Tanto
el proyecto de Putin como el del Frente Nacional francés
llenan un vacío que no han sabido llenar ni las izquierdas ni las derechas
clásicas.
- ¿Qué relación existe entre dos
eventos en apariencia tan distantes como
- la anexión de Crimea y
- el avance considerable del Frente Nacional en
las elecciones municipales francesas?
Esta relación no es totalmente
azarosa: en Occidente
- estamos asistiendo al renacimiento
de una ideología autoritaria
- que pone al Estado por sobre la
persona y
- encierra a los individuos en una identidad
obligatoria,
- de la raza,
- de la lengua y
- de la historia imaginaria.
- Esta ideología prohíbe
- la diferencia,
- la disidencia,
- la
indiferencia.
Consideremos Crimea, donde el
95% de la población votó por una re-adhesión a Rusia.
El
régimen ruso que puso en escena este referéndum se oculta detrás de una
pseudovoluntad popular, evidentemente unánime: el 5% de rechazo fue una
concesión virtual a las minorías no rusas de Crimea. Pero todo ruso en Crimea en
esta puesta en escena debe necesariamente reconocerse como ruso.
Que
este "ruso en teoría" sea también un individuo, quizás
con un cónyuge tártaro, o sea apegado al derecho internacional o sea hostil al
despotismo de Putin, no debe ponerse de manifiesto.
El carácter ruso -no sabemos
si es étnico, lingüístico, religioso- debe
necesariamente dominar sobre la complejidad que hace
de los rusos también seres humanos y heterogéneos.
En
las semanas anteriores y posteriores al referéndum, los medios de Rusia, por
supuesto con una sola voz, no dejaron de denunciar a los adversarios
de la rusificación, traidores y cosmopolitas.
- Cómo no reconocer en esta ideología de
Putin
- al viejo fascismo que fue definido
por Mussolini en su tiempo:
- "Todo para el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado".
Mussolini era el Estado al
igual como lo es Putin.
-
¿Fascismo?
Uno
duda de utilizar este término que
- tanto ha servido a la izquierda
europea para designar a
- no importa quién sea su
adversario.
- ¿No debiéramos reservar el uso de la palabra
"fascismo" estrictamente
- para quienes se lo atribuyeron, hace ya casi un siglo?
Pero el fascismo real es, a
la vez,
- anticuado y una ideología universal y
atemporal.
Se
constituyó bien, en el siglo XX, como
- una ideología singular que negó
al individuo en nombre del Estado y que, simultáneamente,
- reclamaba el progreso técnico.
Putin, en este sentido, puede
ser considerado como un auténtico
fascista.
- ¿Se debería, de la misma forma, considerar
que el Frente Nacional en Francia es
un partido fascista?
Ahí
de nuevo uno duda, ya que los éxitos de este partido fueron consagrados por los
electores en una votación democrática y transparente.
Pero los fascistas históricos
también
- han conquistado el poder a través de las
elecciones libres:
- Mussolini y luego Hitler
fueron elegidos una sola vez.
- La ideología del Frente Nacional es
irrefutablemente fascista:
- en la Francia que se imagina el Frente
Nacional,
- los auténticos franceses tendrían
- derechos superiores a los
"residentes venidos desde lejos";
- en el Frente Nacional eso se llama la
"preferencia nacional".
- ¿Qué distinguiría a este francés auténtico
del que no lo es?
El
gobierno del Frente Nacional, por supuesto, ya que no existe ninguna "marca"
objetiva que justifique esta discriminación.
La economía, como la ven en
el Frente Nacional,
- sería totalmente estatizada, nacionalizada y
autárquica.
Uno
no puede afirmar que todos los miembros del Frente Nacional y todos sus
electores son fascistas; pero el
proyecto del Frente Nacional es el
fascismo.
Este fascismo ruso o
francés -y todas las otras manifestaciones comparables en
Europa-
- no surgen al azar, sino que en un
contexto que las hace atractivas para
- una fracción significativa de los pueblos en
Occidente.
Este fascismo, desde nuestro
punto de vista,
- nace del vacío que lo rodea:
- los pueblos, colectiva o individualmente,
sienten la necesidad de
- emplazar su destino personal en un
escenario histórico.
- Sin una narrativa que nos
trascienda,
- ¿cuál sería el sentido de nuestras breves
vidas, de nuestras alegrías y de
nuestros problemas?
- Sobre todo de nuestros problemas.
El
fascismo
- propone una narrativa y una
solución:
- alivia al individuo su
responsabilidad personal,
- les da un sentido a sus problemas,
- ofrece una redención inmanente.
El
fascismo,
como alguna vez lo hizo su gemelo comunista,
- se nutre de las religiones y de las
ideologías liberales.
Denunciarlo no sirve de nada si no hay una narrativa
alternativa que compita con él.
Si
uno es pesimista, podría acomodarse y
- esperar a que el fascismo tome el poder para
demostrar, en un segundo tiempo,
- el total absurdo de sus soluciones.
- ¿Pero al precio de cuántas víctimas?
Si
uno no se resigna, es posible analizar mejor este
neofascismo:
- analizarlo no para denunciarlo como
lo hace la izquierda.
- En Francia, tanto los electores del
Frente Nacional
- como los rusos no conocen
- la desilusión que les
espera al final
- ni la pérdida inmediata de libertad
personal.
Hace falta agregar en el análisis la
alternativa:
- la izquierda y la derecha clásicas en Europa
- están desgastadas.
- Sus discursos y sus proyectos
- están
anclados en mundos que ya no existen.
- Ni esta izquierda ni esta derecha clásica
- les
hablan a las nuevas generaciones que
- de un momento a otro cambian de
país o
- en un clic se escapan hacia lo virtual.
Uno
se recordará que en la década de 1920
- el fascismo era percibido como
algo moderno,
- respaldado en Italia por
intelectuales "futuristas".
Para contrarrestar el neofascismo,
- debemos ser más modernos y más futuristas que
él.
- Pero vociferar en su contra no tiene ninguna
eficacia.
Guy Sorman - El País - Madrid - 6-Abr-2014
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