Una de las ideas más extendidas en los últimos años ha sido que
- la izquierda tiene los mejores cuadros para llevar adelante las políticas públicas
que el país precisa.
- Sin embargo, todos los días la realidad desmiente ese mito.
Veamos tres ejemplos.
1- En política exterior.
La mezcla de amateurismo con obcecamiento ideológico que impuso como estilo gobernante el ex canciller Gargano se tradujo recientemente en las inefables declaraciones de Conde.
El país conjuga
- un latinoamericanismo provinciano, que quiere ser el estribo de Brasil a la vez que
- asumir una integración continental de izquierda, que no privilegia nuestros intereses nacionales.
Nada hay de pericia en la ejecución en torno a una política internacional acorde a los nuevos tiempos. Tampoco hay nada de elaboración teórica que se destaque sobre la inserción mundial del país.
2- En seguridad pública.
La multiplicación de los fracasos gubernamentales se asienta en
- la visión ideológica clásica de la izquierda, "bizca y miope", que
- "victimiza" al delincuente en vez de garantizar la convivencia colectiva en paz y civilizada.
- Política de cárceles sin previsiones mínimas;
- minoridad delincuente impune;
- sistema de proceso penal anquilosado;
- terror al ejercicio de la autoridad por ser tachado de "fascista".
Los comentaristas de izquierda siempre acuden a la tranquilizadora comparación con países latinoamericanos que nos deja relativamente bien parados (para lo que se precise, siempre hay peores en el continente).
Con horror hay que escribirlo: nada permite avizorar una evolución positiva.
3- En educación.
Las estrellas vinculadas a la Universidad de la República -Brovetto, Ehrlich, Simon y una larga lista de etcéteras formada por jerarcas menos relevantes- arrojaron diáfana luz sobre
- su profunda incapacidad para conducir al país en la materia,
- a pesar de disponer de recursos como nunca.
Los resultados PISA son
- la última prueba de la tremenda responsabilidad de la izquierda en la catástrofe educativa nacional:
en tanto activa y dañina oposición (al menos) desde 1985, y como gobierno desde 2005.
La izquierda
- ha tenido, por supuesto, una coyuntura internacional insólitamente excepcional en la historia del país.
Y
- no ha sufrido, por supuesto, la cerril oposición que perjudicara a lo largo de tantos lustros el ejercicio del gobierno nacional, y sobre la cual el Frente Amplio fue construyendo su actual hegemonía.
No nos engañemos más
La constatación es sencilla:
- los partidos tradicionales pueden gobernar mejor que la izquierda porque
- la superior capacidad de los cuadros frenteamplistas para ejercer el poder que
- durante tanto tiempo se pregonó, en realidad, no es tal.
Sin embargo, no serán los numerosos líderes de opinión- compañeros de ruta del Frente Amplio los que publicitarán esta sencilla conclusión.
Así,
- la construcción de una alternativa creíble y posible al gobierno de izquierda precisa de
- la multiplicación de instancias culturales, sociales y académicas que digan
lo que es evidente:
- "el rey está desnudo".
Francisco Faig - El País - Montevideo - 29-Ene-2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario