jueves, 2 de agosto de 2012

Pilotos de drones: Matar a 11.000 kilómetros de distancia



Una nueva clase de guerra.

Los militares de día atacan terroristas en lugares lejanos y de noche vuelven a casa.

Desde la consola de su computador, aquí en los suburbios de Syracuse (Nueva York), el coronel Scott Brenton pilotea a distancia un drone (avión no tripulado) Reaper que transmite cientos de horas de video en vivo de un grupo de insurgentes -su objetivo militar- en su vida diaria, a más de 11.000 km de distancia, en Afganistán.

A veces, él y su equipo observan la misma vivienda familiar durante semanas.
"Veo a madres con sus hijos, a los padres con sus hijos, padres y madres, veo a los niños jugando fútbol", dice Brenton.
Pero cuando le llega la orden de lanzar un misil y matar a un terrorista -y sólo, señala Brenton, cuando no hay mujeres o niños cerca-, se le erizan los pelos de la nuca, como le ocurría cuando les apuntaba a sus blancos desde su caza F-16.
Después, como en los viejos tiempos, trata de separar las cosas.
- "No tengo vínculo emocional con el enemigo", dice.
- "Tengo un deber y lo cumplo".
Los drones no sólo
- están revolucionando las guerras de Estados Unidos,
  sino que
- también están modificando profundamente las vidas de quienes los pilotean.
El coronel Brenton reconoce
- la particular nueva "desconexión" que implica
- pelear una guerra teledirigida, sentado cómodamente
- con un joystick en la mano, en un suburbio estadounidense.
Cuando estuvo destinado en Irak,
- "aterrizaba y no quedaban más municiones en el F-16, y
- la gente entendía lo que habías estado haciendo".
Ahora, sale de una sala oscura llena de pantallas, con la adrenalina todavía a tope de tanto apretar el gatillo, y vuelve a su casa, previo paso por algún local de comida rápida, para ayudar con las tareas domésticas, pero sin nadie que entienda lo que acaba de hacer.
"Es una sensación extraña", manifiesta.
"Nadie en mi entorno inmediato es consciente de lo que pasó".
Usualmente considerados como robots que transforman las guerras en videojuegos, los drones tienen poderosas cámaras que muestran mínimos detalles de los combates frente a los ojos del piloto.
Aunque hablan con entusiasmo de los "días buenos" en el trabajo -cuando al ver los videos pueden advertir a las patrullas en terreno de una emboscada en su camino-,
- la Fuerza Aérea también está asignando a capellanes
  y médicos a los centros de operación de los drones, para
- que ayuden a los pilotos a lidiar con los "días malos",
  como cuando
- ven imágenes de un niño asesinado por error o
- un acercamiento de un marine herido en una incursión
  fallida.
Entre las tareas psicológicamente más difíciles está
- la vigilancia minuciosa a un blanco,
- casi como si fuera un francotirador aguardando el momento
- Un piloto de drone y su compañero,
- un operador que maneja la cámara de la aeronave,
- pueden observar los hábitos de un militante durante largos
  períodos, mientras
- éste juega con sus hijos, habla con su esposa y visita a
  sus vecinos.
- Después, intentan coordinar el ataque para un momento
  en que
- su familia, por ejemplo, se haya ido al mercado.
"Observan a ese tipo hacer cosas malas, y también lo ven en su vida de todos los días", dice el coronel Hernando Ortega, jefe de medicina aeroespacial del Comando de Entrenamiento de Educación Aérea, que el año pasado colaboró en
- la realización de un estudio sobre el estrés en los pilotos
  de drones .
De una docena de pilotos, operadores de cámaras y analistas de inteligencia recientemente entrevistados en tres bases militares estadounidenses,
- ninguno manifestó haber experimentado hacia los afganos
- algún sentimiento personal que le quitara el sueño de noche,
  después de
- ver el reguero de sangre dejado por las bombas y los
  misiles.
Pero todos hablaron del conocimiento íntimo que tienen de la vida familiar afgana, y que un piloto tradicional jamás podría ver desde 20.000 pies de altura, y que ni siquiera las fuerzas terrestres alguna vez experimentan.
Y las complejidades serán cada vez mayores, ya que los militares apenas logran cubrir la demanda insaciable de drones .
La Fuerza Aérea norteamericana cuenta actualmente con
- 1.300 pilotos de drones -
- unos 300 menos de los que necesita-
- destinados en bases a lo largo de Estados Unidos, y que
- vuelan aviones teledirigidos principalmente en Afganistán.
El Pentágono proyecta que para 2015, la Fuerza Aérea demandará
- más de 2.000 pilotos de drones, para
- realizar patrullas de combate y con capacidad para
- operar las 24 horas del día.
Por eso, actualmente ellos entrenan más pilotos de aviones no tripulados,
- 350 el año pasado-
- que pilotos de cazas y bombarderos juntos.
Hasta este año, los pilotos de drones debían recibir el entrenamiento de vuelo tradicional antes de aprender a pilotear a distancia aviones no tripulados como los Predators, Reapers y los Global Hawks, estos últimos sin armas.
Ahora, los pilotos van por el carril rápido y pasan apenas 40 horas en un avión básico, tipo Cessna, antes de empezar con el aprendizaje de los drones .
Todos los pilotos que alguna vez ocuparon una cabina dicen extrañar la sensación de volar.
Para compensarlo, el coronel Brenton, a veces, sale a volar los fines de semana en un pequeño avión de hélice, al que él llama fumigador: "Es lindo estar allá arriba, en el aire".
Elizabeth Bumiller - NYT - El Mercurio - Sgo. de Chile - 2-Ago-2012


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