viernes, 30 de julio de 2010

El creciente poder del obrero chino

En las fábricas de ese país, el pago y las protestas están en alza.
Eso es bueno para el gigante asiático y los mercados mundiales.


La "mano de obra barata" ha sido la base del milagro económico chino. Los obreros trabajan por una pequeña fracción del costo de sus colegas estadounidenses o alemanes.
En la base de la economía, una "población flotante" de cerca de 130 millones de obreros inmigrantes que trabajan en las ciudades de moda en China, llevando a casa 1.348 yuanes en promedio cada mes.

Eso equivale a un poco más de la vigésima parte del salario mensual promedio en Estados Unidos. Pero es un 17% más que el año pasado.
Como la economía China se ha recuperado, los salarios lo han hecho también. En las ciudades de la costa, donde se encuentra la mayor cantidad de fábricas, los jefes están faltos de mano de obra y los trabajadores de paciencia.
Realmente, los trabajadores chinos nunca fueron criaturas dóciles como sugiere la caricatura popular. Pero las recientes huelgas han sido inusuales en su frecuencia (la región de Guangdong en la costa sur de China ha sufrido a lo menos 36 huelgas en 48 días), su duración y sus objetivos: las multinacionales extranjeras.
El Partido Comunista Chino de Gobierno ha rápidamente anulado las agitaciones laborales anteriores. Tuvo una reacción relajada. Matones de los sindicatos controlados por el gobierno maltrataron a unos huelguistas de Honda, pero fueron rápidamente dados de baja.
Las huelgas eran ampliamente cubiertas por la prensa controlada por el Estado. Los cabecillas no han escuchado, hasta ahora, ninguna llamada a medianoche a sus puertas.
Esto sugiere tres cosas.
- Lo primero, China es candidato a conseguir mano dura con trabajadores de grandes firmas que atraen a los medios de comunicación.
Pero
- Segundo, China se está poniendo más relajada en cuanto a asustar a inversionistas extranjeros. De hecho, si los trabajadores no están contentos, es mejor que hablen con los jefes extranjeros que con los locales.
A raíz de la crisis financiera, el Partido ha concluido, correctamente, que
- los inversionistas extranjeros necesitan más a China que ellos.
- Tercero, y lo más importante, el Gobierno puede creer que esta nueva arrogancia de los obreros está en consonancia con su objetivo declarado de reequilibrio de la economía. Y estaría bien.
La economía China confía
- mucho en los inversionistas y
- muy poco en el gasto del consumidor.
Eso es porque los trabajadores reciben un pequeño trozo de la torta nacional.
Dejar que los salarios crezcan a expensas de las ganancias permitiría a los trabajadores gozar más los frutos de su labor.
Un alza de sueldos en China también sería bueno para Occidente. Esto puede parecer extraño por cómo el mundo más rico ha confiado en su mano de obra barata.
Pero, salarios más altos permitirían que China
- disminuya su superávit comercial y
- aumente su consumo.
- Un aumento de un 20% en el consumo chino podría provocar
- un aumento de US$ 25.000 millones en exportaciones estadounidenses,
- lo que a su vez podría crear unos 200.000 empleos.
Eventualmente este gasto extra podría ayudar a la economía mundial a regresar un ritmo acelerado de creación de empleo.
En ese punto, compañías extranjeras y los consumidores podrían extrañar a esos trabajadores de las ciudades costeras chinas, que mantienen altas las ganancias y bajos los precios.
Pero aún existiría mano de obra en el interior de China o en lugares como India.
Pero los salarios son, de cualquier forma, sólo la mitad de la historia.
La otra mitad es la productividad China.
- Los costos laborales se triplicaron en la década después de 1995, pero
- la producción por trabajador se quintuplicó.
Para repetir esa hazaña, mientras se acaba el trabajo duro, China deberá aumentar su provisión de trabajadores calificados.
Eso requerirá una fuerza laboral estable, que permanezca con sus empleos lo suficiente como para invertir en ellos.
Para eso, el gobierno necesitaría
- relajar más su sistema de pasaportes internos, o Hukou,
- que evita que los trabajadores inmigrantes se establezcan formalmente en una ciudad
sin perder los terrenos familiares en su lugar de origen.
Cuando el trabajo abundaba, le convenía al gobierno tener una población flotante que exigía poco a las autoridades urbanas y que volvían a sus tierras natales en cuanto se presentaban dificultades. Pero para mantener crecimientos rápidos mientras se estrecha el mercado, la población flotante china deberá establecerse.
Como escribió alguna vez Joan Robinson, un economista de Cambridge,
- "el misterio de ser explotados por capitalistas no es nada comparado
- con la miseria de no ser explotado en absoluto".
Esta cita, escrita en 1962, fue inspirada en la falta de empleo en el Sudeste Asiático.
Desde ahí, el capital ha explotado a los trabajadores de la región y a su gigantesco vecino del norte más en su beneficio propio.
Ahora es tiempo de que el capitalismo invierta en ellos.
Editorial - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 30-Jul-2010

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