para toda Europa y
- armonización de los impuestos.
Quieren fiscalizar las transferencias de efectivo de la comunidad a los miembros más débiles del euro.
Sin embargo, el deseo por este tipo de integración no es compartido en otros países, ni siquiera en Alemania, la que, cuidadosa de su propia historia, no le confía la política monetaria a los políticos.
A su pueblo se le aseguró que el euro se manejaría con la misma disciplina que su querido marco y está aburrido de pagar por todos los nuevos planes de Europa.
En cambio,
- Alemania quiere un sistema severo de reglas que impida que los países gasten demasiado.
- Si la idea francesa es inaceptable,
- la idea alemana es impracticable.
La política ha tendido a vencer a la economía desde el comienzo del euro, cuando se permitió el ingreso de países endeudados como Bélgica e Italia.
No se puede decretar simplemente que cada uno de los 16 países en la zona del euro se comporte siempre en forma responsable. Alguno romperá las reglas y otro más tendrá motivos para conspirar con ellos.
Las mentes metódicas que contemplan las contradicciones entre los dos miembros más importantes del euro prevén
- o la integración
- o el colapso.
Ellos sostienen que
- sin un mecanismo político claro que haga frente a los países díscolos,
- el euro está condenado a repetir el tipo de crisis que sufrió este año.
Algún día tal vez se demuestre que este punto de vista era correcto.
Pero las mentes metódicas subestiman el arte europeo de la avenencia. Y pasan por alto la determinación que hay en Europa de lograr que el euro persista, porque disolverlo
- sería horriblemente costoso y
- amenazaría la existencia misma de la UE.
Por el momento, entonces, para la zona del euro, el resultado más probable
- no es ni el colapso ni encaminarse a la integración,
- sino salir del paso a duras penas.
1992 y todo eso
La confusión evita problemas, no los resuelve. En lugar de enredarse en mecanismos internos, la UE debería adoptar la lección de la otra mitad, más radical, del programa de Delors,
- la parte que se centró en liberar su economía y crear el mercado único.
- Al dar un impulso al crecimiento económico,
- la UE podría aliviar sus dificultades políticas y ayudar a su ciudadanía.
En este momento, los líderes de la UE están dedicando sus esfuerzos a reducir el gasto: podrían agregar una dosis de la reforma estilo 1992.
El mercado único aún está a medio construir. Mario Monti, economista italiano y ex comisionado, hace poco trazó cuánto más queda por hacer.
- La UE es 30% menos productiva que EE.UU. en servicios.
Debido a que
- las empresas de servicios europeas operan detrás de barreras nacionales innovan menos y
- tienden a no ganar las economías de escala plenas.
Áreas enteras, como la de salud, están eximidas de la competencia en toda la UE.
Asimismo, algunas industrias de alta tecnología, como
- las de telecomunicaciones, han sido protegidas, y otras, como
- el comercio electrónico, difícilmente existían en 1992.
Un mercado único digital podría valer el 4% del PIB de la UE para 2020.
La UE tiene un sistema de patentes fragmentado, costoso; por lo tanto,
- los productos (como muchos trabajadores) no pueden cruzar las fronteras fácilmente,
- el suministro de energía no ha sido liberalizado debidamente,
- las deudas son difíciles de cobrar a través de las fronteras.
La barrera para reformar siempre ha sido política, no económica.
Jean-Claude Juncker, Primer Ministro de Luxemburgo, lo expuso mejor en 2007:
- "Todos sabemos qué hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos una vez que lo hemos hecho".
Sin embargo,
- ¿Todavía se mantiene esa excusa?
- La crisis ha cambiado el panorama político en Europa.
Se suponía que el euro iba a estimular la reforma al impedir que los gobiernos restauraran la competitividad mediante la devaluación de sus monedas.
Y así fue. No en un principio, cuando Grecia, España y los otros utilizaron las bajas tasas de interés del euro como una excusa para hacer fiestas. Pero ahora se han despertado de la resaca, para encontrar que la reforma ya no se puede postergar más.
El caso moral para la reforma nunca ha sido más claro.
La "solidaridad" europea que protege los empleos de por vida en España para los pocos afortunados es difícil de defender cuando significa que gente joven, que podría sólo conseguir trabajo con contratos temporales, ha quedado a merced de la ayuda que se da a los cesantes.
En Francia es molesto ver que los impuestos paguen la jubilación de personas sanas a los 60 años, cuando las escuelas y los hospitales necesitan más el dinero.
A las familias necesitadas en Bélgica les podría gustar la idea de que la competencia puede reducir sus cuentas.
Si estuviera hablando en 2010, un líder europeo que busca la reelección -como también la reforma- podría simplemente imaginar sus posibilidades.
Escuchen a la gente
En las últimas dos décadas, aquellos que pertenecen a los grupos privilegiados han bloqueado el cambio.
Delors logró enfrentarse a ellos mediante la creación de una coalición de los liberales del libre mercado y los que creían en la integración europea.
Actualmente,
- la crisis ha dado a los líderes europeos la posibilidad de crear
su propia coalición para la reforma,
- centrada de nuevo en el mercado único.
- Deberían aprovecharla.
The Economist - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 9-Jul-2010
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