miércoles, 31 de marzo de 2010

De guerrilleras a mártires

Ataque terrorista en Rusia.
Las mujeres participan en actos terroristas desde 1985 con atentados en Oriente Próximo, Turquía o Sri Lanka.


El fenómeno de las "viudas negras", féminas terroristas suicidas, va mucho más allá de las fronteras del Cáucaso.
Las mujeres han participado en atentados en enfrentamientos con reivindicaciones políticas, étnicas o religiosas.
Una libanesa, Khyadali Sana Mehaidali fue la primogénita de una saga que hoy se extiende por Sri Lanka, Palestina, Líbano o Irak.
En abril 1985, Mehaidali, militante del Partido Nacional Socialista Sirio (en lucha contra la ocupación israelí durante la guerra civil de Líbano) con sólo 17 años, se puso al volante de un camión de explosivos e hizo volar un convoy del Ejército israelí.
Su intención, según declaraciones de sus allegados recogidas por Pedro Baños en su "A
nálisis de los atentados suicidas femeninos" para el Real Instituto Elcano, era vengarse del enemigo opresor.
A partir de ese día, la participación de mujeres en atentados no ha hecho más que aumentar.
En 1991, una tigresa se convirtió en la primera mujer en utilizar un chaleco-bomba para hacerse estallar.
Thenmuli Rajaratnam asesinó al primer ministro indio Rajiv Gandhi en el estado de Tamil Nadu (el país de los tamiles), cuna del movimiento de los Tigres Tamiles.
La década de los noventa está plagada de azotes femeninos que decidieron participar en la lucha armada iniciada por sus padres, maridos o hermanos.

Fueron militantes salidas de las filas de formaciones con un origen nacionalista y, generalmente, comunista como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán.
El objetivo de sus ataques suelen ser militares, como el comandante que ordenó la ejecución del marido de Elza Gazuyeva, una veinteañera chechena.
Tras los atentados del 11-S en Nueva York la lucha se vuelve encarnizada. Los ataques dejan saldos traumáticos con decenas de víctimas civiles.

Las mujeres se convierten en una poderosa arma terrorista en el nuevo panorama de la amenaza global.
En 2002, Wafa Idris, trabajadora humanitaria que había sido repudiada por su marido por no poder tener hijos, fue la primera suicida palestina. Mató una persona y dejó 100 heridos tras hacer estallar un cinturón con 11 kilos de explosivos cargado de metralla en un atentado reivindicado por los Mártires de Al Aqsa.

Un ejército de fanáticas
La detención, en 2009 de Samira Ahmed Jassim, una iraquí de 51 conocida como la
madre de las creyentes confirma la integración de las mujeres en la maquinaria terrorista de forma activa.
Las autoridades iraquíes acusaron a Jassim de haber entrenado unas 80 yihadistas, de las que al menos 28 había conseguido llevar a cabo un atentado. Actuaba para el grupo Ansar al Sunna, una formación suní vinculada a Al Qaeda.
- La mayor facilidad de las mujeres para acceder a determinados espacios y pasar desapercibidas, como demuestra la iniciativa de tres terroristas turcas que fingieron estar embarazadas con la intención de perpetrar sendos atentados en 1996,
- las convierte en una poderosa arma.
- Pero no todas deciden sacrificarse por su propia voluntad.
En 2008, los terroristas iraquíes utilizaron a 2
jóvenes deficientes mentales como bombas humanas. Las hicieron estallar por control remoto en dos mercados de Bagdad, lo que provocó al menos 72 muertos.

Camaradas de ataque
Con su integración en la esfera terrorista, las mujeres han conseguido una extraña igualdad con sus colegas varones. No sólo actúan en solitario como suicidas o en parejas, al igual que en los
atentados de ayer en Moscú.
En 2002, de los alrededor de 50 insurgentes chechenos que irrumpieron en el
teatro Dubrovka de Moscú, unos 22 eran mujeres.
El caso del
secuestro de la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, es similar.
Entre los 35 integrantes de los Mártires de Riyad us-Saliheyn que tomaron el colegio había un significativo número de mujeres.
Al menos dos, Roza Nogaeva y Mariam Tuburova, participaron activamente en la matanza que se saldó con 335 muertos, de los cuales 156 eran niños, tras la intervención del Ejército ruso.

LAURA J. VARO - "El País" - Madrid - 30-Mar-2010

Las ‘viudas negras’, la nueva arma de los terroristas
Las mujeres protagonizan la mitad de los atentados en Rusia desde 2002

Las mujeres se han convertido en la otra cara del terror. Son "Las viudas negras de Chechenia": esposas, hermanas o hijas de los caídos en los enfrentamientos de 1994 y 2000.
La participación femenina en atentados suicidas atribuidos a la insurgencia del Cáucaso Norte ya no es una tendencia. En la última década, cerca del 40% de los ataques han sido obra de féminas.
Para Magnus Ranstorp, uno de los mayores expertos internacionales en terrorismo, la intervención de cuatro mujeres en los ataques de ayer contra el metro de Moscú apunta directamente a las "viudas negras" y remite al vínculo étnico.
Pese a las vacilaciones iniciales del Gobierno del presidente Dimitri Medvédev, Ranstorp, director de uno de los centros del Instituto Sueco de Defensa, ve en estas mujeres un motivo más para descartar la influencia de Bin Laden en la lucha independentista.

"Nunca ha habido muchos extranjeros de Al Qaeda, a pesar de algunos que, como Mohamed Atta [ideólogo del 11-S], querían unirse, inicialmente, a la lucha en en Cáucaso", asegura.
Desde 2000, la guerrilla ha convertido a "las chechenas en un arma".

El informe sobre mujeres suicidas de Pedro Baños, profesor del Centro Superior de Estudios de la Defensa, recoge que para las mujeres es más fácil pasar desapercibidas, levantan menos sospechas y no les impulsa una idea, sino el desamparo y la venganza.
Tanto la propaganda rusa como la chechena han utilizado ambos argumentos, atribuyendo a las suicidas
- un fanatismo radical o
- una absoluta desesperación.
- Solas, no tienen nada que perder.
El último objetivo, una estación cercana a las oficinas del servicio de inteligencia ruso, es, además, "ilustrativo del hecho de que quieren golpear simbólicamente movidas por la venganza", explica Ranstorp.
Las mujeres han protagonizado casi la mitad de los ataques de la insurgencia caucásica contra Rusia desde 2002, cuando la irrupción de medio centenar de militantes (22 de ellos mujeres) en el teatro Dubrovka dejó 117 muertos.
Un año después, en junio de 2003, Zarema Muzhakhoyeva, la esposa de 22 años de un independentista checheno fallecido, se convirtió en la primera viuda negra. "No os odiaba antes, os odio ahora, y cuando vuelva os haré volar a todos", dijo tras sobrevivir a un atentado fallido.
"Con frecuencia son mujeres próximas a los terroristas", explica a France Presse Vladimir Vassiliev, jefe del comité de seguridad de la Duma (cámara baja del Parlamento). El fenómeno no se circunscribe al Cáucaso.
El terrorismo femenino llega a Sri Lanka, Irak o Palestina, incluso se vincula a la amenaza islamista en los últimos años, ya se trate de militantes radicales o jóvenes repudiadas.
Entre las viudas también hay embarazadas, madres solteras o incluso deficientes mentales que son chantajeadas para inmolarse por la causa, ha contado Yulia Yuzik, autora de Las novias de Alá.
Según la periodista rusa, sólo una de cada diez está dispuesta a morir por una idea.

LAURA J. VARO - "El País" - Madrid - 30-Mar-2010

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