viernes, 29 de julio de 2011

La izquierda y la crisis

No creo que la izquierda esté en crisis.
Ni la igualdad, ni la solidaridad, ni la distribución equitativa de bienes y oportunidades.

A pesar de ello, es un lugar común, allá donde vayas,
- escuchar proclamas acerca de la grave crisis que padece la izquierda,
incluso en los círculos intelectuales pertenecientes a la misma.
Y ello cuando hay consenso sobre las causas de la situación actual:
- la exaltación del individualismo agresivo,
- la inexistencia de reglas, o desregulación, y
- el incremento de las desigualdades,
hasta el punto de que hoy, en Estados Unidos, el 1% de la población acapara el 23% del ingreso nacional,

- todas ellas relacionadas con las recetas usuales que fomentan los conservadores.

De otra parte, la situación actual viene marcada por
- una crisis económica profunda y prolongada.
Y es normal que situaciones tan graves generen
- desconcierto,
- miedo,
- pérdida de confianza
- en las instituciones y
- en la política
- como herramienta para resolverla,
lo que conduce a
- un voto de castigo hacia quien gobierna.
En estos momentos, es el calendario quien impone los resultados: en Europa, casi todos los partidos de gobierno que se han enfrentado a elecciones después del inicio de la crisis, ya fueran generales, regionales o locales, las han perdido,
- con independencia de su signo ideológico.
Las derrotas de los conservadores
alemanes o franceses en sus elecciones regionales son comparables a las de los socialistas portugueses o españoles.
Eso sí, en algo hay diferencias:
- cuando la derrota afecta a la derecha,
- no hay debate, ni crisis existencial, ni desencanto, ni derrotismo,
porque
- de éste nunca surgen ideas e impulsos para los siguientes retos.


Quizá
- la situación de la izquierda se vea afectada por la crisis de la política.
Los ciudadanos se sienten defraudados por
- la incapacidad de la política de poner coto a
- los abusos de los llamados "mercados".
Y como suelen identificar
- izquierda con política y derecha con mercados,
- se nos da por derrotados.
Y esto tiene que ver con
- el fenómeno de la globalización.
Los conservadores en los 80 fueron hábiles al apuntarse
- la globalización de los mercados y
la izquierda no supo, o no pudo,
- globalizar la política durante los 90,
cuando éramos mayoría.

Para salir de esta crisis,
- necesitamos valores de corte progresista.
En el futuro
- habrá menos recursos (por sobrepoblación, crisis climática y consumos exagerados) y
- más riesgos (pobreza, escasez alimentos, incremento de la inseguridad) y
- las soluciones sólo pueden basarse en el principio de solidaridad y empatía.
- Solidaridad entre nosotros y con el medio que nos rodea y
- Empatía como identificación afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.
- Valores progresistas que son transversales,
- tienen una gran utilidad económica y
- generan cohesión social, como
- la igualdad de oportunidades.

No hay duda alguna, y ello es empíricamente demostrable, que
- las sociedades mejores son aquéllas que
- reparten más equitativamente sus recursos;
aquéllas en que
- las diferencias de renta son menores, y
- en consecuencia las desigualdades.
Se produce allí un mayor bienestar individual y colectivo.
Los países más igualitarios tienen
- mayores índices de bienestar individual y colectivo,
- más esperanza de vida,
- más bienestar infantil,
- menor tasa de criminalidad,
- más capacidad de innovación y
- más confianza mutua entre los ciudadanos.
Y de este modo se puede garantizar una mejor y más efectiva protección social,
- otro de los más señalados valores progresistas.

Este debe ser
- el tipo de sociedad y
- la representación del mundo a la que
- debe aspirar la izquierda.
Porque
- sólo habrá empleo con una forma distinta de producir y consumir,
- una economía distinta que incorpore el respeto al medio ambiente, que
- impulse la transformación energética,
- se base en la innovación constante,
- suprima privilegios y oligopolios desfasados y
- amplíe la igualdad de oportunidades,
consolidando
- la sociedad del conocimiento que
- exigirá en el futuro empleos de mayor cualificación.
Porque
- sólo habrá futuro si éste es inclusivo,
- si no ahonda las diferencias y sabe manejar la diversidad que

- representa el fenómeno migratorio,
reconociendo sus impactos positivos, en el plano económico y social.
En el económico, porque
- la inmigración no compite por el empleo con los nacionales,
- sino que ayuda a crear otros complementarios, más cualificados y mejor remunerados

para la población nativa; y
en el social
porque
- su impacto permite amortiguar la crisis demográfica a que nos enfrentamos.

Pero también es cierto que
- debemos redefinir el rango de los valores que propugnamos.
De nuestro ideario debe formar parte
- la responsabilidad individual.
- No todo depende de las instituciones públicas,
- nuestro esfuerzo también cuenta, y mucho.
Hay que situar en su justo lugar lo que significa
- el esfuerzo personal,
- la disciplina y
- el trabajo bien hecho.
La consideración de que
- no se puede recibir algo, sea una prestación o una ayuda,
- sin hacer nada a cambio,
salvo que
- un obstáculo insuperable lo impida.
De este modo también
- mejoraremos nuestra productividad y nuestra capacidad competitiva,
- algo de lo que realmente está necesitada la economía española.
Jesús Caldera - Lic. Ciencias Sociales - ex Ministro de Trabajo del PSOE - El País - Madrid - 29-Jul-2011

No hay comentarios: