El sucesor de Dominique Strauss-Kahn.
Por qué un ministro de la zona euro, incluso uno talentoso, no debiera liderar el organismo
Oficialmente la búsqueda de un nuevo jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), para reemplazar a Dominique Strauss-Kahn, quien espera un juicio por cargos sobre abuso sexual, apenas ha comenzado.
La junta de gobernadores del Fondo tiene hasta el 10 de junio para proponer candidatos, luego de lo cual se entregará una lista corta.
Pero en la práctica la contienda parece estar resuelta. Ello, debido a que los países europeos, que tienen más de un tercio de los votos en el directorio del FMI, se han alineado en torno a un único contendor:
- la ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde.
En contraste, los países emergentes, que tienen un buen argumento en términos de que
- el FMI debería tener un jefe no europeo,
- han fallado en levantar un candidato alternativo.
Los estadounidenses han dicho poco en público pero en privado parecen estar contentos con Lagarde, tanto porque tienen la esperanza de que
- uno de los suyos siga siendo el segundo hombre del FMI como
- por mantener la presidencia del Banco Mundial.
Lagarde tiene varias fortalezas. Ella ha sido una ministra de Finanzas firme y exitosa, toda una hazaña con un jefe tan cambiante como Nicolas Sarkozy.
De profesión abogada, carece del bagaje técnico que han tenido los mejores jefes del FMI,
Por qué un ministro de la zona euro, incluso uno talentoso, no debiera liderar el organismo
Oficialmente la búsqueda de un nuevo jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), para reemplazar a Dominique Strauss-Kahn, quien espera un juicio por cargos sobre abuso sexual, apenas ha comenzado.
La junta de gobernadores del Fondo tiene hasta el 10 de junio para proponer candidatos, luego de lo cual se entregará una lista corta.
Pero en la práctica la contienda parece estar resuelta. Ello, debido a que los países europeos, que tienen más de un tercio de los votos en el directorio del FMI, se han alineado en torno a un único contendor:
- la ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde.
En contraste, los países emergentes, que tienen un buen argumento en términos de que
- el FMI debería tener un jefe no europeo,
- han fallado en levantar un candidato alternativo.
Los estadounidenses han dicho poco en público pero en privado parecen estar contentos con Lagarde, tanto porque tienen la esperanza de que
- uno de los suyos siga siendo el segundo hombre del FMI como
- por mantener la presidencia del Banco Mundial.
Lagarde tiene varias fortalezas. Ella ha sido una ministra de Finanzas firme y exitosa, toda una hazaña con un jefe tan cambiante como Nicolas Sarkozy.
De profesión abogada, carece del bagaje técnico que han tenido los mejores jefes del FMI,
pero es
- una comunicadora extraordinaria,
- una buena negociadora y, a decir de todos,
- una excelente administradora.
Dadas las circunstancias de la partida de Strauss-Kahn,
- el hecho de que sea una mujer es un plus.
Pero las cosas aún están mal. Para comenzar, el artilugio, donde es una desgracia que
- la cabeza del FMI sea un europeo y
- la del Banco Mundial un estadounidense.
Los cargos internacionales deberían ser llenados de acuerdo con el mérito, y
- el auge de las economías emergentes lo hace aún más indefendible.
Más aún, el hecho de colocar a un ministro de finanzas de la eurozona como cabeza del FMI parece una exageración.
El principal tema que ahora enfrenta el Fondo es la zona euro. Se supone que el organismo debería ser un árbitro imparcial de buena política económica.
Es la única organización que probablemente podría forzar un replanteamiento de
- la fallida estrategia de la zona euro hacia Grecia, Irlanda y Portugal.
Ya había temores de que las ambiciones presidenciales de Strauss-Kahn llevaran al Fondo a ser suave respecto a Europa.
- una comunicadora extraordinaria,
- una buena negociadora y, a decir de todos,
- una excelente administradora.
Dadas las circunstancias de la partida de Strauss-Kahn,
- el hecho de que sea una mujer es un plus.
Pero las cosas aún están mal. Para comenzar, el artilugio, donde es una desgracia que
- la cabeza del FMI sea un europeo y
- la del Banco Mundial un estadounidense.
Los cargos internacionales deberían ser llenados de acuerdo con el mérito, y
- el auge de las economías emergentes lo hace aún más indefendible.
Más aún, el hecho de colocar a un ministro de finanzas de la eurozona como cabeza del FMI parece una exageración.
El principal tema que ahora enfrenta el Fondo es la zona euro. Se supone que el organismo debería ser un árbitro imparcial de buena política económica.
Es la única organización que probablemente podría forzar un replanteamiento de
- la fallida estrategia de la zona euro hacia Grecia, Irlanda y Portugal.
Ya había temores de que las ambiciones presidenciales de Strauss-Kahn llevaran al Fondo a ser suave respecto a Europa.
Lagarde ha jugado un rol central en armar la respuesta de la zona euro a la crisis de deuda, y, cualquiera sea su visión privada, tiene un récord público de defender lo indefendible.
Asombrosamente, algunos europeos han tratado de argumentar que
- sólo uno de los suyos puede entender las complejidades políticas del continente.
Sólo imagine la carcajada que provocaría si alguien hubiera argumentado lo mismo respecto del ministro de finanzas de Argentina en los 80 o de Tailandia en 1997.
Además, hay personas que
- podrían hacer bien el trabajo sin necesidad de que sean ministros de finanzas europeos.
Stanley Fischer, el gobernador del Banco Central de Israel y ex número dos del FMI, tiene vasta experiencia en materias económicas internacionales y crisis financieras.
Agustín Carstens, cabeza del Banco Central de México y también ex funcionario del Fondo, es otra buena carta.
Tharman Shanmugaratnam, ministro de Finanzas de Singapur (y también parte del FMI), es ampliamente admirado por sus habilidades técnicas y políticas.
Ninguno de estos hombres es perfecto: Fischer, por ejemplo, es de mucha edad bajo las reglas actuales y tiene un dispar registro como segundo del FMI. Pero ninguno de ellos está tan en entredicho como Lagarde.
Aún no es demasiado tarde para que
- las economías emergentes se puedan unir en torno a un candidato diferente, y
- que Estados Unidos lo apoye.
- El monopolio europeo sobre el FMI ha sido por mucho tiempo una anormalidad.
- Es tiempo de que esto acabe.
Asombrosamente, algunos europeos han tratado de argumentar que
- sólo uno de los suyos puede entender las complejidades políticas del continente.
Sólo imagine la carcajada que provocaría si alguien hubiera argumentado lo mismo respecto del ministro de finanzas de Argentina en los 80 o de Tailandia en 1997.
Además, hay personas que
- podrían hacer bien el trabajo sin necesidad de que sean ministros de finanzas europeos.
Stanley Fischer, el gobernador del Banco Central de Israel y ex número dos del FMI, tiene vasta experiencia en materias económicas internacionales y crisis financieras.
Agustín Carstens, cabeza del Banco Central de México y también ex funcionario del Fondo, es otra buena carta.
Tharman Shanmugaratnam, ministro de Finanzas de Singapur (y también parte del FMI), es ampliamente admirado por sus habilidades técnicas y políticas.
Ninguno de estos hombres es perfecto: Fischer, por ejemplo, es de mucha edad bajo las reglas actuales y tiene un dispar registro como segundo del FMI. Pero ninguno de ellos está tan en entredicho como Lagarde.
Aún no es demasiado tarde para que
- las economías emergentes se puedan unir en torno a un candidato diferente, y
- que Estados Unidos lo apoye.
- El monopolio europeo sobre el FMI ha sido por mucho tiempo una anormalidad.
- Es tiempo de que esto acabe.
The Economist - El Mercurio - Sgo. de Chile - 27-May-2011