Qué hacer y qué no sobre inequidad.
Mensaje a Davos:
- más que quejarse sobre la desigualdad,
- deben diferenciar sus causas y enfocarse en incrementar la movilidad social.
Aparte de ser famosos e influyentes, Hu Jintao, David Cameron, Warren Buffet y Dominique Strauss-Kahn obviamente no tienen mucho en común.
Una clara señal acerca de la amplitud de
- las preocupaciones a nivel global sobre la desigualdad es que
- el Presidente de China, el Primer Ministro británico, el segundo hombre más rico de
Estados Unidos y la cabeza del Fondo Monetario Internacional (FMI)
- se hayan preocupado todos ellos, abiertamente y en público, respecto a
- los peligros de una creciente brecha entre los ricos y el resto.
Hu pone a la reducción de las disparidades de ingresos, sobre todo entre las elites urbanas de China y su población rural pobre,
- en el centro de su promesa de crear una "sociedad armoniosa".
Cameron ha dicho que
- las sociedades menos igualitarias lo hacen peor "de acuerdo a casi todos los indicadores de
calidad de vida".
Buffet ha sostenido
- una lucha por lograr un mayor impuesto de herencia,
- argumentando que EE.UU. arriesga una arraigada plutocracia sin éste.
Y por su parte Strauss-Kahn apela
- a un nuevo modelo global de crecimiento,
- arguyendo que aumentando la brecha de ingresos se amenaza la estabilidad social
y económica.
Muchos otros parecen compartir sus preocupaciones. Una nueva encuesta del Foro Económico Mundial, cuya reunión anual de peces gordos comienza el 26 de enero en Davos, indica que
- sus miembros ven el aumento en las disparidades económicas como
- uno de los dos riesgos mundiales durante la próxima década.
Igualmente confuso
El debate sobre desigualdad es antiguo. Pero debido al despertar de una crisis financiera que es ampliamente atribuida a los peces gordos de Wall Street, de la cual los ricos se han recuperado más rápidamente, y por delante de la reducción del gasto público que golpeará con mayor fuerza a los más pobres, el tono de la discusión ha cambiado.
En gran parte de las últimas dos décadas, la visión que prevaleció entre la élite política mundial -llámese "Consenso de Davos"-, fue que
- la inequidad en sí misma era menos importante que
- asegurar a los más desposeídos una mejor situación.
Ahora el foco
- está en la desigualdad en sí misma y
- sobre sus supuestas consecuencias perniciosas.
Uno de los argumentos, caracterizado por "The Spirit Level", un libro que causó gran revuelo en Reino Unido, sugiere que
- a los países con mayor diferencia en los ingresos les va peor en todos los indicadores sociales,
- desde altas tasas de asesinatos hasta expectativas de vida más baja.
Un segundo argumento
- revisa las consecuencias macroeconómicas de la desigualdad de los ingresos.
Varios economistas prominentes reconocen hoy que
- la desigualdad fue una de las causas predominantes de la crisis financiera:
- los políticos trataron de contrarrestar la creciente brecha entre los ricos y los pobres
- fomentando a las personas más pobres a endeudarse y con tasas altas.
Un tercer argumento indica que
- la desigualdad pervierte a la política,
con influencia de Wall Street en Washington a menudo citada como
- prueba de la mala influencia de una elite plutocrática.
Si estos argumentos son correctos, podría haber espacio para respuestas bastante radicales, sobre todo para
- un mayor énfasis en la redistribución.
De hecho,
- gran parte de las recientes preocupaciones sobre la creciente desigualdad
- ha sido basada en razonamientos descuidados.
El antiguo Consenso de Davos de
- fomentar el crecimiento y combatir la pobreza,
es aún una mejor guía para hacer buenas políticas.
Más que una lucha contra la desigualdad en sí misma,
- los responsables de formular políticas harían mejor en
- responsabilizarse de las distorsiones del mercado
- que frecuentemente se esconden en irritantes desigualdades de ingresos que,
- además, impiden el crecimiento.
Brechas: ricos y pobres
Comencemos con los hechos acerca de la desigualdad.
- A nivel mundial, la brecha entre pobres y ricos en realidad se ha acortado.
Los países más pobres comienzan a crecer más rápidamente, aunque no se trata de un crecimiento rígido. En Latinoamérica, por mucho tiempo hogar de las sociedades más desiguales del mundo, muchos países -incluyendo a los más grandes, como Brasil- se han convertido en lugares un poco más equitativo, por medio de políticas que han impulsado el aumento de los ingresos de los más pobres; con rápido crecimiento y un aumento del gasto fiscal para mejorar la red de seguridad social (sin aumentar los impuestos a los más ricos).
La brecha entre los más ricos y los más pobres ha aumentado en otras economías emergentes (notablemente en China e India) al igual que en otros países (especialmente EE.UU., pero también en algunos con reputación de ser más igualitarios como Alemania).
- ¿Por qué ocurren estas diferencias?
En China la desigualdad tiene mucho que ver con el sistema HUKOU de permisos de residencia,
- que limita la migración interna hacia las ciudades;
- la desigualdad se ha disparado al tiempo que los trabajos se vuelven más escasos en las zonas rurales.
En EE.UU. la disparidad en los ingresos comenzó a agrandarse en los 80's, en gran medida, porque
- los pobres cayeron por debajo de la clase media.
Estos matices sugieren que
- más que quejarse sobre la desigualdad en sí misma,
- los responsables de formular políticas deben
- diferenciar entre sus causas y
- enfocarse en formas de incrementar la movilidad social.
Las reglas del juego pueden ser abiertamente injustas: por ejemplo, en el caso de los límites a la migración China, que mantiene a los pobres en las zonas rurales.
También puede involucrar distorsiones más sutiles: como en la forma en que
- los poderosos sindicatos de profesores han privado a los más pobres de recibir
una buena educación; o
- el implícito "demasiado grande como para caer" del sistema que ha impulsado a los banqueros a ser imprudentes y a dejar al resto con la responsabilidad.
Visto desde esta perspectiva,
- la forma correcta de combatir la desigualdad e incrementar la movilidad social es clara.
Primero,
- los gobiernos deben mantener sus esfuerzos en empujar hacia arriba a quienes están abajo,
- en lugar de arrastrar hacia abajo a quienes están en el medio y arriba:
- invirtiendo en (y removiendo barreras de)
- la educación,
- eliminando reglas que impidan seguir adelante a quienes tengan la capacidad y
- reenfocando el gasto fiscal en aquellos que más lo necesitan.
Extrañamente, la urgencia por estas reformas es mayor en los países ricos, donde la demanda de mano de obra no calificada está estancada o decreciente.
Segundo,
- los gobiernos debiesen deshacerse de las reglas rígidas y de los subsidios específicos
- en favor de industrias o quienes ya participan del juego.
- Forzar a los bancos a retener mayor capital y
- pagar la implícita red de protección del gobierno es la mejor forma de
adelgazar a los peces más gordos de Wall Street.
En el mundo emergente debiera existir
- una política mucho más fuerte contra los monopolios y
- un compromiso renovado en la reducción de barreras para el comercio global,
- porque nada como el libre comercio empuja mejor
- a la competencia y
- a la flexibilidad en las barreras sociales.
Estas reformas no reducirán las disparidades en los ingresos:
- en un mundo libre,
- las habilidades y el intelecto aún serían recompensadas, en algunos casos,
- magníficamente bien.
Pero
- las reformas golpearían a las más perniciosas e injustas formas de disparidad de ingresos y
- permitirían a más gente moverse hacia arriba en la escala social.
- También se estimularía el crecimiento y dejaría a la economía mundial más estable.
Si las élites de Davos están preocupadas acerca de la brecha entre los ricos y el resto,
- esta es la ruta que debiesen seguir.
The Economist - El Mercurio - Sgo. de Chile - 24-Ene-2011
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