martes, 29 de noviembre de 2011

Atajar la crisis del euro ya

EL colapso del crédito (credit crunch) ha llegado al límite de lo sostenible.
La Unión Europea no puede seguir ni un día más con el grifo de la liquidez cerrado por la falta de confianza en la mayoría de sus economías y de sus bancos.

La situación actual asfixia tanto a las empresas como a los estados
, especialmente a aquellos más frágiles, como España.
- No sólo cuesta encontrar financiación,
- sino que la que poca que hay cada vez es más cara.
En una situación como la actual
- es imposible que ninguna economía pueda funcionar adecuadamente.
La crisis de la eurozona
,
- si no se adoptan sin dilación las medidas necesarias,
- se agravará cada vez más, con una recesión mayor de la estimada , y
- el desempleo crecerá por encima de lo imaginable en países como España.
Aquí, el número de parados podría consolidarse el año que viene por encima de los

- 5 millones, hasta
- el 23% de la población activa.
O dicho de otra manera:
- afectará a casi 1 de cada 4 españoles en condiciones de trabajar.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), formada por el conjunto de los países industrializados, advirtió ayer de
- la necesidad urgente de reaccionar con acciones contundentes para
- atajar la crisis de la eurozona, que podría tener consecuencias devastadoras
- no sólo para los países europeos, sino para el conjunto de la economía mundial.
Es un serio aviso del que deben tomar nota los principales líderes europeos, especialmente la canciller alemana, Angela Merkel, que ha impedido hasta ahora que el Banco Central Europeo ejerza las funciones que le corresponden como banco central de todos los países que forman parte del euro.
Si esta institución hubiera actuado como el resto de los bancos centrales del mundo, probablemente no se habría llegado a la situación actual.
Alemania ha tensado al máximo la cuerda para lograr que los países con mayor déficit público y más endeudados hayan aplicado, o estén a punto de hacerlo, duros planes de ajuste para sanear sus cuentas públicas.
Ciertamente, sin ese pulso, y sin la presión de los mercados financieros, los ajustes fiscales no se habrían puesto en marcha. Angela Merkel quiere

- consolidar ese proceso con una reforma acelerada de los tratado europeos.
- Pero apenas hay tiempo, ya que la falta de liquidez es acuciante.
La OCDE reclama
que, con la máxima urgencia,
- el Banco Central Europeo haga un uso mayor y más intensivo de sus recursos y que
- el fondo de rescate europeo –el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)

incremente
- su dotación de forma rápida, creíble y sustancial.
En suma, se trata de demostrar a los mercados financieros que
- Europa confía en su proyecto monetario europeo y
- está dispuesta a financiarlo con su máxima potencia.
- Sólo de esta manera se pondrá a raya a la especulación contra la deuda.
Para la OCDE, únicamente se podrá salir de la crisis de liquidez actual que asfixia Europa con
- un compromiso claro y urgente en defensa del euro.
- Este compromiso debe sustentarse en 3 ejes:
- la garantía de la deuda pública de los países de la eurozona

por el Banco Central Europeo y/o por el fondo de rescate,
- la reforma urgente de los tratados para

- aumentar la gobernanza económica y fiscal comunitaria y, finalmente,
- el mantenimiento de los planes de ajuste y de reformas de cada uno

los países miembros. Pero
- hay que hacerlo ya. Alemania tiene la palabra.

Editorial - La Vanguardia - Barcelona - 29-Nov-2011

Partamos el euro, y también a Alemania
Lo que ahora espanta a Angela Merkel fue lo que hizo el Gobierno al que ella apoyaba en 1991-1993 para financiar la reunificación de su país.

Sólo que a una escala mucho mayor.
- La reunificación alemana la hemos pagado todos los europeos.
Si Alemania hubiera seguido lo que ahora trata de imponer a los demás europeos, Merkel, probablemente, seguiría en la RDA.
Recordemos lo que pasó hace 20 años. Primero cayó el muro, y luego Helmut Kohl envolvió sus vergüenzas electorales (ser reelegido y conseguir los votos de la ex RDA) en la hoja de parra de la visión histórica (reunificar Alemania).
El resultado fue que
- la RFA y la RDA se unieron, y
- también unieron sus divisas, a un tipo de cambio ficticio:
- un marco del Este por cada marco del Oeste.
No sé yo si ahora algún alemán, cuando dice que con la desproporción en productividad entre su país y los nuestros no hay euro que valga, se acuerda de que
- el marco del Este valía mucho menos que el del Oeste, y que
- los trabajadores ex comunistas eran mucho menos productivos que los capitalistas.
Pero así fueron las cosas.
Ante esa explosión monetaria, el entonces presidente del Bundesbank, Karl Otto Poehl, dimitió (¿no habíamos quedado en que los bancos centrales—sobre todo el BCE—son instituciones inmaculadamente apolíticas?).
Su sucesor, Helmut Schlesinger (en la foto),
- subió los tipos para evitar la explosión inflacionista.
Porque
- aquello sí que era una subida de la masa monetaria, y
- no lo que está haciendo el BCE al comprar deuda.
La consecuencia fue
- una masiva captación de capitales por Alemania.
- Los demás países, atrapados en los tipos de cambio semifijos el Sistema Monetario Europeo,
trataron de seguir el paso de la política monetaria de Schlesinger.
El resultado fue
- una cascada de devaluaciones (la peseta perdió un 40% frente al marco en cuatro años) y
- 1.000 millones de dólares para George Soros por sacar la libra del SME (SME).
Con aquella jugarreta de nuestros socios, deberíamos haber aprendido.
Perodecidimos optar por el ‘sostenella y no enmendalla’, dado que no nos fiábamos de nuestras propias políticas monetarias, así que nada mejor qque subcontratarlas a Alemania bajo la marca comercial de ‘euro’ en vez de ‘marco’.
Desde entonces,
- la UE—y sobre todo la UEM—le ha ido pagando la reunificación a Alemania.
Recordemos que la Alemania reunificada era mucho menos competitiva que la antigua Alemania Occidental. Pero
- el euro, al eliminar el riesgo de tipo de cambio,
- ayudó a un país que vive de exportar.
La nueva divisa también resultó ser más barata que lo que hubiera sido el marco, con lo que ese país - pudo también vender más productos fuera de la eurozona.
Además,
- las ‘burbujas’ de la UEM fueron financiadas por los bancos de dos países: Francia y Alemania.
Ahí es donde los alemanes lo hicieron bien,
- al frenar las subidas salariales y aumentar su competitividad.
Pero eso lo hizo un socialdemócrata, Gerhard Schroeder, no Angela Merkel.
Aun así, recordemos, Alemania llegó al extremo de plantear en 1998 que
- las reservas de oro del Bundesbank se valoraran a precios de mercado,
- para así reducir su déficit y cumplir Maastricht (Alemania sólo cumplió dos de los
cuatro criterios de Maastricht),
algo que fue rechazado por tratarse de un fraude contable escandaloso.
No olvidemos que uno de los promotores de esa idea fue Juergen Stark, que hace pocos meses dimitió del consejo del Bundesbank escandalizado ante la presunta falta de rigor de la autoridad monetaria europea.
Una falta de rigor que a él no le molestaba cuando la practicaba su país.
Tampoco recuerdo que Stark dijera nada cuando Alemania violó el Pacto de Estabilidad en 2003.
Ahora, Alemania ha decidido que
- lo que le sirvió a ella no vale a los demás.
En privado, los políticos alemanes hablan de una eurozona compuesta sólo por su país más Austria y Finlandia. No se dan cuenta de que eso sería una ruina para todos, incluyendo Alemania.
Hasta hace tres años Alemania era “el enfermo de Europa”.
Ahora, una Alemania fuerte ha decidido que lo que sirvió para ella no vale para los demás.
Pablo Pardo - El Mundo - Madrid - 29-Nov-2011

Lo impensable de la crisis europea
Uno de los rasgos más llamativos de la crisis del euro es la velocidad con la que
- lo impensable se ha vuelto realidad.

Hasta la cumbre de Cannes hace un mes,
- una división de la eurozona era considerada un riesgo extremo.
Ahora todos los inversionistas del mundo
- discuten las implicancias de una posible división.
La semana pasada, la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido
- recomendó públicamente a los bancos preparar planes de contingencia.
- ¿Pero qué deberían hacer los bancos y los gobiernos?
La respuesta breve es que
- la planificación depende de una gran cantidad de conjeturas, debido a
- las incertidumbres extremas y
- los potenciales resultados;
- una división podría abarcar cualquier cosa,
- desde la salida de un país a una completa disolución y
- un retorno a las monedas nacionales.
- Mucho también depende del Banco Central Europeo:
- si se apega estrictamente a la norma y
- niega a los países en cesación de pagos acceso a las líneas de financiamiento,
- una división podría ser incluso más desordenada.
Una complicación adicional es que
- los encargados de política y los bancos están reticentes a negociar planes de contingencia -
- o comprometerse a poner cualquier cosa por escrito-
- por temor a avivar la crisis.
Para los bancos, la mayor preocupación es
- el riesgo de una redenominación:
- necesitan determinar qué activos y pasivos
- están en mayor riesgo de ser convertidos a una nueva moneda y
- tomar medidas para mitigar su exposición.
Gran parte depende de la situación legal de su exposición transfronteriza:
- si los activos se mantienen en filiales extranjeras y son financiados por depósitos locales,
- entonces la exposición neta al riesgo cambiario sería limitada.
Pero
- si los bancos han estado prestando dinero en el extranjero,
- respaldados por depósitos en su moneda local,
- entonces los bancos podrían enfrentar riesgos de redenominación aún mayores.
Los bancos podrían tratar de minimizar los riesgos cambiarios al
- registrar los activos en jurisdicciones más seguras.
Pero necesitan
- sopesar este proceso contra un riesgo de incumplimiento que podría ser mayor
- ya que los clientes serían quienes tendrían que soportar el riesgo cambiario.
Además, los bancos señalan que
- definir cómo se redenominarán las cuentas no es fácil.
Unicredit,
por ejemplo, es el tercer mayor banco en Alemania y el segundo mayor en Italia.
- ¿Cómo decide a qué clientes se les paga en marcos alemanes y a cuáles en liras?
- ¿Depende de dónde se abrió la cuenta?
- ¿O dónde vive el cliente?
- ¿O de qué país es su pasaporte?
Estas serán al final decisiones políticas que los bancos no pueden planificar fácilmente.
Los bancos también necesitan considerar
- cómo una división de la eurozona podría afectar su capital y financiamiento.
La posible suspensión del cronograma de Basilea III podría otorgar algo de alivio.
Los controles de capital podrían ayudar a limitar la fuga de depósitos para bancos nacionales en países que saldrían del euro, pero también evitarían que los bancos extranjeros retornen el dinero a sus países.
Sólo un puñado de bancos europeos tendría una probabilidad real de recaudar capital privado. Separados del BCE,
- la única forma en que los gobiernos de los países que abandonarían la unión podrían
recapitalizar sus bancos o garantizar financiamiento sería
- recurrir a la impresión de nueva moneda,
- lo que presenta el riesgo de que la inflación se salga de control.
Finalmente, cualquier plan de contingencia debe considerar
- cómo mantener el funcionamiento de los mecanismos de pago, sin los cuales
- los países podrían caer en un desorden civil.
Las uniones monetarias se han dividido antes, pero
- ninguna involucraba interrelaciones tan complejas entre los países y entre los gobiernos
y los bancos.
Introducir nuevos billetes y monedas nacionales es un desafío logístico enorme; los billetes y monedas en euros no se introdujeron hasta dos años después de que surgiera el euro.
- El desafío sería aún mayor si el euro en sí mismo dejara de existir.
Quizás es por eso que, aun en este momento tan difícil, muchos de los responsables de los planes de contingencia siguen creyendo que
- esta vez lo impensable es realmente impensable -y que
- los líderes de Europa al final harán lo que sea necesario.
Simon Nixon - The Wall Stret Journal - NYC - 28-Nov-2011

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