domingo, 26 de mayo de 2013

Democracia, nuevo empleo y crecimiento


La lección que extraemos de Alemania es que
- las reformas estructurales solo pueden dar fruto
- si hay crecimiento.
- Berlín debe dar la oportunidad a sus socios
- de hacer compatibles esas dos políticas

Las turbulencias económicas de los últimos años han servido para que
- Europa haya dado nuevos pasos hacia una mayor
  integración,
- empezando por las medidas de estabilización financiera y
- por un proyecto de unión bancaria que aún está en proceso
  de construcción.
A estas alturas, todo el mundo es consciente ya de que
- tener una zona monetaria única sin una política fiscal
  común es
- una invitación al tipo de crisis que hemos experimentado.
Sin embargo, Europa ha llegado a este punto a regañadientes y sujeta a grandes tensiones, a base de una serie de acuerdos entre jefes de Gobierno que, en opinión de muchos,
- están permitiendo que los Estados más grandes y poderosos
- impongan sus políticas de manera antidemocrática a los
  demás.
En varios países, sobre todo Italia, Grecia y España, en los que
- los costes sociales del ajuste han sido especialmente
  elevados,
- está produciéndose una reacción cada vez más
  extendida contra la propia idea de Europa.
Es más, de un tiempo a esta parte, podemos observar el preocupante ascenso de
- partidos y movimientos que parecen pensar que
  la reafirmación nacionalista
- les librará de los imperativos comunes que implica
  el gobierno de Europa o
- que creen que el proteccionismo les permitirá eludir
  la obligación de buscar
- una forma de solucionar la falta de competitividad 
  europea.
Lo que resulta ya innegable es que los ciudadanos europeos
- no van a seguir dispuestos a avanzar por la vía de
  las reformas y la integración
- si no se les da voz y voto a la hora de determinar el rumbo,
- y mientras no exista un programa de empleo común y
  de emergencia que demuestre
- que Europa sirve para algo.
Los intentos de reformas que hemos visto hasta ahora en Europa nos permiten extraer varias lecciones.
Primera lección:
Entre el momento en el que hay que tomar las decisiones difíciles y el momento en el que las reformas entran en vigor y se plasman los resultados transcurre cierto tiempo.
En algunos casos —como en Alemania—, ese intervalo puede ser de hasta cinco años. Y eso constituye un problema para los políticos cuando en ese periodo se celebran elecciones, como acabamos de ver en Italia.
Segunda lección:
Las reformas estructurales solo pueden dar fruto si se realizan conjuntamente con medidas de crecimiento.
En términos generales, el debate actual es una repetición del que ya mantuvimos en 2003 y 2004 a propósito del Pacto Europeo de Estabilidad y Crecimiento.
La intención de Alemania y Francia al reformar entonces el pacto no era rebajar criterios.
Lo que nos preocupaba, por el contrario, era fortalecer la faceta del crecimiento, porque Alemania, en aquella época, no podía
- mantener una capacidad de ahorro de miles de
  millones de euros y
- al mismo tiempo poner en práctica políticas
  reformistas.
- Hoy, Alemania debe dar esa misma oportunidad a sus
  socios europeos.
- Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España han hecho
  progresos
- en la reestructuración de sus sectores financieros.
- Y Chipre tendrá que seguir la misma dirección.
Asimismo, la situación política y económica de los países en dificultades nos ha enseñado que
- el ahorro, por sí solo,
- no basta para superar la crisis.
- Todo lo contrario: existe el riesgo - de que las economías nacionales
- se vean estranguladas
- casi por completo por
- la política estricta de austeridad.
Se ha demostrado que, al mismo tiempo que llevan a cabo reformas estructurales, estos países también necesitan ayuda.
- Es obligatorio que exista siempre una correlación
  entre
- la voluntad de emprender reformas estructurales y
- la voluntad de ser solidarios.
No se trata de una disyuntiva entre “crecimiento o austeridad”.
Estamos convencidos de que
- las dos políticas
- se pueden combinar
- de manera inteligente; es más,
- deben combinarse.
- Necesitamos disciplina presupuestaria,
- necesitamos reformas estructurales, pero
- el programa de austeridad debe ir acompañado
- de factores de crecimiento.
En este contexto,
- un aspecto fundamental es
- la lucha contra
- el paro juvenil en Europa.
No podemos resignarnos a contar con una “generación perdida” cada vez más amplia en todo el continente porque,
- en numerosos países,
- más de la mitad de los jóvenes
- no tienen trabajo.
Los líderes europeos que van a asistir a la reunión abierta del Berggruen Institute en París el 28 de mayo abordarán esta cuestión y presentarán su propuesta de un “nuevo pacto por Europa”.
- Europa podrá volver a funcionar
- si los Gobiernos y los agentes sociales
- apoyan una nueva iniciativa de empleo juvenil
Y en esta cuestión desempeña un papel muy importante la responsabilidad del Gobierno alemán.
- En Alemania, el desempleo juvenil es inferior al 8%.
Son muchos los jóvenes de los países del sur de Europa que buscan allí salidas profesionales.
Ahora bien,
- la migración de una población laboral joven y
  muy preparada
- no puede ser la solución al problema, porque
- los hombres y mujeres que se van en
  esas circunstancias
- están llevándose sus títulos y su preparación de
  su país.
En consecuencia, lo que nos hace falta es
- un gran programa pensado para abordar
- el problema del paro juvenil a escala europea.
Los países más poderosos de Europa, en particular Alemania, tienen la oportunidad de demostrar su responsabilidad política y económica en esta situación.
Por otra parte, las elecciones que se celebrarán en mayo de 2014 al Parlamento Europeo ofrecerán a todos los ciudadanos europeos la posibilidad de tener voz en la elaboración de nuestro futuro común.
Por primera vez desde la fundación de la UE, los partidos más fuertes del nuevo Parlamento tendrán la potestad de elegir al máximo responsable del Ejecutivo europeo, el presidente de la Comisión.
Hasta ahora, el presidente era designado por el Consejo Europeo, que representa a los países miembros de la Unión.
Si las elecciones que produzcan esa Cámara cuentan con una participación abundante de los ciudadanos europeos,
- el nuevo presidente de la Comisión tendrá
- la misma legitimidad democrática que
- un dirigente nacional en un sistema parlamentario.
El vacío de autoridad que existía en Europa por el hecho de no contar con esa legitimidad —con la consiguiente imposibilidad de tomar medidas reales y eficaces en nombre de todos los ciudadanos europeos— se habrá resuelto.
Si los candidatos que compitan por los escaños parlamentarios se presentan con programas basados en sus respectivas visiones de Europa, las elecciones de 2014 podrían además sentar las bases para que el nuevo Parlamento Europeo sirva de “congreso constituyente” y pueda decidir
- qué competencias debe asumir Bruselas
estabilidad financiera, comercio e inmigración, por ejemplo— y
- cuáles deben seguir siendo, en su mayor parte,
- responsabilidad de los Estados miembros.
Europa podrá volver a funcionar si
- los Gobiernos, los sindicatos, las empresas y
  la sociedad civil
- unen sus esfuerzos para apoyar una nueva iniciativa
  de empleo juvenil y
- respaldar el intento que supondrán las elecciones
  de 2014 de aportar 
- más legitimidad y democracia
- al Gobierno de la Unión.
Gerhard Schroder - Jacques Delors - El País - Madrid - 25-May-2013

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