lunes, 27 de septiembre de 2010

Brasil: ¿espejismo o realidad?

No hay dudas acerca de que la economía de Brasil es hoy una de las más destacadas en el mundo y una de las que se sigue con mayor atención.
Así, se la ha incorporado al selecto grupo de las economías emergentes integradas en la sigla "BRIC", junto a, nada menos, Rusia, India y China.
Es también, en ese contexto, una de las que resulta más atractiva para los inversores.


Hay motivos sobrados para semejante algarabía.
- El desempeño macroeconómico ha sido satisfactorio,
- el avance social extraordinario y
- la consolidación política, tras los ocho años de Fernando Henrique Cardoso y los ocho de Lula, fundamental.
Sin embargo, también hay que decir que
- es altamente probable que Brasil sea uno de los objetos principales de la burbuja financiera de turno a nivel mundial,
como antes lo fueron
- las "puntocom",
- los créditos hipotecarios de segunda categoría ("subprime"),
- los precios de los commodities y
- tantos otros activos sobre los cuales, de a uno, se posan la mira y los recursos de los inversores financieros
,
siempre oportunistas, contribuyendo a inflar primero y a desinflar después los precios respectivos.
También hay que expresar que determinados actores institucionales, como
- las firmas calificadoras de riesgo y
- los bancos de inversión,
las primeras por memoria larga y los segundos por memoria corta, contribuyen a amplificar esos fenómenos y después pretenden explicar, con cara de yo no fui, las causas de la crisis de que se trate.
El sayo también le cabe históricamente al FMI, si bien su peso relativo hoy, felizmente, se ha devaluado.
Sin ir más lejos,
- las loas que se cantan hoy a Brasil suenan muy parecidas a las que en los noventa se referían
- a nuestros vecinos del otro lado.
Ocurre que ciertos procesos dan mucho beneficio a algunos actores en el corto plazo y eso tiende a anestesiar la sensibilidad.
- ¿Sucederá lo mismo con este proceso brasileño que lo que ocurrió con la convertibilidad argentina de los noventa?
- ¿O esta vez es en serio y Brasil ya no dejará de jugar en las grandes ligas?
- Las dudas que tengo al respecto son muy grandes.
No tengo una respuesta para esas preguntas. Por lo tanto, no dejan de sorprenderme las respuestas de quienes pretenden tener la sellada y con la convicción y firmeza de quienes nunca perdieron una, afirman en forma contundente que
- lo de Brasil es permanente y a prueba de pinchazos.
En el primer párrafo escribí que

- la de Brasil es una de las economías que resultan más atractivas para los inversores.
- Pero… ¿para qué inversores?
Si observamos la balanza de pagos al mes de julio, nos encontramos con que en los últimos doce meses
- hubo ingresos netos de capitales por US$ 95,2 mil millones,
- una cifra equivalente a 5% del PIB.
Sin embargo, de ellos
- sólo 26,7 mil millones corresponden a Inversión Extranjera Directa en Brasil,
- es decir, 1,4% del producto, una magnitud históricamente baja y que viene cayendo

en forma sostenida.
Dicho sea de paso, y en proporción al PIB respectivo, esa cifra representa casi la tercera parte de la recibida por nuestro país en el mismo período.
- Algo más de la mitad de aquellos 95,2 mil millones fue a dar al BCB, que acumuló reservas.
- El resto, fue a financiar un considerable déficit de la cuenta corriente, situado en 2,3% del PIB
en los doce meses a julio y que tiende a cerrar el año en 3% del producto.
También aquí se observa una tendencia preocupante, con un deterioro firme del saldo de la cuenta corriente, que en 2007 estaba equilibrado.
Entre los primeros siete meses de 2009 y 2010 las exportaciones crecieron 27% y las importaciones 45%.
La entrada de capitales financieros se explica por las altas tasas de interés que fija el BCB para "enfriar" una economía que crece a tasas inusualmente elevadas (se proyecta más de un 7% para este año).
La tasa de referencia de la política monetaria (tasa Selic) se ubica desde hace varios meses en 10,75%. Se trata de tasas de interés muy altas en el mundo de hoy, máxime con una perspectiva de por lo menos no depreciación del real en el horizonte relevante para esas inversiones.
Igual que sucede acá, el Banco Central dice defender la cotización del dólar, pone "pisos virtuales" al tipo de cambio (antes frente al euro, ahora frente al dólar), realiza compras en el mercado y le llenan la canasta de reservas.
Pero es la política monetaria la que conduce a ese resultado. A estar por la evolución de la cuenta corriente, no da la impresión de que se logre abatir la demanda mediante el aumento de las tasas de interés.
Por el contrario, es posible que se esté favoreciendo el consumo de bienes importados, excepcionalmente baratos (¿antes que una devaluación los vuelva más caros?).
De este modo, la mayor demanda no pega en la inflación, que está controlada (cerca de 5%), sino en la cuenta corriente, crecientemente deficitaria.
Mientras tanto, en el frente fiscal el panorama tampoco es auspicioso.
El superávit primario, que se ubicó en el entorno del 4% del PIB entre 2004 y 2008, está desde el año pasado en la mitad de ese nivel, por lo que resulta insuficiente para pagar la cuenta de intereses, tanto si éstos se consideran en términos nominales (5,4% del PIB), como si se les corrige por la actualización monetaria y se los expresa en términos reales (2,5% del producto).

Es decir que, como nosotros, están en la cresta de la ola y con déficit fiscal.
A pesar de ser una economía muy poco dolarizada, la base monetaria sólo representa el 5% del PIB, tratándose seguramente de una herencia de la época de inflaciones crónicas y galopantes.

Tan exigua base para el dinero doméstico obliga a tener una conducta fiscal estricta, porque si no es así, debe acudirse a un fuerte aumento de la deuda pública.
En materia de deuda es donde las cosas andan mejor. La deuda externa neta es negativa (hay más reservas que deuda bruta en moneda extranjera) por lo que una devaluación ayudaría desde el punto de vista fiscal.
La deuda neta total representa el 37% del PIB, está indizada principalmente a la tasa Selic y la tasa de interés promedio de la deuda o implícita en ella es del orden de 15%.

El cronograma de vencimientos luce apretado, pero esto es habitual en Brasil y no constituye un riesgo en la medida en que hay un mercado cautivo para una parte sustancial de los títulos públicos federales.
En definitiva, más allá de todo lo bueno que ha sucedido en Brasil en los últimos cuatro o cinco períodos de gobierno, hay luces amarillas en varios aspectos de la macroeconomía que deberían conducir a mostrar mayor cautela a la hora de hablar de las perspectivas brasileñas.
Y desde el punto de vista de Uruguay, que como es habitual y siguiendo la ley del menor esfuerzo está pegado al más caro del barrio, en este caso precisamente a Brasil, las perspectivas de nuestro vecino son nuestras propias perspectivas, como ocurriera con el otro vecino desde 1999,

- cuando Brasil movió rápido ante las primeras señales complicadas provenientes
desde el exterior y
- zafó de la crisis que en el Río de la Plata resultó inevitable.
JAVIER DE HAEDO - "El País" - Montevideo - 27-Sep-2010

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