Se ha asentado la creencia de que el problema del mar de Galicia es un problema de comercialización.
Y no seré yo quien la cuestione como formulación general, porque problemas de comercialización en nuestro mar existen.
Otro aserto, también generalizado, concluye que la renta generada en la explotación de nuestros recursos marinos se va a manos de los intermediarios en detrimento de los productores o marineros.
Y de estas dos generalizaciones se establece la vía única para darle solución: acortemos la cadena de comercialización entre el armador, mariscador o bateeiro y el consumidor.
Establezcamos canales de comercialización directa y resolveremos gran parte del problema.
Pareciéndome necesarias tales reflexiones y medidas, siempre me han resultado insuficientes para analizar y resolver las rentas de la Galicia del mar, por más que tras tales asertos se escondan otras certezas que pareciera que salvaguardan nuestro mar de la competencia de otros mares, "su excelencia e inmejorable calidad".
Porque en el citado análisis, y por lo tanto en las estrategias que de él se derivan, se obvian dos elementos importan, la competencia de productos de otras procedencias en nuestros mercados, su precio y el impacto en las preferencias y actitudes del consumidor, y la capacidad de producción ofertada por nuestro mar.
Y no debiéramos olvidar que la producción de los barcos gallegos se mueve en las 160.000 toneladas de producto fresco, incluidas capturas de mares bien distantes del mar de Galicia.
En algunas pesquerías industriales, por ejemplo las de merluza del Gran Sol operadas desde «el paradigma de Celeiro», se observa un deterioro de renta, asociado a un deterioro de los precios y a un incremento de los costes de explotación, que no compensa totalmente una buena evolución de la productividad y del rendimiento de la pesquería, ni las prácticas de avanzadas políticas de gestión pesquera y comercial desarrolladas por esa organización.
Deterioro que podría asociarse a la competencia de nuevos productos de pescado blanco en los mercados y
a cambios en los hábitos de consumo.
Lo que a no dudar obliga a nuevas estrategias de explotación, ya iniciadas, y a mejoras comerciales.
Sin embargo, por lo que respecta a las pesquerías artesanales de Galicia, incluyendo en ellas "el marisqueo", la renta del mar no se podrá nunca sostener, y mucho menos mejorar, tan solo con medidas dirigidas a intervenir en los procesos de comercialización, porque no hay elasticidad de precios como para que la escasa producción actual pueda ser compensada, y compense además los incrementos de los costes de producción y del propio esfuerzo pesquero que en las pesquerías del mar de Galicia se evidencian.
Por ello, las políticas y los análisis que debieran sustentarlas harían bien en atender la producción.
Sin ella no hay renta ni ganancia del mar, ni de quienes lo trabajan o lo explotan.
Uxío Labarta - "La Voz de Galicia" - Santiago de Compostela - 7-Ene-2009
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