martes, 18 de mayo de 2010

Índice "Churrasquito"


El otro día fui a Coto y compré dos bifes de costilla con lomo. Me costaron $11,83.
De mantenerse el índice de inflación no oficial en el 1,87% mensual, a fin de año esos dos bifecitos costarán $13,7.
Saqué la misma conclusión que todo el mundo, la carne está carísima y podría llegar a estarlo mucho más.

En Estados Unidos a esos bifes los llaman T-Bone , porque el hueso tiene forma de una letra T. Allá es un corte muy popular. Entre una cosa y otra me quedé pensando sobre el precio de la carne
-
¿Será la carne más cara en otros países que en la Argentina?
Al volver de Coto con la pregunta a cuestas me acordé que mi amigo Rudi Borrman estaba de vacaciones en Nueva York, y se me ocurrió mandarle un Tweet.
Al final Rudi me mandó tantos precios que no me quedó del todo claro cuánto costaba cada corte de carne, así que entré en el sitio de Dean&DeLuca a buscar on line unos bifecitos similares a los que había comprado en Coto.
Encontré dos Brand Beef , que cuestan como si fueran anillos:
Se trata de dos bifes de lomo de vacas criadas en base a alimento de maíz que parecen ser los más tiernos del mundo.
Los dos bifes cuestan U$S 135, o sea que, redondeando, serían unos 100 dólares el kilogramo

El índice "Churrasquito"
Al ver semejantes precios en Dean&DeLuca pensé:
- "¡Sí, tenemos la carne más barata del mundo!
- Comemos mejor y por mucho menos que en otras partes".
- ¿O no es así?
En estos casos me ayuda siempre
Alejandro Gregori , un economista al que se le puede proponer armar índices comparativos de casi cualquier cosa y los hace rigurosamente.
Acá la cosa era comparar los precios de la carne en el mundo. Para entender este tipo de situaciones la idea es siempre la misma, y está basada en el concepto del
Indice Big Mac creado años atrás por la revista The Economist como una forma sencilla de medir las desviaciones del precio de la hamburguesa Bic Mac entre países.
Pero,
- ¿Se podría hacer un "Indice churrasquito" comparando el precio de un "T-bone" en distintas partes del mundo?
Alejandro Gregori me dijo que no se podía porque las diferencias entre cortes de carne y las costumbre locales hacía imposible conseguir una comparación homogénea. Sin embargo, sí es posible comparar el precio de la carne en general y obtener algunas conclusiones.
Presentamos una lista de precios de distintos cortes en distintos países del mundo. Las tiendas donde se obtuvieron los precios son tan disímiles que van desde la exclusiva Dean and DeLuca hasta Carrefour España. Entonces
- ¿Qué país tiene la carne más barata?

- Sí! ¡Argentina tiene la carne más barata del mundo!¿O no?
Gregori me dice que
- para saber el precio relativo, es decir, qué tan barata le resulta a los habitantes de un país una cosa,
necesitaríamos conocer,
- cuánto tiempo tiene que trabajar una persona en cada uno de esos países para conseguir comprar algo, en este caso carne.
Para hacer ese cálculo
- se puede usar el PBI per cápita de cada país y
- establecer que en todos los casos la gente trabaja la misma cantidad de horas y días al año (hay otras técnicas).
Al hacer este cálculo se puede ver
- Cuántas horas se necesita en cada país para comprar un kilogramo de carne.
¡Sorpresa! A diferencia del gráfico anterior acá se ve una novedad,
- Para los argentinos comprar carne requiere mucho tiempo de trabajo, que en la mayoría de los países.
Es una verdadera paradoja,
- tenemos la carne más barata del mundo comparando los precios con varios países del mundo,
- pero desde otro punto de vista, para los argentinos la carne resulta más cara que
- para los españoles, los alemanes, los australianos...
Hay un misterio encerrado en la persistente preferencia carnívora del país que, sin reflexionar, a veces le adjudicamos al precio y a la calidad: comida buena y barata.
Pero en realidad en la Argentina comemos carnes por otras razones (y no se cuales).
Al respecto en una entrevista, Borges cuenta algo que nos permite asomarnos sobre las mesas de principios del siglo XX donde la carne es el centro y los lados de la dieta nacional :
"Aquella era la época casi puramente carnívora de la comida argentina. Era espantoso: ¡Todos los días caldo!, el puchero; un puchero copioso, abrumador; con carne, con morcilla, con batata (...)"
Parece que comemos desde siempre mucha carne.
Podríamos empezar a descartar entre las razones de esa preferencia a su precio.

Julián Gallo - Alejandro Gregori - "La Nación" - Buenos Aires - 18-May-2010

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