miércoles, 31 de diciembre de 2008

Y.Kuperwasser: "Una vez que entremos, tendremos que quedarnos mucho tiempo"

Dijo el Brig. Gral. Yossi Kuperwasser, Oficial de Inteligencia del Comando Central del Ejército y Jefe hasta mediados de 2006 de Investigación en la Inteligencia Militar.
Los secretos del Estado de Israel se acumulan en su hoja de servicios.

La leyenda de veterano militar curtido en los inescrutables centros del poder israelí de Yossi Kuperwasser se agrandó, paradójicamente, estando ya en la reserva.
En julio pasado, su nombre apareció vinculado a la «Operación Jaque» que rescató en Colombia a Ingrid Betancourt. «Es un milagro, tenemos un Ejército increíble. Creo que sólo los israelíes pueden conseguir algo como esto», diría entonces la rehén liberada.
La empresa que dirige, Global CST, siempre negó haber participado. Hoy, el brigadier general habla como si estuviera en activo, con el plural mayestático de «nosotros» cuando se refiere a Israel.

-¿Cuál es el objetivo de esta campaña en Gaza?
-El objetivo, de momento, es transmitir a Hamás que los ataques a los civiles israelíes tienen que cesar y que, si no, van a pagar un doloroso precio. Aún no han cesado, por lo que continuaremos hasta su final. O tendremos que entrar en Gaza y forzarles a parar.

-¿Lo de la «guerra total» es una opción real?
-Por supuesto, no es mera provocación. Nuestras tropas están preparadas, aunque Israel no está ansioso por entrar en la franja porque eso va a tener repercusiones que no van a gustar a nadie. Una vez que entremos, vamos a tener que quedarnos mucho tiempo, va a haber heridos, probablemente van a morir soldados... Nosotros dejamos Gaza en 2005 porque no queríamos tener nada que ver con ellos.

-El mundo cree que Israel emplea una fuerza desproporcionada.
-La fuerza que estamos usando no es desproporcionada, al contrario, es desproporcionada en el sentido de que, mientras Israel está a apuntando a objetivos de Hamás, Hamás apunta a nuestros civiles. Esa es la verdadera desproporción.
No entiendo por qué el mundo entero nos critica. No nos produce ningún placer lanzar este ataque masivo. Podemos destruir a Hamás, tomar la Franja de Gaza e ir de casa en casa aniquilando, pero a nivel político no podemos forzar a la gente a pensar de otra manera. Los palestinos tienen que aceptar que Israel va seguir existiendo.

-¿Cree que Hizbolá va a intervenir?
-Es posible. Pero quiero recordar que Hizbolá ya está interviniendo indirectamente en esta guerra, al igual que Irán. Hamás está lanzando sobre Ashdod cohetes fabricados en Irán, y también les han entrenado. Sobre una participación más directa, tengo dudas, tienen mucho que perder.

-¿Cuál es el siguiente paso?
-Tenemos tres opciones:
- continuar con la presión a Hamás desde el aire,
- lanzar la operación por tierra o
- parar ahora, con el daño que ya se ha hecho a Hamás.
Dependerá sólo de ellos. Si dejan de disparar, el final será una nueva situación dentro de Gaza, en la que ellos seguirán en el poder pero sin más agresiones a Israel. Si hay más ataques, deberemos entrar a controlar grandes partes de Gaza para impedir que lancen más cohetes.

-¿Y el apoyo de la población?
-Estamos hartos de cohetes, hubo una enorme presión ciudadana al gobierno para que les garantizáramos ya su seguridad. La incursión terrestre no tendrá el mismo respaldo, por lo que he mencionado.

L. L. CARO - "ABC" - Madrid - 31-Dic-2008

La raiz de la crisis

Cuando un problema se complica es frecuente oír decir a los afectados que, para atajarlo, es preciso ir a la raíz.
Pero aunque nadie duda de que la crisis económica actual se ha convertido en un problema endiabladamente complicado, la receta de "ir a la raíz" no parece en este caso tan sencilla de administrar. Porque

¿Cuál es la raíz de la crisis?
En la mayoría de los análisis la raíz de nuestros actuales problemas se sitúa en
- la burbuja inmobiliaria y
- en las malas prácticas de los responsables de esas instituciones financieras que pusieron en circulación - y vendieron a terceros - un montón de préstamos sin garantías.
Yendo un poco más allá los hay que culpabilizan a la política de bajos tipos de interés practicada por la Reserva Federal americana - el Banco Central de los EE.UU. - durante los años de Alan Greenspan, porque
- sin esa política, la alegría crediticia que impulsó hacia arriba los precios de la vivienda y
- permitió toda clase de préstamos alocados
- no hubiera sido posible.
Sin embargo tampoco aquí se para la cadena causal. Buenos conocedores de los mecanismos financieros de nuestra economía razonan que los bajos tipos de interés no eran a su vez más que una consecuencia de la auténtica avalancha de fondos prestables (el exceso de liquidez de que hablaba hace poco el banquero español Emilio Botín) que ha caracterizado a los años de euforia económica.
En esa dirección venía apuntando desde hace años Martin Wolf, un conocido comentarista del influyente diario económico Financial Times. En un artículo de junio de 2005 (accesible a través de Internet) explicaba que detrás de los bajos tipos de interés estaba el exceso de ahorro que existía a escala mundial.
Y que como resultado de ese exceso los inversores se estaban lanzando a comprar toda clase de activos de alto riesgo:
- acciones y bonos de países en vías de desarrollo,
- propiedades inmobiliarias y títulos de deuda respaldados por esas propiedades,
- obras de arte,
- participaciones en fondos de inversión privados (como los que manejaba el ahora mundialmente famoso Madoff),
- etc.
En una entrevista publicada el último octubre en la revista Business Week, Peter Fisher, antiguo Subsecretario del Tesoro de los EE.UU., que pasó luego a dirigir la compañía de inversiones BlackRock, detallaba cuál era el mecanismo económico desencadenado por los bajos tipos de interés.
"En los años centrales de esta década - decía - tuvimos tipos de interés a corto plazo negativos en términos reales (es decir, descontada la inflación). Y eso significa que el dinero es gratis; lo que supone una grave distorsión en el sistema.
El capitalismo se basa en la premisa de que el capital es un bien escaso cuyo uso se raciona mediante el precio.
Por lo tanto, el problema no es que un puñado de chicos espabilados de Wall Street se dedicaran a especular con el dinero gratis. Hubo gente en los sectores financiero e inmobiliario que se dedicaron a buscar los medios para endeudarse cuanto más mejor. Y ese es el mecanismo que nos metió en este lío".
Sin duda este tipo de análisis aporta algo más que esas diatribas que tanto se están oyendo estos días contra la codicia de los banqueros, pero no bastan para acabar con nuestras pesquisas.
Nosotros, como los buenos detectives en las novelas policíacas, queremos ir más allá:

¿De dónde procedía ese exceso de liquidez o de ahorro que inundó los mercados de capital generando toda clase de incentivos perversos?
Por definición, el ahorro es la parte de la renta no gastada y durante los pasados años hay fundamentalmente cuatro protagonistas que acumularon más riquezas de las que podían gastar:
1. Los fondos soberanos de los países productores de petróleo, beneficiados por el brusco aumento de los precios de éste que siguió a la invasión de Iraq y las amenazas contra Irán.
2. Esa especie de gran patrón que es el Estado chino que tuvo a su disposición las enormes reservas de divisas proporcionadas por el constante y abultado superávit de la balanza comercial de su país.
3. Los fondos de pensiones de los países desarrollados.
4. Las grandes fortunas de todo el mundo crecidas al amparo de la explosión de las desigualdades que caracteriza los años del boom.
A la espera de ulteriores investigaciones, esta explosión de las desigualdades tiene todas las papeletas para convertirse en el último de los malos de la novela, de los culpables de nuestros males.
Porque si bien se mira, el manantial que alimenta esos cuatro depósitos del ahorro mundial que hemos identificado más arriba, es justamente el aumento de la desigualdad en la retribución de los factores productivos.
O, dicho de otro modo,
- los bajos salarios de los trabajadores chinos, indios y paquistaníes
- de los campos petrolíferos de Arabia Saudí o
- la proliferación de empleos de baja calidad y mal pagados en el mundo desarrollado
son una parte importante de nuestros problemas actuales.
Que el problema no es invención nuestra lo ratifica el informe publicado en octubre pasado por la OCDE bajo el título "¿Crecimiento desigual?"(Growing Unequal? en la versión inglesa), según el cual
el crecimiento económico de las últimas décadas ha beneficiado más a los más ricos, exasperando las divisiones en el interior de los países.
Al presentar el informe el Secretario General, el mexicano Ángel Gurría, advertía de los peligros que plantea el aumento de la desigualdad y la necesidad de que los gobiernos hagan algo por abordarla.
Esperemos que con su llamada de atención analistas y políticos se avengan a incluir el aumento de la desigualdad entre las raíces de la crisis actual y saquen las consecuencias.
Mario Trinidad - "Faro de Vigo" - Vigo - 31-Dic-2008

La agonía de Gaza y la trampa de Israel

Aunque Israel esté dispuesto a arrostrar las condenas por la muerte de civiles palestinos, no está claro cómo puede triunfar en un conflicto como el actual.
¿Es realista pensar en derrocar a Hamás?

- Con todos los cohetes que se lanzan a diario contra las ciudades israelíes desde la franja de Gaza,
- más la rivalidad entre los políticos israelíes para ver quién ofrece la respuesta más dura a las bravatas de Hamás y
- dado que la capacidad del Gobierno egipcio para mediar en un nuevo alto el fuego más sólido que el anterior se ha visto gravemente perjudicada por sus propias tensiones con los islamistas de Gaza,
- una operación militar masiva de Israel era sólo una cuestión de tiempo
.

La falta de cauces políticos es lo que ha convertido este conflicto en tal "tragedia humana" y ha hecho que "la acción militar sea el único lenguaje de comunicación" entre las dos partes.
Hamás e Israel se obstinan en negarse mutuamente, la comunidad internacional ha boicoteado a Hamás por su negativa a incorporarse al proceso de paz encabezado por el Cuarteto, y la Unión Europea ha seguido los pasos de la obcecada política de Estados Unidos de permitir que se desmorone el acuerdo de La Meca.

Dicho acuerdo ofrecía la oportunidad, por endeble que fuera, de que un movimiento palestino unido pudiera alcanzar un acuerdo negociado con Israel.
Ahora, para Israel, se trata de decidir si invadir Gaza u optar por una táctica diferente. Pero Hamás tampoco está libre de contradicciones.
Tanto Israel como Hamás están atrapados en un dilema aparentemente irresoluble.
Hamás, como autoridad, debe ser juzgado por su capacidad de proporcionar seguridad y un gobierno decente a la población de Gaza, pero, como movimiento, es incapaz de traicionar su empeño implacable de combatir al ocupante israelí hasta la muerte. Al fin y al cabo, no ganó las elecciones para lograr la paz con Israel ni mejorar las relaciones con Estados Unidos.
Por muy prometedoras que resulten algunas señales esporádicas de que se aproxima al campo del realismo político, entre sus prioridades inmediatas no está el traicionar su propia "raison d'etre" mostrando su apoyo al proceso de Annápolis de los estadounidenses.
La ofensiva de cohetes Kassam de Hamás, que ha convertido todo el Neguev occidental en rehén de los caprichos de los escuadrones islamistas, no es un intento de arrastrar a Israel a una costosa invasión que podría sacudir su régimen, sino "una medida destinada a establecer un equilibrio de amenazas" basado en mantener vivas las llamas de un conflicto de baja intensidad aunque se acuerde una nueva tregua.
Un Hamás cada vez más arrogante y extremadamente bien armado confiaba en que se acordara dicha tregua sólo a cambio de nuevas concesiones de Israel y Egipto:
- la apertura de los pasos de Gaza, entre ellos el paso de Rafah, controlado por los egipcios (inflexibles en su postura de que debe permanecer cerrado),
- la liberación de presos de Hamás en Egipto,
- la suspensión de las operaciones de Israel contra activistas de Hamás en Cisjordania y
- el derecho a responder a cualquier supuesta violación del alto el fuego por parte de Israel.

Sin embargo, la actitud de Hamás ha demostrado ser un peligroso ejercicio de política suicida, porque un conflicto de baja intensidad puede degenerar fácilmente en una auténtica llamarada si, como ha ocurrido ahora, la contención exhibida hasta el momento por los israelíes se vuelve políticamente insostenible.

A diferencia del ataque de Israel contra Hezbolá en el verano de 2006, la operación actual no es una reacción impulsiva desencadenada por un inesperado "casus belli"; es una decisión que pretende "cambiar la ecuación estratégica" entre Israel y el régimen de Hamás en Gaza.
Hamás también ha estado jugando con fuego en el frente egipcio. Mostró su rechazo con su altanera interrupción del proceso de reconciliación con la OLP de Mahmud Abbas encabezado por Egipto y al comprometerse a desbaratar la iniciativa egipcia y saudí para ampliar el mandato presidencial de Abbas hasta 2010.
Hamás ha dejado claro que, cuando termine oficialmente la presidencia de Abbas, el 9 de enero, preferiría nombrar en su lugar al presidente del Parlamento palestino, un miembro del movimiento que se encuentra en una prisión israelí.
El radicalismo de Hamás no carece de propósito político. Lo que está llevando a cabo es "un intento de enterrar definitivamente" lo poco que queda de "la solución de los dos Estados".
Los pobres resultados del proceso de Oslo hasta ahora son, para Hamás, nada más que la confirmación de su opinión de siempre, que Oslo estaba condenado al fracaso y que Israel y Estados Unidos nunca tuvieron intención de respetar los requisitos mínimos del nacionalismo palestino.
Hamás nunca ha sido indiferente a los cálculos políticos cotidianos, pero tampoco se limita exclusivamente a ellos.
Es un movimiento fundamentalmente religioso que opina que el futuro pertenece al islam y que se ve, en el futuro, envuelto en una lucha armada a largo plazo por la liberación de toda Palestina.
Tampoco fue completamente irracional el ejercicio de política suicida, porque el legado del intento frustrado de Israel de destruir Hezbolá en 2006 es que el aparato militar israelí se ha dedicado, por primera vez en la historia del país, a propugnar la contención y oponerse a las acciones más duras propuestas en las reuniones del consejo de ministros.
El ejército no quería esta guerra; estaba resignado a que era inevitable. La resistencia de Israel a lanzar un ataque masivo contra el régimen de Hamás en Gaza nace de un análisis detallado de los límites de lo que se puede lograr por la fuerza, hasta el punto de que el ministro Barak estaba dispuesto a pagar un alto precio político, en plena temporada de elecciones, al aceptar una nueva tregua incluso aunque Hamás la violase de forma intermitente.
Un ataque militar contra una franja de tierra tan pequeña y tan densamente poblada, en la que Hamás ha utilizado de forma sistemática a los civiles como escudos humanos, no tiene más remedio que someter al Ejército Israelí a "acusaciones de crímenes de guerra".

Por muy justificada que esté la actuación de Israel, y por mucho que la comunidad internacional critique el régimen represivo y oscurantista de Hamás en Gaza, tardaremos poco en ver que la cobertura de las bajas civiles en los medios de comunicación pone a Israel, y no Hamás, en la picota de la opinión internacional.
Israel preferiría evitar a toda costa una invasión masiva, aunque sólo sea porque la reocupación de Gaza significaría tener que volver a asumir la responsabilidad exclusiva del millón y medio de palestinos que hoy viven bajo control de Hamás.
Pero, aunque Israel esté dispuesto a absorber el precio de las duras condenas internacionales, no está nada claro "qué significa verdaderamente un triunfo" en una guerra así.

¿Es una opción realista pensar en derrocar el régimen de Hamás?
Tal vez caiga el Gobierno de Ismail Hanyieh, pero Hamás seguiría siendo un poderoso producto natural de Palestina que agruparía a su alrededor a la población. E, incluso bajo una nueva ocupación israelí, el ocupante podría sufrir la humillación suprema si se siguen lanzando misiles Kassam mientras las divisiones acorazadas israelíes se despliegan en la franja.
Y, por último, después de que se haya asestado un golpe mortal a lo que quedaba del proceso de paz y los cementerios de Israel y una Gaza devastada vuelvan a llenarse de víctimas, Israel querría salir de esa trampa y volver a negociar otro alto el fuego... con el mismo Hamás.

SHLOMO BEN-AMI - ex Ministro de Exteriores de Israel - "El País" - Madrid - 30-Dic-2008

Latinoamérica frente a la crisis externa

La región va a sufrir con fuerza los coletazos de la actual crisis. Pero aun así, podríamos aventurar que será menos fuerte que la asiática y mucho menor que la de los ochenta.

Las perspectivas económicas de los países desarrollados son sombrías. EE.UU. está en recesión y el problema se acrecienta cuando comprobamos que Japón y gran parte de Europa también lo están. No todas las recesiones han sido así, con este grado de acoplamiento.
En 1991 EE.UU. sufrió una recesión, pero Asia emergente y América Latina la navegaron particularmente bien, con crecimientos de más de 6% y casi 4%, respectivamente.La recesión de las naciones industrializadas significa que poco más de la mitad de la economía mundial sufre de esa enfermedad. En estas circunstancias, no existe la posibilidad de un "desacoplamiento" en los países emergentes. Al menos sufrirán una significativa desaceleración, que en algunos casos se transformará en recesión.

¿Cómo le irá a Latinoamérica en este complejo escenario?
Otras crisis recientesEn estas circunstancias es inevitable evocar episodios anteriores, como la crisis de deuda de los 80. Con no poca razón se llamó a los ochenta la "década perdida" para América Latina, porque el PIB per cápita a fines de la década aún no alcanzaba sus niveles previos a la crisis en muchos países de la región.
La Crisis Asiática, por su parte, desnudó muchas falencias de nuestra región y generó recesiones en buena parte de ella, que sólo se recuperó con fuerza a partir de 2004.A comienzos de los 80, los déficits fiscales reinaban en nuestra región, y alcanzaban un 5% del PIB en Perú y 9% en Brasil y México (Chile era la excepción, con un superávit del 4% del PIB). La monetización de los déficits era generalizada y los países habían experimentado fuertes desequilibrios cambiarios, los que eran difíciles de corregir con esquemas de tipo de cambio fijo.
La insostenible situación fiscal (y en Chile, el exceso de gasto privado) se tradujo en altos déficits de cuenta corriente, incluso superiores a 10% del PIB. En muchos países, el boom de crédito bancario al sector privado alimentó el fuego. Los altísimos niveles de endeudamiento externo llevaron a la moratoria, en un contexto de fuerte recesión.La Crisis Asiática de mediados de 1997 nos golpeó con fuerza a partir de 1998, pero su efecto fue mucho menor al de la crisis anterior. Los mercados de valores y las monedas de América Latina se depreciaron considerablemente. La región presentaba fundamentos algo más sólidos que en los ochenta; por ejemplo, la deuda externa había logrado bajarse en 1997 a niveles muy inferiores a los de la crisis de 1982. No obstante, algunos de los principales países (Argentina, Brasil, Chile y México) acusaban significativos déficits de cuenta corriente, que llegaron a más de un 5% del PIB en Chile.
Muchos resistieron las inevitables devaluaciones con una mezcla de altas tasas de interés y pérdida de reservas internacionales. La rigidez de los esquemas cambiarios y las mal concebidas defensas de las paridades terminaron pasándonos la cuenta, y la mayoría de los países terminaron con recesiones de magnitud entre 1998 y 2002.

Diferencias importantes
Latinoamérica va a sufrir con fuerza los coletazos de la crisis externa, qué duda cabe. Pero aun así, podríamos aventurar que esta crisis será menos fuerte para nuestra región que la asiática y -ciertamente- mucho menor que la de los ochenta. Y los efectos serán muy diferenciados:
- algunos países caerán en recesión,
- mientras otros podrán terminar con una desaceleración significativa
.
Nuestra región tiene aún un enorme camino por recorrer en mejorar sus instituciones y sus políticas económicas, pero está mejor preparada hoy para enfrentar el difícil escenario internacional.
En 2006, la cuenta corriente de la balanza de pagos regional era superavitaria en 1,5% del PIB, la deuda externa promedio era poco más de 20% del PIB (un valor por debajo de los estándares internacionales), el presupuesto fiscal estaba -en promedio- equilibrado y los países habían acumulado reservas internacionales por sobre los US$ 400 mil millones.
El mejor aspecto de la región en cuanto a cuenta corriente, superávit de cuentas públicas, deuda externa y reservas internacionales refleja en alguna medida una mejora de las políticas económicas.
Aunque los promedios esconden diferencias importantes entre países, un grupo importante ha combinado
- apertura comercial,
- autonomía efectiva de los bancos centrales,
- esquemas de metas de inflación,
- regímenes de flotación cambiaria y
- mayor responsabilidad fiscal.
Todo esto, unido al aumento de volúmenes y precios de exportación, permitió generar superávit de cuenta corriente y acumular reservas. Por supuesto, estas holguras tuvieron mucho que ver con los altos precios de los commodities que ya se han esfumado.
Los superávits fiscales y de cuenta corriente se revertirán, pero
- las reservas,
- la flotación cambiaria,
- la apertura externa y
- la responsabilidad monetaria y fiscal
que exhiben varios países probablemente no se esfumarán.

Cómo nos afectará
La recesión externa afecta el desempeño de la región por varios canales.
- La contracción de la demanda mundial golpea las exportaciones, lo que es especialmente importante en aquellos países más expuestos al mundo desarrollado, como México, que envía el 85% de sus exportaciones a EE.UU.
- Pero hay otros mecanismos de transmisión.
- Caerán las remesas laborales del extranjero, que son especialmente importantes para México y Centroamérica.
- Y algunos de los casi 10 millones de mexicanos residentes en EE.UU. pueden retornar a su país de origen al perder sus empleos, lo que agravaría el problema del desempleo en ese país.
- Nuestra región también queda expuesta
- al contagio financiero y
- a una reducción de la inversión extranjera directa.
Por distintas razones, México, Ecuador, Venezuela y Argentina estarán entre los países más afectados.
- El colapso de los precios del petróleo y su alta dependencia de este producto,
- la moratoria ecuatoriana y
- la inconsistencia de las "políticas argentinas"
- los hace candidatos a una recesión
.
El enorme salto en el riesgo país de estas naciones así lo refleja ya.

Chile está concentrado en cobre, pero muy diversificado en mercados
De hecho, más de un tercio de nuestras exportaciones van a Asia, y sólo poco más del 10% a EE.UU.
Nuestros indicadores de solidez financiera son excelentes, con la fracción de cartera irregular más baja (0,9%) y la cobertura más alta en provisiones sobre esta cartera.
Los activos públicos externos se elevan a un cuarto del PIB, invertidos en activos de bajo riesgo.
La regla de superávit estructural nos diferencia del resto de la región y permite aplicar una política fiscal contracíclica, apoyada por el Fondo de Estabilización Económica y Social.
Decir que Chile estaba blindado fue muy poco feliz, pero ciertamente nuestro país debe resistir los embates externos mejor que el resto de la región, aunque con una desaceleración significativa.
Editorial - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 30-Dic-2009

lunes, 29 de diciembre de 2008

Álex Rigola, "Días mejores" y Tommy Pozzi

Álex Rigola, el director del Teatre Lliure estrena en enero "Días mejores" de Richard Dresser, una ácida visión de la crisis económica, habla de la obra y de Tomás Pozzi (Tommy).

Ropa por el suelo, basura amontonada en los rincones, desorden, caos... Es el día a día de personajes a los que les queda poco que perder. ¿O personas?
El Teatre Lliure barcelonés y el madrileño Teatro de la Abadía han decidido comenzar el 2009 con Días mejores del dramaturgo americano Richard Dresser.
Una visión acerada de la crisis económica, el desempleo, el sálvese quien pueda y el todo vale. Seis personajes van a verse arrastrados a destruir sus propias vidas para ser capaces de salir adelante. "Aunque a estos personajes los veamos en otra esfera, como muy tontos a veces, muy Forrest Gump, reaccionamos así. Nos las van colando continuamente.
Montar este espectáculo en el momento en el que estamos ahora es impresionante. Resulta que con la excusa de buscar inversores se han inventado un casino que se llama bolsa. Que está muy bien, es necesaria la figura del inversor. Y resulta que este casino tiene partidas tan fuertes que necesitan el dinero de los que no van a jugar a él para poder seguir jugando ellos. Y nos las dan por donde quieren.", comenta el director Àlex Rigola.
"Días mejores" ya se ha estrenado en el Festival de Temporada Alta, de Girona, donde sólo se ha representado dos veces. El estreno oficial es el próximo día 4 en el Teatre Lliure para volver luego a Madrid, donde la obra se ensayó durante el mes de noviembre. A la sala pequeña de La Abadía. "Con la Abadía hemos colaborado desde 2001. Fueron los primeros que me llamaron y me dieron la oportunidad de trabajar aquí en Madrid. Por eso siempre que tengo un proyecto de dimensiones que puedan abarcar pienso en ellos. Esta pieza la quería hacer con los compañeros con los que trabajo en Barcelona, con los que voy repitiendo. Pero no encontraba el momento y, con lo que se avecinaba, estaba bien hacerla ahora. Y la Abadía era fantástico para ello. A ellos también les gustó, porque siempre hay que buscar un acuerdo. Hay que buscar que encaje con sus necesidades, dentro de su programación."

- El propio autor dice que la obra es más actual ahora que cuando la escribió.
La escribió en los 80 cuando se estaba realizando una remodelación industrial y económica y la bolsa estaba en crisis en Estados Unidos. Las empresas no habían sabido adaptarse tecnológicamente y se habían quedado atrasadas, con muchos trabajadores muy mal preparados o que no estaban preparados para asimilar el cambio en los trabajos que ellos hacían. Había mucha gente que no sabía lo que era un ordenador o que hasta entonces había estado haciendo trabajos manuales dentro de las fábricas y que se encontraron en la calle. Y ahora estamos viviendo un momento de crisis parecido, pero incluso más fuerte. Por lo tanto, sigue completamente vigente. Hemos aprendido muy poco. Cada vez que se toma una medida y la bolsa remonta diez puntos, lo encuentro exagerado.

- Medidas que, además, a los que ayudan son a los bancos.
Eso es lo más fuerte. Se pueden tomar... pero en el momento en el que has hecho un plan de reestructuración que establezca cómo han de ser las inversiones. Pero eso no lo van a hacer. Porque el poder total lo tiene el poder económico. Y si a quien tiene el poder económico le aseguran que, cuando se juega el dinero, le van a dar más facilidades para que vuelva a jugar, el dinero no va a parar a quienes no pueden pagar la hipoteca. Acaba yendo a posibles inversores que lo que hacen es especular, no invertir en una empresa porque creen en lo que hace. No. Lo que hacen es seguir especulando para comprar y vender. Lo vemos cada día.

- ¿Cómo se puede salir del círculo vicioso?
Esta obra habla de ello. Por un lado, te visualiza a los pocos o muchos desgraciados, pero también nos muestra la educación que les estamos dando. ¿Qué hacen? Se plantean que si no pueden estar en la legalidad tienen que inventarse un trabajo ilegal que se sirve y usa el mismo sistema que están usando los grandes capitalistas con nosotros. Y en pocos días en lugar de tener un plan estructurado para ver si se pueden ir manteniendo, arrasan con todos los coches. Como hay unas ansias de ganar, ganar, ganar, queman todos los coches en dos días. Por usar el mismo sistema. Y al final es eso. ¿Nos tenemos que quejar? Sí, pero todos somos un poco culpables porque creímos que podríamos tener muchas cosas sin trabajar, o trabajando lo mínimo.

- ¿La salida a eso es la religión?
Es más un juego, hay un momento en el que se reflexiona de dónde sale la voz que escucha Marc Rodríguez. Podemos pensar por nosotros mismos y ver como entre todos podemos volver a poner en marcha una determinada sociedad. Pero no nos debemos dejar llevar por el movimiento que hay a nuestro alrededor. Dresser siempre saca en sus espectáculos animales o cosas, que no sabes exactamente qué juego tienen, pero que están mucho peor que los personajes. En este caso son unos perros que los persiguen. De esta forma, estos personajes, que son unos desgraciados para nosotros, están mucho mejor que esos perros. Eso nos recuerda que, en el fondo, estamos hablando del primer mundo y que hay otro, el tercer mundo, que está mucho peor.

El que ya retrató el Lliure en "Aprés de moi le déluge".
Es una de las temáticas que es imprescindible. Nos miramos mucho el ombligo, pero somos una parte muy pequeña. Cuando te vas a la India, o China, pero es que lo de China es tremendo... Somos amigos de los chinos porque permiten la esclavitud. Las condiciones de trabajo allí son de esclavos y aquí nos hacemos los limpios pero tenemos que ir allí. Tienen un poder económico brutal porque permite la esclavitud en el trabajo, si no de qué sería una potencia económica tan fuerte. Podría tener los habitantes que quisiera que si tuviera todas las normas y sindicatos que hay aquí no iríamos a construir allá. Y nadie dice nada. Cuando viene el dictador chino de turno y todo el mundo baja la cabeza y le da la mano cuando tiene una población con esclavos. Todo se rige por la economía y de una forma caníbal. Y nadie dice nada.

- "Días mejores" es una obra que se prestaba a ser oscura y han buscado todo lo contrario, el humor...
Fíjate que los personajes no son oscuros, y podían ser muy oscuros. Pero de entrada ellos mismos son tíos que están sin trabajar y no lo encuentran. Eso es muy duro. El paro es horroroso, no ya por el dinero que no estás ingresando y cómo tienes que mantenerte, sino por la sensación de inútil que tienes en cada momento. Psicológicamente es muy duro estar en paro. Lo normal sería que estos personajes fueran de otra forma y creo que es uno de los aciertos que hemos tenido. Porque no hay nada en las acotaciones del texto que nos diga que tenemos que llevarlo hacia donde lo hemos llevado. Eso ha sido una propuesta nuestra. Pero originalmente podían ser otros personajes. Aunque en los diálogos ya ves que algo tienen, hacia donde apuntan, pero podrían ser mucho más oscuros y más realistas. La idea es levantarlo un poco también.

- Entre los personajes destaca el del empresario sin escrúpulos, ¿cómo ha sido el trabajo con Tomás Pozzi?
El primer día que lo vi me quedé enamorado
. Es un tío que tiene sangre argentina y se nota. Y a mi el tipo de interpretación argentina me gusta mucho.

Desde el primer momento quise trabajar con él. Los ensayos estaban organizados de lunes a viernes y no ensayábamos los sábados porque Tomás tenía aún actuaciones pendientes con "Hay que purgar a Totó".
Preferí ensayar de lunes a viernes y tener la posibilidad de trabajar con él. Vino al cásting para hacer otro papel, estaba buscando un actor bajito para el papel de Phil, pero cuando lo vi quedé maravillado. Es un grandísimo actor. Cuando vino no lo conocía. Empezó a largar y quedé impresionado.
Es muy exigente y muy bueno
. Tiene la particularidad de su tamaño pero lo que yo empecé buscando como broma acabó descubriéndome a un grandísimo actor. Y le di un papel que en principio se aleja totalmente del planteado por el autor.

Pero al mismo tiempo lo potencia...
Claro. Con su actitud
. El teatro tiene algo que al cine le cuesta mucho más. Aquí la belleza está en la interpretación, en cómo se digan las cosas. Hay actrices que no son demasiado guapas en la calle y encima del escenario se convierten en guapísimas, por la forma en la que se comportan.
Fíjate en Tomás, hay un momento en el que te olvidas de eso porque es un monstruo en el escenario.

HELENA MARTÍNEZ - "El País" - Madrid - 29-Dic-2008

El Derecho de Israel

YA se ha producido la tan temida como previsible catástrofe. Después de la ruptura unilateral de la tregua por parte de Hamás y sus continuos ataques con cohetes y morteros contra el territorio meridional israelí, tras una larga serie de advertencias a las autoridades de la Franja de Gaza para que pusieran fin a los ataques terroristas, el presidente israelí, Simon Peres pidió hace días encarecidamente a la población de Gaza que impidiera a los terroristas provocar la situación que lo hiciera inevitable. Al final, Israel ha tenido que responder.
Y lo ha hecho con contundencia. Ha destruido prácticamente todos los edificios de la policía y las milicias de Hamás, depósitos y túneles por los que se introducen en Gaza las armas. Por supuesto que ha habido víctimas civiles.
- Porque muchos de los arsenales están en sótanos de casas de miembros y líderes de Hamás.
- Porque todo el terrorismo islamista se arropa en civiles, cuyas muertes para ellos son una bandera.
Pero quien vea el mapa de las operaciones realizadas sabe que el esfuerzo de las fuerzas israelíes por evitar víctimas civiles palestinas es tan denodado como el habitual de los terroristas de Hamás por matar al mayor número de civiles israelíes.
Sólo la ignorancia, la mala fe y la militancia antiisraelí de los medios de comunicación -en nuestro país ya grotescos- pueden inducir a hablar, como se ha hecho, de «ataques masivos». Quien conozca un poco Gaza, una de las regiones más superpobladas del mundo, sabe que un ataque «masivo» habría provocado muchos miles de víctimas. Y no 280, en su mayoría hombres adultos y en gran parte uniformados.
Pero esto da igual no sólo a
- los medios de comunicación,
- también a las organizaciones políticas o humanitarias y
- a tantos políticos de derechas e izquierdas, a los que tan fácil les resulta condenar un bombardeo ante la opinión pública.
Eso siempre confiere «caché» humanitario. Han callado durante todo el tiempo en el que Hamás ha generado una situación que hiciera inevitable la tragedia. Hace tres años Israel se retiró de Gaza como acto de buena voluntad para intentar dar un impulso a unas negociaciones sobre los dos estados, el Israel y el palestino, cuya existencia hoy es aceptada por una abrumadora mayoría de los ciudadanos israelíes.
En la otra parte no sucede lo mismo. Cada vez son más los palestinos que siguen las consignas de Hamás y Teherán, rechazan la solución de dos Estados y llaman a la destrucción de la «entidad sionista». Hay muchos responsables de que así sea. Y no todos están en la región. Están ante todo
- los terroristas de Hamás
- que con la ayuda de Irán y Siria y
- la inapreciable colaboración de la corrupción del aparato de Al Fatah de la Autoridad Palestina,
consiguieron ganar unas elecciones, liquidar a sus oponentes y establecer un Estado terrorista en la frontera sur de Israel.
Mientras desde Israel, pese a la confusión y las convulsiones políticas internas, se hacían esfuerzos por proseguir las negociaciones con la Autoridad Palestina en el poder en Cisjordania, Hamás y su patrón iraní Ahmadineyad han ido ganando terreno, comprensión internacional, amigos y armas. No sólo en Rusia, China o Pakistán, también en Europa por supuesto.
¡Qué confusión de valores por nuestros lares! Pocos hechos tan significativos como que en el Reino Unido, donde más activamente se ha hecho campaña para aislar al Estado de Israel, un canal de televisión decidiera estas navidades emitir un saludo de Nochebuena del presidente iraní, el adalid de la destrucción del Estado judío, el látigo de infieles, el carcelero de mujeres intelectuales, el verdugo de homosexuales, miembro de la Alianza de Civilizaciones con el turco Erdogán y el español Zapatero, nuestro hombre de la Kafiya.
«Comprensión hacia Hamás», «no aislar a los islamistas», «no radicalizarlos». Este sempiterno pregón de nuestro ministro Moratinos parece ya omnipresente en el discurso vacuo e insensato de gran parte de la clase política europea. Y lo es porque previamente ha sido asumido por los medios de comunicación y gran parte de la opinión pública. Pese a toda la cultura de apaciguamiento, negociación de principios y relativismo general que se nos inocula a diario, nadie en España se atrevería a decir que las pistolas de ETA son inocuas porque tienen menos capacidad de fuego que las armas de la Guardia Civil.
Es la artera forma de analizar la realidad comparando elementos no comparables. Es la que lleva a tanto intelectual y vocero en nuestros medios a decir que los misiles artesanales de Hamás son poco más que una broma pesada y que no justifican nunca una acción contundente del agredido para acabar con ellos. Es la que lleva a tanto idiota a pensar que las armas son malas independientemente de quienes las tenga.
El hecho cierto es que el terrorismo ha tenido un éxito parcial aquí en España, como saben
- quienes lo denunciamos,
- quienes lo niegan y
- quienes directamente se han beneficiado de ello.
Aquí el éxito del terrorismo ha supuesto privilegios para sus simpatizantes y amigos secretos o la debilidad de la idea nacional en beneficio de otros nacionalistas.
En Israel la amenaza es directamente existencial y pone en peligro su propia existencia como Estado. La creación de un Estado terrorista en Gaza en los últimos tres años y su creciente capacidad de paralizar el sur israelí pone en cuestión la propia viabilidad del Estado de Israel.
A ojos de los israelíes pero ante todo a ojos de los cientos de millones de islamistas, árabes o no, que han convertido la destrucción de Israel en el centro de su existencia. Israel no puede vivir con gran parte de su población enterrada en refugios día sí, día también, porque Hamás o Ahmadineyad quiera. Acabaría toda Israel igual y ese gran estado no se erigió en su día para ser un gran Lager bajo tierra con los SS islamistas desfilando encapuchados sobre sus campos.
Mucho se hablará ahora durante y después de esta campaña militar -que todos deseamos corta, pero puede ser muy larga y dolorosa para todos- sobre el papel en su desencadenamiento del punto de inflexión en la historia de Estados Unidos que supone la llegada de Barack Obama a la presidencia.
Creo que nadie debiera sobrevalorarlo. También creo desencaminados los intentos de explicar la operación militar israelí como parte de la dinámica electoral interna de Israel. Nada había más lejos de los deseos de la ciudadanía israelí que entrar ahora en este conflicto. Porque conocen la guerra.
Y todos saben que estos muertos del fin de semana no son los primeros ni los últimos. Y que muchos no serán terroristas sino también niños y niñas tanto palestinos como israelíes y muchos soldados israelíes como la campaña prosiga por tierra.
Lo que sí debería estar claro es que los defensores de esta operación militar de Israel somos los que sufrimos por todas las muertes, también por las ahora habidas en todos los bandos. Y enfrente hay un enemigo que se alegra de las muertes, también de las propias.
Y las busca en Israel, en las Torres Gemelas, en Londres o Atocha, en la India o en Afganistán. Forman parte de una cultura de la muerte que es enemiga de nuestra sociedad tanto como del Estado de Israel. Y que si Israel fallara en su autodefensa, por supuesto que desaparecería como Estado democrático pero todas las demás sociedades abiertas perderíamos nuestro bastión más firme en la defensa de la ciudadela de la libertad. Una ciudadela que tiene muchas murallas minadas o tambaleantes en Occidente por el miedo a luchar, la falta de voluntad de ganar, por su confusión de valores y su incapacidad para el sacrificio.
O porque, ilusos, creen que tratamos con un enemigo como nosotros. Esperemos que esta tragedia tenga un receso al menos. Pero la guerra será larga y la lista de víctimas también. La única nota de optimismo que tengo para concluir esta reflexión está en mi profunda convicción de que Israel, con la sabiduría de miles de años de supervivencia y la memoria de quienes aun son testimonio vivo de la última vez que -ante la pasividad de todos- se quiso exterminar a su pueblo, nos dará una nueva lección a la civilización. A la única civilización existente.
Israel sabrá defender, cueste lo que cueste, pese a quien pese, llore quien llore, su sagrado derecho a la existencia en libertad y dignidad.

HERMANN TERTSCH - "ABC" - Madrid - 29-Dic-2008

Cuando el genocidio es la única salida

Israel es un Estado de base étnica, destinado a reagrupar a una comunidad judía que fue dispersada repetidas veces en los últimos 25 siglos.
Por su propio origen, y por su definición actual, esta comunidad judía no responde a ninguno de los criterios de socialización política que se utilizan en los Estados modernos, y por eso funciona como un grupo cerrado al que no se puede ingresar y del que difícilmente se puede salir.


Tal es el motivo por el que la cuestión israelo-palestina carece de tratamiento adecuado en el marco de las políticas de integración que hoy aplicamos. Y de ahí se deriva también que el Estado de Israel funcione necesariamente como una entidad genocida.
Porque, si llevase a cabo políticas de integración con la comunidad palestina, negaría su propia esencia. Y porque, si dejase que la comunidad palestina se desarrollase con normalidad en el territorio que viene ocupando desde hace milenios, el arma demográfica -que es la única arma eficaz que poseen los palestinos- haría su justicia en un par de decenios.
El error de crear el Estado de Israel solo puede mantenerse con otros errores que se suceden con un ritmo y una brutalidad crecientes. Y por eso tenemos que asistir periódicamente a este espectáculo de fariseísmo político y humanitario en el que tanto la UE como los Estados Unidos apelan al imposible y nauseabundo equilibrio entre una comunidad militarizada y dueña de todos los recursos jurídicos e institucionales y otra comunidad recluida en guetos de miseria e injusticia, y convertida en una fuente de trabajo barata y desregulada para el Estado judío.
Mientras las comunidades judías inmigrantes -cada vez más artificiosas- endurecen el caos y la miseria de los guetos palestinos, los habitantes de Gaza tratan de sobrevivir entre dos fuegos mortíferos:
- el que genera Israel cada vez que hay elecciones, o cada vez que tiene una disculpa para volver al statu quo que más le conviene, y
- el que alimenta Hamás con sus políticas radicales, que, si por una parte constituyen la única autoridad visible en el caos de Gaza, también le dan a Israel la disculpa que necesita para disfrazar sus operaciones genocidas como guerra contra el terrorismo internacional.
Y así seguimos. Conviviendo con un conflicto cada vez más invisible, que lleva en su esencia todos los males y toda la criminalidad institucionalizada que lastran y emponzoñan la política internacional.
Un conflicto que, metido en nuestro propio mundo, nos resta la legitimidad que necesitamos para avanzar en la democracia global que constituye la última esperanza frente al caos que estamos generando en los solares del tercer mundo. Porque esta es -y no la economía- la crisis de nuestros días.

Xosé Luis Barreiro Rivas - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 29-Dic-2008

domingo, 28 de diciembre de 2008

Obama: Gobernar es escoger...siempre lo ha sido

Y luego está el resto del mundo ...
Está cada vez más claro, al menos para este observador, que el equipo de Barack Obama, por muy listo, experimentado y maravilloso que sea, no puede satisfacer todas las esperanzas que han depositado en él todos esos estadounidenses alegres pero ansiosos y todas esas multitudes de otros países igualmente ansiosas pero ilusionadas.

Este próximo presidente de Estados Unidos, audaz y optimista en sus discursos y precavido, reflexivo y prudente después de ellos, tiene el temple necesario para ser un gran líder. Pero, al mismo tiempo, se enfrenta a una extraordinaria lista de problemas y retos en este momento en que Estados Unidos y el mundo van entrar en el año 2009. Barack Obama debe saber que tiene que establecer sus prioridades: no puede ser todo para todos, no puede cumplir todas las esperanzas, no puede ocuparse de todos los males de la Tierra. Si no se centra, estará perdido.
Hay dos áreas que exigen una atención inmediata y sostenida del Gobierno de Obama.
- Debe dedicar gran parte de sus energías al rescate y la recuperación de la economía estadounidense y
- sus redes financieras y comerciales en todo el mundo
;
sin esa recuperación, estaremos en una situación muy difícil.
Pero Washington no puede concentrarse sólo en los asuntos económicos, porque debe prestar asimismo mucha atención a la política mundial, es decir,
- a las relaciones con una China susceptible y en ascenso,
- una Rusia susceptible y cada vez más débil (lo crean o no),
- el polvorín del sur de Asia,
- el horrible campo de minas que constituyen los países árabes.
El nuevo presidente estadounidense tiene que encaminarse hacia el futuro con Adam Smith y John Maynard Keynes en una mano y Carl von Clausewitz y sir Halford Mackinder en la otra.
Ahora bien, si el plan nacional de recuperación socioeconómica, la economía mundial y la geopolítica de las grandes potencias ocupan el centro del primer mandato de Obama,
- ¿qué cuestiones tendrán que quedarse relegadas a segundo plano, empujadas a la periferia?
- ¿A qué asuntos puede no dedicar mucha atención o muchos recursos una nueva Administración llena de buenas intenciones, tremendamente optimista y enormemente popular, sin dejar de hablar de lo importantes que son?
La lista es larga y el espacio corto, así que vamos a limitarnos a cuatro áreas que, por importantes que sean sus protagonistas, no tienen muchas probabilidades de ocupar los primeros lugares en la agenda de Obama. Personalmente, creo que todas ellas son importantes, pero no me parece que vayan a ser objeto de demasiada atención. ¡Cuánto me gustaría equivocarme!
- La primera es Latinoamérica. Siempre me ha asombrado la escasa atención que presta Estados Unidos al resto del hemisferio occidental, sobre todo a nuestro vecino del sur, México, pero también a países tan fundamentales como Brasil y Argentina. Las visitas que he hecho en los últimos años a estos tres países indican que en todo el subcontinente existe un deseo muy extendido de tener una relación respetuosa y equilibrada con su primo yanqui.
Pero ¿le dedicará mucha atención el Washington de Obama, aparte de una o dos visitas presidenciales simbólicas? Lo dudo.
Solemos dar a Latinoamérica por descontada, y sería extraordinario que Obama fuera capaz de romper con esa forma de pensar.
- En segundo lugar, África. Parece ridículo, ya lo sé. Toda la retórica de la campaña del nuevo presidente hace pensar que el destino del continente en el que se encuentran sus raíces familiares es algo que le toca muy de cerca. Es muy posible que sea así. Pero el verdadero enigma es qué puede hacer exactamente y de forma sistemática la nueva Administración para ayudar a África.
La ayuda más eficaz e inmediata sería organizar un alza brusca de los precios de las materias primas mundiales -café, cacahuetes, caucho, petróleo, madera, fosfatos- que invirtiera la caída de sus exportaciones, les proporcionara divisas fuertes y asegurase puestos de trabajo. Pero la actual depresión mundial hace que eso sea poco probable, y, además, Estados Unidos prefiere que los precios de las materias primas en el mundo sean bajos, porque importa muchas de ellas.
También sería fantástico que el Gobierno de Obama pudiera llevar milagrosamente la paz y la seguridad a unas regiones desgarradas por la guerra que, en puro tamaño, son seguramente el doble de Europa. Ninguna otra potencia exterior podría hacerlo. Un compromiso de enviar 250.000 soldados estadounidenses durante 10 años, con todo el apoyo logístico necesario, podría lograrlo.
¿Qué probabilidades hay de eso? Ninguna. De aquí a dos o tres años, ¿a qué altura del tótem de la nueva Administración estará África central? No estoy siendo cínico, estoy siendo meramente realista. Si se produce en el futuro una crisis importante relacionada con Ucrania o Taiwán, ¿cuándo hablará el subsecretario para África con el presidente, si es que alguna vez lo hace?
- Lo tercero es la reforma de Naciones Unidas y las instituciones de Bretton Woods. Buena suerte con eso. Todo el mundo sabe que las estructuras internacionales creadas en 1944 y 1945, tanto las económicas y financieras como las políticas y de seguridad, se han quedado anticuadas en este nuevo siglo; en realidad, seguramente se quedaron anticuadas hacia 1980.
Un sistema mundial de seguridad en el que sólo cinco de los 192 países pertenecientes a él tienen derecho de veto y privilegios como miembros permanentes (por ejemplo, del Consejo de Seguridad de la ONU), y en el que tres de esos cinco se encuentran en un declive relativo desde hace tiempo -Reino Unido, Francia y, digámoslo con claridad, la Rusia aldeana y del Potemkin de Putin- es un verdadero absurdo en estos tiempos.
Como los Cinco Permanentes no van a renunciar a sus poderes, lo mínimo que pueden hacer es permitir que India y Brasil se unan a su excelsa mesa. Pero eso no puede ser una de las prioridades del nuevo Gobierno de Washington. Tampoco puede serlo un cambio significativo en los equilibrios de poder del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, hábilmente situados en el propio centro de esa ciudad; a Estados Unidos le gusta el statu quo actual de Bretton Woods.
Por supuesto, Obama empujará al Banco Mundial a ayudar a los 60 países más pobres del mundo y presionará al FMI para que sea benévolo con Islandia. Pero no es una de las cuestiones principales. En cuanto a otras reformas relacionadas con la ONU -lograr una mejor cooperación en las labores de paz, perfeccionar las técnicas de desarrollo-, todo es estupendo, pero que no se molesten en venir a buscarnos a nosotros.
- En cuarto lugar, Europa, la UE y las relaciones transatlánticas en general. Esta conclusión quizá suscite reacciones en Berlín, Roma, Londres y París (¿qué es lo que no suscita reacciones en París?), pero me da la impresión de que la tendencia de toda Europa a derretirse con Obama.
- ¿se acuerdan de los 200.000 entusiastas en el Tor de Brandenburgo?- no tendrá una identificación recíproca de Europa como la estrella y la guía de la política exterior y la estrategia de Estados Unidos. Europa está bastante bien como está. No es un problema, como China, Rusia, Oriente Próximo, Irán. Cada vez sirve menos de ayuda en el terreno militar y estratégico. Desde luego, es importante a la hora de pensar en la coordinación económica, pero eso se hace más desde Nueva York que desde el Distrito de Columbia. Para decirlo claramente, el extraordinario aprecio que sienten en Europa por Obama no tendrá seguramente un equivalente a la inversa, aunque oiremos muchos discursos muy bonitos sobre la larga y sólida relación en los años que se avecinan. Pero el nuevo presidente tiene otros asuntos más importantes de los que ocuparse.
Los expertos, por tanto, tienen razón:
- rescatar la economía estadounidense y
- preservar el orden geopolítico
- tienen que ser las dos grandes prioridades del nuevo Gobierno de Obama.
El resto
, incluso áreas tan importantes como África, Latinoamérica, Europa y la ONU, está un poco por detrás.

Aquellos maravillosos y cínicos diplomáticos franceses de otros tiempos lo habrían sabido ver.
Al fin y al cabo, ¿cuál era la expresión que utilizaban?:

"Gouverner, c'est choisir". "Gobernar es escoger". Siempre lo ha sido.
PAUL KENNEDY - Universidad de Yale - "El País" - Madrid - 28-Dic-2008

La ciencia descubre las claves de la felicidad

El altruismo pesa más que el hedonismo a la hora de conseguir satisfacción - El bienestar depende por igual de los genes y de nuestra actuación - Los 40 son un bache; los 60 el apogeo.

Si es usted un escéptico que no cree en fórmulas mágicas para la felicidad; si la crisis le deja sin dinero para regalos pero con tiempo para dedicar a otros; si entre sus objetivos para 2009 está el conseguir un ansiado bien material... lo que sigue podría interesarle.
Resulta que la búsqueda de la felicidad, del bienestar subjetivo, del sentimiento de satisfacción personal, ya no es cosa de gurús que dan consejos, sino que ha entrado de lleno en el ámbito de las ciencias si no exactas, sí experimentales.
Y algunos de sus hallazgos son sorprendentes. Muestran, por ejemplo, que hay más felicidad
- en el altruismo que en el hedonismo, y
- en dormir más cada día que en comprarse un coche nuevo.
También se sabe que cada uno de nosotros tiene una felicidad basal dependiente de los propios genes pero no por ello marcada a fuego: es posible manipularla... siempre que se descubran los mandos correctos. Lo bonito del asunto es que entre quienes diseccionan la felicidad para buscar sus ingredientes hay economistas, sociólogos o psicólogos que publican sus trabajos en las revistas científicas de mayor impacto internacional. Sí, hay una búsqueda científica de la felicidad.
El estado de máxima felicidad tiene un nombre: flow, flujo, un concepto acuñado hace dos décadas por el psicólogo de origen húngaro afincado en EE UU Mihaly Csikszentmihalyi, y que hace referencia a la absorción total que experimenta desde quien se entrega por completo a una tarea intelectual hasta quien se sumerge en un videojuego.
Csikszentmihalyi es, junto con su colega Martin Seligman, uno de los pioneros de la llamada psicología positiva. Cuando Seligman se estrenó como presidente de la Asociación Psicológica Americana, en 1998, llamó la atención sobre un sesgo en su disciplina:
- entre 1980 y 1985 la literatura científica incluía 2.125 trabajos sobre felicidad, comparados con 10.553 sobre la depresión.
- Seligman reivindicó la importancia de estudiar no sólo lo que entristece a la gente sino lo que la hace feliz.
La idea cuajó. Desde 2006 hasta ahora la felicidad ha protagonizado más de 27.300 artículos científicos -aunque la tristeza aún gana, con más de 53.000-.
Ahora hay un Journal of Happiness Studies (revista de estudios sobre la felicidad) incluido en el sistema de citas científicas, y una World Database of Happiness, o base de datos mundial, que recopila información al respecto, con sede en la Universidad Erasmo de Rotterdam (Holanda).
La ola ha contagiado, además de a las editoriales -véase la proliferación de obras alusivas, como Emociones positivas, del psicólogo de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Enrique G. Fernández Abascal-, a áreas colindantes, como la economía.
La Unión Europea acaba de financiar el proyecto Hapiness, una investigación que durará tres años y analizará cómo influyen las condiciones ambientales -desde el clima y la polución a la disponibilidad de servicios educativos o de salud- en el bienestar subjetivo (uno de los sinónimos técnicos para felicidad) de los europeos. La directora del proyecto, Susana Ferreira, del University College en Dublín, espera que los resultados sean útiles para la toma de decisiones "de la clase política y para el público en general".
Ferreira y el resto de investigadores son economistas. No son ni mucho menos los únicos en este campo. En economía es importante saber por qué el público toma las decisiones que toma, y esa pregunta ha guiado a Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía de 2002, hasta la felicidad. Le ha guiado, en concreto, a la siguiente cuestión crucial:
- si la felicidad es el motor del comportamiento humano, habrá que saber cómo medirla.
- "Las declaraciones directas de bienestar subjetivo podrían ser útiles a la hora de medir las preferencias del consumidor (...) si esto pudiera hacerse de modo creíble",
escribía Kahneman en 2006 en la revista Journal of Economic Perspectives. Y en el mismo párrafo señalaba cómo en economía se da el mismo boom pro-felicidad que en psicología: entre 2001 y 2005 se publicaron más de 100 trabajos sobre economía y felicidad, comparados con sólo cuatro entre 1991 y 1995.
Así pues,

¿Cómo se mide la felicidad?
Una primera respuesta parece obvia: preguntando a los principales interesados. Las prestigiosas encuestas del European Social Survey (ESS), que se hacen desde 2001, incluyen la pregunta: "¿Cómo es usted de feliz?". No son estudios frívolos. El ESS ha recibido el premio europeo Descartes por su alto rigor científico; su coordinador en España, Mariano Torcal, de la Universidad Pompeu Fabra, estima que cada campaña española del ESS cuesta unos 500.000 euros. El proyecto Happiness utilizará estos datos del ESS.
Hay otras encuestas similares -realizadas con métodos distintos-: el Eurobarómetro y sus equivalentes en otros continentes, o el World Values Survey (WVS), con datos de más de 50 países desde principios de los ochenta.
Los resultados de estas encuestas pintan grosso modo el siguiente panorama.
- En los países ricos se es más feliz que en los pobres. Bien.
- Pero superado un nivel mínimo de riqueza, dinero y felicidad se desacoplan:
- aunque la capacidad adquisitiva se multiplique, el sentimiento de bienestar apenas varía.
La paradoja ya la señaló en los años setenta el economista Richard Easterlin, y se corrobora a lo largo de los años. Fernández Abascal lo ha expresado así: "Mis hijos tienen todas las videoconsolas y no son más felices de lo que era mi padre, que jugaba con una cuerda y una caja de cartón en la calle: tenían menos medios, pero los niveles de felicidad eran parecidos".
Las encuestas del WVS también muestran que el nivel de felicidad se mantiene más o menos estable a lo largo de los años, así como las diferencias entre países. En los países nórdicos y en América Latina se declaran más felices que en Asia (Dinamarca, Colombia, Nigeria y Puerto Rico están habitualmente en cabeza). Sin embargo, tras los últimos datos, del pasado julio, Ron Inglehart, el responsable del WVS, llamó la atención sobre el hecho de que desde 1981 la felicidad parece haber aumentado en 45 de los 52 países estudiados. Inglehart y otros autores lo atribuyen a la mejor calidad de vida en países que empiezan a salir de la pobreza y a la extensión de la democracia, supuestamente asociada a más libertad personal.
Pero, en cualquier caso, la foto que proporcionan las grandes encuestas es para muchos demasiado borrosa, así que tratan de afinar con investigaciones más precisas, a menor escala. Algunas dan resultados sobre edad y sexo.
En general, hay coincidencia en que son más felices los jóvenes y los jubilados. Un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística francés (INSEE) con encuestas realizadas después de 1975 revela que, tras un bache en torno a los cuarenta años, la felicidad "remonta y alcanza su apogeo durante la sesentena", independientemente del estado civil o el nivel de renta.
Y el pasado julio investigadores estadounidenses -Easterlin entre ellos- analizaron décadas de datos antes de concluir que de jóvenes las mujeres se declaran más felices, pero hacia los 48 años las tornas cambian y son ellos quienes se sienten más satisfechos con sus vidas.
En general, hay acuerdo en que estos trabajos muestran que la felicidad se correlaciona con "beneficios tangibles en muchos ámbitos de la vida", ha escrito Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de Stanford. Entre ellos:
- más probabilidades de estar casado y menos de divorciarse;
- más amigos y mayor soporte social;
- más creatividad y productividad en un trabajo de más calidad y bien pagado;
- más actividad y energía vital;
- mejor salud mental y física;
- capacidad de autocontrol; e
- incluso más longevidad.
Además, "la gente feliz no es egoísta; la literatura sugiere que tienden a ser relativamente más cooperativos; caritativos y centrados en los demás", dice Lyubomirsky en Review of General Psychology.
Pero esto no basta para sacar conclusiones sobre la fórmula del bienestar vital, para empezar porque no es posible saber si se está más feliz por estar casado -por ejemplo- o a la inversa. Es decir, hace falta diseccionar a la felicidad más y mejor en el laboratorio. Los investigadores lo están haciendo, con resultados curiosos.
Antes han afilado sus armas, es decir, han diseñado nuevos métodos para medir la felicidad, aparte de las encuestas declarativas. Kahneman es autor de uno de ellos.
Varios trabajos sugieren que la felicidad que los individuos declaran cuando se les pregunta en global cómo se sienten es muy influenciable por factores intrascendentes, como la formulación de las preguntas o el que se acabe de tener una experiencia buena o mala -un ejemplo clásico: pacientes que se someten a una prueba desagradable dicen pasarlo menos mal si los últimos minutos son placenteros, aun a costa de prolongar el examen-.
Así, Kahneman pide a los sujetos del experimento que asignen un grado de felicidad a cada una de sus acciones diarias, reviviéndolas, y no sólo dando un valor global. Con este método realizó y publicó en Science en 2004 un trabajo con casi un millar de mujeres que declaraban cómo de satisfactorias eran sus actividades:
- el sexo,
- salir con amigos y
- relajarse ante la tele
figuraban muy alto en la lista, mientras que
- dormir poco y
- una agenda laboral muy apretada
eran de lo más desagradable.
De nuevo, familia y amigos se revelan importantes, pero no el dinero (cubierto lo básico).
Y este no es el único resultado anti-intuitivo sobre la felicidad. Hay más, como que pacientes operados de cáncer puedan sentirse más felices que personas sanas; que víctimas de accidentes muy graves declaren niveles altos de felicidad; o que -por el contrario- personas que han ganado la lotería no sean, poco después del susto, más felices que el común de los mortales.
La explicación podría estar en los genes. Varios estudios con gemelos indican que hay una especie de nivel permanente y personal de felicidad, al que pasado un tiempo todo el mundo tiende a volver pase lo que pase, o casi.
Ya en 1996 un trabajo con 4.000 parejas de gemelos sugirió que el sentimiento de bienestar con la propia vida es genético en al menos un 50%. Y este mismo año, investigadores británicos y australianos han vuelto a obtener un resultado similar.
Otro resultado anti-intuitivo: genera más felicidad gastar dinero en los demás que en uno mismo. Lo ha demostrado un trabajo de Elizabeth W. Dunn (Universidad British Columbia, Vancouver, Canadá) en Science el pasado marzo, en el que se daba dinero a voluntarios, se les instruía sobre cómo gastarlo y se medía después su grado de satisfacción personal.
Este resultado coincide con otros donde la mayor felicidad se correlaciona con acciones de ayuda a los demás y de promoción de la virtud.
El altruismo, concluyen los investigadores, pone sobre la pista de la felicidad mucho más que la búsqueda del placer. "Dado que la gente parece pasar por alto los beneficios, las políticas que lo promuevan podrían ser una buena manera de traducir más riqueza nacional en más felicidad nacional", escribe Dunn.
Pero entonces, si el dinero no da la felicidad y el placer personal tampoco,
- ¿por qué la sociedad actual parece concentrarse en esos factores?
- ¿Hay un desenfoque generalizado?
La causa podría ser un fenómeno ilusorio que Kahneman describió, en Science y otras publicaciones, en 2006. "Cuando la gente considera el impacto de un único factor en su bienestar -como los ingresos, pero no únicamente-, es propensa a exagerar su importancia; llamamos a esta tendencia ilusión de foco (...). Esta ilusión puede ser fuente de errores en la toma de decisiones importantes", ha escrito este experto.
Este fenómeno tampoco ayuda a estimar la felicidad de los demás. "A todo el mundo le sorprende lo felices que pueden ser los parapléjicos", ha dicho Kahneman. "La razón es que no son parapléjicos todo el tiempo. Disfrutan de sus comidas, de sus amigos. Leen las noticias. Tiene que ver con dónde se pone la atención".
Todos estos experimentos tienen un objetivo final: ayudar a mejorar el grado de felicidad personal. No es una utopía, dicen los investigadores.
Los genes, al fin y al cabo, dejan un 50% de espacio a la autoexperimentación. Se puede empezar por estas Navidades: pedir menos a los Reyes y ser, en cambio, más generoso...

MONICA SALOMONE - "El País" - Madrid - 28-Dic-2008

Bégica: La aventura colonial

PIEDRA DE TOQUE. Catorce naciones regalaron en 1885 un inmenso territorio al rey de los belgas, Leopoldo II. Congo vivió un horror comparable al Holocausto, sin que haya recaído sobre el monarca ninguna sanción moral.

Durante muchos siglos, la empresa colonial fue transparente: un país, aprovechándose de su fuerza, invadía a otro más débil, se apoderaba de él y lo saqueaba. Nadie ponía en cuestión semejante estado de cosas porque se trataba de algo que se venía practicando desde la noche de los tiempos y todos, colonizadores y colonizados, aceptaban o se resignaban a esta cruda realidad como a una fatalidad inevitable, consustancial a la historia.
El descubrimiento y conquista de América por los europeos introduce una importante variante. Por primera vez y por razones religiosas el colonizador se interroga a sí mismo sobre la justicia de la empresa colonizadora y, en acalorados debates de juristas y teólogos, se arma de razones, humanas y divinas, para justificar sus conquistas.
Desde entonces, sin dejar de ser lo que fue siempre, es decir, un acto de fuerza y de rapiña, la colonización se atribuye a sí misma una misión evangelizadora y civilizadora: desanimalizar a quienes viven en estado feral y humanizarlos gracias al cristianismo y a la cultura occidental que aquél inspira. Para que este objetivo tenga algún viso de realidad es imprescindible establecer como un hecho indiscutible, científico, que el colonizado carece de los conocimientos y luces indispensables para juzgar por sí mismo lo que más le conviene, pues se trata de un ser desvalido y primario cuyos intereses y conveniencias son mejor percibidos por la potencia que a partir de ahora ejercerá sobre él la tutela colonial, una forma de autoridad benévola.
Sin embargo, en el siglo XIX, las empresas coloniales europeas en el África y el Asia olvidan casi este prurito de justificación religiosa y moral e invaden y ocupan territorios, que empiezan a explotar de inmediato, sin otra explicación que
- la necesidad de proveerse de materias primas,
- ampliar sus mercados o
- contrarrestar el crecimiento y poderío de los imperios rivales.
Cuando Hitler, en "Mi lucha", explica que en el programa del Partido Nacional Socialista figura en lugar prominente la adquisición, por las buenas o las malas, de colonias para instalar los excedentes demográficos del pueblo alemán, no hace más que poner sobre papel lo que casi todas las grandes potencias europeas habían venido haciendo, cierto que sin decirlo con tanta claridad, desde el siglo XV.
La excepción era la pequeña Bélgica, país más bien reciente y, ay, sin colonias. Esta condición entristecía y desmoralizaba a su soberano, Leopoldo II, cuya energía, ambiciones y sobresaliente inteligencia desbordaban por los cuatro costados las fronteras del diminuto reino que le había asignado la Providencia.
Entonces, él, sin amilanarse, se dio maña para conseguir mediante la astucia, la paciencia, la intriga y la diplomacia lo que los grandes países colonizadores habían logrado a través de los ejércitos y la matanza. Por increíble que parezca, Leopoldo II convirtió a Bélgica en una gran potencia colonial sin disparar un solo tiro.
Para ello, primero, en un trabajo diligente y genial que le tomó muchos años, se fraguó una imagen de monarca humanitario, altruista, condolido por la suerte de los salvajes y paganos de este mundo, que sedujo a la opinión pública de Europa y de los Estados Unidos. Invirtiendo en ello el dinero de su reino y el suyo propio, fundó asociaciones benéficas y centros para combatir la esclavitud que hacía estragos en el África Occidental, costeó el viaje de misioneros a esas regiones bárbaras, impulsó investigaciones, estudios y publicaciones sobre las condiciones de vida de las tribus africanas que todavía practicaban el canibalismo y eran diezmadas por los traficantes árabes que, partiendo de la isla de Zanzíbar, practicaban la trata, y peroró sin tregua, en orquestadas manifestaciones públicas, exigiendo a las grandes potencias que intervinieran para poner fin a aquella lacra indigna que era el comercio de carne humana en los mares del mundo.
La campaña dio el resultado que esperaba. En febrero de 1885, catorce naciones reunidas en Berlín, y encabezadas por Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos, le regalaron a Leopoldo II, a través de la Asociación que él había creado para ello, todo el Congo, un inmenso territorio de más de un millón de millas cuadradas, es decir unas 80 veces el tamaño de Bélgica, para que "abriera ese territorio al comercio, aboliera la esclavitud y cristianizara a los salvajes".
No había un solo africano presente en aquel Congreso y no hay un solo indicio de que alguien en Europa o Estados Unidos -político, periodista o intelectual- se preguntara siquiera si era aceptable que la suerte de ese inmenso país fuera decidida de este modo, por 14 naciones advenedizas, sin que un solo congolés hubiera sido siquiera consultado al respecto.
Seguro de lo que iba a ocurrir en el Congreso de Berlín, Leopoldo II ya se había adelantado, desde un año antes, a operar en el territorio que de la noche a la mañana lo convirtió en el amo de un formidable imperio. Para ello había contratado al célebre explorador galés-norteamericano Henry Morton Stanley, el primer europeo en recorrer los varios miles de kilómetros del río Congo, desde sus nacientes, en el África Oriental, hasta su desembocadura en el Atlántico.
En una expedición que es una mezcla de grotesca pantomima cínica y proeza etnológica y geográfica, entre 1884 y 1885, los expedicionarios enviados por Leopoldo II recorrieron buena parte del Alto y Medio Congo repartiendo cuentecillas de vidrios de colores y retazos de tela en 450 aldeas y villorrios africanos y haciendo "firmar" contratos -los llamaban "tratados"- en los que los caciques y jefes indígenas, que no tenían idea de lo que firmaban,
- cedían la propiedad de sus tierras a la Asociación Internacional del Congo,
- se comprometían a dar hombres para que trabajaran en las obras públicas que aquella institución emprendiera -caminos, depósitos, puentes, embarcaderos-, cargadores para transportar los bultos y materiales,
- a proveerla de brazos para la recolección del caucho y
- a alimentar a los peones, funcionarios y soldados y policías que vinieran a instalarse en sus dominios.
De manera que cuando las grandes potencias le entregaron el Congo, Leopoldo II ya tenía en sus manos 450 "tratados" en los que los congoleses legitimaban mediante sus firmas aquella donación y le entregaban sus vidas y haciendas.
A diferencia de otras colonizaciones, en que los invadidos resistieron de alguna forma al colonizador y le infligieron algunos daños, en el Congo prácticamente no hubo resistencia. Los congoleses no tuvieron tiempo ni posibilidades de resistir a un sistema que cayó sobre ellos -una miríada de culturas y pueblos desconectados entre sí- como una malla inflexible en la que perdieron, desde el principio, toda libertad de iniciativa y movimiento, y en el que fueron sometidos a una explotación inicua, las 24 horas del día, hasta su extinción.
Los castigos, para los recolectores que no entregaban el mínimo exigido de látex, eran brutales. Iban desde los chicotazos hasta las mutilaciones de manos y pies -a las mujeres y a los niños primero, y luego a los propios trabajadores- hasta el exterminio de aldeas enteras, cuando se producían fugas masivas o aquellas comunidades no cumplían con la obligación de alimentar a sus verdugos como éstos esperaban.
Hace un año que leo testimonios diversos -de misioneros, viajeros, aventureros o de los propios colonos- sobre estos años del Congo y todavía no me cabe en la cabeza que fuera posible una monstruosidad tan atroz, un genocidio en cámara lenta semejante, sin que el mundo llamado civilizado se diera por enterado. Cuando aparecen las primeras denuncias en Europa, por boca de pastores bautistas norteamericanos, hay una incredulidad general. Y los plumíferos alquilados por Leopoldo II actúan de inmediato en la prensa hundiendo en la ignominia a aquellos denunciantes y llevándolos ante los tribunales por calumnias.
Durante un cuarto de siglo por lo menos el Congo fue desangrado, esquilmado y destruido en una de las operaciones más crueles que recuerde la historia, un horror sólo comparable al Holocausto.
Pero, a diferencia de lo ocurrido con el exterminio de seis millones de judíos por el delirio racista y homicida de Hitler, ninguna sanción moral comparable a la que pesa sobre los nazis ha recaído sobre Leopoldo II y sus crímenes, al que muchos europeos, no sólo belgas, todavía recuerdan con nostalgia, como un estadista que, venciendo las limitaciones que la historia y la geografía impuso a su país, hizo de Bélgica por unos años un país imperial.
La verdad es que detrás de la behetría y las violencias en que se debate todavía ese desdichado país se delinea la mortífera sombra de ese emperador que conquistó el Congo sin disparar un solo tiro y consiguió en menos de 20 años aniquilar a por lo menos 10 millones de sus súbditos africanos.

MARIO VARGAS LLOSA - "El País" - Madrid - 28-Dic-2008

Año 50 de la revolución

El legado de Fidel Castro divide tanto a los cubanos como a la opinión pública internacional medio siglo después de bajar de Sierra Maestra

Cualquier balance que se haga de la Cuba de Fidel Castro, si es medianamente equilibrado, levanta ampollas. Es uno de los resultados visibles de la revolución después de 50 años: haber dividido a los cubanos y a la opinión pública internacional en dos bandos irreconciliables:
- los detractores del castrismo y
- sus defensores.
A los primeros nada les parece bien; incluso lo aceptado generalmente como positivo, como la universalización de la salud y la educación, es apreciado como pura propaganda. Para los fidelistas, hasta lo inadmisible se justifica por razones de fuerza mayor -"la supervivencia de la revolución"- y con este argumento hasta la crítica más inocente es catalogada de contrarrevolucionaria.
En una cosa al menos coinciden todos: la Cuba que deja Castro, ausente de la vida pública desde julio de 2006, en muy poco se parece a la que recibió el 1 de enero de 1959.

Los adversarios del líder comunista se sirven de algunas estadísticas de la etapa republicana para demostrar el fracaso del régimen.
En 1958, con una población de 6 millones de personas,
- la isla poseía más electrodomésticos por habitante y tenía más kilómetros de líneas férreas que cualquier otro país de América Latina.
- El peso cubano tenía entonces igual valor al dólar. Hoy es 20 veces inferior.
- Existían las mismas cabezas de ganado que habitantes. Ahora la proporción es de una por cada seis cubanos.
- Y el número de periódicos de tirada nacional era considerable. Ahora sólo hay dos, "Granma" y "Juventud Rebelde".
- Otra cifra. La producción de azúcar en 1958 superó en cuatro veces la alcanzada el año pasado.

Para los defensores de la revolución los datos que cuentan son otros.
- Antes de 1959 la mortalidad infantil era superior a 60 por cada mil nacidos vivos. Ahora es de 5,3.
- La esperanza media de vida al nacer no llegaba a los 58 años y hoy es de 77 años en el caso de los hombres y 78 de las mujeres.
- Mientras, la cantidad de médicos por habitante se ha multiplicado por 5.
- Con 11 millones de habitantes, en Cuba hoy existen casi un millón de universitarios.

Guillermo Jiménez es uno de los pocos académicos revolucionarios que admite abiertamente que los indicadores de consumo antes de 1959 eran deslumbrantes. En su ensayo El nivel de vida de los cubanos anterior a la revolución ofrece estadísticas como estas:
- el consumo anual de carne de res en 1955 era de 40 kilogramos por habitante (tercer lugar en América Latina, después de Uruguay y Argentina);
- en 1958 circulaban en la isla 160.000 vehículos, 1 por cada 38 habitantes (segunda posición en el hemisferio).
- "Y Cuba también era el segundo país de América Latina en número de receptores de radio, y el primero en receptores de televisión y en canales televisivos".
"Pero estaba también el lado oscuro de la luna", señala Jiménez, de 72 años, que fue líder destacado del Directorio Revolucionario, una de las tres fuerzas que lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista.
"En aquellos años el desempleo afectaba al 40% de la población y el 23,6% de los cubanos mayores de 10 años eran analfabetos", asegura.
"La riqueza estaba tan desigualmente distribuida que el 8% de los propietarios poseían más del 70% de las tierras", añade.
Cita datos "nada sospechosos", pues fueron obtenidos de instituciones oficiales del Gobierno de Batista.
En 1953
- sólo el 58% de los hogares cubanos disponían de servicio de electricidad.
- Y "poseían refrigeradores menos de la 5ta parte de las viviendas,
- sólo un 33% tenían agua corriente y
- un 28% baño en casa,
- sin contar que casi absolutamente todas esas ventajas se concentraban en La Habana", agrega el profesor.
Jiménez quiere demostrar que por muy bien que estuviera Cuba en algunos índices económicos, "la necesidad de una revolución social se justificaba plenamente" en 1958. Y eso sin considerar la represión política vivida durante los últimos años del Gobierno de Batista.
Para el ex comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, miembro del mismo grupo revolucionario que Jiménez y hermano de uno de los asaltantes del palacio presidencial (Carlos, que murió en el intento de ajusticiar a Batista, en 1957), "la revolución cubana triunfó porque fue apoyada por la inmensa mayoría de la gente", incluidas clase media y burguesía. "Todos queríamos libertad y justicia social, pero la revolución fue secuestrada por Fidel y el precio que hemos pagado ha sido demasiado alto", asegura.
Menoyo subió a las montañas del Escambray en 1957 y bajó con grado de comandante. "Fui el único extranjero con esa condición, con el Che Guevara y el norteamericano William Morgan, fusilado en 1961, acusado de ser agente de la CIA]".
Por su memoria pasan los hitos de la revolución:
- "La ley de reforma agraria,
- las nacionalizaciones de las grandes empresas norteamericanas;
- la invasión de bahía de Cochinos;
- la crisis de los misiles;
- el fracaso de la zafra de los 10 millones, uno de los sueños locos de Castro, que dejó a la isla en bancarrota;
- el Quinquenio Gris y la sovietización de Cuba;
- el éxodo del Mariel;
- la desaparición de la Unión Soviética;
- el Periodo Especial;
- la crisis de los balseros;
- el relevo de poder en Cuba;
- las esperanzas abiertas por la llegada de Raúl Castro, y
- la espera y la decepción...".

Menoyo, de 74 años, ha vivido estos acontecimientos desde varias ópticas:
- como comandante de la revolución (hasta 1961),
- como prisionero político (pasó 22 años en una cárcel cubana por alzarse en armas contra Castro);
- como líder en el exilio (desde 1987) y
- como opositor pacífico y cubano de a pie (tras regresar a la isla en el año 2003).
Es quizá el único cubano que tiene una experiencia similar. Y la valoración que hace, "sin odio", es dura: "No ha merecido la pena tanto sacrificio".
Los logros de la revolución, dice, "en realidad no lo son:
- la educación no es libre y su calidad es cada vez peor;
- la salud está en un estado deplorable y encima no es gratis:
- se está pagando con los salarios de hambre que cobra todo el mundo".
Menoyo afirma que "los jóvenes se quieren ir del país" y que por rechazo al sistema y el freno impuesto a los cambios, "cada vez se idealiza más a Estados Unidos". Se corre el riesgo, advierte, de "perderlo todo" y de caer en manos "del enemigo contra el que luchamos".
Alfredo Guevara, compañero de universidad de Fidel Castro y miembro del "gobierno paralelo" con el que el líder cubano trabajó a la sombra en los primeros años, es uno de los históricos de la revolución, pero no es ciego ante las sombras.
En recientes debates intelectuales ha criticado el deterioro de la enseñanza y la educación en su país y ha abogado por la necesidad de "reinventar" el socialismo cubano e introducir cambios en el modelo, vitales para que la revolución sobreviva.
Para él, la principal garantía de futuro es la "formidable fuerza" formada durante este medio siglo,
- ese millón de universitarios y
- dos millones de técnicos
- que son el principal tesoro del país.
Tanto Guevara, de 82 años, como Jiménez y Menoyo, forman parte de una generación que protagonizó la revolución. Pero ahora son los jóvenes los que cuentan. Los hijos y los nietos de aquella revolución, como Eliécer Ávila, el estudiante de ciencias informáticas, miembro de la juventud comunista, que se hizo famoso en el mundo entero el año pasado al debatir con el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, y preguntarle por derechos como la libertad de viajar y de participar en las decisiones políticas.
Para muchos cubanos setentones, la emigración de los jóvenes es uno de los grandes dramas del país y uno de los mayores lastres de cara al futuro.
Los enemigos de Castro aseguran que son demasiados los desastres que deja el castrismo:
- la economía destrozada por años de políticas voluntaristas y subsidios locos,
- los derechos civiles y las libertades cercenadas, y
- las cárceles con más de 200 presos políticos; y
- muchos problemas que fueron bandera de la revolución, como la lucha contra el racismo, sin resolver.
Para los defensores del fidelismo, a pesar de los errores cometidos el paso de los años demostrará que
- la revolución ha supuesto un salto histórico,
- un avance para el país, y
- aunque sea sólo por ello la historia absolverá a Fidel Castro.
El tiempo lo dirá.

MAURICIO VICENT - "El País" - Madrid - 28-Dic-2008

Cuba - The World Factbook
Population: 11,423,952 Argentina: 40.482 million
Age structure: 0-14 years: 18.5% (male 1,088,311/female 1,030,499)

15-64 years: 70.5% (male 4,029,381/female 4,025,154)
65 years and over: 10.9% (male 569,002/female 681,605)
Population growth rate: 0.251%
Birth rate: 11.27 births/1,000 population
Death rate: 7.19 deaths/1,000 population
Sex ratio: at birth: 1.06 male(s)/female

under 15 years: 1.06 male(s)/female
15-64 years: 1 male(s)/female
65 years and over: 0.84 male(s)/female
total population: 0.99 male(s)/female
Infant mortality rate: 5.93 deaths/1,000 live births Argentina: total: 11.78 deaths/1,000 live births
Life expectancy at birth: male: 75.02 years Argentina: male: 73.11 years
female: 79.64 years Argentina: female: 79.77 years
Total fertility rate: 1.6 children born/woman Argentina: 2.37 children born/woman
HIV/AIDS - adult prevalence rate: less than 0.1% Argentina: 0.7%
Ethnic groups: white 65.1%,
mulatto and mestizo 24.8%,
black 10.1%
Literacy: definition: age 15 and over can read and write

total population: 99.8% Argentina: total population: 97.2%
male: 99.8%
female: 99.8%
Education expenditures: 9.1% of GDP Argentina: 3.8% of GDP
GDP - per capita (PPP): US$ 11,000 Argentina: US$ 13,100
Labor force: 4.956 million: - state sector 78%,
- non-state sector 22%
Unemployment rate: 1.8%
Inflation rate (consumer prices): 3.1%
Telephones - main lines in use: 1.043 million Argentina: 9.5 million
Telephones - mobile cellular: 198,300 Argentina: 40.402 million
Internet users: 1.31 million Argentina: 9.309 million
Military service age and obligation: 17-28 years of age for compulsory military service; 2-year service obligation; both sexes subject to military service
Manpower reaching militarily significant age annually: male: 79,945 - female: 76,014
Military expenditures: 3.8% of GDP Argentina: 1.3% of GDP

sábado, 27 de diciembre de 2008

Paul Krugman cree que el final de la crisis está lejos

En declaraciones a la cadena SER, el Nobel de Economía afirma que es probable que aparezcan nuevos escándalos como el '"caso Madoff'"

El economista Paul Krugman, último premio Nobel de Economía, cree que el final de la actual crisis económica es aún "lejano" y considera probable que aparezcan nuevos escándalos financieros como el de Madoff, así como la nacionalización de más bancos en EEUU. Así lo ha señalado en una entrevista concedida este viernes al programa radiofónico Hora 25 Global, que emite Cadena SER.
"La crisis es peor de lo que
había pensado. Yo pensé que íbamos a tener problemas con la caída del mercado inmobiliario, pero la escala misma desde luego de dicha crisis es una gran sorpresa. Bueno, las cosas son tan malas como se dicen, sí, esto es una depresión muy fuerte, y yo creo que va a ser la peor depresión desde la última depresión", ha declarado Krugman, que cree que, aunque se producirán algunas mejoras, "quizás a finales de 2009", será difícil establecer cuándo se logrará una recuperación plena.
Además, el Nobel considera probable que salgan a la luz nuevos escándalos como el caso Madoff. "Casi seguro veremos más situaciones de esta índole, porque cuando se cae la casa encuentras los esqueletos en el armario"", dice.
Por otro lado, Krugman ha calificado de "necesaria" la decisión de la Reserva Federal estadounidense de recortar los tipos de interés hasta prácticamente cero, pues cree que "la mejor forma de evitar una depresión de este tipo es responder con cierta agresividad en un momento temprano", aunque no ha entrado a valorar las posibles repercusiones a medio plazo de la decisión de Bernanke y su equipo.

Obama no lo tendrá fácil
Respecto al futuro inmediato que espera a Estados Unidos tras la llegada de Obama a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero, el economista ha mostrado su preocupación por la velocidad en la implantación del paquete de medidas adelantado por el presidente electo para reactivar el mercado laboral y crear empleo, pues considera que "es muy difícil implantar un programa de este tipo en menos de seis meses" y apuesta por que tardará al menos un año.
Krugman cree también que la Administración Bush no ha ayudado mucho en la solución de los problemas. Aunque afirma que el presidente saliente no causó la crisis, reconoce que no ayudó a prevenirla y que su Administración impidió la correcta regulación del mercado.
En este sentido, opina que Bush no ha sido un buen presidente "desde el punto de vista económico, ni desde ningún punto de vista".

Información - "El País" - Madrid - 26-Dic-2008

Generación 3.2 y la chica back up

Forever young
¿Tenés casi 40 años, pero usás zapatillas All Star y sos fanático de Los Simpson?
Antes, habrías sido un adolescente tardío; hoy, integrás la Generación 3.2.

A un cuando el vértigo de la prensa generalista y cierto complejo de insularidad nacional me hicieron pasar por alto el último fetiche de la sociología mediática (el "mileurista", o aquel treintañero que en Europa apenas sobrevive con módicos mil euros, acá bacán), y diez años después del fugaz reinado de los jasp ("Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados", ejem: todos esos dueños de másteres y doctorados, y mba, y phd que exigían una retribución millonaria por los esfuerzos realizados), el diario español El País advierte sobre una nueva etiqueta social: "La Generación 3.2", o la de aquellos que todavía están en los 30 y ganan 2 mil euros.

¿Pobres o ricos?
Mientras la incerteza financiera general empuja al celebérrimo periódico The Economist a reemplazar el Big Mac por el iPod, como índice para medir las economías (un reproductor de 8 gigas en Estados Unidos, 149 dólares; en Argentina, 353: ¡siempre potencia!), los 3.2 nacen de la necesidad del sagrado mercado: vender hamburguesas.
Si es cierto que la publicidad no registra tendencias sino que fabrica necesidades, el invento de la Generación 3.2 le corresponde a Jean Paul Hordijk, el gurú del marketing en Burger King, que se dedicó a observar a aquellos que se resistían a abandonar los treintaipico y, aun casi a los cuarenta, con posgrados y sueldos que superaban los 2 mil euros, se aferraban a los hábitos consumistas de su adolescencia.
Los 3.2 toman el relevo de los kidults, esos tontolones que las agencias de publicidad alumbraron en multitud: fanáticos de la lucha libre mexicana o ávidos coleccionistas de muñequitos de He-Man, sueñan con un Mini Cooper. En ellos se piensa cuando se decide el juguete que habitará una Cajita Feliz.
Las redes sociales ya insinúan que se hablará de una Web 3.0, y ellos están ahí, atentos a la novedad para encontrar a los viejos compañeros de colegio con los que comparar cilindradas o medir calvicies. Y si el paso del tiempo podrá traer en la madurez dignidad o patetismo, un breve cuestionario de cualquier gerencia de marketing busca identificar al hijo de la Generación 3.2:
A) si está a unos meses de cumplir los 40 y todavía usa zapatillas All Star;
B) si repasa obsesivamente la trilogía de El señor de los anillos y, ante el juicio de un superior jerárquico, se declara "bajo el ojo de Saruman";
C) si sus consumos televisivos se reducen a Los Simpson, Padre de familia y South Park, sin placer culposo;
D) si merienda en la oficina con Nesquik, entonces: es un 3.2.
El mercadeo de consumo masivo tendrá infinidad de productos para ofrecerle y él, ligero en la alegre despreocupación del que vive una adolescencia eterna, olvidará que hace diez años hubo un joven heredero de una meritocracia, al que se identificó como jasp, que, efectivamente, estaba Sobradamente Preparado y hoy es su jefe.

La chica "back up"
Todo hombre comprometido debe tener un Plan B, aunque no incluya sexo. Ayuda
- a combatir el tedio,
- a elevar la autoestima y
- a mantener la pasión en la pareja.


¿Hoy qué nos toca, CSI o Grey’s Anatomy?
–¡No sabés lo que aumentó la rúcula! Cuando Mariano empezó a intuir que la relación con su novia se componía de recalentados platos televisivos y diálogos sobre los gastos del supermercado, se dio cuenta de que necesitaba una salida. Y la encontró.

Condescendiente
- Ella se ríe de todas tus bromas
con un mohín fronterizo entre la gracia de una modelo y la discapacidad mental leve.
- Ella te elige la ropa en esas pausas de almuerzo que se prolongan mucho más de lo que admite cualquier estatuto profesional.
- Ella conoce tus dilemas sentimentales, develados con el protocolo del "nuevo hombre sensible" y, lo mejor: Tu novia no sabe que Ella existe.
Si una retórica burrera porteña podría decir que está "en las gateras", y una estética de la cintura de avispa consagró a Betty Grable o definió a la Divito como "chica pin up", el sentido práctico de los tiempos digitales habla de la "chica back up": el plan B del hombre comprometido.
La prensa sentimental estadounidense siempre atenta al último grito de la moda amatoria, registró el fenómeno:
–Cuando conocí a mi chica back up, Ella era una joven actriz, lo que sería lo mismo decir que fue camarera y modelo de ropa en el catálogo de una pequeña empresa –explicó Dan K., autor del libro "Rock On: An Office Power".
Ella era el contraste perfecto con mi mujer, una sensible chica suburbana de 28 años, que es instructora de gimnasia y todavía trata de convencerme de que tengo potencial para ser vegetariano.
La admiración por el macho alfa será la regla de atracción para Ella. Pero no se trata de la trillada "amante de oficina" que la picaresca nacional supo encarnar en los cuerpos farináceos de Mónica Gonzaga o Susana Traverso, para solaz y deleite de los caballeros de la cama redonda.
Con la chica back up no se tiene sexo, es lo más parecido a una "amiga" si el saber común no dijera que no existe la amistad entre el hombre y la mujer.
Ella es un espejo que te devuelve una visión más misteriosa o excitante de vos mismo. Es, ejem, tu goma de auxilio. De hecho, en uno de sus almuerzos prolongados, Mariano se descubrió rumiando la idea engañosa:
-Si una cosa, una sola cosa, se pone fea en casa en los próximos, digamos, seis meses, entonces, sí: me separo y me quedo con Ella.
Nunca sucedió. Esa vez, la urbanidad del hombre moderno le impidió estirar el pie e intentar un roce obsceno por abajo de la mesa y un año más tarde seguía mirando Sony Entertainment Television en cucharita.
Con el sentido del deber del casado, Dan K. concluyó:
–Lo bueno de la chica back up es que me hizo dar cuenta que hay una sola mujer con la que quiero pasar mis días. Amo a mi esposa.
Cuando viajamos, elige pasillo y yo ventanilla, nos gustan los mismos programas de tele... Todas las señales del amor verdadero.
El back up, ¿una rutina imprescindible para tiempos de amor digital?
En países con estadísticas confiables, los estudiosos del sexanomics indicarán que su creciente influencia es inversamente proporcional a la tasa de divorcios: gracias a Ella, la gente se separa menos.
Nicolás Artusi - "La Nación" - Buenos Aires - 26-Dic-2008