jueves, 7 de octubre de 2010

El rompecabezas de América del Sur

EL juego de la política sudamericana encaja sus piezas con dificultad.
- En poco menos de una semana estalló un complot en Ecuador contra el presidente Correa y
- el electorado brasileño no le otorgó a la candidata del partido de Lula, Dilma Rousseff,
un triunfo descontado por las encuestas en la primera vuelta.
Poco tiempo atrás,
- el presidente Santos infligió un duro golpe a la guerrilla en Colombia y
- el presidente Chávez no pudo consumar una ratificación mayoritaria en los comicios legislativos.
Cuadro de colores intensos.
- La dialéctica entre hegemonía y golpismo no se inauguró en Ecuador hace pocos días, sino en Venezuela ocho años atrás.
Esta dialéctica es destructiva de la legalidad y, al cabo, puede beneficiar con un premio de popularidad al líder afectado.

Ocurrió con Chávez, que después siguió avanzando con su plan estratégico de control de la sociedad civil y puede, tal vez, acontecer en Ecuador, aunque allí el contexto es diferente, pues Correa no ha echado pie en Guayaquil, la histórica rival de Quito donde gobierna la oposición, y no dispone de mayoría absoluta en el Congreso (los vetos del Poder Ejecutivo están, por tanto, a la orden del día).
Por otra parte, el consuelo que obtuvo Chávez en Venezuela, siendo el suyo el primer partido ante una oposición aún atomizada, se debe a
- la sobrerrepresentación de los distritos rurales en detrimento de los distritos urbanos. Curioso socialismo del siglo XXI, como lo llama el comandante:
- su alquimia electoral recuerda las trapisondas oligárquicas en la Europa de los siglos XVIII y XIX para despojar de mayoría parlamentaria a los partidos representativos de nuevas fuerzas sociales en las ciudades industriales más pobladas.
Si volvemos a nuestra actual circunstancia,
- la jornada que se vivió el domingo pasado en Brasil ha sido decisiva para afianzar la legitimidad de las democracias republicanas y pluralistas de la región.
Ejemplar por partida doble:
- por la modernización del sistema de emisión del voto electrónico, que contrasta con el primitivismo imperante al respecto en nuestro país, y
- por las lecciones que proporciona un régimen político sustentado en

- la "autonomía ciudadana".
Quiérase o no,
- cuando esos principios son respetados,
- la democracia se abre camino fijando límites a los gobernantes y
- produciendo nuevos liderazgos.
Lo que pasó en Chile con la entrada sorpresiva en la liza electoral de Marco Enríquez-Ominami en los últimos comicios que ganó Sebastián Piñera se reprodujo con la alta votación que obtuvo la tercera en discordia entre Dilma Rousseff y José Serra: Marina Silva.
Quiere decir entonces que,
- si se la practica como el régimen propio de una sociedad abierta,
- la democracia republicana es la refutación más rotunda a los conceptos populistas que cifran su fortuna en la praxis de un personalismo plebiscitario.
Según esta perspectiva,
- la "autonomía de la opinión pública" es una ficción astutamente montada por un conjunto de medios de comunicación que
- desfiguran la verdad intrínsecamente popular encarnada en esos líderes sobresalientes
.
En las tensas horas del presunto golpe de Estado que padecieron los ecuatorianos, reapareció esta lectura de los hechos:
- un presidente acosado por una conspiración productora de falsa conciencia,
- que se defiende heroicamente en un diálogo directo con su pueblo frente a la violencia desatada por las fuerzas policiales.
La torpeza de los insurrectos, su manifiesto rechazo a la legalidad establecida, por más defectos que ella tenga, hicieron el resto.
Ahora Correa ha cedido frente a las demandas.
No hay duda de que una porción de esos temperamentos se coló en los debates previos a las elecciones presidenciales en Brasil.
- La espectacular popularidad de Lula dentro y fuera de sus fronteras,
- los éxitos económicos y sociales,
- el desarrollo de los sectores medios,
- la mejora sustancial del ingreso en amplios sectores de la población pobre e indigente,
- el ascenso vertiginoso de Brasil al rango de potencia mundial,
- todo ello se combinó para generar una asombrosa confianza hacia un líder que, sin embargo,
- tuvo el genio de no trasponer los límites constitucionales que impiden el reeleccionismo.
Dada la fidelidad hacia esas restricciones que, por lo demás, a ojos occidentales reforzaban la marcha triunfal de Brasil en la ruta de las democracias consolidadas, la operación consistió en
- transferir a quien habría de sucederlo el carisma adquirido en especial durante dos turnos presidenciales.
Así las cosas, desde el corazón de esta experiencia y desde los rangos de la oposición, comenzó a exponerse el tema del "lulismo", al modo de un relato para el público argentino de una suerte de peronismo renovado y eficiente, o bien en la línea de una severa crítica fundamentalmente originada en los gruesos episodios de corrupción que conllevaba ese predominio.
En realidad, los efectos que, a primera vista, podemos observar de estas elecciones es que esas mayorías, lejos de ser un dato adquirido desde el vamos, conforman una masa crítica que se expande y contrae al ritmo de los argumentos dispares esgrimidos en la campaña por el oficialismo y las oposiciones.
- Este es el abecé del discurso democrático,
- hoy olvidado en algunos países de Iberoamérica, entre ellos, el nuestro.
¿Es posible imaginar acaso los debates en Brasil entre los candidatos presidenciales, que con seguridad habrán de reproducirse en estas semanas previas a la segunda vuelta electoral, con Néstor Kirchner de protagonista?
Semejante descenso al ruedo de un debate igualitario entre pretendientes a la primera magistratura es inconcebible cuando campea el estilo combatiente de aquel que sólo sabe comunicarse "directamente" con el pueblo mediante la escenografía del acto público y del atril con barras adictas bien regimentadas.
Lo extraordinario de todo esto (para nosotros) es que esos gestos de
- intercambiar ideas y proyectos en un ambiente de respeto mutuo ante las cámaras

de televisión
- es una muestra fehaciente del vigor de la democracia en tanto espacio de diálogos
y enfrentamientos.
La visión de estos debates hace las veces de una conversación civilizada que amortigua el inevitable fragor del conflicto.
- Para los que construyen exclusivamente con la enemistad el eje de lo político, estas consideraciones están de más.
En definitiva,
- importa ganar con la ayuda de esa imaginaria fusión entre el líder y el pueblo.
- ¿Para qué entonces debatir si los contrarios no son iguales?
De acuerdo con las cifras conocidas, es altamente probable que la candidata ganadora en la segunda vuelta sea Dilma Rousseff, hoy a sólo tres puntos y fracción de la mayoría y además con el control del Congreso.
Pero en el espacio que media entre esta hipótesis y los resultados definitivos volverán a escucharse argumentos, afirmaciones y refutaciones.
Más allá del trabajo de los fabricantes de imágenes y propaganda, una retórica engañosa que al mismo tiempo busca mostrar y ocultar, en las democracias de este tipo siguen apareciendo esos momentos de racionalidad.
- Es la mejor manera de impedir que el porvenir se escape de las manos.
Hace cerca de setenta años, enredado en su exilio en Petrópolis por una depresión que lo condujo al suicidio, Stefan Zweig escribió un libro titulado "Brasil, país del futuro".
Hoy el futuro ya no es asunto de aquellas páginas que se dispararon al azar de una historia venidera, sino atributo de un presente en pleno lanzamiento. Paradójicamente,
- la cauta intervención del electorado para "cortar las alas" de
un triunfalismo exagerado
- es parte de ese futuro que Brasil viene acariciando.
Natalio R. Botana - "La Nación" - Buenos Aires - 7-Oct-2010

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