miércoles, 10 de agosto de 2011

Esta crisis es diferente a la de 2008

Es un paralelismo que está seduciendo a banqueros e inversionistas de Wall Street:
- 2011 es una repetición de 2008,
- la historia de la agitación financiera repitiéndose en un círculo interminable.

Como murmuró sombríamente el gestor de un gran fondo este fin de semana mientras iba a su oficina para prepararse para un lunes tumultuoso:
- "La sensación de "deja vu" casi hace que uno se sienta enfermo".
Aquellos que piensan en 2011 como "2008, la continuación"
- ahora tienen su propio "momento Lehman".
Simplemente sustituya

- la histórica rebaja de la calificación de deuda estadounidense por parte de
Standard & Poor's el 5 de agosto por
- el colapso del banco de inversiones en septiembre de 2008, y, voilá,
- obtiene una copia al carbón de un hecho que hizo que sucediera lo impensable y
- que asustó a los mercados en todo el mundo.
En la segunda parte tienen razón.
Los inversionistas se veían decididamente asustados este lunes cuando cayeron las bolsas asiáticas y europeas y el Dow Jones se desplomó 643,76 puntos, o más de 5%.
Pero

- la turbulencia del mercado por sí sola
- no es suficiente para probar que la historia se repite a sí misma.
Tomando prestada una frase que suele ser utilizada para explicar las burbujas de inversión,
- esta vez es diferente, y
- los banqueros, inversionistas y ejecutivos de las empresas que miran los problemas

de hoy a través del prisma de 2008,
se arriesgan a

- evaluar incorrectamente los asuntos que enfrenta la economía global.
- Hay tres diferencias fundamentales

- entre la crisis financiera de hace tres años y los acontecimientos de hoy.

Comenzando por lo más obvio:
- las dos crisis tuvieron orígenes completamente distintos.
La primera comenzó abajo y fue subiendo.
- Comenzó entre los compradores de casas excesivamente optimistas,
- subió por la máquina de titularización de Wall Street, con algo más que una pequeña

ayuda de las empresas de calificación de riesgo, y
- terminó infectando la economía global.
- Fue el quiebre del sector financiero lo que causó la recesión.

La situación actual, en cambio,
- es un asunto que va desde arriba hacia abajo.
- Gobiernos de todo el mundo, incapaces de estimular sus economías y

poner sus casas en orden,
- han perdido gradualmente la confianza de las empresas y las comunidades

financieras.
Eso, a su vez,
- ha causado una fuerte reducción en el gasto y la inversión del sector

privado, lo que provoca un círculo vicioso que lleva a
- un desempleo alto y un crecimiento débil.
- Los mercados y los bancos, en este caso, son víctimas, no culpables.

La segunda diferencia
es quizás la más importante:
- las compañías financieras y los hogares vivieron una fiesta con el crédito barato

antes de la crisis de 2007-2008.
Cuando
- la burbuja reventó, la dieta de choque de desendeudamiento causó un enorme

shock recesivo.
Esta vez
,
- el problema es el opuesto.
- El estancamiento económico está llevando a empresas e individuos a

- guardar su dinero y no endeudarse, lo que resulta en
- un consumo y un crecimiento de la inversión anémicos.
La diferencia final es una consecuencia directa de las primeras dos.
- Dado su origen, la catástrofe financiera de 2008 tenía una solución simple,

aunque dolorosa:
- los gobiernos debían intervenir para proveer una gran cantidad de liquidez a través de

tasas de interés bajas, rescates a bancos e inyecciones de dinero en la economía.
Un funcionario de la Reserva Federal en su momento lo llamó "shock y asombro".

Y otro lo resumió así: "Vamos a respaldar todo".
- Esta política no resultó barata y los gobiernos de todo el mundo volcaron alrededor

de US$1 billón (millones de millones) al sistema.
- Tampoco fue justa para los contribuyentes que tuvieron que hacerse cargo de la factura

por los pecados de otras personas.
Pero
- al final tuvo éxito en evitar una depresión global.

Hoy, una respuesta así no está en el menú.
Los problemas actuales
- no son causados por una falta de liquidez,
- las empresas estadounidenses, por ejemplo, tienen acumulados
- montones de efectivo— o por demasiado apalancamiento.
Tanto los balances de las empresas como los de los individuos ya no están inflados de deudas.
El problema real es
- una falta de confianza crónica de los actores financieros en sus pares
- y en la capacidad de sus gobiernos para impulsar el crecimiento

económico.
Si necesita una prueba, simplemente observe los problemas en las "cañerías" del sistema financiero —desde el mercado de acuerdos de recompra a los préstamos entre bancos— o pregúntele a Standard & Poor's o a los compradores de bonos italianos y españoles, cuánta confianza tienen en que los políticos solucionarán este lío.
La naturaleza peculiar de esta crisis implica que
- recurrir a las armas utilizadas en la anterior simplemente

- no dará resultado.
Considere el actual clamor en Wall Street para que las autoridades monetarias intervengan,

- ya sea en la forma de mayores inyecciones de liquidez (o "alivio cuantitativo 3") por parte
de la Reserva Federal o del Banco Central Europeo.
- Es algo tan de 2008.
Incluso si los bancos centrales se inclinaran a hacerlo,
- bombear más dinero a una economía ya repleta de efectivo

- no aliviará mucho.
En estos días,

- las grandes empresas están yendo a los bancos,
- depositando su exceso de fondos en cuentas seguras pero ociosas,

como queda demostrado por la decisión sin precedentes del Bank of New York de la semana pasada de
- cobrar a las empresas que dejen su dinero en sus bóvedas.
En cuanto a los inversionistas inquietos, no es probable que unos pocos miles de millones de dólares más que emita el Tío Sam o su primo de Frankfurt
- sean suficientes para persuadirlos de volver al mercado.
En 2011
, el mundo financiero no puede ir con la gorra en la mano a las capitales políticas, esperando que les den algo.
Para salir del actual impasse,
- los mercados deberán depender de su fortaleza interna o
- esperar que los políticos tomen medidas radicales para impulsar

el crecimiento económico.
- Una solución impulsada por el mercado no es imposible
.
En algún momento,
- los precios de los activos serán tan baratos que
- volverán a despertar los "instintos animales" tanto de inversionistas como

de empresas.
Como Warren Buffett una vez les escribió a sus accionistas: "Usualmente hemos realizado nuestras mejores compras cuando la percepción de algún acontecimiento macroeconómico estaba en su nivel máximo".
La alternativa es
- esperar que los políticos en EE.UU. y Europa aprueben las reformas

fiscales y laborales necesarias para
- volver a despertar la demanda y el crecimiento de la inversión.

Pero
- eso va a llevar tiempo.
Como ocurre frecuentemente,

- el pasado se ve mucho más simple que el presente.
Pero la realidad es que,

- a diferencia de 2008,
- el dinero de los gobiernos no sirve de nada en el ambiente estresado

de hoy.
Francesco Guerrera - The Wall Street Journal - NYC - 9-Aug-2011

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