martes, 2 de marzo de 2010

Uruguay: La esperanza a flor de labio

Aquel llamado al enfrentamiento y la confrontación como ritual de vida que encerraba la consigna tupamara "Patria para todos o para nadie", fue transformada ayer mediante un hábil juego de palabras por el Presidente, José Mujica en una invitación a construir y trabajar por la unidad nacional con el "Patria para todos y con todos" con que cerró su discurso ante el Parlamento.
Y es que el discurso que estrenó el flamante mandatario fue una apuesta permanente al trabajo conjunto de todo el espectro político a partir de algunos hechos:

- la dura lección que los lemas tradicionales recibieron en los últimos años ("sus prácticas y estilos se parecían demasiado") y
- que el FA descubrió que gobernar era bastante más difícil de lo que se pensaba,
- que los recursos fiscales son finitos y las demandas sociales infinitas;
- que la burocracia tiene vida propia y
- que la macroeconomía tiene reglas ingratas pero obligatorias.
Sobre esa base, por todos entendida y aprendida, Mujica consideró que "es probable que estemos ahora más maduros y por tanto listos a pasar a una etapa cualitativamente nueva en el relacionamiento entre fuerzas políticas".
Y abordar (todos) con "sinceridad y valentía" la solución de los grandes temas de Estado:
- educación,
- energía,
- medio ambiente y
- seguridad.
Puso el énfasis en la educación, pero se equivocó al insistir en la necesidad de proporcionarle mayores recursos para superar la coyuntura. Fue lo que hizo la administración Vázquez y los resultados fueron más calamitosos que nunca.
Fue categórico en la necesidad de rediseñar el Estado, la famosa "madre de todas las reformas" de que hablaba Vázquez pero nunca atendió.

Precisó que ello
- no hace a la propiedad social,
- sino al modo de gestión de la cosa pública,
- de los recursos que consume y
- de la calidad de los servicios que presta.
Y si bien aclaró que esta reforma no va contra los funcionarios, reconoció que el 90% de la eficacia del Estado se juega en el desempeño de los funcionarios públicos; aquello de que la burocracia tiene vida propia.
También puso el énfasis en el gasto social y la profundización de los programas solidarios para erradicar la indigencia y la pobreza.
Y palabras de aliento para el agonizante Mercosur.
Hubo algunas cosas más, pero estas son las que destacó, sobre todo

- el llamado al trabajo conjunto,
- a la unidad y
- el reconocimiento que para "ponernos de acuerdo vamos a tener que rebajar nuestra respectivas posturas y promediarlas con las otras".
La tónica fue el diálogo, el acuerdo. Lo que corresponde a un Presidente de la República
.
Su discurso y sus acciones, por ahora, van por esa senda. Ojalá que no la abandone y que su gestión mantenga el espíritu de sus comienzos. Porque, al fin y al cabo, recién asumió.

WASHINGTON BELTRÁN - "El País" - Montevideo - 2-Mar-2010

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