Aunque tal vez suene decisivo hablar de sacar al movimiento islámico del poder, casi nadie que esté familiarizado con la política palestina y de Gaza lo considera realista.
A medida que los tanques y tropas israelíes entraban a Gaza, la segunda fase en su fiero intento por poner fin a los ataques con cohetes, persistía una interrogante sobre la operación:
- ¿Se pueden detener realmente los cohetes por algún tiempo mientras Hamas continúa en el poder en Gaza?
Y si la respuesta decididamente va a ser no, entonces
- ¿es el objetivo real de la operación expulsar a Hamas totalmente, sin importar el costo?
Existe una preocupación cada vez mayor y compartida entre los líderes israelíes que cualquier interrupción en la ofensiva contra Hamas sería problemática para los objetivos amplios de la nación en el largo plazo porque podría reforzar y validar al grupo, el cual sostiene que se debería destruir a Israel.
"Si la guerra termina en un empate, como se espera, e Israel se abstiene de volver a ocupar Gaza, Hamas obtendrá el reconocimiento diplomático", escribió Aluf Benn, un analista político, en el diario israelí "Haaretz". "No importa cómo lo llame", agregó, "Hamas obtendrá legitimidad".
Además, cualquier acuerdo de tregua potencial probablemente incluiría un aumento en el tráfico comercial de Israel y Egipto a Gaza, que es la exigencia principal de Hamas: poner fin al boicot económico y cierre de fronteras que ha estado enfrentando.
Reforzar la economía de Gaza bajo Hamas, aseguran los líderes israelíes, sería reforzar al grupo. Pero el hecho de impedir el comercio implicaría dejar a un millón y medio de habitantes de Gaza viviendo en la desesperación.
No obstante, en el razonamiento de Benn está implícito que la única forma de evitar que Hamas obtenga la legitimidad es que Israel ocupe completamente Gaza de nuevo, más de tres años después de sacar a sus soldados y colonos. Ésa es una perspectiva que prácticamente nadie está defendiendo en Israel o en el extranjero.
Además, aunque tal vez suene decisivo hablar de sacar a Hamas del poder, casi nadie que esté familiarizado con la política palestina y de Gaza lo considera realista.
Los legisladores del grupo obtuvieron una mayoría democrática en las elecciones hace cuatro años, y además Hamas cuenta con 15 mil a 20 mil hombres armados. Ha consolidado su régimen en los últimos 18 meses tras derrotar a sus rivales, leales al moderado y más occidentalizado partido Al Fatah del Presidente Mahmoud Abbas, quien reside en Ramallá, Cisjordania.
Y aunque hay un gran número de habitantes de Gaza que preferirían a Al Fatah, ellos no parecen organizados o con la firmeza suficiente como para ser los nuevos gobernantes.
El resultado más probable de la destrucción de la infraestructura de Hamas, entonces, sería el caos, algo execrable no sólo para la población de Gaza, sino también para aquellos que tienen esperanzas de paz en el sur de Israel.
Sin embargo, en su campaña hasta la fecha, Israel no ha perdonado las señales simbólicas de la soberanía del grupo ni se ha limitado a los blancos militares.En conjunto, esto indica que aun cuando Israel tenga la intención de abstenerse de derribar completamente a Hamas, su elección de tácticas de asalto podría llevar a tomar ese camino de todos modos.
Misión expandida
Y los israelíes tal vez ya estén enfrentando una especie de "misión expandida": después de todo,
- si se destruye la infraestructura suficiente de Hamas,
- la perspectiva de gobernar Gaza, un área muy poblada y llena de refugiados cuya economía débil se ha visto devastada por el boicot encabezado por Israel,
- será extremadamente difícil.
Pero en Israel existe la sensación de que se ha intentado tales tácticas en el pasado, pero sin éxito. En particular, muchos apuntan como ejemplo a la guerra de 2006 contra Hezbollá en Líbano.
Sin embargo, los planificadores militares sostienen que el paralelo no es exacto y que han aprendido la lección. Gaza es más pequeño y extendido que el sur del Líbano y no tiene una frontera como colador con un país como Siria, donde se pueden reabastecer de armas.
- Destruir los túneles de contrabando desde el Sinaí egipcio hasta Gaza y
- eliminar sistemáticamente los depósitos de armas y sitios de lanzamiento,
- junto con sus infraestructuras de apoyo,
finalmente tendrá éxito, afirman.
Tal vez tome semanas o meses, dicen, pero puede funcionar. Aunque sea verdad, aún persisten las interrogantes:
- ¿A qué costo humano?
- ¿Y quién estará a cargo cuando todo termine?
ETHAN BRONNER - The New York Times - "El Mercurio" - Santiago de Chile - 5-Ene-2009
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