La apreciación de la moneda perjudica a la industria
No hay bien que por mal no venga.
- Los altos precios de las materias primas,
empujados sobre todo por la demanda de China, y
- el fuerte flujo de capitales hacia los mercados emergentes,
ante los bajos rendimientos en los países ricos (aunque esta tendencia se ha aplacado por el temor a la inflación en estos países),
- explican la actual bonanza en Latinoamérica.
Pero también
- le contagian la incipiente "enfermedad holandesa".
Holanda descubrió que tenía gas natural cerca del mar del Norte a finales de los cincuenta, y 10 años después,
- cuando comenzó a explotarlo,
- su moneda se apreció tanto por el ingreso de divisas que
- terminó afectando la competitividad de su industria.
- La "maldición de los recursos naturales" acabó con la destrucción de empleo fabril.
Este proceso se ha registrado varias veces en Latinoamérica, pero esta vez se combina
- un periodo más extenso de lo normal de petróleo caro y
- la salida de recursos de países desarrollados de tenue crecimiento y tipos de interés bajos
hacia mercados de fuerte expansión.
Un reciente informe de Barclays Capital advierte de que
- Latinoamérica va camino de contraer la enfermedad holandesa porque
- en algunas de las principales economías
- la actividad industrial se estanca,
- las exportaciones con relación al PIB caen más por volumen que por precios y
- el empleo migra de las fábricas a los servicios.
El problema radica en
- la baja productividad de sus servicios,
- frente a la producción primaria y la fabril, y por
- la informalidad,
según Eduardo Lora, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
-"Entran divisas por exportaciones, y
- si el tipo de cambio es flexible,
- se aprecia la moneda,
- aumenta la importación y
- la industria lo pasa mal",
explica Eduardo Curia, del Centro de Análisis Social y Económico.
Son los casos de Brasil, Perú, Chile, Colombia y México, que actúan para contener el encarecimiento de sus monedas desde que EE UU relajó la política monetaria para incentivar su crecimiento y desató a fines de 2010 lo que el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, calificó de
- "guerra de monedas".
"Si hay un tipo de cambio fijo, puede pasar lo mismo.
- El banco central compra divisas para mantenerlo,
- se alimenta la impresión monetaria,
- hay más inflación y se afectan los costes industriales",
dice Curia en alusión a Argentina.
Brasil es el país latinoamericano más afectado por la apreciación de su moneda y para contrarrestarla
- ha elevado los impuestos al ingreso de capitales,
- incrementado los requisitos de reservas en dólares de los bancos e
- intervenido en el mercado para comprar divisas.
"Todo esto
- modera la apreciación, pero no la evita en el largo plazo,
- a menos que se produzca un fuerte superávit fiscal, lo que no sucede",
opina Lora, que aconseja
- más incentivo a la industria y
- a la investigación y desarrollo.
Es Brasil el que más ha hecho en estos sentidos.
La enfermedad holandesa aún se encuentra en
- una primera etapa de contagio en Latinoamérica,
según Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
- "Si los precios de materias primas continúan en alza,
- se empezará a observar una desinversión y
- menor demanda de empleo en los sectores transables", advierte.
La enfermedad holandesa plantea la pregunta de
- el uso de la renta de las materias primas para sostener sectores menos rentables, pero
- necesarios para generar trabajo e ingreso.
"Estos países son demasiado grandes para vivir solo de la soja o el cobre",
concluye Levy, con la mira en Brasil, México y Argentina, antes que en Chile o Uruguay.
ALEJANDRO REBOSSIO - "El País" - Madrid - 14-2-2011
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