martes, 30 de noviembre de 2010

Libre asociación

La libertad es el valor fundamental de toda sociedad humana.

Lo que nos hace diferentes de otras especies no es vivir en sociedad, porque eso lo compartimos con las hormigas y las abejas,
- sino nuestro empeño por evitar que la vida en común termine por
- asfixiar nuestra capacidad de gobernar nuestras vidas individuales.
Aspiramos a vivir en sociedad
- sin dejar de ser "capitanes de nuestra alma",
para usar la imagen de William Henley en su célebre poema "Invictus".
Una condición esencial para que podamos alcanzar este objetivo es

- el respeto de las llamadas "libertades civiles".
Esas libertades protegen tres espacios que son cruciales para que podamos vivir una vida autónoma del gobierno.
- El primero es la esfera de nuestra vida privada,
- el segundo es la sociedad civil y
- el tercero es el mercado.
Si el gobierno
- invade cualquiera de esos espacios hasta el punto de quebrar su dinámica interna,
- la libertad se esfuma.
El respeto de nuestra libertad privada es esencial para que podamos construir nuestra felicidad personal, así como para que florezca una diversidad de convicciones, lealtades y tradiciones.

Pero proteger la privacidad individual no es suficiente, porque en general necesitamos de los demás para realizar nuestros proyectos.
A veces eso ocurre porque nuestra fuerza individual es insuficiente y a veces porque hay objetivos que sólo pueden alcanzarse entre muchos (por ejemplo, mantener viva una lengua).
- La libre asociación es el camino para vencer esos obstáculos, y

- la sociedad civil es el ámbito donde la practicamos.
De la sociedad civil forman parte, entre otras, las organizaciones dedicadas al cultivo de diversas tradiciones artísticas y culturales, las ONGs de carácter social, los colegios y universidades privados, los movimientos de defensa de diferentes causas (desde el medio ambiente hasta los derechos de los consumidores), los gremios laborales y profesionales, las iglesias, los clubes deportivos, las asociaciones caritativas, los grupos de ayuda, los movimientos juveniles.
Hay muchas razones para preferir una sociedad civil fuerte y dinámica. Algunas de ellas son razones de eficiencia. Por ejemplo, las asociaciones voluntarias suelen ser más flexibles, sensibles y responsables que las burocracias estatales.

Pero una razón fundamental
- para preferir una sociedad civil fuerte y no débil
- es que la necesitamos para ser libres.
Una sociedad civil autónoma y vigorosa disminuye, en primer lugar,

- el peligro de una concentración del poder en manos del Estado.
Esto explica por qué el gran Robert Dahl incluye a
- la libre asociación entre los rasgos constitutivos de una auténtica democracia o "poliarquía".
En segundo lugar, la libre asociación es, al igual que la familia,
- una fuente de diversidad de ideas y formas de vida.
Los totalitarismos siempre intentaron anular la autonomía de la sociedad civil.

En una sociedad totalitaria no hay
- movimientos juveniles autónomos,
- sino juventudes hitlerianas o pioneros al estilo cubano.
En tales condiciones,
- La vida asociativa deja de ser un espacio de libertad para convertirse en

- un instrumento de dominación política
Pablo Da Silveira - El Pais - Montevideo - 30-Nov-2010

No hay comentarios: