domingo, 31 de octubre de 2010

Al paso que vamos la próxima crisis financiera será aún peor"

NOURIEL ROUBINI, economista, presidente de RGE y autor de 'Cómo salimos de ésta' .

Los economistas, y probablemente los periodistas económicos, han hecho algo parecido al ridículo en esta crisis.
Casi nadie la vio venir. Casi nadie supo explicar lo sucedido. Aun hoy casi nadie sabe qué diantre va a ocurrir.
Y no solo eso: la mayor parte de los avances de esa ciencia lúgubre que es la economía en los últimos 30 años son, según el Nobel Paul Krugman,
- "espectacularmente inútiles en el mejor de los casos, absolutamente dañinos en el peor".
Nouriel Roubini
es uno de los pocos que fueron capaces de anticipar esta crisis (y otras muchas que nunca llegaron a materializarse, por cierto).
Polémico, poco querido en Wall Street, visionario y tremendamente pesimista -apodado Doctor Catástrofe con toda justicia-, durante años sus colegas le tildaron de loco, de agorero recalcitrante, de profeta con ínfulas.
Pero acertó. Pronosticó la secuencia exacta de las mutaciones de la crisis desde el inicio. Y siguió pesimista en 2009, cuando los brotes verdes, cuando la recuperación de los mercados provocó que otros oráculos se pasaran al bando de los optimistas y perdieran sus credenciales.
"No soy un pesimista: me considero un realista", asegura en una entrevista peculiar, realizada a caballo entre Washington y Nueva York. Más vale que se equivoque:
- "Aún no hemos salido de esta y ya viene otra crisis: la cuestión es solo cuándo".
Roubini (Estambul, 52 años) es algo parecido a una estrella de la farándula. Firma docenas de autógrafos, estuvo en la última edición del festival de Cannes por su participación en dos películas, es vecino de la actriz Scarlett Johanson en su loft de TriBeCa (Nueva York), colecciona arte, proyecta películas independientes para sus amigos y da multitudinarias fiestas que le han granjeado una merecida fama de crápula.
Y trabaja a destajo: puede que nunca gane el Nobel, pero ha superado ya a Krugman en el star system de la academia por sus menciones en la prensa internacional.
Cotiza al alza: viaja constantemente, se reúne con políticos, financieros y banqueros centrales de todo el mundo, es el oráculo de moda y acaba de publicar un libro excelente, Cómo salimos de ésta (Destino), en el que ajusta cuentas con los cegatos y disecciona la crisis y lo que está por venir.
¿Adivinan? Bingo: más problemas.
"Vienen años de bajo crecimiento económico por muy bien que salgan las excepcionales y en ocasiones insólitas medidas de política fiscal y monetaria que se han puesto en marcha.
Vienen años dolorosos por la resaca del alto endeudamiento público y privado en el mundo rico.
La buena noticia es que podemos evitar una recaída en la recesión.
La mala es que no se puede hacer mucho más que eso", asegura a modo de diagnóstico general.
Roubini atendió hace un par de semanas a este periódico en un pasillo de la sede del Fondo Monetario Internacional, en Washington, durante apenas unos minutos.
Venía de Tokio y Seúl, y tenía mucha prisa: se marchaba a Kiev y a su Estambul natal esa misma tarde.
La charla se reanudó la semana siguiente, por teléfono, desde su despacho en su consultora RGE, en Nueva York. Puede que los viajes cambien el estado de ánimo de algunas gentes, pero el tono de Roubini es parecido esté donde esté:
- "Las crisis son animales de costumbres. Se parecen a los huracanes: actúan de manera relativamente previsible,
- pero pueden cambiar de dirección, amainar e incluso resurgir sin avisar.
Esta fue
- primero una crisis financiera muy modesta,
- después mutó en crisis económica,
- más tarde fue crisis fiscal y
- ahora es crisis de divisas.
Y esto no ha terminado: estamos justo antes de la siguiente etapa, ahora viene cuando en muchos de los países más castigados
- la deuda privada se convierte en deuda pública y resurgen los problemas fiscales", advierte.
- ¿Cómo se detiene un huracán?
Roubini da una receta general: más regulación.
"La banca es la semilla del problema, el ojo del huracán, y todo lo que se haga por darle una vuelta de tuerca a la regulación llegará ya demasiado tarde y será demasiado poco; y aun así hay que reconstruir los diques financieros para hacer frente a futuras crisis.
- Al paso que vamos la siguiente crisis financiera será aún peor que esta".
Roubini es un tipo singular, tal vez como su peripecia personal. Hijo de judíos iraníes, pasa sus primeros años en Irán y vive después en Israel (recientemente, por cierto, ha vaticinado que un eventual ataque nuclear de Israel a Irán podría complicar las cosas).
Cursa sus estudios universitarios en Italia y se doctora en Harvard. Ha enseñado en Yale y sigue haciéndolo en la Universidad de Nueva York.
Habla inglés, italiano, hebreo y farsi. Ha sido asesor del FMI, de la Reserva Federal y del Tesoro estadounidense con Bill Clinton como presidente. Ahora preside su propia consultora, con 80 empleados y 1.000 clientes institucionales.
Pasa dos terceras partes de su tiempo en la carretera -se define como "nómada global": los tópicos no perdonan ni siquiera a los gurús- y, en términos económicos, no es ni keynesiano ni un neoliberal de la Escuela de Chicago:
- "Soy pragmático, ecléctico, centrista".
El Doctor Catástrofe -un supervillano de cómic creado en los años sesenta- se transformó en Roubini en 2004, cuando el economista empezó a hablar de un aterrizaje brusco de la economía norteamericana.
En esa época pronosticó también una debacle del dólar -causada por los desequilibrios globales- que no se ha producido. Pero lo que le cambió la vida fue un seminario en el FMI en otoño de 2006: allí contó que venía un descalabro financiero, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en el Atlántico Norte y, en última instancia, una depresión profunda.
Unos meses después, en el Foro de Davos, hizo lo mismo. Nadie le creyó. Otros muchos también acertaron: "Robert Shiller o Kenneth Rogoff, por ejemplo, pronosticaron algo parecido en varios trabajos.
La diferencia es que la prensa amplificó el acierto de Roubini. Creo que se trata de un economista serio con un buen olfato", asegura el profesor Guillermo Calvo desde Nueva York. Pero esa opinión es casi una excepción.
La mayoría de los expertos consultados para este reportaje critica el trabajo de Roubini, la mayoría de ellos con la condición del anonimato. "Exagera a menudo, al menos en público", asegura Daniel Gros, del CEPS.
"Puede acertar en algunos diagnósticos, pero falla con facilidad y sus recetas son una locura", añade José Carlos Díez, de Intermoney, que recuerda que en su última visita a España llegó a pedir que se cerraran los mercados ante la sobredosis de incertidumbre que se venía encima, en octubre de 2008, justo después de la quiebra de Lehman Brothers.
Y sin embargo, se le escucha. Un alto funcionario del FMI contaba hace unos días que en primavera de 2007, cuando nadie veía problemas, el director de Asuntos Monetarios del FMI, Jaime Caruana, citaba ya a Roubini y aseguraba que
- el gurú ya le había puesto cifras al agujero de la banca: un billón de dólares,
poco más o menos la misma estimación que hizo inicialmente el FMI pero con varios meses de retraso.
"Desde hace mucho tiempo, en economía a las trampas se les llama modelos. Roubini cree que la economía está demasiado dominada por las matemáticas.
Él bebe de campos muy diferentes, con un enfoque más amplio: viaja, escucha distintos puntos de vista de primera mano, intenta ver las cosas desde distintos ángulos, y además usa esos modelos, con los que está familiarizado desde hace más de veinte años.
Esa es la clave de sus aciertos", asegura el coautor del citado Cómo salimos de ésta, el historiador económico Stephen Mihm, en una conversación telefónica.
El caso es que Roubini sigue viendo el horizonte sombrío. La crisis va por barrios:
"Estados Unidos está algo mejor que Europa; y la periferia de Europa peor que el centro. Y aún dentro de Europa, Grecia y algunos países del Este están peor que Irlanda y Portugal, y esos dos países tienen más problemas que España", dispara.
Sus prescripciones son distintas en unos y otros casos. "Estados Unidos tiene margen para un segundo estímulo como el que propone Obama. Y su banco central está haciendo los deberes. Pero a la larga no podrá mantener su déficit fiscal:
- los riesgos se acumulan, y las presiones sobre el dólar dejan una especie de equilibrio
del terror financiero.
- Estados Unidos devalúa su moneda con la política monetaria [la expansión cuantitativa: la máquina de imprimir dinero que supone la compra de deuda] y
- los países emergentes, empezando por China, siguen comprando bonos estadounidenses
e impiden así que el dólar baje más.
Hay un riesgo de crisis del dólar, como ya he afirmado en otras ocasiones, que provocaría serios problemas en todo el mundo. Pero no veo que eso vaya a ocurrir a corto plazo".
Para Estados Unidos, Roubini ve riesgos:
- de recaída si no se estimula la economía,
- de crisis del dólar -a la larga- si no se solucionan sus abultados déficits.
Para Europa
, ve más dificultades.
- Una década perdida a la japonesa o incluso algo peor:
- una espiral parecida a la que sufrió Argentina en 2001.
"A pesar del plan de rescate anunciado, a pesar de las ayudas a Grecia y a pesar de las pruebas de esfuerzo a la banca, la deuda de los países periféricos sigue presentando problemas.
Y el crecimiento en Europa, especialmente en los PIGS [acrónimo de Portugal, Italia, Grecia y España], va a ser muy bajo e incluso negativo.
El panorama asusta", dice.
- "Con esas deudas tan altas y con los planes de austeridad, la deflación es un riesgo serio.
Yen esa tesitura, países como Grecia van a tener que reestructurar su deuda, y eso generará una nueva crisis fiscal: ya no es una cuestión de si va a ocurrir, sino solo de cuándo".
Llegan las bofetadas. Roubini considera que
- tanto el Banco Central Europeo como Alemania están usando políticas equivocadas,
por decirlo de forma suave.
"La tozudez del BCE, que se empeña en ver fantasmas de inflación, es un desastre para Europa y en particular para los países periféricos.
El euro se ha ido por las nubes por la negativa del BCE a dar pasos en la compra de bonos parecidos a los de la Reserva Federal.
Como siga en esa línea y el euro llegue a 1,60 por dólar habrá desaparecido cualquier posibilidad de recuperación, y probablemente veamos que junto a Grecia algún otro país tenga que pedir rescate. Irlanda y Portugal son los peor situados.
España ha conseguido desmarcarse y está algo mejor, aunque está metida en otros líos".
Roubini nunca ha sido optimista con España. Al inicio de la crisis fiscal griega fue muy duro: "Si cae Grecia es un problema para la UE; si cae España es el desastre". Ahora rebaja la dosis:
- "España está mucho mejor que Grecia, y mejor que Irlanda o Portugal.
- Pero tiene una deuda privada enorme, un paro muy elevado que no va a bajar a medio plazo
- y un pinchazo inmobiliario en el que los precios aún tienen que caer más.
Las pruebas de esfuerzo de la banca fueron muy positivas y la competitividad está mejorando, pero créame si le digo que los ajustes han sido duros pero probablemente tengan que ser aún más severos. Sobre todo si Alemania -con esa manía de la austeridad fiscal- y el BCE -incapaz de ser menos rígido- persisten en sus graves errores".
En fin, Roubini en estado puro:
- "El principal riesgo es la recaída en la recesión o un largo estancamiento,
- combinado con la deflación: con niveles de endeudamiento público y privado tan altos,
- eso supondrá suspensiones de pagos en familias, empresas, bancos y, finalmente, Gobiernos".
Hay quien dice que
- Roubini es como un reloj parado: con todo lo que dispara, acierta dos veces al día.
Antonio Torrero, catedrático de la Universidad de Alcalá, asegura que al menos "tiene la valentía de ir a contracorriente" y apunta con tino que "además, da la impresión de venderse estupendamente".
Rogoff, que durante años fue uno de sus valedores en la academia, ha explicado que "si uno está sentado junto a miembros del BCE y alguien pregunta qué es lo peor que puede ocurrir, lo primero que se oye es: veamos qué dice Roubini".
Últimamente su fama le ha llevado al cine: aparece en Wall Street II y la aún no estrenada en España Inside Job.
Roubini, cómo no, tiene también un análisis sobre esa querencia del cine por la economía, por esa versión del capitalismo mágico de los tres últimos años, irreproducibles en un guión creíble.
"No hay forma de hacer una buena película sobre el capitalismo.
La realidad es más dramática, impredecible y sorprendente que cualquier película",
concluye el oráculo, que esta semana viajó hacia Argentina para dar una de sus conferencias apenas unas horas antes de la muerte de Kirchner.
CLAUDI PÉREZ - "El País" - Madrid - 31-Oct-2010

La crisis del modelo francés

No dejan de sorprender las protestas sociales que se han producido últimamente en Francia con motivo de la reforma de las pensiones.

En ningún otro país desarrollado, salvo Grecia, el descontento se ha expresado en la calle de forma tan masiva. Los manifestantes se oponen al retraso de la edad de jubilación hasta los 62 años (67 para los que no han cotizado lo suficiente).
En otros países, este tipo de reformas -a menudo más ambiciosas- fueron consensuadas o se realizaron sin oposición significativa.
En realidad el descontento

- traduce el pesimismo de muchos franceses con respecto a su futuro.
- El modelo social, basado en la doble promesa de prosperidad económica e igualdad

de oportunidades
- bajo el ala protectora del Estado, está en crisis.
- Un 35% de las personas en edad de trabajar no tienen empleo,
- sobre todo jóvenes y mayores de 50 años,
muy por encima de Alemania y la media de los países desarrollados.
Como consecuencia,
- el gasto social es uno de los más altos del mundo: representa un 28% del PIB,
- tres puntos por encima de Alemania, y casi 10 por encima de la media de los países desarrollados.
Pese a ello,
- los índices de pobreza han aumentado para algunas categorías como los jóvenes sin empleo.
Más grave aún,
- la igualdad de oportunidades se está convirtiendo en un mito.
En los suburbios de las grandes ciudades, el sistema escolar se ha deteriorado. Francia figura lejos del pelotón de cabeza en los test internacionales de nivel educativo de los quinceañeros.
Más de 120.000 jóvenes salen cada año del sistema escolar sin titulación ni cualificación adaptada a las exigencias del mundo laboral.
- Las posibilidades de movilidad social entre las clases populares se han visto gravemente afectadas por estas tendencias,
- mientras que las clases medias temen por su empleo y el futuro de sus hijos.
Probablemente
- no haya otra sociedad más sensible a las "injusticias sociales" que la francesa.
Por ello no deja de preocupar que la percepción de injusticia se haya agudizado con la crisis financiera de 2008.
Las remuneraciones de los directivos de los bancos chocan con la responsabilidad del sector en la crisis. Y la introducción por el Gobierno del presidente Sarkozy de un tope al impuesto sobre la renta se ha percibido como una decisión injusta.
Fue ese el contexto en el que surgió la reforma de las pensiones.
- La crisis del modelo francés se debe sobre todo a lo difícil que resulta reformarlo.
- Se espera demasiado del Estado, y
- este a su vez tiende a tomar decisiones de forma centralizada,
lo cual explica la repetición de manifestaciones contra los gobiernos sucesivos.
Algo que no tiene sentido en países más descentralizados o con diálogo social fluido.
Es urgente mejorar la capacidad del modelo para reformarse.
La globalización exige una adaptación constante a un entorno más competitivo.
La sociedad francesa es más heterogénea: inmigración, crecimiento exponencial de familias monoparentales, etcétera.
Y por supuesto
- el envejecimiento también exige modificaciones del modelo.
Hasta ahora, la economía francesa no se ha visto afectada por esta situación. Antes de la crisis, el crecimiento de la economía gala se acercaba a la media europea, y superaba al de la economía alemana.
- Francia cuenta con algunos sectores muy competitivos y
- es el segundo país que recibe más inversión directa internacional.
Pero evidentemente las perspectivas económicas pueden cambiar.
- En principio, el modelo francés de prosperidad y equidad mantiene su plena vigencia.
La clave para salvarlo está en
- mejorar su capacidad de reformarse mediante una mayor descentralización, así como
- la implicación y responsabilización de los actores sociales.

RAYMOND TORRES - "El País" - Madrid - 31-Oct-2010

El relajo cuantitativo, la depreciación del dólar y las tensiones cambiarias


Después de iniciar una temprana recuperación, el crecimiento mundial ha perdido fuerza en los últimos meses, arrastrado por la desaceleración de EE.UU., Japón y la Zona Euro, a excepción de Alemania.
En contraste, los países emergentes, liderados por China, India y Brasil, siguen creciendo con fuerza y están sosteniendo el crecimiento mundial.


En EE.UU., la FED se apresta a introducir nuevas dosis de "relajo cuantitativo", para evitar que la desaceleración incremente aún más la tasa de desempleo y que se genere un costoso proceso deflacionario.
Con esta política, la FED pretende

- aumentar las expectativas de inflación,
- reduciendo así las tasas de interés reales de largo plazo
- para incentivar la expansión del gasto interno.
En economías con tipos de cambio flexibles, como la de EE.UU., un efecto directo de este tipo de políticas es
- una "depreciación" del dólar contra las monedas de los países con igual sistema cambiario,
a través de los flujos de capitales hacia estas economías.
Esta depreciación del dólar implica
- un aumento del tipo de cambio real de los EE.UU. si se mantiene la inflación controlada,
- incentivando las exportaciones netas y

- facilitando la reducción del déficit de cuenta corriente.
Pero esta política monetaria, dada la importancia de EE.UU. en la economía mundial y en los mercados de capitales, crea repercusiones no menores.
Entre las monedas que experimentarían importantes apreciaciones con respecto al dólar están
- el euro, el yen, el dólar australiano y una serie de monedas de países emergentes.
Entre los países emergentes,
- la apreciación de las monedas es más pronunciada en aquellas economías que
- son más "atractivas a los flujos de capitales".

Estos son los países con fundamentos sólidos,

- que crecen con fuerza y
- que experimentan aumentos en sus términos de intercambio.
Los flujos de capitales plantean a las autoridades de estos países un problema diametralmente opuesto al de los países avanzados:
- necesitan administrar la bonanza manteniendo la inflación controlada,
- evitando la formación de burbujas en precios de activos,
- preparándose para una eventual reversión en los ingresos de capitales cuando
- EE.UU. inicie su proceso de normalización monetaria, y
- evitando la apreciación excesiva del tipo de cambio real.
En el caso de China, la economía crece con fuerza y la inflación está en alza, y dada su política cambiaria de paridad casi fija al dólar, también está sujeta a la política monetaria de EE.UU.
Pero a pesar de mantener tasas de interés bajas, China recibe importantes flujos de capitales, una parte a través de sus superávits en cuenta corriente que los absorbe acumulando cuantiosas reservas.
En su afán de
- evitar la apreciación del yuan,
- China fuerza a los países con tipo de "cambio flexible" a sufrir una parte desproporcionada

del peso del ajuste.
Esto tiene además otros efectos, ya que al mismo tiempo
- el yuan se deprecia respecto de las monedas de otros países que compiten en

los mercados internacionales con los productos chinos.
- ¿El resultado?
Tensiones comerciales
con países de Asia emergente y otros, que se suman a las ya existentes con EE.UU.
Pero China, con su política monetaria y cambiaria, también se crea problemas a sí misma, provocando un sobrecalentamiento que se manifiesta en
- una aceleración de la inflación y fuertes aumentos en los precios de las propiedades.
Afortunadamente, las opciones disponibles de manejo macroeconómico y financiero son variadas.
En países donde los excesos de capacidad ya
- han desaparecido (Australia, Canadá, China, India, Argentina, Brasil, Perú y Uruguay) o
- están pronto a desaparecer (Chile, Nueva Zelandia y Colombia),
lo apropiado es
- usar una combinación de políticas fiscales y monetarias más restrictivas,
- poniendo más énfasis en la política fiscal,
- evitando exacerbar la apreciación de sus monedas
.
Lo anterior debiera reforzarse con
- una mejora en la regulación y supervisión de sus sistemas financieros.
En países con problemas de inflación y con el riesgo de formación de burbujas (China y, en menor medida, India) van a tener que continuar con
- las alzas de tasas de interés y al mismo tiempo permitir una mayor apreciación

de sus monedas.
Al mismo tiempo, van a tener que complementar las políticas macro con
- regulación macro-prudencial para evitar la formación de burbujas en precios de activos.
En países que están menos integrados a los mercados internacionales de capitales, existe también la opción de
- usar controles de capitales.
Por su parte, en los países más integrados a los mercados de capitales mundiales hay que estar conscientes de que
- los costos de eventuales controles de capitales pueden superar los eventuales beneficios y
- que la apreciación nominal respecto al dólar es parte de un reacomodo global de

las paridades cambiarias, con respecto a lo cual poco se puede hacer.
Lo que hay que evitar son
- pronunciadas apreciaciones del tipo de cambio real, por sus efectos en la competitividad

de los sectores transables.
A su vez, este es el momento para
- acelerar la introducción de reformas que permitan reducir los costos de hacer negocios,
- aumentando la productividad de la economía como un todo y, especialmente,
- de los sectores más afectados por la depreciación mundial del dólar
.
Finalmente, en este tipo de países, entre los cuales se encuentra Chile, es fundamental
- mantener las expectativas de inflación ancladas y la flexibilidad cambiaria,
- complementando esto con acumulación de reservas internacionales en algunos casos,
- para así estar preparados ante una eventual reversión en los flujos de capitales.

Vittorio Corbo - "El Mercurio" - Sgo. de Chile - 31-Oct-2010

sábado, 30 de octubre de 2010

Mercados emergentes: La inflación nunca duerme

Mientras
- la Reserva Federal de Estados Unidos se preocupa por la deflación,
- en algunas partes del mundo la inflación se podría convertir ahora en un serio peligro.


Aunque el FMI espera que la inflación de los mercados emergentes caiga al 5% en 2011 desde el 5,75% actual, las presiones inflacionarias están creciendo en algunos países en desarrollo.
La tasa de inflación de India fue de dos dígitos a principios de año.
En Brasil, los economistas han aumentado sus previsiones de inflación para 2010 durante seis semanas consecutivas, según el banco central.
Tal vez los inversionistas quieran tomar precauciones.
Hay 3 formas principales de presión inflacionaria:
- 1) Los precios de las materias primas

El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación --FAO, por sus siglas en inglés-- está en niveles máximos desde agosto de 2008, debido sobre todo a los cereales.
Esto tiene un gran impacto sobre la inflación de los mercados emergentes:

en Asia, los alimentos representan el 40% de la cesta del IPC.
- 2) Los esfuerzos de los mercados emergentes para prevenir la apreciación
de la divisa podrían resultar ser inflacionarias.
El costo de esterilizar las intervenciones en el mercado de divisas -"emitiendo bonos" para absorber el exceso de divisa local-- se ha hecho muy costoso por las rentabilidades extremadamente bajas de los bonos de Estados Unidos en comparación con la deuda en moneda local.
Esto aumenta el riesgo de las intervenciones no esterilizadas, haciendo que aumenten las presiones inflacionarias en el suministro de dinero.
Por su parte, los bancos centrales de los países emergentes podrían también evitar subir los tipos por miedo o actuar como un imán para los flujos de capital.

- 3) Los huecos de producción de los mercados emergentes se están cerrando y
el mercado laboral podría endurecerse.
Muchos países se están preparando rápidamente para un menor crecimiento.
En India y China, de hecho, sólo ha habido una pequeña ralentización económica.
En Brasil, los salarios medios crecieron más del 11% en septiembre, o un 6% en términos reales, dice HSBC Global Asset Management.

En Corea, Polonia y Chile, la tasa de desempleo ha caído a los niveles del ciclo anterior.

¿Cómo pueden protegerse los inversionistas?
1- Una opción son los Bonos ligados a la inflación, aunque la liquidez de las emisiones de los mercados emergentes es relativamente baja.
El equilibrio de precios en países como Brasil, Turquía o Corea del Sur demuestra que
- los inversionistas podrían estar subestimando el riesgo de una inflación elevada.
2- Los valores inmobiliarios y de consumo
de los mercados emergentes podrían ofrecer un gran atractivo frente a la inflación, sobre todo por la creciente demanda interna.
Ya que los inversionistas apuestan por los mercados emergentes, asegurarse un poco no está de más.

Richard Barley - "The Wall Street Journal" - NYC - 30-10-2010

viernes, 29 de octubre de 2010

La Revolución "reaccionaria" Francesa

La expresión "la excepción francesa" no solo se aplica a los asuntos culinarios, sino también a las cuestiones sociales y económicas. Una mayoría de los franceses actuales reconoce que
- es necesario aumentar la edad de jubilación para velar por la supervivencia

del sistema de pensiones.
Sin embargo, según todas las encuestas de opinión, casi el 70% de los franceses apoya a los manifestantes que están saliendo a las calles para bloquear las modestísimas reformas introducidas por el Gobierno del presidente Nicolas Sarkozy
La "excepción francesa" es el producto de
- un encuentro entre una historia política e intelectual peculiar y
- el rechazo de las minorías que ocupan el poder actualmente.
Para consternación de sus vecinos europeos y ante un público mundial desconcertado,
- los franceses están demostrando una vez más su extraña tradición de recurrir a

medios revolucionarios
-
para expresar inclinaciones conservadoras extremas.
A diferencia de sus predecesores de Mayo de 1968, los manifestantes de hoy
- no están en las calles para defender un futuro diferente y mejor.
Han salido en gran número para
- proteger el statu quo y expresar su nostalgia por el pasado y su miedo al futuro.
Y, sin embargo, el reaccionario movimiento revolucionario del tipo que estamos presenciando -una reacción violenta contra las consecuencias inevitables de la mundialización, sigue siendo inconfundiblemente francés.
Lo impulsa
- el extremo racionalismo cartesiano, rayano en el absurdo, de un país cuyos ciudadanos
- siguen viendo al Estado en cierto modo como los adolescentes ven a sus padres
.
De hecho, ver a estudiantes de bachillerato expresar su hostilidad al ligero aumento en la edad de jubilación previsto por Sarkozy resulta particularmente revelador.

Parecen confirmar la "sabiduría" de una estudiante china que recientemente describió su plan de vida a una revista americana:
- "Comenzaré con una buena universidad estadounidense para reforzar mi instrucción,
- luego trabajaré en China y me haré rica, y
- después, cuando me jubile, me iré a Europa para disfrutar de la vida".
Si se va a Francia, puede vivir en un lugar ideal para disfrutar del presente, no para construir un futuro.
Los que protestan saben que lo que hoy piden en las calles -el mantenimiento de lo que tienen- carece totalmente de realismo.
Sin embargo, les parece completamente legítimo seguir así.
- ¿Y si lo que de verdad está mostrando Francia al mundo es
- en qué consiste la "buena vida":
- no en formar parte de una "gran nación" con bomba nuclear y un puesto en

el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
- sino en ser una "nación feliz", cuyos ciudadanos saben vivir bien y quieren disfrutar de

una larga "segunda vida" después de la jubilación?
Desde ese punto de vista, Francia vuelve a ser, una vez más,
- la punta de lanza de una nueva revolución europea:
- una revolución no basada en los principios de "Liberté, Égalité, Fraternité",
- sino en el principio de placer.
Esa clase de franceses quieren encabezar a los europeos en su intento de pasar a ser
- un museo de la buena vida y centrarse en el turismo.
- ¡Francia debe ser el modelo de una opción sustitutoria!
Pero esa visión irónica de la Francia actual es demasiado simplista o romántica y no comprende la combinación de miedo y descontento social que resulta visible ahora en el actual maelstrom francés.
En su afanosa búsqueda de satisfacción, los franceses expresan un profundo malestar existencial.
Parecen estar preguntándose:
- "Puesto que ya no podemos ser grandes, porque otros nos han superado,
- ¿Podemos ser simplemente felices?".
Pero su oposición al cambio refleja no solo cierta negación de la realidad. Corresponde también a
- una refutación del hombre que encara para ellos todo lo que rechazan.
De hecho, la impopularidad personal de Sarkozy desempeña un papel importante en la persistente fuerza de la oposición antirreforma.
- ¿Cómo puede un hombre que representa a las "grandes empresas" o que simplemente

parece fascinado por el dinero atreverse a pedirles que se sacrifiquen por Francia?
Hoy día,
- la pasión francesa por la igualdad supera con mucho la pasión francesa por la libertad,
- por lo que amenaza a la prosperidad francesa.
Se utiliza el destino de quienes empezaron a trabajar a muy temprana edad o de las mujeres que dejaron el trabajo para criar a sus hijos como argumento contra la reforma, pero se trata de una mera coartada que permite a los franceses afirmar que, aunque nada tienen en principio contra la reforma, la propuesta está cargada de injusticia.
El resultado es difícil de predecir. La lucha de voluntades entre Sarkozy y la calle sigue aún sin zanjar.

Si yo tuviera que apostar, sería a que
- el Gobierno acabará ganando esta batalla,
pero no es probable que Sarkozy obtenga un beneficio a largo plazo de su modesto éxito y la batalla por la reelección se le hará muy cuesta arriba.
Los franceses no han elegido aún
- entre defender el viejo mundo y
- afrontar los desafíos de un mundo globalizado.
Su propia vacilación
- es motivo de perplejidad para la mayoría y
- de admiración para unos pocos.
Francamente, resulta más fácil explicar su comportamiento que entenderlo.

DOMINIQUE MOÏSI - "El País" -Madrid - 29-10-2010

jueves, 28 de octubre de 2010

¿Y si Milton Friedman fuera Ben Bernanke?

Ya se ha hablado lo suficiente de John Maynard Keynes. Podemos tener la certeza de que el economista británico recomendaría
- un mayor gasto fiscal para impulsar el crecimiento económico de Estados Unidos ante la renuencia de los consumidores y empresas a gastar y las tasas de interés a corto plazo cercanas al cero por ciento.
Pero
- ¿qué diría Milton Friedman, el adalid de la disciplina monetaria de la Universidad de Chicago?,
si le preguntaran sobre la inminente decisión del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de
- imprimir cientos de miles de millones de dólares para comprar bonos del Tesoro e
- inyectar más dinero en la economía
No se lo podemos preguntar. Murió en 2006.

"Friedman", dice uno de sus más ilustres alumnos, el premio Nobel de la Universidad de Chicago Robert Lucas, "era un pensador tan original que nadie podía adivinar cómo reaccionaría a una nueva pregunta".
Sin embargo, este parece ser un momento adecuado para contemplar las ideas de Friedman y las de sus discípulos, aunque entre ellos mismos no se ponen de acuerdo.
- Friedman creía en el poder del dinero.
- Mientras más dinero, más ingresos y, a la larga, más inflación.
- El economista no confiaba en los bancos centrales.
Culpó al Banco de Japón por la deflación de los años 90 y a la Fed por la Gran Depresión de los años 30 y la Gran Inflación de los 70 y se habría burlado de la noción de que
- a la Fed se le han agotado las municiones ahora que las tasas están casi en cero.
- Creía en el poder del "Relajamiento Quantitativo", o QE por sus siglas en inglés,

la impresión de dinero para comprar bonos.
Pero,
- ¿Cómo decidiría si la Fed debería comprar bonos ahora?
Seguiría de cerca la oferta monetaria
, si bien él y sus partidarios siempre tenían problemas para identificar qué medida era la correcta.
La Fed amplió la base monetaria (dinero en divisas más reservas bancarias), pero las medidas más amplias están registrando un lento crecimiento.
Esta situación refuerza al QE.

Aún así, la oferta monetaria está creciendo, no contrayéndose, señala Lucas.
"Si tuviéramos algo parecido a la deflación japonesa, estoy seguro que Milton diría:

- 'metan más dinero en el sistema'.
Pero no estamos en esa situación".
- CONCLUSIÓN: dudas sobre el QE.

Friedman advertiría, como lo hizo a menudo, sobre
- las "oscilaciones erráticas" de la oferta monetaria.
Pero en diversas ocasiones durante su carrera dijo que
- la Fed debería dejar que la oferta monetaria creciera a un ritmo fijo.
"Friedman no creía en los grandes cambios discrecionales en la oferta monetaria", dice John Taylor, economista de la Universidad de Stanford. "Diría que
- necesitamos mantener estable el crecimiento monetario y, si se desacelera, incrementarlo".
Pero no sería partidario de compras masivas de bonos, insiste Taylor.
- CONCLUSIÓN: contra el QE.

Observaría
- la velocidad, el número de veces que un dólar cambia de manos en un año determinado, para calcular la demanda de dinero.
"Para mantener los precios estables, la Fed debe asegurarse de que
- la cantidad de dinero cambia de tal forma que compense los movimientos en la velocidad y producción",
escribió en este periódico en 2003.
- Cuando la velocidad es constante, la Fed debería mantener estable el crecimiento del dinero.
- Cuando la velocidad tiene fuertes oscilaciones, la Fed no debería mantenerse pasiva.
La velocidad registró un alza importante
entre 1990 y 1997 y se desplomó posteriormente.
La Fed compensó la situación y mantuvo estable la inflación, dijo Friedman con elogios.
La velocidad ha estado cayendo, lo que significa que cada dólar que la Fed imprime tiene menos impacto.
- CONCLUSIÓN: a favor del QE.

Friedman también observaría el crecimiento de los ingresos.
Los ingresos están creciendo muy por debajo de los patrones históricos.
- CONCLUSIÓN: a favor del QE.

Friedman, asimismo, prestaría atención a las expectativas inflacionarias del mercado de bonos.
En su libro "Money Mischief "publicado en 1992, Friedman sostuvo que
- los bonos del Tesoro con una tasa de interés vinculada a la inflación producirían "una medida del mercado de la inflación esperada" que proveería a la Fed "información para guiar su rumbo que ahora le falta", y una forma de "asumir la responsabilidad".
En la actualidad,
- tenemos bonos vinculados a la inflación y lo que equivale a una meta de inflación de la Fed.
- Los mercados anticiparon una inflación baja y declinante —hasta que Bernanke comenzó a hablar del QE2 a finales de agosto—, señal de que los mercados creen que
- la compra de bonos de la Fed elevará la inflación, como desea el banco central.

- CONCLUSIÓN: a favor del QE.

David Wessel - "The Wall Street Journal" - NYC - 28-Oct-2010

lunes, 25 de octubre de 2010

Robert Mundell, el caos cambiario y las opciones sobre la mesa

Las relaciones cambiarias globales están en un completo desorden.
Los tipos de cambio fluctúan de forma salvaje entre los principales socios comerciales del mundo, generando rumores de proteccionismo y guerras cambiarias.
El oro sigue escalando a medida que el dólar cae y los economistas debaten sobre si la mayor amenaza a la recuperación de Estados Unidos es la deflación o la inflación.

Necesitamos a un titán de la economía para ayudarnos a explicar todo esto y recomendar un remedio.
- ¿Dónde está Robert Mundell cuando uno lo necesita?
Mundell, el profesor de la Universidad de Columbia
que abogó por
- una política de moneda dura y bajos impuestos para superar la "estanflación" de comienzos de los años 80 y que
- recibió el premio Nobel en 1999 por su investigación sobre los tipos de cambio, estaba en Nueva York la semana pasada.

Tuve suerte porque cuando no está en su castillo italiano, el "padre del euro" suele estar en camino a su próxima conferencia en algún lugar del mundo.

- "¿Qué es lo que le pasa a la economía mundial?
- ¿Cómo solucionamos este lío monetario?",
le pregunto.
"El problema comenzó antes de la Primera Guerra Mundial. El patrón oro estaba funcionando bastante bien. Pero se desmoronó como consecuencia de la guerra y lo que ocurrió en la década de los años 20.
Y después Estados Unidos comenzó a ser tan dominante en el mundo, y el dólar se transformó en la moneda central luego de los años 30, que toda la economía cambió", explica.
- "El oro perdió mucho valor.
- Los países europeos lo cambiaban por dólares hasta que
- EE.UU. perdió más de la mitad de sus reservas.
- EE.UU. abandonó el patrón oro en 1971, bajo Nixon, y nadie más ha vuelto a él", apunta Mundell.

- ¿Está usted pensando que quizás sea el momento de comenzar a pensar en un nuevo orden monetario internacional?, aventuro.
- ¿Debería EE.UU. ofrecer nuevas propuestas en relación a los tipos de cambio y
la política monetaria?
Mundell, que es canadiense, parece preocupado.
"No creo que EE.UU. tenga ninguna idea; no tiene un liderazgo fuerte en cuestiones de economía internacional.
No ha habido nadie en el gobierno, durante mucho tiempo, que realmente entienda mucho sobre el sistema monetario internacional", asegura.
El economista argumenta que
- hoy en día no sería posible forjar un sistema monetario con el dólar como moneda de reserva clave, tal como hicieron el presidente Franklin Roosevelt y el secretario del Tesoro Henry Morganthau en los años 40.
"Para ser justos, la posición de EE.UU. ya no es tan fuerte", admite. "Pero lo que me decepciona es
- su renuencia a reconocer este gran movimiento en el mundo y
- hacer algo para restaurar la estabilidad en el sistema cambiario internacional", señala.
Frunce el ceño. "Lo ignoran, como si el tipo de cambio del dólar fuera meramente un asunto nacional", lamenta.

- "¿Cree que tiene que ver con la relación de EE.UU. con China?, le pregunto.
EE.UU. amenaza con imponerle aranceles a los bienes chinos si Beijing no los encarece mediante una valorización de su moneda.
"EE.UU. regaña a China por su política de tipo de cambio que a Washington no le gusta", explica Mundell.
"Pero una presión unilateral sobre China para modificar su tipo de cambio está fuera de lugar.
El asunto no debería ser tratado como una disputa bilateral entre ambos países.
- Es un asunto multilateral porque el déficit de EE.UU. en sí mismo
- es un asunto multilateral que está conectado con el rol internacional del dólar",
advierte.

Pero, en su opinión,
- "La iniciativa más importante que se podría tomar para mejorar la economía mundial sería estabilizar el tipo de cambio entre el dólar y el euro" lo que requeriría intervenciones del Banco Central Europeo y la Reserva Federal.
Mundell señala que
- el dólar y el euro juntos representan 40% de la economía mundial.
"No creo que acabe en una batalla de monedas. EE.UU. es aún muy poderoso, sería una lucha desigual. Pero es importante organizar una conferencia de alto nivel para explorar opiniones para reformar el sistema monetario mundial.
Los europeos deberían estar involucrados, así como los países emergentes".

- ¿Así que usted piensa que un "sistema de cambio fijo" es más propicio para el libre comercio y la recuperación económica global que la flotación?, le planteo.
A Mundell le sorprende que siquiera se lo pregunte. "La simple idea de contar con un área de libre comercio cuando uno tiene tipos de cambio flotantes no tiene ningún sentido.
Simplemente arruina el efecto de cualquier tipo de acuerdo de libre comercio", apunta.
Viniendo esto del economista que ayudó a diseñar la moneda única europea, es perfectamente coherente.
Desde su introducción en 1999, el euro
- eliminó las fluctuaciones cambiarias entre los 16 socios que lo adoptaron.
- En poco más de una década, se transformó en la segunda moneda de reserva después del dólar y
- la segunda más operada en los mercados.

Esto me lleva a la siguiente pregunta:
- ¿Qué piensa del incremento en el corretaje de divisas por parte de los bancos, con alrededor de US$4 billones (millones de millones) en circulación diariamente en los mercados globales?
"¡Es parte de la enfermedad del sistema
! Esas monedas deberían estar fijas (...) Todo ese ruido innecesario, incertidumbre; solamente confunde la capacidad para evaluar los precios de mercado", considera.
Mundell tiene una especial facilidad para reducir las cosas a términos simples. Creció en una granja de 1,6 hectáreas en Ontario y luego obtuvo un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
A fines de los años 60, llegó a desafiar al renombrado Milton Friedman de la Universidad de Chicago.
Ambos economistas eran fervientes defensores del libre mercado, pero Mundell no estaba de acuerdo con la defensa de Friedman de las tasas de cambio flotantes.

- ¿Cuál sería su fórmula ganadora de hoy?
- ¿Qué consejo le daría a Washington que ayudara a revertir la situación de la moribunda economía estadounidense?,
le pregunto para cerrar.
- "Políticas impositivas a favor del crecimiento y
- tipos de cambio estables",
concluye
.
Judy Shelton - "The Wall Street Journal" - NYC - 25-Oct-2010

Necesidad de combatir la explotación infantil

La explotación laboral de menores en nuestra ciudad, verificada recientemente por autoridades municipales y denunciada ante la Justicia, como ocurrió en el caso de una niña a la que obligaban a cumplir tareas domésticas y fabriles en Melchor Romero, vuelve a poner en evidencia
- la existencia de una realidad tan penosa como preocupante.
Se habla concretamente de un sometimiento

- no sólo a trabajos, sino casi siempre a castigos físicos, que conforman para los más pequeños
- un indignante fenómeno de esclavitud frente al cual se encuentran indefensos.
Tal como lo consignó una nota publicada en este diario,
- las víctimas suelen ser chicos no escolarizados,
- muchos de ellas apartados de sus familias,
- reducidos a servidumbre a cambio de ofrecerles un poco de alimentos,
- ya sea por parte de particulares o de falsas instituciones u hogares de supuesta
contención de menores
que, aprovechándose del completo desamparo de esos niños, terminan
- sometiéndolos a cumplir con trabajos forzados.
Cabría recordar que el año pasado, un informe producido por la cartera laboral bonaerense señalaba que el gobierno provincial había recibido en los primeros cinco meses de 2009 más de 1.000 denuncias sobre situaciones de trabajo infantil en diversas regiones del territorio bonaerense.
El dato había surgido tanto a partir de denuncias como del millar de inspecciones realizadas en áreas donde se desarrollan tareas que suelen congregar mano de obra de menores, como las cosechas de ajo y cebolla y los hornos de ladrillo.

Ahora, la dirección municipal de Niñez y Adolescencia confirmó la existencia de casos de explotación infantil en el oeste de nuestra ciudad, en los que
- se obligaba a trabajar a menores de entre 8 y 12 años
ya sea en pequeñas industrias como en verdulerías, lugares en los cuales fueron rescatados esos chicos por los operadores de esa dependencia comunal que integran un equipo formado por asistentes sociales, psicólogos, médicos y abogados.Las últimas cifras conocidas son elocuentes:
- el trabajo infantil afecta en Argentina a más de 1.500.000 de chicos.
De ellos, unos
- 800.000 lo hacen dentro de los límites de la provincia de Buenos Aires. Y
- 100.000, en la región integrada por el conurbano bonaerense y

el Gran La Plata.
En el orden mundial, la OIT estima que hay
- 165 millones de niños de entre 5 y 14 años que trabajan.
En esta delicada materia, los números y porcentajes resultan tan abrumadores como representativos de una realidad dramática, que debe ser modificada en forma perentoria.

Ya ha sido dicho reiteradamente en esta columna, pero debe insistirse:
- combatir este flagelo es un imperativo moral y, por supuesto,
- una de las obligaciones prioritarias del Estado,
castigándose
a quienes resulten responsables de tan gravoso delito en perjuicio de los chicos.

La tarea, compleja y dificultosa por cierto, exige una coordinación de esfuerzos y el diseño de estrategias elaboradas.
No se trata de apuntar únicamente a inspecciones o controles de las carteras laborales o de los entes municipales -que resultan, desde luego, indispensables- sino también a
- el desarrollo de programas de integración social para los chicos y

- de concientización entre los padres.
Editorial - "El Día" - La Plata - 25-Oct-2010

domingo, 24 de octubre de 2010

Los mineritos olvidados de Bolivia

Abigaíl Canaviri, de 14 años, entra todas las noches en las galerías del Cerro Rico de Potosí, una de las minas más deterioradas y peligrosas del mundo.
Allí empuja vagonetas cargadas de rocas durante 12 horas, a cambio de 2 euros.
Como ella, unos 13.000 niños bolivianos
- arrancan rocas,
- muelen el mineral,
- lo tratan con ácidos y
- lo acarrean sobre sus hombros.


Hacia las seis de la tarde, la montaña empieza a escupir hombres azules. Salen de las bocaminas, rebozados de polvo de estaño, levantan la cara hacia la luz y enseguida la agachan, deslumbrados.
Caminan cabizbajos, sin quitarse el casco, arrastrando las botas por la gravilla, en silencio.
10.000 mineros bajan como hormigas por las laderas del Cerro Rico hacia la ciudad de Potosí.
En un pedregal a 4.300 metros de altitud, en la caseta de adobe donde vive con su familia, Abigaíl Canaviri Canaviri se calza el casco, la lámpara frontal y las botas de goma.
Esta niña de 14 años espera a que salgan los mineros para entrar a trabajar toda la noche bajo tierra.
El Cerro Rico es un montañón despellejado, destripado y desmochado. Esta pirámide rosácea, de la que manan hemorragias minerales por seiscientas heridas, alcanzaba los 5.200 metros de altitud cuando llegaron los colonos españoles y ha menguado hasta los 4.700.
Durante cinco siglos la han perforado, socavado, dinamitado y triturado, le han roído 90 kilómetros de túneles, pozos y ramificaciones en las entrañas, quizá 200, quizá 500 kilómetros.
Le arrancaron 15.000 toneladas de plata pura, quizá 30.000, quizá 50.000 toneladas; hoy le siguen sacando 3 millones de kilos de rocas al día para obtener estaño, cinc y plata.
La montaña es un cascarón mineral cada vez más hueco, las laderas se derrumban aquí y allá, y los potosinos temen el día del colapso final, el hundimiento apocalíptico que culmine la historia del Cerro Rico:
- En sus entrañas yacen los huesos, o el polvo de los huesos, de docenas de miles de mineros.
- "La montaña que devora hombres", la llaman.
Los supervivientes de hoy bajan caminando o apiñados en camiones a la ciudad, extendida en una meseta a 4.000 metros, con las iglesias alzando torres barrocas en medio de un oleaje de luz blanca, del mar de destellos que el sol arranca a los tejados de calamina del cinturón de chabolas, del esplendor de la miseria que inunda Potosí al atardecer.
Y a las ocho, cuando ya van saliendo los últimos hombres azules, Abigaíl entra por una bocamina angosta. Da pasos cortos, siempre pisando los raíles de las vagonetas para no hundirse en el fango anaranjado, en ese puré de metales y aguas fétidas, estirando el brazo derecho para palpar metro a metro la roca viva, agachándose cada poco para no golpearse con las vigas podridas que todavía apuntalan la galería pero ya resquebrajan el ánimo.
Así camina por los bronquios del Cerro Rico, respirando un miasma caliente, pegajoso, saturado de sílice, asbesto y arsénico, abriendo en la oscuridad una cuña de luz con la lámpara de su casco.

Avanzar “como lagarto”
En el fondo del túnel, a 1.500 metros de la superficie, le esperan las rocas arrancadas por los mineros durante el día. A veces con la ayuda de su madre, casi siempre ella sola, amontona las piedras en una vagoneta y la empuja por los raíles hacia el exterior.
La carga ronda los 300 o los 400 kilos. “Cuando empecé con 12 años, se me hacía muy pesado”, explica. “Ahora ya me voy acostumbrando. Pero siempre es muy cansado. Hace calor. Y a veces tengo miedo”.
Abigaíl tiene miedo de que se le voltee el carro, cuando se lanza en los tramos cuesta abajo y ella intenta retenerlo.
Tiene miedo de los lugares tan estrechos en los que apenas hay sitio para la vagoneta y ella tiene que agacharse, empujar y avanzar “como lagarto”.
Miedo de los dolores en la espalda y los brazos. De la silicosis: un médico le dijo que debe dejar la mina para que no le ocurra como a su papá, que por la noches reventaba en un terremoto de toses, un derrumbe de alveolos, una sacudida de costillas que lo doblaba en dos.
Su papá escupía pedazos de pulmón sanguinolentos. Y murió ahogado cuando ella tenía 8 años.
Abigaíl también teme que algún minero borracho la viole: dos amigas suyas de 12 y 13 años ya han tenido bebés por este motivo. Pero le empuja otro miedo mayor: el miedo al hambre.
“Hace pocos días murió un bebé en Pailaviri porque no tenía qué comer”, dice. Y piensa en su hermano de cuatro años.
Durante el día, entre los trabajadores de este submundo también pueden verse adolescentes: golpean la peña con mazo y cincel, horadan la galería con barrenas, insertan cartuchos de dinamita, incluso ayudan a los perforistas, que taladran la pared con martillos neumáticos en medio de un zumbido atronador y una polvareda tóxica que ciega y asfixia.

Los chavales más pequeños reptan por túneles minúsculos, donde no cabe un adulto.
Meten la cabeza en el hoyo, pasan los hombros y se tumban con el pecho sobre la roca. Reptan apoyándose sobre los antebrazos, arrastrando la perforadora con la mano, acercándose metro a metro hacia una cavidad ardiente.
La temperatura suele superar los sesenta o setenta grados. Tienen diez minutos para excavar un poco más el hueco, enroscarse sobre sí mismos, girar y regresar arrastrándose al encuentro de sus compañeros y del aire fresco.
Durante la noche, la mina está desierta. En la oscuridad sólo resuena el chapoteo de las botas de Abigaíl. Puede que en alguna galería lejana un juku rasque rocas. Los jukus (búhos, en quechua) son ladronzuelos nocturnos, casi siempre jóvenes, que excavan túneles clandestinos para llegar a las vetas y robar mineral.

Si los atrapan los mineros adultos, es probable que salgan con la cara hinchada, algún diente de menos y varios huesos rotos.
Abigaíl tarda dos horas en caminar hasta el fondo de la galería y sacar una vagoneta cargada. Repite la operación seis o siete veces. Comienza a las ocho de la noche y no suele terminar hasta las ocho o diez de la mañana.
Por ese trabajo de doce o catorce horas nocturnas, la cooperativa de mineros le pagaba 20 pesos diarios (2 euros), cuatro veces menos de lo que cobra un adulto por la misma tarea.

Pero desde hace varios meses Abigaíl trabaja gratis.
Sus minúsculas ganancias se las restan a la deuda de 2.000 euros que le cargaron a su madre viuda
.
La historia de doña Margarita, la madre de Abigaíl, es la de tantas viudas de mineros: al morir el marido y quedarse sin ingresos, tuvo que abandonar su vivienda y subir con los cuatro hijos a una caseta de adobe en la ladera pelada del Cerro Rico, a 4.300 metros, junto a la bocamina.
La caseta es un refugio de seis metros por dos y medio, un cuartucho lóbrego, sin ventanas, cubierto por una chapa de cinc agujereada. Los vendavales del Cerro silban en las rendijas de las paredes, apenas tapadas por cartones y plásticos.

Las goteras suelen embarrar el suelo de tierra, donde se aprietan los sacos con la ropa de la familia, una mesita con una cocina de gas y la cama donde duermen Abigaíl, su hermano y su madre, menos apretados desde que los dos hermanos mayores emigraron a Porco y Oruro para buscarse la vida.
En esta casa comen maíz hervido, papas y arroz. Y acarrean el agua potable desde una cisterna cercana. En eso están mejor que otras familias, todavía acostumbradas a usar las aguas cargadas de metales que fluyen por la ladera.
Viven aquí, en la canchamina, porque sólo aquí pueden rascar algún sustento.

Doña Margarita trabaja de "palliri", partiendo rocas con un mazo para seleccionar los bloques más valiosos, barre el polvo de la mina para obtener algunas pizcas de estaño y ejerce de guarda, custodiando las herramientas y la maquinaria de los mineros en un anexo de su caseta.
Entre una cosa y otra, gana unos 400 pesos mensuales (40 euros). Pero adquiere un compromiso: se hace absolutamente responsable del material guardado en la caseta, apenas cerrada por una plancha metálica que no encaja en el quicio.
Un domingo de diciembre del 2008, cuando doña Margarita y Abigaíl regresaban a casa cargando un bidón de agua potable, vieron que alguien había arrancado la puerta.

Y que les habían robado tres máquinas de los mineros, valoradas en unos 700 euros cada una. Desde entonces,
- ambas trabajan gratis para la cooperativa, hasta satisfacer la deuda.
Para sobrevivir, Abigaíl escamotea algunos pedazos de mineral y los vende a los turistas de Potosí a cambio de unos pesitos.

Peor que hace cien años
Abigaíl es el eslabón más débil y machacado de un sistema perverso.
En Bolivia, alrededor de 5.000 mineros trabajan para la empresa estatal Comibol, otros 9.000 lo hacen para compañías privadas, pero la gran mayoría, unos 45.000, se buscan la vida -y a menudo la muerte- por su cuenta y riesgo.
El caos empezó en 1985,
cuando Comibol,

- ahogada por las deudas, la ineficacia y la corrupción,
- despidió a 23.000 mineros y dejó muchos yacimientos sin control.
Modesto Pérez es minero viejo, una categoría improbable en Bolivia: “Cuando se quedaron sin empleo, muchos saquearon las instalaciones para vender el material”, recuerda.
“Se llevaron los raíles, las tuberías de ventilación, los cables, las máquinas; hasta el último fierro y el último perno se llevaron”.
Los mineros despedidos se organizaron en unas mal llamadas "cooperativas": cuadrillas de unos pocos socios que arrendan un yacimiento, lo explotan de manera artesanal y sin medidas de seguridad, y obtienen un rendimiento exiguo.
Si las cosas van bien, ofrecen trabajo a otros mineros para seguir con la explotación:
- sin contratos, sin seguros, sin cotizaciones, con jornales que alcanzan para sobrevivir y

poco más.
Y trabajan en peores condiciones que hace cien años, como explica Pérez: “Desde los saqueos, en muchas galerías no hay vagonetas ni raíles; tenemos que cargar los sacos de mineral al hombro y llevarlos andando tres o cuatro kilómetros hasta el exterior.
Acá en el socavón de Cancañiri al menos funciona un generador, pero la electricidad falla a menudo, así que nos quedamos sin jaula [el ascensor que desciende a las galerías inferiores] y bajamos y subimos por las escalas, cuarenta o sesenta metros en vertical, cargados con las perforadoras o con los sacos.

- Es muy riesgoso. Un resbalón y adiós”.
La falta de planificación también mata: “Ya no hay ingenieros ni técnicos. Antes se prohibían las zonas peligrosas, las que se podían derrumbar. Ahora cada cuadrilla taladra por donde quiere, arriba, abajo, en diagonal, sin plan.
Tanta gente muere
porque excava sin saber lo que hay encima y se le derrumba la galería.

Ayer mismo murió un compañero, Miguel Characayo, aplastado. Como no volvió a casa, bajaron a buscarlo hasta el nivel -250 y allá encontraron un derrumbe. Entre las piedras sacaron su cadáver”.
El apuntalamiento de las galerías da escalofríos: el peso de la montaña descansa sobre vigas combadas, roídas, puestas hace demasiados años. “Ya no se cambian”, dice Pérez,
- “porque ganamos lo justito para sobrevivir y nadie puede gastar dinero en medidas

de seguridad.
- Tampoco podemos reconstruir el sistema de ventilación.
Algunos compañeros trabajan en pozos muy estrechos, donde sólo pueden entrar arrastrándose, y como ya no hay bombeo de oxígeno, encuentran una bolsa de gas y se ahogan allá dentro”.
- A los 59 años, a Pérez no le queda ningún compañero de su edad.
- Todos murieron aplastados por derrumbes o asfixiados por la silicosis.
- Es difícil que un minero viva más de 35 o 40 años.
Cuando muere el padre
, la viuda y los hijos quedan al borde de la miseria, se instalan en las casetas de la bocamina y los adolescentes como Abigaíl empiezan a trabajar en las galerías.

O en los ingenios exteriores, donde muelen el mineral con enormes quimbaletes manuales (corren el riesgo de aplastarse las manos o los pies, se les hinchan las articulaciones, sufren artritis y tendinitis), concentran el estaño utilizando aguas saturadas de ácidos y xantato (y por las noches sienten clavos incandescentes atravesándoles la cabeza) o acarrean el mineral hasta los almacenes (y quedan doblados por los dolores de espalda).
Las autoridades calculan que
- unos 3.800 niños y adolescentes trabajan en las minas bolivianas,
pero según la ONG local Cepromin (Centro de Promoción Minera), los buenos precios actuales del estaño atraen a los adolescentes que quieren hacer dinero y
- la cifra real de mineritos ronda los 13.000.

Cómo salir de la mina
Cepromin intenta sacar a los niños del subsuelo. Los acoge en sus centros al pie de mina, donde los pequeños trabajadores tienen asegurado un desayuno, una comida, un baño de agua caliente y un entorno amable, a salvo del alcoholismo y la violencia que azotan muchas casas.
Cuentan con profesoras de apoyo, que ayudan a los niños con las tareas para evitar que se retrasen mucho en la escuela y abandonen los estudios.
Los adolescentes reciben formación profesional y algunas familias obtienen microcréditos para poner en marcha pequeños negocios (panadería, mecánica, electricidad, costura, zapatería…).

En la ciudad de Llallagua, donde 175 niños trabajaban en la minería, las ayudas de Cepromin consiguieron que casi todos abandonaran esas actividades y siguieran con sus estudios o los compaginaran con empleos más suaves.
A uno de esos centros acude Abigaíl muchas mañanas. Su empeño es asombroso: cuando sale de la mina, después de trabajar toda la noche, no se mete en la cama sino que acude al centro de Cepromin para desayunar y hacer las tareas del colegio, al que asiste algunas tardes.
- “Tengo que estudiar para tener una profesión.

- Es la única manera de sacar a mi mamá y a mi hermanito de la mina”,
explica, mientras sorbe un puré de verduras.
Con sus manos de minera, curtidas, agrietadas y teñidas por el polvo de estaño, hojea libros ilustrados de Disney y detiene la mirada en los vestidos de Cenicienta o la Bella Durmiente.
Le quedan por delante cuatro cursos para sacarse el bachillerato. Suspira: “Pero la escuela se me hace difícil. A veces me quedo dormida”.
Los jóvenes como Abigaíl no se resignan. Muchos de ellos, con 12, 14 o 16 años, se reúnen en asambleas, debaten sobre los derechos de los menores y las leyes bolivianas, redactan informes con sus peticiones y las envían a las autoridades locales para reclamar su atención.
Son los grupos nats (“niños y adolescentes trabajadores”), organizaciones dirigidas y gestionadas por los propios jóvenes, que convocan congresos con grupos de toda Bolivia y luchan por mejorar las condiciones de los mineritos, los vendedores callejeros, los empleados del hogar, los lustrabotas…
Fernando Pérez tiene 18 años y por eso cumple sus últimos días como presidente de los nats en la región minera de Llallagua y Uncía.

Nos muestra la casita que han construido con ayuda de Cepromin y varias instituciones extranjeras y que los propios jóvenes administran: comedor, sala de reuniones, dormitorios… También cuentan con un horno de pan y tres pequeños invernaderos, cuya producción sirve para financiar los gastos.
Fernando está organizando un encuentro de nats de toda Bolivia, que se ha retrasado varios meses porque falta parte del dinero: “Es importante que nos juntemos”, dice, “para conocernos, compartir nuestros problemas y plantearlos a los políticos”.
Fernando empezó a trabajar en la minería con 13 años, en una tarea típica de los adolescentes: se dedicaba a filtrar las aguas sobrantes que vierten los ingenios, aguas cargadas de ácidos que corren por una quebrada pestilente, alfombrada de basuras y cadáveres de animales putrefactos, donde los niños rescatan las últimas arenillas de estaño.
Trabajando ocho horas diarias en ese arroyo tóxico, su hermano Ricardo y él sacaban veinte sacos de treinta o cuarenta kilos que luego acarreaban hasta los almacenes compradores de mineral.

Ganaban dos o tres euros cada uno, a cambio de quemarse la piel de los brazos, machacarse la espalda, sufrir dolores de cabeza y tener dificultades para respirar.
“Entonces éramos changuitos y aquello era bien duro”, cuenta Fernando. “Después descargamos camiones y trabajamos en la construcción. Mi hermano entró a la mina pero yo nunca quise. Es muy riesgoso.

Hace mucho calor, se respira mal, se clavan piedritas filosas en los ojos y hartos mueren por los derrumbes. Una vez a mi hermano se le hundió el suelo bajo los pies. Salió trepando, corrió por el socavón y unos segundos después se derrumbó toda la zona”.
Fernando tiene muy claro lo que no quiere. Y lo que quiere:
- marcharse a Sucre para matricularse en Bioquímica y ser farmacéutico.
Abigaíl también sueña con
- estudiar Medicina “para darles medicinas a los niños pobres y curarlos gratis”.
Ambos pertenecen a esa nueva generación de mineritos que no se resignan a un futuro acorralado por derrumbes y enfermedades.
- Ambos pelean por salir del subsuelo.

A la espera del presidente
El presidente boliviano Evo Morales viajó a Chile para visitar a su compatriota Carlos Mamani, uno de los 33 rescatados en la mina San José, le invitó a volver a Bolivia en el avión presidencial y le prometió un puesto de trabajo y un terreno para construirse una casa.
Mientras tanto, lejos de los focos,
- miles de mineros padecen condiciones miserables en Bolivia sin que nadie

se preocupe demasiado.
Entre los jóvenes, por ejemplo, se repite la queja del desamparo.
- “Se habla mucho de los derechos de los niños pero
- en Potosí esos derechos no existen”,
dice Abigaíl Canaviri, 14 años, con una lucidez demoledora.
- “Acá nos maltratan. Y queremos que las autoridades nos expliquen por qué
- nadie protege nuestros derechos, por qué no vienen a visitar nuestras casas en la bocamina. - Nosotros tenemos miedo.
- Pero ellos están muy ocupados”.

¿Qué hacen las autoridades, más allá de las apariciones rentables bajo los focos?
“Es cierto que tenemos pocos recursos”, explica Eva Udaeta, directora del Plan para la Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil, del Ministerio de Trabajo.
“Pero el Gobierno de Morales ha sido el primero en dedicar algo de dinero a luchar contra el trabajo infantil.
Además, damos bonos para ayuda escolar, para las embarazadas, para los jubilados, ayudamos a que las familias padezcan menos necesidades y no tengan que enviar a los niños al trabajo.
Lo importante es que por fin un Gobierno invierte los recursos del país en la mejora de las condiciones de vida de los bolivianos.

- Para acabar con el trabajo infantil, no hay otro camino que acabar con la pobreza”.
Sobre el terreno, el presupuesto exiguo de este plan le alcanza para
- enviar a unos pocos inspectores de trabajo a las bocaminas y
- organizar algunos talleres de "sensibilización".

ANDER IZAGIRRE - "ABC" - Madrid - 24-Oct-2010

sábado, 23 de octubre de 2010

Jubilarse es cosa de jóvenes

La revuelta estudiantil francesa contra el retraso de la jubilación inquieta y sorprende por su «carácter reaccionario».

¿Movimiento estudiantil? ¿En Francia?
No hay uno: hay muchos, blancos, negros, musulmanes, asiáticos, sindicalistas, arcaicos, subversivos, pacíficos, violentos.
La ausencia de un «liderazgo» definido da a ese arco iris de movimientos un carácter incontrolable, que inquieta al Gobierno y a la clase política, porque puede diluirse en cuestión de días o puede propagar un incendio en alguno de los 700 suburbios registrados como peligrosos.

Jóvenes «viejos»
En Francia hay unos 4 millones de estudiantes de bachillerato y universitarios. Entre un 8 y un 20 por ciento están afiliados a alguno de los veinte sindicatos y organizadores que han creado un colectivo que llama «La jubilación, una cuestión de jóvenes». Estudiantes que todavía no tienen veinte 20, no han terminado los estudios y no saben cuando podrán trabajar, estiman que la jubilación ya es un problema para ellos.
Luc Ferry, ex ministro de Educación, el filósofo más popular de Francia, estima que
- esa reivindicación es propia de «un movimiento juvenil profundamente reaccionario...
desde hace siglos, los jóvenes
- defendían la revolución, la utopía; ahora
- defienden la jubilación a los 60 años...
- defensa que yo considero profundamente arcaica».
Se trata de una novedad radical en la historia de los movimientos estudiantiles, adolescentes de 15 y 16 años, unidos a jóvenes y menos jóvenes que rozan la treintena y siguen estudiando.

La izquierda sin competencia
Entre la veintena de organizaciones juveniles, sindicales, hay dos que destacan de manera significativa, la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes de Francia, tradicionalmente socialista) y la Unión nacional de estudiantes de bachillerato (UNL, izquierda independiente). La UNEF está presidida por
- Jean-Baptiste-Prévot, 26 años, hijo de funcionarios, estudiante de Administraciones Públicas.
No ha trabajado nunca. Y espera seguir estudiando cuando menos hasta los 28, tras cursar un penúltimo máster sobre Revolución Francesa.
Mientras tanto, está convencido de que su futuro no está en el mundo del trabajo, sino en la acción sindical o en la política: ya sostiene excelentes relaciones con el ala izquierda del PS.
La UNL está presidida por
- Victor Colombani, 16 años, hijo de periodistas, estudiante de bachillerato en el más selecto de los institutos de Francia, el Henri IV parisino. A su edad, ya tiene tres años de experiencia sindical. Espera cursar una carrera científica.
Pero, de momento, está consagrado a la acción sindical.

Es uno de los creadores del slogan "la vida comienza a los 60 años".

Estrategias dispares
Siendo importantes, la UNEF y la UNL no pueden aspirar a federar el movimiento «La jubilación, una cuestión de jóvenes», que nadie sabe si seguirá creciendo o desaparecerá después de las vacaciones de otoño.
La UNEF intenta extender el conflicto a las universidades. La UNL intenta liderar el bloqueo de institutos. Pero hay otros grupúsculos. En Francia hay un poco más de 4.300 institutos. 300 ó 350 bloqueados.
La gran mayoría de las organizaciones estudiantiles son hostiles a cualquier manipulación política. Cada sindicato resuelve el problema a su manera. La UNEF nunca oculta su simpatía por el PS y acepta los servicios de orden del PCF.
La UNL simpatiza globalmente con las izquierdas, de la socialdemocracia al trostkismo, pasando por el ecologismo radical, el comunismo libertario o grupúsculos anarquistas y anarco sindicalistas.

La pequeña galaxia del gueto urbano
Sin embargo, es difícil canalizar y controlar las decisiones de las asambleas en cada instituto. Y cada instituto en huelga decide a su manera participar en tal o cual manifestación. Ese movimiento asambleario está dividido, a su vez, en distintas familias étnicas y religiosas.
En las manifestaciones contra la jubilación a los 60 años han irrumpido de manera espectacular
- adolescentes franceses negros, musulmanes, asiáticos.
En la periferia de esos movimientos étnicos, culturales y religiosos,
- bandas de adolescentes violentos se suman a las manifestaciones, provocando los incidentes más espectaculares.

Distintos pero unidos en la calle
En las manifestaciones del 1 de mayo, la gran novedad fue
- la irrupción espectacular de jóvenes musulmanas, con velo, en los desfiles del Nuevo

Partido Anticapitalista (NPA, trostkista).
En las manifestaciones estudiantiles de la última semana, la gran novedad es
- la presencia de jóvenes musulmanas, con velo, en la cabeza de varios cortejos.
En la periferia de París y las grandes ciudades,
- los adolescentes franceses de raza negra son muy mayoritarios en todos los institutos.
Para ellos, como para los franceses hijos de inmigrantes asiáticos (vietnamitas, huidos del paraíso comunista, hijos de los «boat people» de los años 70),
- la participación activa en las manifestaciones es una cuestión de «identidad»:
- los adolescentes negros franceses aspiran a integrarse con los adolescentes blancos uniéndose a ellos en la calle.

La sombra del invierno de 2005
La inmensa mayoría de los estudiantes blancos, negros, musulmanes o asiáticos, son pacíficos. Pero la protesta contra la jubilación a los 60 años ha revelado otro proceso:
- la irrupción muy temprana de adolescentes nacidos en los suburbios, violentos, que se mezclan con los manifestantes,
- con la esperanza de precipitar oscuras batallas campales.
El Gobierno y las elites políticas contemplan con callado pavor

- "esa nube" de movimientos paralelos.
Nadie ha olvidado los disturbios del invierno del 2005, cuando fue necesario declarar el el toque de queda militar para apagar el incendio que se propagó en toda Francia, tras la muerte de dos adolescentes en un suburbio parisino.

J. P. QUIÑONERO - "ABC" - Madrid - 23-10-2010

jueves, 21 de octubre de 2010

De mayo del 68 a octubre del 2010

Y otro, parafraseando a Bakunin, remataba: "¡La pasión de la destrucción! Es una alegría creadora".

Da la impresión de que los franceses aún no han hecho la digestión del Mayo del 68 y acarrean desde entonces su pesado estómago.
Su afición por intentar alcanzar el caos en cada protesta parece tener algo de genético. Como si el ADN francés se hubiera impregnado de su azarosa historia, tan repleta de episodios de toma de La Bastilla.
Pero a diferencia de los tiempos en que
- esa misma historia cambió la historia de todos,
- los tiempos actuales se parecen más a una borrachera juvenil de fin de semana.

Aún no sabemos
- si el Mayo del 68 fue el inicio de un mundo nuevo,
- o los primeros estertores del final del viejo,
pero el balance ya no resulta tan esplendoroso como parecía en los tiempos de la nostalgia.
- "La barricada cierra la calle pero abre el camino",
decía uno de los grafitis de la literatura de la revuelta que fueron los muros de aquel mayo.
Y otro, parafraseando a Bakunin, remataba:
- "¡La pasión de la destrucción! Es una alegría creadora".
De aquella alegría que alzaba la imaginación al poder
- no nació un mundo nuevo,
- sino un caos mental considerable
que aún confunde

- cada protesta ciudadana
- con el inicio de una revolución.
Lo de estos días, por ejemplo, es inconcebible.

Que los sectores minoritarios que han declarado la guerra al Gobierno
- obstruyan las infraestructuras del país, paralizando el país entero,
- es muy preocupante en una democracia moderna.
Y resulta sorprendente que el Gobierno de Sarkozy, poco dado a la tibieza, haya permitido llegar hasta aquí. Aunque conociendo a Sarko, poco amigo de perder el control, debe de estar presto a tomar la iniciativa.
Sea como sea, la radical protesta sindical-estudiantil de estos días es

- bastante impresentable y
- aún más insolidaria.
De entrada, Francia está debatiendo llegar a la edad de jubilación de... ¡62 años! Es decir,
- recortar en dos años el enorme privilegio que han tenido los trabajadores franceses,
- jubilándose durante décadas mucho antes que el resto de sus colegas europeos
.
Una edad que, a todas luces, resulta insostenible mantener, so pena de entrar en un crac del Estado de bienestar.
Hay una diferencia entre
- luchar por los derechos o
- luchar por mantener los privilegios, y
- hoy la calle francesa está luchando por lo segundo.
Además, y como de costumbre, los que toman el asfalto imponen la ley del fuerte al resto y, en consecuencia,
- sustituyen la ley por la jungla.
Es un happening revolucionario
, más que una protesta, y es un pulso político, mucho más que una lucha ciudadana.

El problema está en el clásico de las barbas y el vecino... Cuando Francia estornuda, algunos países enferman de gripe, y en España algunos empiezan a tomarle el gusto a la toma del asfalto.
"Prohibido prohibir", decía el Mayo del 68, no se sabe

- si por exceso de alcohol
- o de estupidez.
Porque algo está claro. Ese patético lema
- no era el principio de la libertad,
- sino el final de la civilización.

Pilar Rahola - "La Vanguardia" - Barcelona - 22-Oct-2010