domingo, 30 de enero de 2011

España aún puede evitar la catástrofe financiera

Y por eso estamos a la espera.
- Esperamos al aluvión de nuevos datos macro sobre la salud de las economías de eurolandia,
- Esperamos a que los responsables de las políticas monetarias encuentren algún

mecanismo que
- satisfaga a los mercados y les convenza que
- la eurocracia ha dado con una estructura que controle los presupuestos nacionales
- para satisfacción de Angela Merkel, canciller de Alemania, el país que más aporta

a las facturas en eurolandia.
La espera de los datos terminará esta semana, al menos de momento;
- la espera de una decisión sobre política monetaria podría no terminar nunca.
Mientras tanto, todo depende de España, la quinta mayor economía de Europa.
Grecia ya pasó, Irlanda ya pasó y Portugal está pasando:
- todos tendrán que reestructurarse de un modo u otro.
Si España, mayor que las tres anteriores economías juntas,
- logra sobrevivir a la presión de las subastas en el mercado de bonos,
- los responsables de políticas monetarias tendrán tiempo para
- mantener su ritmo habitualmente lento de toma de decisiones.
Hay varios motivos
para creer que
- España escapará al destino de sus colegas endeudados más pequeños.
Goldman Sachs Global Economics
, en un nuevo informe titulado

- "España: ¡sostenible!", considera que
- la deuda pública española "probablemente no superará el 90% del PIB en su punto álgido:
- lo cual no justifica una insolvencia".
Existe
, admiten los economistas de Goldman Sachs,
- la posibilidad de una "crisis de liquidez" que podría obligar a España a
- buscar "ayuda externa", es decir, un rescate,
pero los responsables de la eurozona pueden gestionarlo, ahora que ya deberían tener alguna experiencia en solucionar este tipo de situaciones.
Empecemos comparando la situación financiera con las del trío en problemas.
The Economist informa de que
- la deuda pública bruta de España alcanza el 64% del PIB,
- muy por debajo de los niveles de Portugal (83%), Irlanda (97%) y Grecia (140%).
- La rentabilidad de los bonos estatales a 10 años es cerca de la mitad de la de los griegos
,
al igual que la previsión de The Economist sobre
- los niveles de deuda estatal bruta en 2015: 85% del PIB frente al 165%.
Irlanda y Portugal están en el 125% y el 100%, respectivamente.
- "España [probablemente[ es solvente" concluye The Economist,
con una "perspectiva del coste de la deuda (...) similar a las de las hoy 'seguras' Francia y Alemania".
La palabra clave es "probablemente", quizá no tan categórica como el "¡sostenible!" de Goldman Sachs.
Todo dependerá de 4 cosas.
- La primera es la "atmósfera macroeconómica general"
en el conjunto de la eurozona.
Ahora mismo, el futuro está bien equilibrado
- entre una continuación del crecimiento liderado por los alemanes y
- una desaceleración causada por la decisión del Banco Central Europeo de
- endurecer la política monetaria para atajar las presiones inflacionarias,
que ahora están en niveles que el BCE no está preparado para aceptar si se prolongan.
A corto plazo, el nivel del euro debería seguir engrasando la máquina exportadora alemana y el nuevo interés en gastar de los consumidores alemanes debería dar a toda la eurozona un ligero estímulo. También a corto plazo, Jean-Claude Trichet, máximo responsable del BCE, debería mantener a raya
- todo aumento de los tipos de interés y
- toda retirada del mercado de bonos
- hasta que los responsables de las políticas monetarias lleguen a un acuerdo sobre
- una solución permanente para la crisis creada por la debilidad de los países de la periferia.
Todo lo cual probablemente es un plus para España.
- Un segundo factor que determinará la capacidad de España para evitar una crisis será
- el "comportamiento" de sus altamente endeudados consumidores.
Los hogares han reducido sus deudas significativamente (y aumentado sus ahorros), y así han reducido el peso de los pagos de intereses, por lo que
- actualmente son receptores netos de pagos de tipos de interés.
Éste es un buen augurio para, a menos que --y es un "pero" muy grande--
- los ingresos de los hogares sigan bajando.
Los economistas de Jefferies Fixed Income informan de que
- la renta disponible real de los hogares bajó casi un 6%,
en el ejercicio que terminó en el tercer trimestre del año pasado.
Si sigue habiendo un descenso a un ritmo similar a ése, España
- no sólo tendrá que pedir ayuda a sus socios de la eurozona (o sea, Alemania),
- sino abandonar su posición de que los acreedores de los bancos emergerán del proceso
sin perder un ápice de atractivo.
- Un tercer factor positivo para las cuentas es "el crecimiento de las exportaciones", que, junto con el descenso de las importaciones,
- ha reducido el déficit por cuenta corriente del 15% de 2008 al 4,3%.
Que es un motivo por el que la actividad económica ya no está descendiendo y parece en una tendencia de moderado avance.
- Por último, está la "cuestión de los bancos españoles", que podría calificarse de verdadero lío.
- Las Cajas de Ahorros han prestado unos 189.000 millones de euros a promotores inmobiliarios
- que se dice que probablemente no lograrán devolver esos créditos.
El Gobierno está obligando a las cajas
- a fusionarse --las 45 que existían han quedado en 17-- y
- a ampliar capital, y
- ya ha inyectado de 11.000 millones de euros a 15.000 millones de euros,
en el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, o FROB.
Dice que inyectará cerca de 100.000 millones de euros en el fondo si se viera obligado si los bancos no logran ampliar capital recurriendo al sector privado, lo cual el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insiste en asegurar que sí pueden hacer.
Y que es la razón por la que los inversionistas piden primas por prestar dinero a España.
Después de todo, hasta que Irlanda decidió rescatar a sus bancos, los inversionistas no se dieron cuenta de que el país había implosionado.
España tiene que conseguir unos 93.000 millones de euros este año y ya ha huido hacia la relativa seguridad de un sindicato de bancos, que cobra una comisión y luego separan los bonos en paquetes más pequeños para revenderlos, en lugar de arriesgarse a vender obligaciones a 10 y 15 años en el mercado.
A largo plazo, todo dependerá, como no, de si Zapatero logra sacar adelante sus reformas, como
- la del mercado laboral, para aumentar la competitividad y
- la tasa de crecimiento de su economía.
Las encuestas sugieren que
- no sobrevivirá a las próximas elecciones, por lo que
- tendrá que ver el final de la película desde el patio de butacas.
Irwin Stelzer - The Wall Street Journal - NYC - 29-Ene-2011


¿Crisis económica y/o crisis moral?
EN una entrevista realizada hace tan solo dos años, en un momento en el que la crisis económica se manifestaba con toda su virulencia, una persona nada sospechosa de veleidades izquierdistas señalaba a propósito de la misma:
"Como actor del mercado, intento maximizar mis beneficios.
Como ciudadano, me preocupan los valores sociales: la paz, la justicia, la libertad, o lo que sea. No puedo dar expresión a estos valores como actor del mercado…" (El País, 29 de marzo de 2009).
Me estoy refiriendo a George Soros, a uno de los personajes más influyentes en esto que se denomina en la actualidad economía financiera (en el pasado, agiotismo, usura).
Pocas veces de forma tan condensada y precisa se recoge
- el dilema que sacude a nuestras sociedades en la actualidad.
Ni el más osado de los marxistas radicales se habría atrevido a expresar el antagonismo en el que vivimos y en el que estamos inmersos:
- sociedad/ciudadanía versus mercado.
O, lo que es lo mismo y por extensión,
- capitalismo versus democracia;
dos realidades incompatibles entre sí. Parafraseando al propio Soros, la búsqueda de la paz, libertad, justicia y demás valores y exigencias acordes con los sistemas democráticos, chocan frontalmente con los imperativos e intereses del mercado.
En los inicios de la crisis, quizás debido a una cierta zozobra derivada del desconcierto inicial y a la magnitud de los problemas, vimos "temblar", "dudar" a los prohombres que habían abanderado esa "huida hacia delante" del propio sistema.
No es extraño que en aquellos momentos de desconcierto, uno de los próceres más importantes, nos referimos a Alan Greespan, anterior presidente de la Reserva Federal, ante la Comisión Parlamentaria de Supervisión y Reforma del Gobierno, dijera cosas como ésta: "estábamos en un error al pensar que los mercados podían regularse a sí mismos… (El final de la reforma financiera, El País, 7 de marzo de 2010).
- ¿Qué ha pasado desde entonces como para otorgar al mercado y a las instituciones involucradas en la crisis el protagonismo que ahora tienen?
- ¿Por qué nuevamente hemos recuperado el discurso de la eficacia del mercado, del desgobierno de los Estados, hasta el punto de aceptar acríticamente una serie de medidas que inexorablemente se propagan de un país a otro y que suponen un torpedo en la línea de flotación de las políticas económicas y sociales que han costado sangre, sudor y lágrimas a generaciones?
En el caso de la crisis que nos ocupa podemos constatar sin gran esfuerzo la enorme cantidad de interlocutores que, por una razón u otra, están falseando las causas profundas de la crisis y, lo que es peor, la responsabilidad de las instituciones más representativas en ella, haciendo buena la idea del Príncipe de Lampedusa:
- "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
En relación al tema que nos ocupa:
- la crisis económica y sus repercusiones;
cabe señalar que esta
- ha puesto de manifiesto la supeditación de lo político, del Estado en sus diferentes niveles como instancia de legitimación social,
- en beneficio de poderes supraestatales que se escapan al control democrático.
La pléyade de voceros de todo tipo, forma y tamaño clamando por la desaparición, reducción drástica del papel del Estado y de los servicios correspondientes bajo el discurso de una supuesta eficiencia así lo atestigua.
Los indicadores de esta crisis desde el punto de vista moral son taxativos:
- tensiones crecientes derivadas del aumento de la exclusión y de la pobreza,
- aumento de la xenofobia,
- destrucción sistemática de los sistemas de protección social,
- degradación sistemática del medio,
- aumento del autoritarismo y del control;
en definitiva,
- confinamiento de lo político al ámbito doméstico y
- vía libre a los grandes poderes para que resuciten un capitalismo manchesteriano,
en el que lo que se busca deliberadamente es sustraerse a cualquier instancia de control y de regulación y tener las manos libres para actuar en
- la dirección de reducir los costos aun al precio de
- confinar a gran cantidad de personas a la miseria.
Lo grave de este cambio de paisaje es que uno tiene la sensación de que
- no hemos aprendido nada.
Desde el punto de vista cultural, los problemas actuales se presentan como
- producto de los "excesos" de un sistema y de un conjunto de personas ávidas de ganancia y avariciosas (léase caso Madoff);
- no como el resultado natural de una lógica inspirada en la maximización de beneficios que ha llevado al capital a abandonar su función y a refugiarse en operaciones altamente discutibles tanto desde el punto de vista ético como económico.
Desde el punto de vista psicológico está claro, la catarsis requiere de una subjetivización de los culpables; nos cuesta mucho asumir que los "oficialmente" culpables no son sino
- la expresión más extrema de una lógica en la que estamos todos inmersos y de la cual todos participamos.
Porque
- la perversidad no radica fundamentalmente en una u otra persona,
- sino en las reglas del juego que nos hemos otorgado.
O
¿No es esto lo que sucede cuando se reconoce por ejemplo que, entre otras razones,
- la dificultad de estabilizar los tipos de cambio de las monedas, en parte radica en
- la incapacidad de los bancos centrales para controlar el flujo monetario,
- ya que de los 4 billones de dólares aproximadamente que suponen los flujos diarios en el mercado de divisas (es decir, 5 veces el stock acumulado de todas las reservas de los Bancos Centrales en la zona euro)
- menos del 5% de las transacciones responden a operaciones comerciales,
- mientras que el 95% restante pertenecen a operaciones financiero-especulativas?
(véase, Le Monde Diplomatique, enero 2011)
- ¿A alguien le extraña que hayan denominado a este sistema "capitalismo de casino"?
- ¿Creemos, con un mínimo de rigor, que el déficit público y los sistemas de protección en proceso de revisión a la baja son los que realmente desestabilizan el sistema?
Solo una mente enajenada puede creerse este tipo de patrañas.
Abandonada la confianza en el mercado y, al mismo tiempo, alejados de una visión de la Política (con mayúsculas) sólo nos queda la política (con minúsculas), como expresión de una gestión de la cotidianeidad decidida desde instancias exteriores a las propias sociedades.
Es decir, lo que denomino
- la "Gestión de la Inercia", sin ningún horizonte, salvo el sobrevivir.
- ¿Dónde está la utopía?
- ¿En qué medida la Política es expresión de una Buena Vida aristotélica?
- ¿Acaso esta deserción no explica cómo las sociedades occidentales están viendo crecer irremisiblemente los porcentajes de abstención como una expresión de la pérdida de confianza en la capacidad del sistema político para construir una sociedad más justa y equilibrada?
Muchas veces se han desdeñado los discursos éticos, a pesar de sus buenas intenciones, diciendo que "desconocen" la realidad, o el funcionamiento complejo de los sistemas.
Pero, ahora más que nunca, agotada la inercia de un sistema que amenaza sus propias bases de subsistencia,
- se requiere como nunca antes consensuar un esquema de valores que
- nos permita reconstruir una ética cívica capaz de garantizar la supervivencia
del propio sistema.
En este sentido, las propias orientaciones en relación a las salidas a la crisis necesitan un esquema interpretativo cargado de razones (morales añado) en las cuales sustentar las posibles salidas.
Y es que tozudamente los datos nos muestran no solo la dureza del momento en forma de paro, despidos y por extensión de la pobreza; sino los límites del propio sistema.
Ya no es posible volver atrás pensando que esto es simplemente producto de una mala coyuntura, lo que tenemos encima de la mesa es
- la necesidad de un cambio inspirado en la imposibilidad de estirar los límites del propio sistema.
Muchas veces oímos apelar a términos fetiche como tablas de salvación:
- investigación y desarrollo, tecnología y demás como soluciones demiúrgicas a
los problemas actuales.
No seré yo quien niegue la importancia de estos temas, pero, no nos engañemos, solo serán efectivos si somos capaces de impulsar este tipo de políticas sobre la base de un esquema en el que quepamos todos.
- ¿Sobre qué base vamos a garantizar un bienestar general y trabajo para todos cuando asistimos a procesos de expulsión del mercado de trabajo cada vez más generalizados?
- ¿O creemos que simplemente por haber firmado un acuerdo de jubilación a los 67 años (¡veremos!) podemos garantizar trabajo y medios de subsistencia para todos en un sistema en el que el aumento de la complejidad y de la capacidad productiva de las nuevas tecnologías acelera el grado de obsolescencia profesional y dificulta el acceso al mercado de trabajo a grandes capas de la población no suficientemente cualificadas?
No nos engañemos, en el supuesto de que alcancemos las metas previstas y hagamos bueno el discurso dominante,
- la sociedad del conocimiento a la que aspiramos y propagamos es elitista en su composición.
Cómo compatibilizar esta asimetría profesional con una ciudadanía integrada no es un tema fácil, si no está basado en un consenso normativo. Que todo el mundo pueda desarrollar capacidades y potencialidades no significa que todo el mundo llegue; mucho menos a medida que
- las sociedades se hacen más complejas y el acceso a las tecnologías más selectivo.
Aquí radica, a mi juicio, uno de los temas más delicados que habrá que resolver si queremos aspirar a vivir en una sociedad integrada.
Creo que ahora que Euskadi está inmersa en un proceso de autorreflexión, buscando salidas a la crisis debe impulsarse un debate sereno en torno a este tipo de cuestiones.
Una política estratégica, tanto en el ámbito de la innovación tecnológica como social, no puede obviar un debate en profundidad de qué sociedad queremos construir desde el convencimiento de que, utilizando la terminología de Khun, estamos en la Revolución de los Paradigmas.
Dicho de otra forma,
- no es posible anticipar el futuro sobre la base de la extrapolación mimética del pasado.
- El agotamiento de los recursos,
- la dificultad de compatibilizar el desarrollo económico y la calidad de vida,
- la necesidad
de conciliar aspiraciones personales y profesionales,
de poner la actividad económica al servicio de la satisfacción de las necesidades humanas,
son algunas de las cuestiones en las que, más allá de recomendaciones propias de un curso de fin de semana, nos jugamos la supervivencia de este planeta.
La capacidad de pasar de un idealismo ingenuo a una operativización de determinados valores será determinante en un futuro próximo si queremos legar a nuestros descendientes una sociedad equilibrada.
Jon Leonardo - Universidad de Deusto - DEIA - Bilbao - 30-Ene-2011

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